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6,2
1.600
6
5 de agosto de 2016
5 de agosto de 2016
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
MI PRIMER GANG BANG
Tengo un amigo que dice que es necesario abrir nuestra mente a nuevas cinematografías. A mí me acusa de que solo me gusta el cine estadounidense y el español. Yo creo que no es del todo cierto, pero soy consciente de que mi nivel de frikismo no alcanza el de determinados colegas redactores y no me estoy refiriendo exclusivamente a mis compañeros de habladecine.com, así que decidí coger el toro por los cuernos (que no me lea el profesor valenciano ese, por favor) y me fui a ver “La clase de esgrima” que había sido nominada en la edición de los Globos de Oro a la mejor película de habla no inglesa representando a Finlandia. Me pareció una buena cinematografía para iniciarme, pero en los títulos de crédito comprobé que se trataba de una coproducción alemanaestonafinesa, así que mi rito de iniciación se convirtió en un gang bang sin comerlo ni beberlo. Ya les he dicho que realmente no era tal iniciación, pero como también les he comentado en otras ocasiones, soy un tipo muy influenciable y me identifico en seguida con los roles que asumo, así que noté un escalofrío imaginando a un estón, a un finés y a un alemán, todos de metro noventa, viniendo hacia mí.
La película nos cuenta la historia de Endel, un tío con pinta de triste que está huyendo de Stalingrado porque le persigue la policía secreta. Se va a su tierra natal, en concreto a un pueblo muy triste de Estonia para ejercer de profesor de educación física en un colegio también muy triste donde las clases de gimnasia son muy aburridas hasta que unos alumnos descubren que nuestro protagonista es un figura de la esgrima y le piden que les enseñe. A partir de ahí se inician una serie de pequeñas subtramas, algo que está muy bien, pero que se desarrollan todas sin fuerza, sin rasmia, con cierta tristeza, algo que es totalmente contraindicado en un gang bang. Y es una pena porque la historia resulta interesante y el guión está bien trenzado, de forma que podría haber resultado conmovedora por momentos, pero el ritmo narrativo estaba contagiado de la tristeza omnipresente en este trabajo del director de “Cartas al Padre Jacob”, Klaus Haro y mi sensación final fue de que algo faltaba, de que quería más, y eso, perdonen que me repita, no casa con un gang bang.
Les voy a decir quiénes eran los actores porque si no el jefe me dice que no hago bien mi trabajo: Mart Avandi, Ursula Ratasepp, Lembit Ulfsa y Kirill Karo. ¿A que ya están más orientados? Si encima les confirmo que Mart Avandi salía en la serie de televisión “Kattemaksukontor”, no solo acabaré de centrarles sino que además entenderán que me marche de vacaciones a la playa.
He de ser justo y por ello les diré que la fotografía, la banda sonora y la dirección artística están bastante logradas, impregnadas por un halo de tristeza que se adecúa muy bien a las intenciones del director y a su tempo narrativo, pero que a mí, en mi rol de consumidor de cine español y norteamericano, me resultó algo lenta y me dejó con la sensación de que se desaprovechaba una gran carga emotiva.
Tengo un amigo que dice que es necesario abrir nuestra mente a nuevas cinematografías. A mí me acusa de que solo me gusta el cine estadounidense y el español. Yo creo que no es del todo cierto, pero soy consciente de que mi nivel de frikismo no alcanza el de determinados colegas redactores y no me estoy refiriendo exclusivamente a mis compañeros de habladecine.com, así que decidí coger el toro por los cuernos (que no me lea el profesor valenciano ese, por favor) y me fui a ver “La clase de esgrima” que había sido nominada en la edición de los Globos de Oro a la mejor película de habla no inglesa representando a Finlandia. Me pareció una buena cinematografía para iniciarme, pero en los títulos de crédito comprobé que se trataba de una coproducción alemanaestonafinesa, así que mi rito de iniciación se convirtió en un gang bang sin comerlo ni beberlo. Ya les he dicho que realmente no era tal iniciación, pero como también les he comentado en otras ocasiones, soy un tipo muy influenciable y me identifico en seguida con los roles que asumo, así que noté un escalofrío imaginando a un estón, a un finés y a un alemán, todos de metro noventa, viniendo hacia mí.
La película nos cuenta la historia de Endel, un tío con pinta de triste que está huyendo de Stalingrado porque le persigue la policía secreta. Se va a su tierra natal, en concreto a un pueblo muy triste de Estonia para ejercer de profesor de educación física en un colegio también muy triste donde las clases de gimnasia son muy aburridas hasta que unos alumnos descubren que nuestro protagonista es un figura de la esgrima y le piden que les enseñe. A partir de ahí se inician una serie de pequeñas subtramas, algo que está muy bien, pero que se desarrollan todas sin fuerza, sin rasmia, con cierta tristeza, algo que es totalmente contraindicado en un gang bang. Y es una pena porque la historia resulta interesante y el guión está bien trenzado, de forma que podría haber resultado conmovedora por momentos, pero el ritmo narrativo estaba contagiado de la tristeza omnipresente en este trabajo del director de “Cartas al Padre Jacob”, Klaus Haro y mi sensación final fue de que algo faltaba, de que quería más, y eso, perdonen que me repita, no casa con un gang bang.
Les voy a decir quiénes eran los actores porque si no el jefe me dice que no hago bien mi trabajo: Mart Avandi, Ursula Ratasepp, Lembit Ulfsa y Kirill Karo. ¿A que ya están más orientados? Si encima les confirmo que Mart Avandi salía en la serie de televisión “Kattemaksukontor”, no solo acabaré de centrarles sino que además entenderán que me marche de vacaciones a la playa.
