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Críticas 263
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
Daría (Serie de TV)
SerieAnimación
Estados Unidos1997
6,7
2.259
Glenn Eichler (Creador), Susie Lewis (Creadora) ...
Animación
7
25 de marzo de 2009
31 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si fuese adolescente y residiera en Estados Unidos, seguramente tendría marcada en la frente a fuego una L, bien grande, de loser. Yo misma la adornaría para que fuese más visible y más clara. Pero la adolescencia pasó hace mucho y esa tierra queda muy lejos de mi televisor.

Mi experiencia ante esta serie:

Cuando la veía sí era casi adolescente y me fascinaba ver a esa chica con gafas fruesas, expresión única y lengua muy larga. Su sarcasmo llenaba la tarde, puedo recordar cómo con tono impasible soltaba latigazos que se clavaban como agujas finas y dejaban una marca que tardaba un tiempo en sangrar. Dos resultados obtenían estos comentarios, los amigos se reían, el resto del mundo ponían caras indescriptibles (teniendo en cuenta el trazo del dibujo, por supuesto) y respondían siempre algo que les dejaba en peor lugar, pero más realizados.

Dos polos opuestos en un mismo mundo:

Estaba la amiga perfecta, artista conceptual y con tanta mala gaita como ella.

El amor platónico emplatado, hermano de la amiga, músico y habitante de su propio universo.

El amigo, digo el novio, quiero decir el contrario, color complementario contrapuesto.

Al otro lado de la balanza está su hermana, animadora mojigata (no entra dentro de esta descripción, pero era necesario clasificarla así), una madre ejecutiva-agresiva y un padre carente de espíritu.

El ambiente perfecto para una serie dirigida a inconformistas sarcásticos, con una música adaptada al estilo propio de la temática. Al menos es algo que te crees en la pre-adolescencia, porque pasados los años, en algún lugar del control remoto de la televisión me volví a encontrar con Daría y al parecer, los insufribles dolores de cabeza de una adolescente que ha reñido con el mundo platónico y aburrido que le tocó vivir, ya no tienen mucho interés, o tal vez tenga un recuerdo lejano de lo que era para mi entonces el sentido del humor. Así que fue una buena serie, apropiada para su momento, en el contexto en el que la metí entonces, pasamos buenos ratos, y me gustó reencontrarme con ella aquí... qué maravillosos resultan a veces los reencuentros.

Adolescentes del mundo, no dejéis títere con cabeza, las agujas finas son más efectivas que los hachazos al aire y nadie sale perjudicado por un poco de negro humor.
16 de febrero de 2009
31 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tengo mi propia teoría sobre la presencia y protagonismo de los policías y otros misterios de la autoridad en las supuestas películas de terror. Es sencilla, seguro que son malas, y seguro que el policía cae mal por insulso y por mezquino.

Esta película es muy mentirosa, porque no existen los zombies de manual, sólo cinco rubias con los ojos pintados de negro, y lo de nación se pierde en el momento en que busques un significado acorde a la palabra: ¿dónde están las masas?

Policía traumatizado en su infancia, estupendo, los compañeros le encubren porque se consideran entre ellos héroes de guerra, maravilloso, el director se reserva su propio papel en la película, excepcional.

¿De dónde sacaron un presupuesto, el que fuera, para llevar a cabo esto? Esa música, esos actores, esos decorados, esos mil cambios de aspecto en la imagen, en ocasiones con formas de vídeo amateur porno (sin sexo, claro), otras un pixelado extremo, momentos de juegos
de sombras con el peor de los gustos...

No hay que pensar que esté decepcionada, me he reído muchísimo porque todo lo que ocurría era más ridículo que lo anterior. Cuando creía que todo estaba perdido, había algo que superaba la inutilidad del asunto y yo, me reía más fuerte.

