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2
12 de agosto de 2022
12 de agosto de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Empezaré la crítica diciendo que yo soy un enorme fan de los videojuegos de Capcom. No hay verano en el que no vuelva a pasarme con la ilusión de un infante mi amado Resident Evil 4. Habiendo completado del Zero al 8, Revelations 1 y 2, Code Veronica y los recientes remakes, me tengo a mi mismo por... jeje... una especie de "licenciado" en la materia. Viendo tan estimada propiedad intelectual mancillada otra vez por gente que parece no tener ni idea, considero un deber -no, una necesidad- hacerle a Resident Evil la justicia que se merece.
Primero hablaré de lo que sí me gustó de la película.
Muy bien, hecho. Ahora detallaré los puntos negativos, que no son pocos:
Para empezar, ¿a quién demonios se le ocurrió que era una buena idea mezclar las historias de dos videojuegos distintos en una única película de 100 minutos? Para el que no esté muy enterado, Resident Evil 1 y Resident Evil 2, entregas que con escaso éxito pretende "adaptar" Bienvenidos, están protagonizadas por un elenco diferente y se desarrollan en localizaciones distintas. El resultado es una experiencia muy poco cinematográfica. No solo tenemos una trama que avanza de una manera absolutamente deslavazada, sino también un reparto coral con tantos personajes que el guionista no sabe qué hacer con ellos. No miento, ¡la mayoría no pintan nada! He oído a otros aficionados de la franquicia quejándose de la ausencia de Barry, Ada, el Tyrant, Mr. X... Pero en serio, ¿de verdad queréis más personajes en esto? ¿Estáis locos?
Los cambios a la trama de sendos videojuegos, más que atajos narrativos que concedan un poco de muy necesitado dinamismo al relato, resultan en decisiones creativas inexplicables. La clase de decisiones que harían a un fan como yo expulsar espuma por la boca. ¿He mencionado lo aburrida que es? Es atroz. También recurre al muy conocido truco, típico del bajo presupuesto, de saturar hasta arriba los colores y subir la iluminación al máximo para dar un poco de vidilla a unos sets planos y barateros, pero ese ya nos lo sabemos demasiado bien. Mejor no hablar de los efectos especiales.
Volviendo a las preguntas sin respuesta:
¿Quién decidió suprimir toda la personalidad del cuarteto protagonista y convertirlos en un atajo de estereotipos incompetentes?
¿Por qué no se nos explica la conexión entre Umbrella, esa empresa farmacéutica malévola responsable de la epidemia zombi, y el cuerpo de policía?
¿Con qué pretexto está el reportero en la cárcel?
¿Desde cuándo Lisa Trevor es una "zombi buena"?
¿Por qué está en el orfanato en vez de en la mansión?
¿Dónde están las Rayban de Albert Wesker?
¿Cómo es que el orfanato, que está en medio de la ciudad, está comunicado con una mansión en las montañas?
¿Cómo una persona se despierta por el ruido de un disparo pero no por el de una explosión?
¿Por qué inventarte toda esa subtrama de que el virus se extendió por el agua de la ciudad, para tener que dar una explicación cogida por los pelos de por qué hay gente que no está infectada?
¿Por qué colar tantas morcillas y referencias a los videojuegos si vas a escupir en su legado?
¿Por qué Neal McDonough hace unas películas tan malas últimamente?
Y estas son solo algunas de ellas.
Es un viernes por la noche, tengo sueño. Me voy a la cama.
No vean esta película.
Primero hablaré de lo que sí me gustó de la película.
Muy bien, hecho. Ahora detallaré los puntos negativos, que no son pocos:
Para empezar, ¿a quién demonios se le ocurrió que era una buena idea mezclar las historias de dos videojuegos distintos en una única película de 100 minutos? Para el que no esté muy enterado, Resident Evil 1 y Resident Evil 2, entregas que con escaso éxito pretende "adaptar" Bienvenidos, están protagonizadas por un elenco diferente y se desarrollan en localizaciones distintas. El resultado es una experiencia muy poco cinematográfica. No solo tenemos una trama que avanza de una manera absolutamente deslavazada, sino también un reparto coral con tantos personajes que el guionista no sabe qué hacer con ellos. No miento, ¡la mayoría no pintan nada! He oído a otros aficionados de la franquicia quejándose de la ausencia de Barry, Ada, el Tyrant, Mr. X... Pero en serio, ¿de verdad queréis más personajes en esto? ¿Estáis locos?