He de ser justo y por ello les diré que la fotografía, la banda sonora y la dirección artística están bastante logradas, impregnadas por un halo de tristeza que se adecúa muy bien a las intenciones del director y a su tempo narrativo, pero que a mí, en mi rol de consumidor de cine español y norteamericano, me resultó algo lenta y me dejó con la sensación de que se desaprovechaba una gran carga emotiva.

4,5
662
5
5 de agosto de 2016
5 de agosto de 2016
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay ciertos géneros y temáticas que, en función de las preferencias personales de cada espectador, parten con cierta ventaja. A mí me sucede con las que plantean reencuentros de amigos. “Reencuentro” de Lawrence Kasdan y “Los amigos de Peter” de Kenneth Branagh son las dos primeras que me vienen a la cabeza sin necesidad de devanarme mucho los sesos, pero si me pongo a pensar con la ayuda de un gin tonic, seguro que me saldrían muchas más. Por ejemplo, por buscar un referente más cercano a la película de la que hoy les hablo, tenemos “Pequeñas mentiras sin importancia” de Guillaume Canet con la que comparte nacionalidad de la misma forma que yo la comparto con Amaral y por eso le tomo prestado el título.
“Entre amigos” es una película francesa de Olivier Baroux, conocido humorista francés que desde hace unos años dirige e incluso escribe, como sucede en esta ocasión, en colaboración con Eric Besnard y Richard Grandpierre. Llegados a este punto, y dada la confianza que tengo con ustedes (al fin y al cabo ya he compartido muchas intimidades) y aunque esto me pueda suponer una reprimenda de mi director, les confesaré que lo de “conocido humorista francés” lo he sacado de Internet. Yo no tenía el gusto. Tras una ardua tarea de investigación que espero sea valorada como se merece, he deducido que es un estilo a Andrés Buenafuente. Empezó en la radio y no tardó mucho en formar pareja con Kadour Merad y a este hombre sí que lo conozco, ¡toma ya!, porque se prodiga mucho más en la pantalla y por ejemplo fue el padre del protagonista en “Le petit Nicolas”. En cualquier caso habrá que ver cómo evoluciona Monsieur Baroux porque, de momento, se le ve algo bisoño.
Daniel Auteuil, conocidísimo y solvente actor francés que cuenta entre sus muchos logros con dos César por sus intervenciones en “Jean de Florette” y “La fille sur le point”, dos premios del cine europeo por “Caché” y “Un corazón de invierno” y haber estado casado con Enmanuelle Beart entre 1993 y 1995, da vida a Richard, un cincuentón con pasta que decide invitar a dos amigos de la infancia para disfrutar de una travesía en barco con sus parejas. El viaje está salpicado de mil y un infortunios que pretenden dar a la película un tono de comedia con unos cuantos gags que escapan de la bufonada arrancando alguna sonrisa pero que resultan insuficientes para llevarla a las cotas más altas del género. Cuenta igualmente con un puñado de conversaciones que tratan de profundizar en temas como el paso del tiempo, la fidelidad, las relaciones de pareja, la sinceridad…pero que al estar todo impregnado de una discreta comicidad, no permite escarbar y sacar algo de jugo. Una lastima. Siendo una temática atractiva y presentando un correcto guión en el que la acción va avanzando con bastante fluidez a pesar de determinados momentos inverosímiles, la película no resulta notable porque no acaba de posicionarse claramente siendo muy evidente que su realizador se mueve con muchísima más comodidad en el terreno de la comedia.
A Daniel Auteuil le acompañan un elenco de veteranos secundarios del cine francés: Gérard Jugnot, François Berléand, Zabou Breitman, Mélanie Doutey, Isabelle Gélinas y Jean-Philippe Ricci, todos muy correctos y alejados de un histrionismo tentador en este tipo de filmes.
Los aspectos técnicos pasan desapercibidos, tanto para lo bueno como para lo malo, pero quizás merezca una mención especial Martin Rappeneau quien dota a su partitura de un punto de nostalgia que marida maravillosamente con el propósito de la película.
En definitiva, nos encontramos ante un trabajo que si bien no es nada innovador, se ve con una sonrisa en la boca y es posible que hasta te permita identificarte y verte retratado junto con un par de amigos (yo tengo claro a cuál de mis grupos se parece) y que solo naufraga cuando pretende ponerse trascendente ya que uno no puede evitar recordar las películas mencionadas al principio o escenas concretas de “El cazador” de Cimino, “Sleepers” de Barry Levinson o “Erase una vez en América” de Sergio Leone, por nombrar unas de las muchas que, como diría el maestro Tarantino, no es que sean otra liga diferente a la de “Entre amigos”; es que son otro jodido deporte.
Lo mejor.- El género.
Lo peor.- Cuando pretende ser profunda.
“Entre amigos” es una película francesa de Olivier Baroux, conocido humorista francés que desde hace unos años dirige e incluso escribe, como sucede en esta ocasión, en colaboración con Eric Besnard y Richard Grandpierre. Llegados a este punto, y dada la confianza que tengo con ustedes (al fin y al cabo ya he compartido muchas intimidades) y aunque esto me pueda suponer una reprimenda de mi director, les confesaré que lo de “conocido humorista francés” lo he sacado de Internet. Yo no tenía el gusto. Tras una ardua tarea de investigación que espero sea valorada como se merece, he deducido que es un estilo a Andrés Buenafuente. Empezó en la radio y no tardó mucho en formar pareja con Kadour Merad y a este hombre sí que lo conozco, ¡toma ya!, porque se prodiga mucho más en la pantalla y por ejemplo fue el padre del protagonista en “Le petit Nicolas”. En cualquier caso habrá que ver cómo evoluciona Monsieur Baroux porque, de momento, se le ve algo bisoño.
