Parece que a Ridley Scott, últimamente le encanta rescatar géneros que ya no están en auge. Lo hizo con la mítica Gladiator rescatando el pep-lum. Lo hizo con El reino de los Cielos y el histórico... Y lo vuelve a hacer aquí. Porque no nos engañemos, el cine negro, ya no esta donde solía.
Para filmar la vida de Frank Lucas, mafioso y narco, se junta de dos grandes. En primer lugar, el honrado policía en un mundo de corrupción policial. Su ya casi fetiche Russel Crowe ejerce ese papel. Un Russel Crowe que vuelve a dar todo lo que él sabe y que por tanto está en estado de gracia. Para el rol del mafioso, Denzel Whasington. También en estado de gracia (como siempre).
La trama es buena, y aunque quizá peque de querer vanagloriar demasiado a ese icono cinematográfico que es el gangster, le falta algo. Cine de gangsters en el siglo XXI. Ufff. Diré que la película, tiene todos los tópicos del genero como son los polis corruptos, los no corruptos, el mafioso, su "familia", las traiciones y todo lo demás. Pero le falta carisma, chispa...
Teniendo en cuenta que hablamos de un gangster que pertenece a una "minoría" (es negro) y que su imperio se levanta gracias a la droga, nos viene a la cabeza Tony Montana, el mítico Pacino de "Scarface". Pero aquel tenía chispa y carisma. Era Tony Montana. Frank Lucas es uno más, que no destacará ni trascenderá como lo hiciera Pacino. Pero eso le falla. Que el personaje carece de la importancia de los grandes mafiosos del Cine: Vito Corleone, el propio Tony Montana, o cualquier otro mafioso importante del cine.
En cualquier caso es un film de factura impecable. Que aprueba sobradamente, y que se sostiene en una buena historia, que por otra parte, es una historia real.