Los cambios a la trama de sendos videojuegos, más que atajos narrativos que concedan un poco de muy necesitado dinamismo al relato, resultan en decisiones creativas inexplicables. La clase de decisiones que harían a un fan como yo expulsar espuma por la boca. ¿He mencionado lo aburrida que es? Es atroz. También recurre al muy conocido truco, típico del bajo presupuesto, de saturar hasta arriba los colores y subir la iluminación al máximo para dar un poco de vidilla a unos sets planos y barateros, pero ese ya nos lo sabemos demasiado bien. Mejor no hablar de los efectos especiales.
Volviendo a las preguntas sin respuesta:
¿Quién decidió suprimir toda la personalidad del cuarteto protagonista y convertirlos en un atajo de estereotipos incompetentes?
¿Por qué no se nos explica la conexión entre Umbrella, esa empresa farmacéutica malévola responsable de la epidemia zombi, y el cuerpo de policía?
¿Con qué pretexto está el reportero en la cárcel?
¿Desde cuándo Lisa Trevor es una "zombi buena"?
¿Por qué está en el orfanato en vez de en la mansión?
¿Dónde están las Rayban de Albert Wesker?
¿Cómo es que el orfanato, que está en medio de la ciudad, está comunicado con una mansión en las montañas?
¿Cómo una persona se despierta por el ruido de un disparo pero no por el de una explosión?
¿Por qué inventarte toda esa subtrama de que el virus se extendió por el agua de la ciudad, para tener que dar una explicación cogida por los pelos de por qué hay gente que no está infectada?
¿Por qué colar tantas morcillas y referencias a los videojuegos si vas a escupir en su legado?
¿Por qué Neal McDonough hace unas películas tan malas últimamente?
Y estas son solo algunas de ellas.
Es un viernes por la noche, tengo sueño. Me voy a la cama.
No vean esta película.

6,5
4.062
8
30 de julio de 2022
30 de julio de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Allá por 1989, al prolífico director japonés Kinji Fukasaku, especializado en dramas criminales, se le encargó la producción de una comedia policiaca que estaría protagonizada por uno de los humoristas "top" de Japón: Takeshi Kitano (aka: "Beat" Takeshi). El destino quiso que, debido a complicaciones en la salud del realizador, fuese Kitano el que terminase por tomar las riendas del proyecto como director. Pero lo que nadie pudo esperar fue que la dirección de Kitano y el film resultante manifestasen de una forma tan inconfundible la impronta de un autor con una personalidad y una visión tan únicas e irrepetibles. Tan únicas, como digo, que ni los productores, crítica o público fueron capaces de comprender Violent Cop.
La cinta que nos ocupa suele pasar desapercibida dentro de la filmografía de Kitano. Sin haberla siquiera visto, muchos de sus seguidores se sentirían inclinados a opinar que tan sólo fue a partir de Sonatine que finalmente alcanzó su máxima madurez y plenitud estilísticas. Que con aquella y las posteriores Hana Bi y Kikujiro lograría perfeccionar ese contraste tan marcado e impenitente entre nihilismo y sentimentalismo que lo distingue como uno de los autores más originales en activo. No se equivoquen, su debút ofrece todos los rasgos del Kitano más puro.
Lo cierto es que si nos olvidamos un poco de quién es Takeshi, sorprende a más no poder que esta película saliera tan bien como lo hizo. Kitano, sin apenas experiencia tras las cámaras, reescribió todo el guión a su gusto (no aparece acreditado) y exigió al equipo técnico y al director de fotografía los planos más heterodoxos que alguien podría esperar en una producción de bajo a mediano presupuesto japonesa. Planos estáticos de larga duración y travellings imposibles están a la orden del día.
Como es de esperar siendo una obra tan temprana, la banda sonora no es de su colaborador habitual, Joe Hisaishi, pero es de una calidad excelente. Con unas melodías melancólicas muy "noir" que son empleadas de forma esporádica con gran efecto. A destacar el uso de la Tercera Gnossienne de Satie.