Daniel Auteuil, conocidísimo y solvente actor francés que cuenta entre sus muchos logros con dos César por sus intervenciones en “Jean de Florette” y “La fille sur le point”, dos premios del cine europeo por “Caché” y “Un corazón de invierno” y haber estado casado con Enmanuelle Beart entre 1993 y 1995, da vida a Richard, un cincuentón con pasta que decide invitar a dos amigos de la infancia para disfrutar de una travesía en barco con sus parejas. El viaje está salpicado de mil y un infortunios que pretenden dar a la película un tono de comedia con unos cuantos gags que escapan de la bufonada arrancando alguna sonrisa pero que resultan insuficientes para llevarla a las cotas más altas del género. Cuenta igualmente con un puñado de conversaciones que tratan de profundizar en temas como el paso del tiempo, la fidelidad, las relaciones de pareja, la sinceridad…pero que al estar todo impregnado de una discreta comicidad, no permite escarbar y sacar algo de jugo. Una lastima. Siendo una temática atractiva y presentando un correcto guión en el que la acción va avanzando con bastante fluidez a pesar de determinados momentos inverosímiles, la película no resulta notable porque no acaba de posicionarse claramente siendo muy evidente que su realizador se mueve con muchísima más comodidad en el terreno de la comedia.
A Daniel Auteuil le acompañan un elenco de veteranos secundarios del cine francés: Gérard Jugnot, François Berléand, Zabou Breitman, Mélanie Doutey, Isabelle Gélinas y Jean-Philippe Ricci, todos muy correctos y alejados de un histrionismo tentador en este tipo de filmes.
Los aspectos técnicos pasan desapercibidos, tanto para lo bueno como para lo malo, pero quizás merezca una mención especial Martin Rappeneau quien dota a su partitura de un punto de nostalgia que marida maravillosamente con el propósito de la película.
En definitiva, nos encontramos ante un trabajo que si bien no es nada innovador, se ve con una sonrisa en la boca y es posible que hasta te permita identificarte y verte retratado junto con un par de amigos (yo tengo claro a cuál de mis grupos se parece) y que solo naufraga cuando pretende ponerse trascendente ya que uno no puede evitar recordar las películas mencionadas al principio o escenas concretas de “El cazador” de Cimino, “Sleepers” de Barry Levinson o “Erase una vez en América” de Sergio Leone, por nombrar unas de las muchas que, como diría el maestro Tarantino, no es que sean otra liga diferente a la de “Entre amigos”; es que son otro jodido deporte.
Lo mejor.- El género.
Lo peor.- Cuando pretende ser profunda.
2
29 de abril de 2016
29 de abril de 2016
9 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tengo dos amigos que son gilis. Lo digo suave y a medias pero es así. Y son colchoneros. No son gilis porque sean colchoneros, pero me cuesta entender que haya gente en este mundo que pudiendo ser del Zaragoza sea del Atleti. Pero el caso es que son colchoneros y les gusta “La gran belleza”. Así que son gilis. Por eso, cuando el otro día fueron al preestreno de “Los milagros del cielo” y salieron echando pestes y poniendo a caldo la película, pensé que a mí me iba a encantar. Decían que habían pasado vergüenza ajena, que había escenas ridículas, en fin, que era un rollo, así que le pedí al jefe que me dejara hacer a mí la crítica de esta película. Y me dejó. Por desgracia.
“Los milagros del cielo” nos cuenta la historia de una niña de 12 años que contrae una gravísima enfermedad y pertenece a una familia muy creyente y religiosa. Dramón. Me encanta. Seguro que pillo en la sala a alguna chavala blandita al acabar la peli y me puedo ir con ella de gin tonics para consolarla, pensé. La decepción fue tremenda cuando llegué al cine y comprobé que mis 3 compañeras de sala eran una monjita, una numeraria del Opus y una farmacéutica solterona. No me pregunten cómo lo sé. No viene al caso y todos tenemos episodios en nuestras vidas que querríamos olvidar.
Dirigida por Patricia Riggen, a quien confieso que no conocía a pesar de haber dirigido “Los 33” con Antonio Banderas y Mario Casas…”Hola papá, ¿qué estás haciendo?” “Nada, cariño. Estoy escribiendo una crítica” “Ah, vale. Me parecía que me habías llamado”. “No, no. Sigue con lo tuyo”. “Vale, venga, hasta luego”. Bueno, perdonen, les decía que esta directora era para mí una desconocida aunque dirigió la película de los mineros con Mario Casas. “¡Papá! ¡Ahora sí que me has llamado!” “¡Que no, Ana! ¡Vete a estudiar y déjame escribir en paz!” “Vale, vale. No te pongas así”.
¿Dónde estaba?, ¡Ah sí! Con la directora. Que no la conocía y ni falta que me hacía, porque no tiene estilo ni personalidad y ni siquiera es capaz de ser una artesana decente, porque coge una historia que podría haber dado mucho de sí y la mete en un bidón de almíbar. Independientemente de que comulgues o no con una fe que se me antoja retrógrada y de que los hechos reales en los que está basada se plasmen en el guión de forma tendenciosa, lo que realmente convierte a esta cinta en algo ridículo es una ñoñería tan absoluta que no da lugar a valorar nada más. Resulta imposible apreciar las interpretaciones de unos actores que parecen algodones de azúcar incluida Jennifer Gardner, que parece haber querido vengarse de su marido por atreverse a ser Batman.
