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6,9
6.628
9
20 de enero de 2021
20 de enero de 2021
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nada como recordar lo bonito que fue algo que duró menos de lo que se desearía. Chloé Zhao nos acerca a esos tiempos pasados donde todos vivíamos sin pensar en lo rápido que pasa el tiempo, donde el viento nos acariciaba la cara.
Son varias las críticas que he leído hablando de que esta es una historia de superación, pero, en mi opinión, para nada lo es. Es una reflexión sobre la adaptación, aceptación y diálogo con uno mismo, un proceso vital (encuadrado en poco más de hora y media) que, aunque parezca tener dificultad para arrancar, lo hace, destacando su violencia al sacudir nuestra existencia, que, en muchas ocasiones, meramente se centra en ver el tiempo pasar.
Destacar el uso de la fotografía en la obra, con esos paisajes (acompañados de silencios que ponen los vellos de punta) que nos recuerdan a la nostalgia que desprendían los inicios de Terrence Malick: lugares que, en su presente, nos hablaban de su pasado, al igual que el protagonista de esta historia, quien sigue encallado en la consecución de una aceptación de la realidad que lo aleja de su vida anterior.
Como digo, no es una narración de una superación, no es el caso de alguien que le da la vuelta a su fortuna: es alguien que, mediante un diálogo consigo mismo, elige su nuevo camino, algo que tantas veces nos toca hacer a lo largo de nuestra vida. Aun así, siempre recordamos lo que un día fue, porque no hay nada más bonito (y doloroso) que recordar cómo un día el viento nos acarició la cara.
Son varias las críticas que he leído hablando de que esta es una historia de superación, pero, en mi opinión, para nada lo es. Es una reflexión sobre la adaptación, aceptación y diálogo con uno mismo, un proceso vital (encuadrado en poco más de hora y media) que, aunque parezca tener dificultad para arrancar, lo hace, destacando su violencia al sacudir nuestra existencia, que, en muchas ocasiones, meramente se centra en ver el tiempo pasar.
Destacar el uso de la fotografía en la obra, con esos paisajes (acompañados de silencios que ponen los vellos de punta) que nos recuerdan a la nostalgia que desprendían los inicios de Terrence Malick: lugares que, en su presente, nos hablaban de su pasado, al igual que el protagonista de esta historia, quien sigue encallado en la consecución de una aceptación de la realidad que lo aleja de su vida anterior.
Como digo, no es una narración de una superación, no es el caso de alguien que le da la vuelta a su fortuna: es alguien que, mediante un diálogo consigo mismo, elige su nuevo camino, algo que tantas veces nos toca hacer a lo largo de nuestra vida. Aun así, siempre recordamos lo que un día fue, porque no hay nada más bonito (y doloroso) que recordar cómo un día el viento nos acarició la cara.
6
11 de febrero de 2021
11 de febrero de 2021
0 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Malcolm & Marie es uno de los estrenos de este año a los que más ganas le tenía. Así, como seguidor de la serie Euphoria, tenía muchas ganas de ver a la dupla Levinson-Zendaya en un registro totalmente diferente al acostumbrado. Si a esto sumamos la participación del gran John David Washington, uno de los actores más infavalorados en mi opinión, no podía salir nada malo.
Esta película resulta un experimento bastante extremo en muchos aspectos. Esto no es algo malo, todo lo contrario, Levinson lo sabe y lo potencia en todas las facetas, llevándolas al límite en muchas ocasiones. Ese expresionismo exacerbado, materializado en unos sublimes planos imposibles, nos muestra que es una creación sin complejos, sin ataduras, libre (como lo que Malcolm predica en la obra).
De la misma forma, hay aspectos de la misma que, aun muy exagerados, a mí me acaban por conquistar. Igual que pasa con esos planos tan deformados, los personajes también sufren el mismo proceso, especialmente el interpretado por Washington, llegando a puntos de no retorno en su forma de ser. Otro aspecto que sufre el mismo proceso es la fotografía, exagerada a más no poder, pero que a mí me conquista con cada plano.
