Tener un tema no justifica un rodaje; a no ser que sea un tema privado. Si se quiere compartir con espectadores hay que cuidar otros aspectos.
En principio parece que será una historia sobre mujeres explicada por una mujer pero no lo consigue.
Los personajes no están desarrollados y la historia es inconsistente.
Una pérdida de tiempo absoluta y una decepción.

Me costaba ver esta película porque no soporto las películas estereotipadas de vampiros ni de zombis, así que me he llevado una buena sorpresa.
La historia se narra a través de sombras y cambios de planos que consiguen sorprender al espectador.
Sin duda muchas películas de terror posteriores han sido inspiradas por el genial Dreyer

Si se es capaz de ignorar la publicidad del primer desnudo en el cine, podremos disfrutar de unos magníficos encuadres fotográficos así como del buen trabajo de ambos protagonistas. El clima de la película lleva al espectador de una emoción a la opuesta.
La escena que cierra el film impacta al recordarnos una Madona de Rafael. Nos devuelve el sentido de la vida.

A menudo las adaptaciones de clásicos sufren de una modernización del texto o de una impostura en la declamación.
En esta ocasión es una delicia escuchar a Terele Pávez dar VIDA al personaje de Fernando de Rojas.
Le acompañan una acertada selección de actores, todos espléndidos en su interpretación.
A mi juicio, sólo el papel de Melibea queda sobreactuado.
Sin duda todo un ejemplo a seguir en las adaptaciones de obras clásicas.

La participación de muy buenos actores es un criterio que, generalmente, ayuda en la decisión de seguir una serie hasta el final.
En este caso la excepción confirma la regla.

Resulta decepcionante desde el primer capítulo comprobar que fallan todos los elementos: personajes mal definidos, acción incoherente, fotografía sin interés para la narración, historias sin desarrollar, guión inconsistente...

En ocasiones da la sensación de que se trata de una comedia porque las situaciones resultan absurdas.
Esa esperanza me llevó a verla hasta el final: un giro dramático era lo único que podía justificar tanto desatino.

Es un ejemplo de que un buen elenco de actores y recursos económicos no son suficientes para hacer una obra con un mínimo de dignidad.
Inaceptable