Yo siempre me creo lo que me cuentan en una pantalla, pero precisamente por eso no entiendo que nadie le hubiera pegado tres tiros al médico especialista de Boston interpretado por Eugenio Derbez al que debí conocer en la misma cena que a la directora porque no lo recuerdo. Su personaje es repelente cuando debería de resultar entrañable y ganarse los favores de todo el mundo. La niña da pena, eso es inevitable, pero no transmite lo que debiera fundamentalmente porque las situaciones y los diálogos que le han escrito son ciencia ficción. No digo yo que no sean ciertos, pero son de ciencia ficción. Ahí está, por ejemplo, esa especie de melé que hace la comunidad religiosa alrededor de la madre que posa sus brazos en un árbol y empieza a rezar. No entro en el fondo; es la forma lo que queda rancio, aunque yo he apoyado mis manos en las paredes de la Romareda y he empezado a rezar por el ascenso: “Padre nuestro que estás en los cielos…”
Así que no tengo más remedio que dar la razón a mis amigos, reconocer que a lo mejor no son tan gilis y recomendarles a ustedes que, además de ser fieles a habladecine.com, se den un paseo por Film Dreams donde leerán, entre otras cosas, que si alguien se salva de este despropósito de película es Martin Henderson interpretando a un padre que no se cansa de repetir que todo va a salir bien, y por El Séptimo Escenario donde podrán comprobar si reúnen los requisitos para que exista una posibilidad de que les interese la película. Dos fantásticos blogs de dos buenos amigos. Pero son colchoneros. Pudiendo ser del Zaragoza. ¿Zaragoza? ¿Alguien ha dicho Zaragoza? “…venga a nosotros tu Reino, hágase tu voluntad…”
LO MEJOR: La historia real
LO PEOR: La ñoñería extrema
VALORACION:
Banda sonora: 4
Fotografía: 4
Interpretación: 2
Guión: 0
Dirección: 1
Satisfacción: 1
NOTA FINAL: 2
“Los milagros del cielo” nos cuenta la historia de una niña de 12 años que contrae una gravísima enfermedad y pertenece a una familia muy creyente y religiosa. Dramón. Me encanta. Seguro que pillo en la sala a alguna chavala blandita al acabar la peli y me puedo ir con ella de gin tonics para consolarla, pensé. La decepción fue tremenda cuando llegué al cine y comprobé que mis 3 compañeras de sala eran una monjita, una numeraria del Opus y una farmacéutica solterona. No me pregunten cómo lo sé. No viene al caso y todos tenemos episodios en nuestras vidas que querríamos olvidar.
Dirigida por Patricia Riggen, a quien confieso que no conocía a pesar de haber dirigido “Los 33” con Antonio Banderas y Mario Casas…”Hola papá, ¿qué estás haciendo?” “Nada, cariño. Estoy escribiendo una crítica” “Ah, vale. Me parecía que me habías llamado”. “No, no. Sigue con lo tuyo”. “Vale, venga, hasta luego”. Bueno, perdonen, les decía que esta directora era para mí una desconocida aunque dirigió la película de los mineros con Mario Casas. “¡Papá! ¡Ahora sí que me has llamado!” “¡Que no, Ana! ¡Vete a estudiar y déjame escribir en paz!” “Vale, vale. No te pongas así”.
¿Dónde estaba?, ¡Ah sí! Con la directora. Que no la conocía y ni falta que me hacía, porque no tiene estilo ni personalidad y ni siquiera es capaz de ser una artesana decente, porque coge una historia que podría haber dado mucho de sí y la mete en un bidón de almíbar. Independientemente de que comulgues o no con una fe que se me antoja retrógrada y de que los hechos reales en los que está basada se plasmen en el guión de forma tendenciosa, lo que realmente convierte a esta cinta en algo ridículo es una ñoñería tan absoluta que no da lugar a valorar nada más. Resulta imposible apreciar las interpretaciones de unos actores que parecen algodones de azúcar incluida Jennifer Gardner, que parece haber querido vengarse de su marido por atreverse a ser Batman.
Yo siempre me creo lo que me cuentan en una pantalla, pero precisamente por eso no entiendo que nadie le hubiera pegado tres tiros al médico especialista de Boston interpretado por Eugenio Derbez al que debí conocer en la misma cena que a la directora porque no lo recuerdo. Su personaje es repelente cuando debería de resultar entrañable y ganarse los favores de todo el mundo. La niña da pena, eso es inevitable, pero no transmite lo que debiera fundamentalmente porque las situaciones y los diálogos que le han escrito son ciencia ficción. No digo yo que no sean ciertos, pero son de ciencia ficción. Ahí está, por ejemplo, esa especie de melé que hace la comunidad religiosa alrededor de la madre que posa sus brazos en un árbol y empieza a rezar. No entro en el fondo; es la forma lo que queda rancio, aunque yo he apoyado mis manos en las paredes de la Romareda y he empezado a rezar por el ascenso: “Padre nuestro que estás en los cielos…”
Así que no tengo más remedio que dar la razón a mis amigos, reconocer que a lo mejor no son tan gilis y recomendarles a ustedes que, además de ser fieles a habladecine.com, se den un paseo por Film Dreams donde leerán, entre otras cosas, que si alguien se salva de este despropósito de película es Martin Henderson interpretando a un padre que no se cansa de repetir que todo va a salir bien, y por El Séptimo Escenario donde podrán comprobar si reúnen los requisitos para que exista una posibilidad de que les interese la película. Dos fantásticos blogs de dos buenos amigos. Pero son colchoneros. Pudiendo ser del Zaragoza. ¿Zaragoza? ¿Alguien ha dicho Zaragoza? “…venga a nosotros tu Reino, hágase tu voluntad…”
LO MEJOR: La historia real
LO PEOR: La ñoñería extrema
VALORACION:
Banda sonora: 4
Fotografía: 4
Interpretación: 2
Guión: 0
Dirección: 1
Satisfacción: 1
NOTA FINAL: 2

4,4
1.906
5
28 de abril de 2016
28 de abril de 2016
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estimada Sra. Jolie
Me dirijo a usted una vez transcurrido el periodo de alejamiento impuesto por el juzgado en base al cual no solo me estaba prohibido acercarme a una distancia inferior a 3 kilómetros de donde se encontrara con su familia, sino que también me impedía dirigirme a usted por cualquier tipo de red social, correo electrónico o carta manuscrita.