En cuanto a sus puntos negativos, es cierto que puede pecar de una excesiva estructura teatral, dividiendo siempre la historia en una especie de "actos" o capítulos, necesarios en todo caso para no sobrecargar la historia con tantísima confrontación, pero que distancia a la misma del espectador en algunos momentos. Igual pasa con las mismas discusiones, que en ocasiones parecen demasiado cuadriculadas y hacen que, en algunos momentos, se peque de artificialidad.
Como resumen, un magnífico experimento, donde cada línea que Malcolm & Marie dicen tiene un significado muy profundo, desde un punto de vista muy interesante de su director y guionista, que, a través de dos actuaciones estelares, nos sumerge en la vida de una pareja que, mientras uno cae y el otro asciende, cada vez se distancia más.
Esta película resulta un experimento bastante extremo en muchos aspectos. Esto no es algo malo, todo lo contrario, Levinson lo sabe y lo potencia en todas las facetas, llevándolas al límite en muchas ocasiones. Ese expresionismo exacerbado, materializado en unos sublimes planos imposibles, nos muestra que es una creación sin complejos, sin ataduras, libre (como lo que Malcolm predica en la obra).
De la misma forma, hay aspectos de la misma que, aun muy exagerados, a mí me acaban por conquistar. Igual que pasa con esos planos tan deformados, los personajes también sufren el mismo proceso, especialmente el interpretado por Washington, llegando a puntos de no retorno en su forma de ser. Otro aspecto que sufre el mismo proceso es la fotografía, exagerada a más no poder, pero que a mí me conquista con cada plano.
En cuanto a sus puntos negativos, es cierto que puede pecar de una excesiva estructura teatral, dividiendo siempre la historia en una especie de "actos" o capítulos, necesarios en todo caso para no sobrecargar la historia con tantísima confrontación, pero que distancia a la misma del espectador en algunos momentos. Igual pasa con las mismas discusiones, que en ocasiones parecen demasiado cuadriculadas y hacen que, en algunos momentos, se peque de artificialidad.
Como resumen, un magnífico experimento, donde cada línea que Malcolm & Marie dicen tiene un significado muy profundo, desde un punto de vista muy interesante de su director y guionista, que, a través de dos actuaciones estelares, nos sumerge en la vida de una pareja que, mientras uno cae y el otro asciende, cada vez se distancia más.
10
31 de enero de 2021
31 de enero de 2021
0 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Crítica de la 1ª temporada.
Menuda barbaridad de serie. Creo que es un buen inicio resaltar la grandísima calidad patente en esta producción de HBO (la plataforma reina para las series actualmente, en mi opinión), una vuelta de tuerca al género tan quemado y sobreproducido de la vida adolescente.
Como inicio de sus virtudes, lo primero que llama la atención es su impronta estética, una absoluta maravilla. Aun estoy fascinado con el trabajo que hay detrás de este ámbito, con esos colores tan vivos (síntoma de la Euforia), pero que tienen su contraste en los planos oscuros que podemos ver en muchas otras escenas (una constante esta doble vertiente en todos los aspectos de la serie, algo con lo que sabe jugar muy bien). "Habrá buenos momentos, pero también habrá muchos momentos malos".
Parte de esta excelsa estética la tiene la cámara, que hace un ejercicio de exhibición constante durante la historia, dando lugar a planos casi impensables, secuencias que te hacen agarrarte a la silla y, en ocasiones, dotando de un significado más profundo algún aspecto que nos esté mostrando. Bravo.
También destacar su banda sonora, muy acertada y, para mi gusto, muy buena, con esos sonidos modernos y electrónicos tan característicos del mundo actual, muy acorde a la realidad que nos muestra y a la generación que se intenta representar.
Por su parte, las actuaciones han sido una de mis mayores sorpresas. Esperaba que Zendaya lo hiciera bien, pero no esperaba esta absoluta masterpiece que nos ha dejado. De igual forma, la sorpresa en este ámbito ha sido Hunter Schafer, impecable y emocionante a cada momento, una interpretación para el recuerdo.