Si tuviese que describirla, la definiría como una Harry el Sucio japonesa con un protagonista más sádico que todos los personajes de Clint Eastwood juntos. No deja de ser una trama policiaca relativamente convencional pero es muy satisfactoria. Su estilo refleja el nihilismo de Jean Luc Godard combinado con las emociones interiorizadas y la sequedad de Bresson. También encontrará aquí grandes dosis de humor negro y cuenta con algunas secuencias realmente impactantes y muy bien rodadas. No obstante, se trata de una cinta dura.
En conclusión, si es usted fan de Kitano es imprescindible que la vea. Y si lo que viene buscando es un buen thriller de acción con sello de autor, aquí tiene una pequeña joya que merece su atención.
La cinta que nos ocupa suele pasar desapercibida dentro de la filmografía de Kitano. Sin haberla siquiera visto, muchos de sus seguidores se sentirían inclinados a opinar que tan sólo fue a partir de Sonatine que finalmente alcanzó su máxima madurez y plenitud estilísticas. Que con aquella y las posteriores Hana Bi y Kikujiro lograría perfeccionar ese contraste tan marcado e impenitente entre nihilismo y sentimentalismo que lo distingue como uno de los autores más originales en activo. No se equivoquen, su debút ofrece todos los rasgos del Kitano más puro.
Lo cierto es que si nos olvidamos un poco de quién es Takeshi, sorprende a más no poder que esta película saliera tan bien como lo hizo. Kitano, sin apenas experiencia tras las cámaras, reescribió todo el guión a su gusto (no aparece acreditado) y exigió al equipo técnico y al director de fotografía los planos más heterodoxos que alguien podría esperar en una producción de bajo a mediano presupuesto japonesa. Planos estáticos de larga duración y travellings imposibles están a la orden del día.
Como es de esperar siendo una obra tan temprana, la banda sonora no es de su colaborador habitual, Joe Hisaishi, pero es de una calidad excelente. Con unas melodías melancólicas muy "noir" que son empleadas de forma esporádica con gran efecto. A destacar el uso de la Tercera Gnossienne de Satie.
Si tuviese que describirla, la definiría como una Harry el Sucio japonesa con un protagonista más sádico que todos los personajes de Clint Eastwood juntos. No deja de ser una trama policiaca relativamente convencional pero es muy satisfactoria. Su estilo refleja el nihilismo de Jean Luc Godard combinado con las emociones interiorizadas y la sequedad de Bresson. También encontrará aquí grandes dosis de humor negro y cuenta con algunas secuencias realmente impactantes y muy bien rodadas. No obstante, se trata de una cinta dura.
En conclusión, si es usted fan de Kitano es imprescindible que la vea. Y si lo que viene buscando es un buen thriller de acción con sello de autor, aquí tiene una pequeña joya que merece su atención.
6
23 de julio de 2022
23 de julio de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me va a costar pero voy a intentar expresar con palabras la clase de producto que es Ricki-Oh.
Pensemos en un manga surrealista y ultraviolento. Para el que no conozca aquel en el que se basa esta cinta, que intente recordar algo como Ninja Scroll. Fue adaptada en forma de película de animación en 1993 y además se asemeja a ésta en lo que a elenco de villanos variopinto y colorido se refiere. Ahora bien, imagínense intentar filmar esa clase de historia en forma de película de artes marciales con actores reales y con un presupuesto nulo. Eso es Ricki-Oh.
Una película tan absurda y tan gore como esta es imposible de tomar en serio. Resulta verdaderamente difícil dilucidar si está así de mal hecha a posta o ha sido todo inintencionado. Si se trata de la primera posibilidad, entonces Lam Nai-Choi es un genio del cine por haber creado una producto tan subversivo y postmoderno en 1991. Si se trata de la segunda, entonces... Lo queremos igualmente.
Ricky es un hombre con una fuerza sobrehumana que es enviado a la prisión más peligrosa del futuro. Año 2001. Pero Ricky es un alma caritativa y humanista, y decide ayudar a los presos más débiles organizando una revuelta contra la jerarquía del lugar: los cuatro jefes que controlan cada ala del presidio, un subdirector con un brazo robótico y un ojo de cristal adicto a la pornografía y un alcaide con un hijo disminuido que tiene que tomar unas pastillas cada cierto tiempo para evitar transformarse en un ogro asesino. El alcaide, no el hijo.