Tengo mucho interés en hacerle saber que me encuentro rehabilitado y ya no tengo fantasías ni pensamientos extraños que puedan preocuparle. De hecho he ido a ver el estreno de “Frente al mar”, película que dirige, escribe e interpreta y, a pesar de estar descalza la mayor parte del metraje, no he provocado que me expulsaran de la sala.
En relación a su trabajo he de decirle varias cosas. Lo primero de todo es que usted necesita comerse un cocido a la mayor brevedad posible y, por supuesto, acompañarlo con una buena botella de vino tinto. Verla actuar sigue siendo muy bello estéticamente porque tiene muy buena presencia física: altura, prestancia, glamour, movimientos felinos…pero su extrema delgadez empieza a resultar preocupante. Siempre han llamado la atención por grandes, sensuales y bellos tanto sus ojos como su boca, pero se está quedando tan en los huesos que empiezan a parecer desproporcionados. Además, y quiero pensar que no es así en la vida real, sino que se lo exige el papel que se ha escrito para interpretar, debería de relajarse un poco. Transmite una sensación de mujer estirada, lo que en Zaragoza llamamos ser más sota que la de bastos. Por eso el cocido cumpliría una doble misión: por un lado le permitiría coger algún kilito y por el otro le ayudaría a tirarse algún pedo que aliviara esa tensión contenida que la mantiene entumecida.
Otra cosa que le quería comentar es que su película no me ha disgustado pero porque me cogió despierto y con muchas ganas de verla, porque si no es muy fácil que me hubiera echado una cabezada. Como usted misma ha declarado en algún medio, ha querido hacer una película con ritmo europeo, pero claro, no especificó que quería que fuera un ritmo europeo lento, porque también hay películas con ritmo europeo vertiginoso, ¿no le parece? Pasa como con los colores: “Tengo una camisa verde botella” Perdón, ¿botella de qué? Porque no es el mismo verde el de la Heineken que el del tinto de Cariñena. No querría molestarla ahora que podemos retomar una relación sana, pero seguro que hay quien la tachará de pretenciosa por tratar de hacer un cine de autor cuyo historial como directora (“En la tierra de sangre y miel” e “Invencible”) no dice mucho en su favor.
Además he de decirle que me vino a la memoria en más de una ocasión la maravillosa “Dos en la carretera” de Stanley Donen, pero claro, en ese tipo de comparaciones sale vapuleada su película. Al fin y al cabo su guión trata de un matrimonio en crisis que se traslada a la Costa Azul francesa en busca de recuperar lo que el tiempo destruye sin pudor. Bueno, el tiempo, el alcohol, la falta de inspiración, la renuncia e incluso las perversiones. ¿Qué le voy a contar de eso? Ya tuvimos lo que tuvimos hace un tiempo y es mejor olvidarlo, pero el voyeurismo de su pareja protagonista no casa con la denuncia que interpuso contra mí. No es mala historia, eso es verdad, pero se entretiene mucho contándola. Con 30 ó 40 minutos menos nos podría haber dicho lo mismo y a la vez hubiera eliminado algún pasaje tedioso. Si además, en lugar de ir permanentemente en primera, hubiera rodado en segunda velocidad en algún momento, miel sobre hojuelas. Y luego está ese misterio que esconde hasta el final como si fuera oro en paño. No se ofenda pero hasta mi hija pequeña se dio cuenta de lo que pasaba antes de empezar la película.
En lo que tengo que alabarle el gusto es en el casting. Ya sé que Brad Pitt es su marido, pero es que es un gran actor con una increíble versatilidad que no sé si todo el mundo sabe apreciar. En esta ocasión se ve que lo da todo, el hombre, y en mi opinión, mejora el producto, cosa que, a decir verdad, tampoco era muy difícil. También me gusta Niels Arestrup (“Un profeta”, “Crónicas diplomáticas”) en su papel de barman confidente y Melanie Laurent, a la que vimos en “Enemy”, “Ahora me ves” y sobre todo en “Malditos bastardos”, haciendo de vecina recién casada que se pasa toda la película dándole al temita, algo que, por cierto, choca frontalmente con la terapia kubrickiana de “La naranja mecánica” a la que he sido sometido durante este último año.
En fin, Miss Jolie, que la tengo que dejar porque de repente he sentido un deseo irrefrenable de escuchar a Beethoven. Déjeme que la felicite por su producción. Es muy cuidada, de una estética maravillosa, pero es tan profunda que los que no practicamos la espeleología no llegamos a sacarle todo el jugo que le ha querido dar.