En el discurrir de los episodios, nos podemos dar cuenta de la reflexión del veneno en las relaciones sociales. Así, muchas veces, algo que sabemos que no hace bien a nadie, es continuado por la necesidad de sentir lo poco bueno que te genera en un mundo tan triste. Esta relación se aborda no solo en el ámbito de la pareja, sino también en la amistad o con elementos como las drogas. Lo poco que vale la pena vivir en la vida es la Euphoria del momento.
De esta forma, todos estos elementos nos llevan a la historia. Como digo, se han sabido adaptar los clichés clásicos a una realidad cambiada, pero no solo eso, sino que se les ha sabido darle sentido, quizá el elemento más plausible y que más razón tiene en que este experimento funcione. Aun así, es cierto que este aspecto puede limitar un poco el techo de la serie, lo que hace que le baje puntuación, pero, a poco que se liberen de sus cadenas en la segunda temporada, irá hacia arriba.
Se me olvidan muchas cosas, pero es que Euphoria me parece un producto inabarcable. A nivel emocional me ha llegado de forma tremendamente inesperada, haciendo que, aunque no crea que pueda ser una de las mejores series de los últimos años, sí lo sea de mis favoritas. Highs and downs en esta serie que, como la vida, te enseña que hay que disfrutar lo poco bueno que se tiene.
Menuda barbaridad de serie. Creo que es un buen inicio resaltar la grandísima calidad patente en esta producción de HBO (la plataforma reina para las series actualmente, en mi opinión), una vuelta de tuerca al género tan quemado y sobreproducido de la vida adolescente.
Como inicio de sus virtudes, lo primero que llama la atención es su impronta estética, una absoluta maravilla. Aun estoy fascinado con el trabajo que hay detrás de este ámbito, con esos colores tan vivos (síntoma de la Euforia), pero que tienen su contraste en los planos oscuros que podemos ver en muchas otras escenas (una constante esta doble vertiente en todos los aspectos de la serie, algo con lo que sabe jugar muy bien). "Habrá buenos momentos, pero también habrá muchos momentos malos".
Parte de esta excelsa estética la tiene la cámara, que hace un ejercicio de exhibición constante durante la historia, dando lugar a planos casi impensables, secuencias que te hacen agarrarte a la silla y, en ocasiones, dotando de un significado más profundo algún aspecto que nos esté mostrando. Bravo.
También destacar su banda sonora, muy acertada y, para mi gusto, muy buena, con esos sonidos modernos y electrónicos tan característicos del mundo actual, muy acorde a la realidad que nos muestra y a la generación que se intenta representar.
Por su parte, las actuaciones han sido una de mis mayores sorpresas. Esperaba que Zendaya lo hiciera bien, pero no esperaba esta absoluta masterpiece que nos ha dejado. De igual forma, la sorpresa en este ámbito ha sido Hunter Schafer, impecable y emocionante a cada momento, una interpretación para el recuerdo.
En el discurrir de los episodios, nos podemos dar cuenta de la reflexión del veneno en las relaciones sociales. Así, muchas veces, algo que sabemos que no hace bien a nadie, es continuado por la necesidad de sentir lo poco bueno que te genera en un mundo tan triste. Esta relación se aborda no solo en el ámbito de la pareja, sino también en la amistad o con elementos como las drogas. Lo poco que vale la pena vivir en la vida es la Euphoria del momento.
De esta forma, todos estos elementos nos llevan a la historia. Como digo, se han sabido adaptar los clichés clásicos a una realidad cambiada, pero no solo eso, sino que se les ha sabido darle sentido, quizá el elemento más plausible y que más razón tiene en que este experimento funcione. Aun así, es cierto que este aspecto puede limitar un poco el techo de la serie, lo que hace que le baje puntuación, pero, a poco que se liberen de sus cadenas en la segunda temporada, irá hacia arriba.
Se me olvidan muchas cosas, pero es que Euphoria me parece un producto inabarcable. A nivel emocional me ha llegado de forma tremendamente inesperada, haciendo que, aunque no crea que pueda ser una de las mejores series de los últimos años, sí lo sea de mis favoritas. Highs and downs en esta serie que, como la vida, te enseña que hay que disfrutar lo poco bueno que se tiene.
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