Apunta maneras, lo sé. Y además seremos testigos de lo siguiente: Un hombre que se abre el vientre con una espada e inmediatamente procede a sacarse los intestinos y estrangular a otro hombre con ellos. Un tipo que ata entre sí con un nudo las dos mitades de su vena mediana seccionada para frenar la hemorragia. Crucifixiones. Destripamientos varios. Montajes de entrenamiento. A Ricky y su novia jugando con aviones teledirigidos. Un doblaje en inglés horroroso que hace que los chinos se llamen entre ellos "Andrew", "Freddie" u "Óscar". Y un verdadero despliegue de humildad, compasión y sacrificio de Ricky hacia sus compañeros reclusos que es suficiente para emocionar hasta al espectador más insensible.
Ricki-Oh es una experiencia mágica. Irrepetible. La clase de película que hay que ver para creer. Si tiene usted un estómago fuerte y un buen paladar para la caspa debe darse un gusto. Solo así descubrirá por qué no conviene enfadar a Ricky.
"YOU ARE ALL FREE NOW!"
Pensemos en un manga surrealista y ultraviolento. Para el que no conozca aquel en el que se basa esta cinta, que intente recordar algo como Ninja Scroll. Fue adaptada en forma de película de animación en 1993 y además se asemeja a ésta en lo que a elenco de villanos variopinto y colorido se refiere. Ahora bien, imagínense intentar filmar esa clase de historia en forma de película de artes marciales con actores reales y con un presupuesto nulo. Eso es Ricki-Oh.
Una película tan absurda y tan gore como esta es imposible de tomar en serio. Resulta verdaderamente difícil dilucidar si está así de mal hecha a posta o ha sido todo inintencionado. Si se trata de la primera posibilidad, entonces Lam Nai-Choi es un genio del cine por haber creado una producto tan subversivo y postmoderno en 1991. Si se trata de la segunda, entonces... Lo queremos igualmente.
Ricky es un hombre con una fuerza sobrehumana que es enviado a la prisión más peligrosa del futuro. Año 2001. Pero Ricky es un alma caritativa y humanista, y decide ayudar a los presos más débiles organizando una revuelta contra la jerarquía del lugar: los cuatro jefes que controlan cada ala del presidio, un subdirector con un brazo robótico y un ojo de cristal adicto a la pornografía y un alcaide con un hijo disminuido que tiene que tomar unas pastillas cada cierto tiempo para evitar transformarse en un ogro asesino. El alcaide, no el hijo.
Apunta maneras, lo sé. Y además seremos testigos de lo siguiente: Un hombre que se abre el vientre con una espada e inmediatamente procede a sacarse los intestinos y estrangular a otro hombre con ellos. Un tipo que ata entre sí con un nudo las dos mitades de su vena mediana seccionada para frenar la hemorragia. Crucifixiones. Destripamientos varios. Montajes de entrenamiento. A Ricky y su novia jugando con aviones teledirigidos. Un doblaje en inglés horroroso que hace que los chinos se llamen entre ellos "Andrew", "Freddie" u "Óscar". Y un verdadero despliegue de humildad, compasión y sacrificio de Ricky hacia sus compañeros reclusos que es suficiente para emocionar hasta al espectador más insensible.
Ricki-Oh es una experiencia mágica. Irrepetible. La clase de película que hay que ver para creer. Si tiene usted un estómago fuerte y un buen paladar para la caspa debe darse un gusto. Solo así descubrirá por qué no conviene enfadar a Ricky.
"YOU ARE ALL FREE NOW!"

6,7
5.142
9
23 de julio de 2022
23 de julio de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Rojo Oscuro es una pieza transicional. Y es raro que una obra así sea la mejor de su autor, pero aquí estamos. La película que hoy nos ocupa es la despedida de Argento del giallo más puro para adentrarse en el mundo del terror sobrenatural, ¡y qué despedida a lo grande!