Quizás sea culpa de la medicación que he tenido que tomar durante este último año. En cualquier caso ha merecido la pena porque me puedo despedir con un beso bienintencionado.
Lo mejor: Brad Pitt y que Angelina se pasa toda la película descalza
Lo peor: El ritmo y el guión
VALORACIÓN
BSO.- 5
FOTOGRAFIA.- 7
INTERPRETACION.- 7
DIRECCION.- 4
GUION.-2
SATISFACCION.- 5
NOTA FINAL: 5
Me dirijo a usted una vez transcurrido el periodo de alejamiento impuesto por el juzgado en base al cual no solo me estaba prohibido acercarme a una distancia inferior a 3 kilómetros de donde se encontrara con su familia, sino que también me impedía dirigirme a usted por cualquier tipo de red social, correo electrónico o carta manuscrita.
Tengo mucho interés en hacerle saber que me encuentro rehabilitado y ya no tengo fantasías ni pensamientos extraños que puedan preocuparle. De hecho he ido a ver el estreno de “Frente al mar”, película que dirige, escribe e interpreta y, a pesar de estar descalza la mayor parte del metraje, no he provocado que me expulsaran de la sala.
En relación a su trabajo he de decirle varias cosas. Lo primero de todo es que usted necesita comerse un cocido a la mayor brevedad posible y, por supuesto, acompañarlo con una buena botella de vino tinto. Verla actuar sigue siendo muy bello estéticamente porque tiene muy buena presencia física: altura, prestancia, glamour, movimientos felinos…pero su extrema delgadez empieza a resultar preocupante. Siempre han llamado la atención por grandes, sensuales y bellos tanto sus ojos como su boca, pero se está quedando tan en los huesos que empiezan a parecer desproporcionados. Además, y quiero pensar que no es así en la vida real, sino que se lo exige el papel que se ha escrito para interpretar, debería de relajarse un poco. Transmite una sensación de mujer estirada, lo que en Zaragoza llamamos ser más sota que la de bastos. Por eso el cocido cumpliría una doble misión: por un lado le permitiría coger algún kilito y por el otro le ayudaría a tirarse algún pedo que aliviara esa tensión contenida que la mantiene entumecida.
Otra cosa que le quería comentar es que su película no me ha disgustado pero porque me cogió despierto y con muchas ganas de verla, porque si no es muy fácil que me hubiera echado una cabezada. Como usted misma ha declarado en algún medio, ha querido hacer una película con ritmo europeo, pero claro, no especificó que quería que fuera un ritmo europeo lento, porque también hay películas con ritmo europeo vertiginoso, ¿no le parece? Pasa como con los colores: “Tengo una camisa verde botella” Perdón, ¿botella de qué? Porque no es el mismo verde el de la Heineken que el del tinto de Cariñena. No querría molestarla ahora que podemos retomar una relación sana, pero seguro que hay quien la tachará de pretenciosa por tratar de hacer un cine de autor cuyo historial como directora (“En la tierra de sangre y miel” e “Invencible”) no dice mucho en su favor.
Además he de decirle que me vino a la memoria en más de una ocasión la maravillosa “Dos en la carretera” de Stanley Donen, pero claro, en ese tipo de comparaciones sale vapuleada su película. Al fin y al cabo su guión trata de un matrimonio en crisis que se traslada a la Costa Azul francesa en busca de recuperar lo que el tiempo destruye sin pudor. Bueno, el tiempo, el alcohol, la falta de inspiración, la renuncia e incluso las perversiones. ¿Qué le voy a contar de eso? Ya tuvimos lo que tuvimos hace un tiempo y es mejor olvidarlo, pero el voyeurismo de su pareja protagonista no casa con la denuncia que interpuso contra mí. No es mala historia, eso es verdad, pero se entretiene mucho contándola. Con 30 ó 40 minutos menos nos podría haber dicho lo mismo y a la vez hubiera eliminado algún pasaje tedioso. Si además, en lugar de ir permanentemente en primera, hubiera rodado en segunda velocidad en algún momento, miel sobre hojuelas. Y luego está ese misterio que esconde hasta el final como si fuera oro en paño. No se ofenda pero hasta mi hija pequeña se dio cuenta de lo que pasaba antes de empezar la película.
En lo que tengo que alabarle el gusto es en el casting. Ya sé que Brad Pitt es su marido, pero es que es un gran actor con una increíble versatilidad que no sé si todo el mundo sabe apreciar. En esta ocasión se ve que lo da todo, el hombre, y en mi opinión, mejora el producto, cosa que, a decir verdad, tampoco era muy difícil. También me gusta Niels Arestrup (“Un profeta”, “Crónicas diplomáticas”) en su papel de barman confidente y Melanie Laurent, a la que vimos en “Enemy”, “Ahora me ves” y sobre todo en “Malditos bastardos”, haciendo de vecina recién casada que se pasa toda la película dándole al temita, algo que, por cierto, choca frontalmente con la terapia kubrickiana de “La naranja mecánica” a la que he sido sometido durante este último año.
En fin, Miss Jolie, que la tengo que dejar porque de repente he sentido un deseo irrefrenable de escuchar a Beethoven. Déjeme que la felicite por su producción. Es muy cuidada, de una estética maravillosa, pero es tan profunda que los que no practicamos la espeleología no llegamos a sacarle todo el jugo que le ha querido dar.