Si le doy un uno es un hecho más que significativo, nunca he estado tan conforme con denigrar a esa posición a una película, se lo merece, está pensada para ello, y no me gusta que me mientan así.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Ahora sólo queda destripar los momentos cumbres de este intento pasmódico de película:

minuto 1: esto ya es de risa, serio no creo que quiera parecer, ZOM-BIE-NA-TION

minuto 6: ¿cuándo terminan los títulos de crédito? ¿tan reseñable es el trabajo de los aquí presentes?

minuto 30: llegó el momento en el que aparece un altar con una cabeza de cerdo como ente de adoración que emana sangre por la boca, y una rubia en trance en manos de un grupo de sacerdotisas vudú... escena de despiste total, ¿va a coger algo de vidilla la historia? ya
me empezaba a cansar de tanto policía y tanta tontería...

A estas alturas ya estaba hasta las narices de las campanas que se escuchan de fondo... ¡las campanadas no pueden solucionar toda la tensión de una película!

minuto 49: manos parecen surgir del suelo, ¡por fin! ¡eso deben ser zombies! ¡qué ilusión!

minuto 69: una nación zombie (justifiquemos los acontecimientos, que esto ya canta) una de las rubias, previamente asesinadas por el malsano policía le comenta a las otras que posiblemente haya más como ellas esperando encontrar a sus semejantes, tal vez sean una
nación. Cuánta profundidad de campo, qué estupor al imaginar millones de personas con los ojos pintados de negro buscando compañía...

minuto 76: vamos chicas, nos comemos al poli, ¡venganza!¡venganza! Tras esto, ya no tienen objetivo, pero llega un gran momento en el que las sacerdotisas les dicen que cuando muerden a alguien éste se convierte en zombie, entonces preguntan cómo se deben alimentar, a lo que existe una muy fácil respuesta, ¡hamburguesas!¡como todo hijo de vecino!

minuto 78: las chicas zombies son ahora policías (aunque por las pintas pasarían antes por strippers) y el poli vuelve del fondo del mar con cara de pocos amigos. FIN

¿fin? ¿cómo que fin? ¿dónde está el no muerto del cartel de la película? ¿por qué le han puesto ese nombre? ¿por qué las muertas tienen un aspecto más saludable que los vivos? deberían tener un tono más verdoso, aspeto de pepino para ser más exactos.

Porque sí, lo puedo afirmar, un plano fijo a un pepino hubiese resultado más impactante que cualquier intento de expresión por parte del señor Ulli Lommel.
Alice
Checoslovaquia1988
7,2
2.481
8
30 de diciembre de 2009
32 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
- Señorita, ¡es muy tarde! (dijo el conejo) Y creó una fría curiosidad infantil en Alice, que decidió seguir al disecado conejo de entrañas de serrín para comprobar cual era su lugar de proveniencia.

Rescatado el clásico de Carroll, ya todo es posible en este mundo de tamaños complejos, comida mágica y monstruos esqueléticos y entrañablemente extraños. La niña es una muñeca que se convierte en niña, los cajones tienen llaves de todos los tamaños posibles para transportarla al siguiente escenario, lo humano y lo imaginativo se entremezcla en un juego de niños con toda la oscuridad que aterra a adultos y atrae a infantes para descubrir todos los personajes de ese país maravilloso con detalles decorados con un estilo propio.

Alice observa, comparte, descubre, acepta los cambios que va encontrando con la naturalidad del que no comprende y quiere mucho más, como cualquier niña inquieta. Porque señorita, ¡es tarde, muy tarde! dice el conejo cada vez que ella le alcanza mientras mira su reloj que habita en las entrañas de restos de madera, y nosotros con ella disfrutamos de una adaptación personal y única de un cuento que siempre ofrece sueños prolongados y que con los años gana significados complejos. Esta vida es un cuento, uno que da vida a todo lo inanimado, uno en el que no se puede decir muy alto: colorín colorado, este cuento se ha acabado, ¿acaso le queremos dar un fin?
13 de junio de 2009
30 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Encerrada en mi mazmorra verde y amarrada a un cojín del mismo color, puedo hablar de una noche de nostalgia. Entre todo lo que queda por descubrir, fui a parar en manos de una película perdida en la memoria más de diez años, cómo no, y de la que me sorprendo al sólo recordar los ojos de las vacas, el agujero, la música y el caballo alejándose. Suficientes recuerdos para rememorar ese diez que le puse cuando ni siquiera sabía que existían las notas para las películas. Porque entiendo que Medem confiara en Carmelo, porque su sonrisa es franca, cuando él sonríe parece que todo vaya a salir bien. Lo mismo ocurre con Emma, su sonrisa transmite dulzura pero sus ojos, al mismo tiempo, se transforman en complicidad. Y qué necesita Cristina, su personaje, además de complicidad para descubrir el mundo de Manuel el Primero, y crear el suyo propio a través de sus enseñanzas.