Lo primero de todo, quiero expresar mi admiración por el enorme talento visual de Argento. Aún así, he de admitir muy a mi pesar que no lo encuentro un guionista particularmente talentoso. Muchas de sus películas están plagadas de lagunas enormes, arcos argumentales que no van a ninguna parte y un largo etcétera. Incluso su otra obra maestra, Suspiria, también peca de estas imperfecciones. Rojo Oscuro, en cambio, es perfecta. (Y también la perfecta ocasión para ver a David Hemmings en una producción italiana intentando resolver un homicidio. Con un éxito moderadamente aceptable, esta vez)
Es gracioso cómo la calidad del libreto es prácticamente el único elemento variable en la etapa dorada de la filmografía del realizador, ¿verdad?
Aquí tenemos un asesino en serie de guantes negros, una doble vuelta de tuerca, un protagonista que se ve involucrado en un asesinato como testigo y se pasa la película intentado recordar un detalle aparentemente insignificante del mismo...
Como ven, todos los elementos que cabría esperar en una peli de Argento están en su sitio y han sido perfectamente integrados en un guion tan bien afinado como un violín de Stradivarius. Lo cierto es que yo tengo una verdadera debilidad por esa clase de películas de horror donde seguimos al protagonista y nos metemos en su piel a medida que intenta resolver un misterio. Saben de lo que les hablo: Ringu, La Profecía... Puede que estemos ante su mejor exponente.
Sigue siendo una película para un público muy selecto y todas esas virtudes que alguien como yo le ve, pueden parecer escasas a otros. Al fin y al cabo es una película de miedo italiana y los criterios que se aplican a ellas son bien distintos de las americanas. Un buen ejemplo es la increíble banda sonora de la banda de rock progresivo Goblin. La mayor parte de la gente pensará que el jazz fusión no tiene cabida en una cinta de terror atmosférica. Quizá. Pero el timón lo lleva Argento. O aprendemos a jugar con sus reglas o nos quedamos en tierra.
Cada uno verá un Rojo Oscuro distinto, pero si bajas tus defensas hacia el exceso setentero y te dejas llevar puede que encuentres una obra de arte. Y puede que termines tan enamorado como yo.
Lo primero de todo, quiero expresar mi admiración por el enorme talento visual de Argento. Aún así, he de admitir muy a mi pesar que no lo encuentro un guionista particularmente talentoso. Muchas de sus películas están plagadas de lagunas enormes, arcos argumentales que no van a ninguna parte y un largo etcétera. Incluso su otra obra maestra, Suspiria, también peca de estas imperfecciones. Rojo Oscuro, en cambio, es perfecta. (Y también la perfecta ocasión para ver a David Hemmings en una producción italiana intentando resolver un homicidio. Con un éxito moderadamente aceptable, esta vez)
Es gracioso cómo la calidad del libreto es prácticamente el único elemento variable en la etapa dorada de la filmografía del realizador, ¿verdad?
Aquí tenemos un asesino en serie de guantes negros, una doble vuelta de tuerca, un protagonista que se ve involucrado en un asesinato como testigo y se pasa la película intentado recordar un detalle aparentemente insignificante del mismo...
Como ven, todos los elementos que cabría esperar en una peli de Argento están en su sitio y han sido perfectamente integrados en un guion tan bien afinado como un violín de Stradivarius. Lo cierto es que yo tengo una verdadera debilidad por esa clase de películas de horror donde seguimos al protagonista y nos metemos en su piel a medida que intenta resolver un misterio. Saben de lo que les hablo: Ringu, La Profecía... Puede que estemos ante su mejor exponente.
Sigue siendo una película para un público muy selecto y todas esas virtudes que alguien como yo le ve, pueden parecer escasas a otros. Al fin y al cabo es una película de miedo italiana y los criterios que se aplican a ellas son bien distintos de las americanas. Un buen ejemplo es la increíble banda sonora de la banda de rock progresivo Goblin. La mayor parte de la gente pensará que el jazz fusión no tiene cabida en una cinta de terror atmosférica. Quizá. Pero el timón lo lleva Argento. O aprendemos a jugar con sus reglas o nos quedamos en tierra.