Quizás sea culpa de la medicación que he tenido que tomar durante este último año. En cualquier caso ha merecido la pena porque me puedo despedir con un beso bienintencionado.
Lo mejor: Brad Pitt y que Angelina se pasa toda la película descalza
Lo peor: El ritmo y el guión
VALORACIÓN
BSO.- 5
FOTOGRAFIA.- 7
INTERPRETACION.- 7
DIRECCION.- 4
GUION.-2
SATISFACCION.- 5
NOTA FINAL: 5

6,2
27.580
7
28 de abril de 2016
28 de abril de 2016
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
SIN CENSURA
Antes de empezar les tengo que decir que soy Ana, la hija de Santi. Mi padre lleva dos semanas de baja. Se puso muy triste desde que le criticaron algunos de ustedes por su último comentario y desde entonces no quiere escribir, no sale de casa y no hace más que beber cerveza y ver la tele. Esto, dicho así, no es muy distinto a lo que hace normalmente, pero yo veo que hay algo diferente. Está triste, desanimado y muchos ratos se queda como empanado. Así que mi hermana y yo le convencimos para ir este fin de semana a ver la última película de Paco León que a nosotras nos encanta desde que lo veíamos en “Aida”. También vimos luego las dos películas que hizo con su madre y nos gustaron mucho. Además salían un montón de actores famosos; Belén Cuesta que últimamente está en todas; Alex García que vimos en “La novia” de Paula Ortiz (la profe de lengua y literatura nos llevó a toda la clase al cine para ver esta versión de Lorca); Natalia de Molina, que a mi padre le gusta mucho desde que la vio en “Vivir es fácil con los ojos cerrados” y que este año ganó el Goya por “Techo y comida”, pero que a nosotras nos cae un poco gorda por el personaje de tonta que hace en “Bajo sospecha”, una serie que vemos en la tele; Luis Callejo que era el segundo de a bordo en “El barco”, otra serie que veíamos con Mario Casas, del que podría estar hablando horas pero me ha dicho mi hermana que vaya al grano porque lo que tengo que hacer es cubrir el expediente para papá; a Candela Peña la tengo muy vista pero no sé dónde y sale otro tío que me parece que se llama Luis Bermejo y que algo le oí a mi padre decir de “Magical girl”, una película que yo no he visto pero que a él le encantó. Bueno, y por encima de todos está Alexandra Jiménez, que a mí me parece genial, muy buena actriz y muy graciosa.
El caso es que pensamos que ver esta comedia podría animar a mi padre y hacer que se echara cuatro risas. A regañadientes se puso el vaquero después de haber estado 15 días en pijama y cogimos el coche para ir al cine. Por el camino decidió llamar a su jefe y después de que le gritara, le insultara, le preguntara dónde se había metido y por qué no le contestaba al teléfono, le dijo que bien, que fuera a ver “Kiki. El amor se hace” y que le enviara la crítica lo antes posible. “Esta vez no la cagues, Santi” le dijo al despedirse. “No nos podemos permitir más lectores cabreados”. Mi padre empezó a despotricar y a decir que le iba a escribir su prima porque él no pensaba hacerlo ni de coña y por eso estoy haciéndolo yo; para que el jefe no lo despida.
La película cuenta cinco historias de personas que se excitan con cosas muy raras, lo que unido al hecho de tratarse de una comedia, me hizo pensar que a mi padre le iba a gustar. Además, en la primera imagen sale Alex García chupándole un pie a Natalia de Molina y sé que eso le gusta porque en el historial de búsqueda de internet en casa siempre hay cosas de fetiche, pies, footjob y cosas de ese estilo. A mí me gustaron algunas historias más que otras, pero va todo en la misma línea. Mi padre también dijo al salir que le había gustado bastante, que la presentación de las historias y los personajes era buenísima y que luego algunas de esas historias estaban mejor desarrolladas que otras. Lo que sí tengo claro es que ver esta película cumplió su cometido porque al salir mi padre parecía otro. Estaba mucho más animado y yo le vi reírse varias veces. En cambio mi hermana dijo que le había parecido normalita, pero hay que tener en cuenta que es un poco mojigata y seguro que le incomodó que se hablara tan explícitamente de sexo.
“¡Oye, idiota! ¡No pongas eso!”
“Que sí, mujer. Déjame. Si es que tengo que rellenar el folio y yo no entiendo de fotografías, guiones, bandas sonoras y esas cosas de las que habla siempre papá.”
“Bueno pues di que los actores están todos estupendos, pero todos, todos. Y que el guión está muy bien trabajado, aunque para mí se pasan un poco con lo del sexo”
“¡Lo ves! Eres una misicas, pero algo de razón tienes. Esta película no la podemos ver con la yaya, jajajajaja. ¿Te imaginas? Y eso que le gusta mucho Paco León”
“Pues fíjate que yo creo que se reiría también la yaya. Es lo que le pasa con “La que se avecina”, que nos dice que no nos creamos que la vida es esto, siempre sexo, todos liados con todos, pero luego bien que se ríe”
Yo creo que ya he escrito lo suficiente, pero para terminar he buscado en internet y he visto que esta película es un remake de una australiana que tuvo mucho éxito en su país y que se titulaba “The little death”. También he leído que algunos lo comparan con el primer Almodovar y en lo que todos están de acuerdo, yo la primera, es en que Paco León es un tío muy listo, que tiene muy claro lo que quiere y cómo lo quiere.
Muchas gracias por su paciencia y espero que la semana que viene mi padre esté ya operativo porque esto me parece muy difícil.
