Interesante película de suspensa "La cicatriz", llena de reveses y que parece una tragedia griega, en la que el protagonista esta abocado al fracaso por mucho que haga. Tiene todos los ingredientes del cine negro y del suspense, con una interpretación más que correcta de Paul Henreid que encarna a un expresidiario que, tras su paso por la cárcel, decide continuar su carrera criminal, llevado de una gran autosuficiencia, arrastrando tras de sí a quienes entran en contacto con él. Interesante historia, que, de un modo u otro, ha sido llevada mil veces a la pantalla.

Interesante película sobre uno de los episodios más polémicos de la historia de los Estados Unidos, como lo fue su papel el la revolución iraní de 1979, que llevo al poder a Jomeini. En los últimos estertores de la Guerra Fria, mientras la URSS se metía en el polvorín de Afganistán y los EE.UU. lidiaban con la crisis económica de los 70', la caída del Sha marcó el devenir histórico de Oriente Medio al llevar al poder al régimen de los ayatolas. En ese contexto se mueve "Argo", con las típicas luchas de poder entre las agencias de inteligencia, los intereses políticos y el idealismo de quienes sobreponen el deber por encima de todo eso.
Personalmente me ha gustado, será porque "Argo" despierta mi añoranza de aquellos años 80, con sus películas de ciencia - ficción de serie B, sus intrigas entre la URSS y los EE.UU., y esa picaresca en la que se mueve el mundo del cine. Aunque se hace en algunos momentos tediosa, mantiene la tensión, sobre todo en los momentos cumbre de la acción, donde parece que cada paso es un milagro. Es de agradecer que el Director haya sabido captar aquel ambiente y mostrar, una vez más, que en ese mundo de espías, traidores y oportunistas, siempre queda un hueco para el idealismo, la lealtad y, en definitiva, la satisfacción del deber cumplido, aunque no te lo reconozcan los que mueven los hilos.

Hace tiempo que no había visto esta película, pero al verla ayer me encanto. Ciertamente, Rafael Gil tiene películas mejores, pero esta es entrañable, y nos presenta un retrato de esa inocencia infantil que, con el paso del tiempo, todos vamos perdiendo.

No me canso de ver estas pelis de terror, a pesar de que a uno le puedan llamar "vintage" por hacerlo. La caracterización de Boris Karloff, la sobriedad de su interpretación y el ambiente son un aliciente para verla una y otra vez. Habría que hacer verlas a las nuevas generaciones, para que aprendieran que más que en los efectos especiales, el peso de una buena película de terror esta en un actor que te asuste de verdad, como era Boris Karloff y en una trama simple, pero efectiva, sin giros inesperados, ni sangre a borbotones.