Todo está relacionado, está clarísimo, cada vez que Manuel nos adentra en las vacías pupilas de las vacas con semblante sereno, nos transporta de una realidad a otra sin que sepamos distinguir donde nos encontramos cada vez, porque no importa, cada uno habita a un lado del agujero, el otro se alimenta para doblar la identidad.

“Siempre que quiero pensar en alguien, pienso en ti”, le decía Peru a Cristina, cuando no adivinábamos si estaba interesado en contemplarla a ella o a las vacas que evocan recuerdos en los cuadros, de todos modos tenía su permiso: “él puede mirar todo lo que quiera”.

Entre las verdes hierbas que crecen en el bosque hay espacio suficiente para esconder la pasión más rocosa, las mentiras, las batallas entre familias y sus aizcolaris experimentados, cuyas hachas suenan distintas entre sí. Porque las palabras son pocas, las justas y necesarias para competir con la espectacularidad de la naturaleza, y los sonidos son precisos, enclaustran las imágenes para compartir protagonismo. Y aunque los años pasen rápidos, la locura es contagiosa, así que entre los pastos, las vacas serán hombres y nunca quedará definido en qué lado del agujero encendido habita cada uno de los personajes.

Número diez, aquí te quedas conmigo y con Julio, los años parecen no afectar tus esculturales formas, aunque haya cambiado mis ideas por otras con el paso del tiempo, o tal vez la forma de mirar, no voy a traicionar algo importante, el recuerdo, pues no hice otra cosa en una noche que alimentar la nostalgia con más detalles al volver a ver Vacas. Esto es una historia sin fin, que se mezcla con otras, y al final todas son una, partidas en algún punto exacto.

Quizás quede un hueco para nosotros entre esas hierbas, porque esto es importante, es importantísimo, nunca lo debemos olvidar.
10 de abril de 2009
34 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
La ventana que está enfrente está cerrada. La mía recibe la luz de la mañana, a través de las blancas cortinas. Se escuchan ruidos en la casa de arriba. Hay vida en esta comunidad.

El miedo al control es una sensación limpia. La vigilancia perpetua de los ojos que persiguen tu nuca, los oídos que se irritan con tus pasos. La irresponsabilidad del humano ante la rutina. Cualquiera puede caer en su propia trampa, qué profunda es la obligación de seguir los movimientos de quien cometió los errores.

La paranoia crea víctimas donde hay verdugos y una vez se es víctima, poco importa el motivo, el empeño por esa persecución conspitatoria seguirá a la paranoia donde vaya.

Hablemos ahora de la inquilina paranoica, está justo encima, era quien movía los muebles mientras me metía en situación con la película, la ambientación perfecta. La mujer que piensa que en último piso, cerrado desde hace años, vive alguien, oye pasos por las noches, ha creído ver a una mujer y horrorizada, relata sus dudas y miedos nocturnos a la cabra mayor del rebaño. Los dueños de la casa llegaron armados con paraguas y navajas para encontrar... nada en su inspección. Pero la paranoia sigue, los vecinos sospechan, pero de quién, ¿del fantasma o de la inquilina?

Qué maravillosa película, que permite sentir el terror de nuevo, sin necesidad de inmutarse ante nada, pero con la tensión de sentirse juzgado por los vivos y los muertos. Los planos perfectos para el misterio de esa enfermedad llamada locura.

Y el chirriante sonido del movimiento de los muebles, cesó en cuanto terminó la película ¿habrán terminado también los pasos?
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