LO MEJOR: Los actores.
LO PEOR: El rechazo que puede provocar un lenguaje tan explícito a determinado público.
Banda Sonora: 6
Fotografía: 6
Interpretación: 9
Dirección: 7
Guión: 8
Satisfacción: 7
NOTA FINAL: 7,1
Antes de empezar les tengo que decir que soy Ana, la hija de Santi. Mi padre lleva dos semanas de baja. Se puso muy triste desde que le criticaron algunos de ustedes por su último comentario y desde entonces no quiere escribir, no sale de casa y no hace más que beber cerveza y ver la tele. Esto, dicho así, no es muy distinto a lo que hace normalmente, pero yo veo que hay algo diferente. Está triste, desanimado y muchos ratos se queda como empanado. Así que mi hermana y yo le convencimos para ir este fin de semana a ver la última película de Paco León que a nosotras nos encanta desde que lo veíamos en “Aida”. También vimos luego las dos películas que hizo con su madre y nos gustaron mucho. Además salían un montón de actores famosos; Belén Cuesta que últimamente está en todas; Alex García que vimos en “La novia” de Paula Ortiz (la profe de lengua y literatura nos llevó a toda la clase al cine para ver esta versión de Lorca); Natalia de Molina, que a mi padre le gusta mucho desde que la vio en “Vivir es fácil con los ojos cerrados” y que este año ganó el Goya por “Techo y comida”, pero que a nosotras nos cae un poco gorda por el personaje de tonta que hace en “Bajo sospecha”, una serie que vemos en la tele; Luis Callejo que era el segundo de a bordo en “El barco”, otra serie que veíamos con Mario Casas, del que podría estar hablando horas pero me ha dicho mi hermana que vaya al grano porque lo que tengo que hacer es cubrir el expediente para papá; a Candela Peña la tengo muy vista pero no sé dónde y sale otro tío que me parece que se llama Luis Bermejo y que algo le oí a mi padre decir de “Magical girl”, una película que yo no he visto pero que a él le encantó. Bueno, y por encima de todos está Alexandra Jiménez, que a mí me parece genial, muy buena actriz y muy graciosa.
El caso es que pensamos que ver esta comedia podría animar a mi padre y hacer que se echara cuatro risas. A regañadientes se puso el vaquero después de haber estado 15 días en pijama y cogimos el coche para ir al cine. Por el camino decidió llamar a su jefe y después de que le gritara, le insultara, le preguntara dónde se había metido y por qué no le contestaba al teléfono, le dijo que bien, que fuera a ver “Kiki. El amor se hace” y que le enviara la crítica lo antes posible. “Esta vez no la cagues, Santi” le dijo al despedirse. “No nos podemos permitir más lectores cabreados”. Mi padre empezó a despotricar y a decir que le iba a escribir su prima porque él no pensaba hacerlo ni de coña y por eso estoy haciéndolo yo; para que el jefe no lo despida.
La película cuenta cinco historias de personas que se excitan con cosas muy raras, lo que unido al hecho de tratarse de una comedia, me hizo pensar que a mi padre le iba a gustar. Además, en la primera imagen sale Alex García chupándole un pie a Natalia de Molina y sé que eso le gusta porque en el historial de búsqueda de internet en casa siempre hay cosas de fetiche, pies, footjob y cosas de ese estilo. A mí me gustaron algunas historias más que otras, pero va todo en la misma línea. Mi padre también dijo al salir que le había gustado bastante, que la presentación de las historias y los personajes era buenísima y que luego algunas de esas historias estaban mejor desarrolladas que otras. Lo que sí tengo claro es que ver esta película cumplió su cometido porque al salir mi padre parecía otro. Estaba mucho más animado y yo le vi reírse varias veces. En cambio mi hermana dijo que le había parecido normalita, pero hay que tener en cuenta que es un poco mojigata y seguro que le incomodó que se hablara tan explícitamente de sexo.
“¡Oye, idiota! ¡No pongas eso!”
“Que sí, mujer. Déjame. Si es que tengo que rellenar el folio y yo no entiendo de fotografías, guiones, bandas sonoras y esas cosas de las que habla siempre papá.”
“Bueno pues di que los actores están todos estupendos, pero todos, todos. Y que el guión está muy bien trabajado, aunque para mí se pasan un poco con lo del sexo”
“¡Lo ves! Eres una misicas, pero algo de razón tienes. Esta película no la podemos ver con la yaya, jajajajaja. ¿Te imaginas? Y eso que le gusta mucho Paco León”
“Pues fíjate que yo creo que se reiría también la yaya. Es lo que le pasa con “La que se avecina”, que nos dice que no nos creamos que la vida es esto, siempre sexo, todos liados con todos, pero luego bien que se ríe”
Yo creo que ya he escrito lo suficiente, pero para terminar he buscado en internet y he visto que esta película es un remake de una australiana que tuvo mucho éxito en su país y que se titulaba “The little death”. También he leído que algunos lo comparan con el primer Almodovar y en lo que todos están de acuerdo, yo la primera, es en que Paco León es un tío muy listo, que tiene muy claro lo que quiere y cómo lo quiere.
Muchas gracias por su paciencia y espero que la semana que viene mi padre esté ya operativo porque esto me parece muy difícil.
LO MEJOR: Los actores.
LO PEOR: El rechazo que puede provocar un lenguaje tan explícito a determinado público.
Banda Sonora: 6
Fotografía: 6
Interpretación: 9
Dirección: 7
Guión: 8
Satisfacción: 7
NOTA FINAL: 7,1
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