Creo, tras visionar esta famosa película que hizo de James Dean mito (me imagino que ayudado por su prematura muerte), que es uno de esos momentos cuando el espectador, aficionado al cine, o simplemente persona que se sienta a ver una película porque no tiene nada mejor que hacer, debe dejar el mito a un lado y ver la película sin esas concesiones que muchas veces se dan a los mitos. Digo esto, porque una vez terminada la película me parece increíble que ésta tenga el reconocimiento y prestigio que la historia le ha dado. Vale que con James Dean la Warner encontró un filón enorme como la imagen de la juventud de la época (a saber los pantalones vaqueros y cera para el pelo que se vendieron tras estrenar esta cinta...), pero dejando a un lado el icono, lo que es la película como tal, deja, en mi opinión, muchísimo que desear. El guión a medida que va avanzando la película se va haciendo cada vez más y más inverosímil hasta llegar a un final donde lo único que sentía era una mezcla entre bochorno e incredulidad. Entre líneas veo un mensaje a lo que puede suceder si el núcleo de la familia es inestable, los problemas que pueden aparecer en la vida de nuestros hijos. Todo ello mostrado a través de, como he dicho, una historia de lo más increíble y tremendista. Rompamos una lanza en favor del sentido común, y si una película por muy mítica que sea no es buena, no pasa nada, quedémonos con lo bueno del mito, los vaqueros y el tupé, y seamos capaces de ver las cosas malas por favor.

Cómo tomarse un documental cuya historia no te creerías si fuera ficción? Resulta que en esta historia hay más magia que en la gran mayoría de cine que se puede ver hoy en día. Diré que si tienen ocasión no dejen de ver esta película y por favor, verla sin más. No busquéis información, ni veáis el trailer. Sé que al decir esto a lo mejor alguien tiene la tentación de informarse por curiosidad, así que insistiré una vez más, sólo ver esta película. Pocos habrá que no encuentren algo bueno en ella. Es una historia que trasciende a su propio personaje convirtiéndose en pura inspiración para casi cualquiera. A lo mejor exagero pero aquí la emoción trasciende notablemente al metraje de la cinta. Totalmente recomendable.

He de decir que en absoluto me considero un digamos "entendido" del cine, y estas pocas críticas que tengo las hago como mero ejercicio de entretenimiento una vez vistas distintas películas que me piden expresar lo que me han parecido.
Dicho ésto, considero La gran ilusión una película totalmente adelantada a su tiempo tecnicamente hablando, creo que la mano de Renoir hace de la cinta un gozo de lo que es una buena dirección, con unos planos y movimientos de cámara tremendamente buenos. Por otra parte no hace falta ser ningún experto para darse cuenta de la influencia de esta película en la historia del cine, ya no solo bélico, me atrevería a decir en el cine en general, seguro que los Billy Wilder, Kubrick, y demás tenían muy presente esta obra en sus mentes en determinados momentos de su filmografía. No obstante, y aquí viene el punto de la discordia, creo que, aunque el carácter antibelicista está tratado con mucho gusto, de una forma sencilla y clara, la historia no me acaba de atrapar, quizá lastrada por unos personajes y diálogos, que aunque con grandes momentos, en líneas generales han quedado, en mi opinión, algo lastrados por el paso de los años.
Pese a este último punto que ha hecho que mi interés por la película disminuyera, considero desde mi humilde opinión, que ningún buen amante del cine debería perdersela, aunque solo sea para disfrutar de un pedazo de gran importancia de la historia del cine.

Creo que aunque Achero Mañas hace un gran y arriesgado intento por darnos un drama sobre un tema que ya hemos visto en infinidad de ocasiones, como es el de un hogar roto, sea cual sea el motivo, no hace sino naufragar en un mar de trivialidades dentro de una historia mucho más compleja de como se nos plantea aquí. La película, en mi opinión, hace aguas desde el momento que el personaje protagonista, bien interpretado por Juan Diego Botto, muestra un carácter y una forma de ser bastante ambigua de un momento a otro; en un primer momento aparece como una persona muy despegada de su familia y absorbida por su trabajo, sin un apego muy marcado hacia su hija, y apenas existente hacia su mujer. La importancia que tiene la madre en la vida de la niña (ya sabemos que en la vida de su marido es circunstancial, ni siquiera se les ve dándose un beso, y el luto tras su pérdida es prácticamente inexistente) en los primeros compases de la cinta, es ninguneada a continuación cuando el director nos dice que con que el padre, adquiera su apariencia, su hija de cuatro años va a sobrellevar la pérdida de su madre, esa persona que pasaba con ella la mayor parte del día, y todo gracias simplemente a que adquiera su apariencia. ¿Qué fue de los sentimientos de la niña hacia su madre? ¿Dónde queda la forma de querer que tenía la madre hacia su hija? Creo que éstas y otras cuestiones son imposibles de solventar con un poco de pintalabios y una peluca.

Es difícil encontrar dentro del cine, un director que sepa contar las cosas como Víctor Erice. En ésta la película que nos ocupa, muestra con una sencillez abrumadora una historia triste y melancólica, pero sobre todo una historia bella; bella en sus imagenes y en la sutileza del relato, donde uno solo se puede rendir ante la maestría del director para mostrarnos las consecuencias de la soledad, no solo del individuo, sino también la soledad espiritual, la pérdida del camino, el no poder reencontrarlo, la soledad hasta las últimas consecuencias...