Cada uno verá un Rojo Oscuro distinto, pero si bajas tus defensas hacia el exceso setentero y te dejas llevar puede que encuentres una obra de arte. Y puede que termines tan enamorado como yo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La revelación del rostro en el espejo es una de mis vueltas de tuerca favoritas de todos los tiempos. Y el hecho de que esté tan a simple vista la hace aún mejor.
P.D.: La muerte de los villanos es la cosa más brutal y absurda que te puedas imaginar. ¡Me encanta!
P.D.: La muerte de los villanos es la cosa más brutal y absurda que te puedas imaginar. ¡Me encanta!
8
14 de junio de 2024
14 de junio de 2024
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando la gente habla de las películas de la Hammer, siempre son dos nombres los que dominan la conversación: Drácula y Frankenstein. Puede que alguien también mencione a La Momia o al Doctor Quatermass, pero la cinta que aquí nos ocupa es de las más únicas de la productora. Única en más de un sentido pues, a diferencia de aquellas, esta no llegó a dar ninguna secuela. Algo desafortunado pues, en su único film sobre el célebre detective, la Casa Británica del Terror logra un éxito por partida doble: El Perro de los Baskerville es, a su vez, una sólida intriga de terror muy bien ambientada y una adaptación sorprendentemente fiel.
Peter Cushing interpreta a un Sherlock Holmes astuto y flemático. Y se nota -esto es algo que me gusta a mí- que Cushing disfruta como un niño delante de las cámaras cuando de vez en cuando se le da la oportunidad de ser el héroe de la función. Según parece, el actor era también un gran fan de las novelas y fue directamente responsable de que la película terminara por ser tan cercana al material original. Podemos decir que captura a la perfección el espíritu de la serie literaria.
No obstante, lo que de verdad quería mencionar en esta crítica, y que hace (al menos para mí) tan especial esta película, es su ambientación. No debía yo tener más de 11 años cuando me leí El Perro de los Baskerville por primera y última vez, y aún -una década más tarde- sigo teniendo una imagen mental muy vívida de los oscuros y desangelados páramos de Dartmoor tal y como los describía Arthur Conan Doyle. Imagínense mi sorpresa cuando veo esta película y todo: los paisajes, la villa de los Baskerville... se corresponden, con una perfección milimétrica, con esa memoria que ha permanecido en mi subconsciente durante todos esos años.
Ya solo por eso, me quito el sombrero ante Terence Fisher y los suyos. O la gorra, mejor dicho.
Peter Cushing interpreta a un Sherlock Holmes astuto y flemático. Y se nota -esto es algo que me gusta a mí- que Cushing disfruta como un niño delante de las cámaras cuando de vez en cuando se le da la oportunidad de ser el héroe de la función. Según parece, el actor era también un gran fan de las novelas y fue directamente responsable de que la película terminara por ser tan cercana al material original. Podemos decir que captura a la perfección el espíritu de la serie literaria.
No obstante, lo que de verdad quería mencionar en esta crítica, y que hace (al menos para mí) tan especial esta película, es su ambientación. No debía yo tener más de 11 años cuando me leí El Perro de los Baskerville por primera y última vez, y aún -una década más tarde- sigo teniendo una imagen mental muy vívida de los oscuros y desangelados páramos de Dartmoor tal y como los describía Arthur Conan Doyle. Imagínense mi sorpresa cuando veo esta película y todo: los paisajes, la villa de los Baskerville... se corresponden, con una perfección milimétrica, con esa memoria que ha permanecido en mi subconsciente durante todos esos años.
Ya solo por eso, me quito el sombrero ante Terence Fisher y los suyos. O la gorra, mejor dicho.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La novela original toma la forma de una serie de cartas que envía Watson a Holmes durante su estancia en solitario en la mansión de la familia Baskerville, haciendo su aparición el detective justo al final de la historia para terminar de desentrañar él mismo el misterio del perro fantasma.
En la película, Holmes llega a Dartmoor mucho antes: más o menos cuando la cinta va por la mitad. Una buena decisión ya que ¡se supone que es el protagonista!
En la película, Holmes llega a Dartmoor mucho antes: más o menos cuando la cinta va por la mitad. Una buena decisión ya que ¡se supone que es el protagonista!
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