Empiezas como en una ducha caliente, relajado. Sean, Benicio, Naomi, impecables, todos bailan la danza al son de Iñárritu, hasta que el mismo director te lanza un jarro de agua fría y te das cuenta cuanto valen 21 gramos. Esta obra es de arte.

Esta película es un homenaje a la literatura, y se desarrolla de una manera compleja pero a la vez dando unos pequeños toques de realismo y humor. Nos envuelve en el pensamiento del protagonista haciéndole llegar al espectador una imagen vulgar y apasionada de la realidad ordinaria de la trama, aunque nos deja con mal sabor de boca, por ser tan abstracta y a la vez copiosa en cómo nos orienta la perspectiva de la historia, un paisaje frió y cortó. Sin embargo, está bien aprovechado para encontrar, en el momento justo, emociones cotidianas y amparadas por un realismo contemporáneo de un profesor de instituto que intenta dar constancia de la literatura.

Primeramente lo que hace a esta película el film que es, es gracias a una cuidada dirección y una brillante y espectacular interpretación de Cooper, tal unión nos mete en la cabeza de un personaje muy peculiar y inhóspito. La música y efectos de sonido nos harán temblar y llorar de emoción. Los puntos mas flojos están en la adaptación del libro al guión, y la originalidad del mismo, ya que es la plasmada obra de la vida de "Chris Kyle" y en los minutos que dura la película nos da un rápido vistazo tanto visual como sentimental. Totalmente necesaria en películas tipo bélico.

Como un cacahuete garrapiñado, esta película es dulce por fuera: una interpretación magistral de Ryan y un ambiente feroz de Cooper. Pero no sería nada sin ese cacahuete que nos cruza las vidas de todos los personajes y nos deja como después de un electrochoque. Sin duda electrizante. Puntuación: ★★★★ (sobre 5).