Espléndida serie, de lo mejor de Netflix.
El guión es casi perfecto (el casi se explica en spoilers y no estropea el relato). Un problema inevitable es el lenguaje que al no ser académico sino coloquial contiene términos y giros que son difíciles de entender, incluso con subtitulo. Pero esa dificultad le añade realismo.
Las secuencias del robo superan a las de cualquier película norteamericana del género.
Los personajes son creíbles y muy bien interpretados con mención especial al abogado, a "Dragón" y a la señora K.
Y el final es convincente.
Tampoco se para en barras para reflejar la corrupción.

... es lo que destila esta formidable serie que refleja, supongo, la realidad mas cruda del pais, que no fomentará, precisamente, el turismo.
La investigacion del crimen horroroso se describe de forma minuciosa y con un realismo extraordinario.
Las interpretaciones son admirables, en especial de la subjefe. El resto parecen no profesionales en el mejor sentido de la expresión.
De lo mejor, si no lo mejor, de Netflix en mucho tiempo.

Diálogos espléndidos de personajes bien retratados e interpretados. Con otro atrezzo podría haber sido una serie británica.
Le falta, creo, un poco de audacia, o sea salir a veces de la Casa Blanca y la política doméstica y enfrentar a los personajes a algún problema si no dramático para no perder el tono si serio.
Resulta triste compararla a su copia, Vota Juan. La verdad es que si no existiera Veep, la nuestra estaría bien, pero ¡ay! existe.

No se que admirar aplaudir mas de esta película, si el guión preciso, riguroso, el movimiento de cámara encontrando siempre el punto de vista perfecto, o las interpretaciones de esos dos enormes actores, inigualables, hipnoticos, Gambon y Sutherland.
Da la impresión de que Johnson pudo haber sido un gran presidente, pero tuvo que cargar con un problema tremendo y unas opiniones de sus colaboradores encontradas y dispares. Hay veces en la película que despierta compasión.

Miradas intensas, frases en tono bajo, druidas como espantapájaros, señoritas guerreras sacadas del Vogue, paisajes bellos pero siniestros, lluvia, mucha lluvia y charla, mucha charla hasta el episodio 6 al que he llegado con esfuerzo.
Conquista no se ve por ahora.
Llevamos ya muchas series, esta, las de los dos papas y alguna otra que hacen que uno se pregunte qué anomalía mental presentan los guionistas contratados por HBO y como es posible que sus dirigentes autoricen tan cuantiosos gastos en semejantes paparruchadas estrepitosas y falsas.
¿Qué pasa con Peaki Blinders o con Orzak?