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10
27 de septiembre de 2013
27 de septiembre de 2013
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
A pesar del éxito en la anterior batalla en el Abismo de Helm la guerra no ha hecho más que empezar, Sauron agrupa a todas las fuerzas del mal para presentar batalla, la batalla final de nuestra Era, y toda la esperanza reside en dos pequeños hobbits...
El Señor de los Anillos se podría resumir como una lucha contra el mal. Pero no es una simple historia de ficción, es mucho más que eso.
Una historia que te atrapa y una vez que te adentras en la Tierra Media ya no quieres salir más.
Una historia de sueños, esperanzas, miedos, amistad, amor, superación, valentía...Personajes que a pesar de todas las adversidades no se rinden, siguen adelante, “porque todos luchan por algo” y como dice Sam se puede luchar para que el bien reine en este mundo.
Después de disfrutar la triología tanto cinematográfica como literaria es imposible que todos estos personajes no acaben en un hueco de tu corazón.
Con el Retorno del Rey este memorable viaje finaliza y sin duda Peter Jackson no podría haberlo acabado mejor, a pesar del la calidad de las dos anteriores, esta se supera.
La fotografía sigue siendo sobresaliente, al igual que la ambientación, Mordor, Rohan, Minas Tirith, Hobbiton, es tal como debería ser. Y por supuesto, la Banda Sonora de Howard Shore es digna de admiración. Grande Howard.
Esta película es perfecta para cerrar la trilogía, nos brinda momentos memorables, una cinta cargada de emoción.
Momentos como la batalla en Minas Tirith donde se te encoge el corazón al ver cómo tal ejército destruye la hermosa ciudad de reyes, momentos como la carga de los rohirrim en los campos de Pelennor en el que tu adrenalina va a mil y lo único que quieres es levantarte de la butaca del cine y unirte a sus gritos de "MUERTEE", momentos como el último enfrentamiento en la Puerta Negra, donde todos combaten por la esperanza de que esos dos pequeños hobbits sigan vivos, momentos como el de Frodo y Sam, tirados y exhaustos en el monte del destino recordando la frescura de La Comarca, momentos como el de la coronación del nuevo rey y todo un reino arrodillándose ante cuatro hobbits que han conseguido cambiar el rumbo del futuro. Y podría seguir así, porque momentazos hay de sobra.
Pero por supuesto el momento final, el fin de esta aventura y la despedida en los Puertos Grises, un momento en el que no puedes evitar emocionarte, porque se acabó, porque esa historia que te ha hecho sentir mil emociones y vivirla como los personajes ya ha terminado, porque ese mundo te ha calado hondo, porque Tolkien nos ha hecho conocer la Tierra Media y Peter Jackson ha conseguido reflejarla como sólo él podría. Porque a pesar de todo, la Comunidad del Anillo siempre estará ahí. Porque a pesar de todo, este no es el fin del viaje.
Hannon le.
El Señor de los Anillos se podría resumir como una lucha contra el mal. Pero no es una simple historia de ficción, es mucho más que eso.
Una historia que te atrapa y una vez que te adentras en la Tierra Media ya no quieres salir más.
Una historia de sueños, esperanzas, miedos, amistad, amor, superación, valentía...Personajes que a pesar de todas las adversidades no se rinden, siguen adelante, “porque todos luchan por algo” y como dice Sam se puede luchar para que el bien reine en este mundo.
Después de disfrutar la triología tanto cinematográfica como literaria es imposible que todos estos personajes no acaben en un hueco de tu corazón.
Con el Retorno del Rey este memorable viaje finaliza y sin duda Peter Jackson no podría haberlo acabado mejor, a pesar del la calidad de las dos anteriores, esta se supera.
La fotografía sigue siendo sobresaliente, al igual que la ambientación, Mordor, Rohan, Minas Tirith, Hobbiton, es tal como debería ser. Y por supuesto, la Banda Sonora de Howard Shore es digna de admiración. Grande Howard.
Esta película es perfecta para cerrar la trilogía, nos brinda momentos memorables, una cinta cargada de emoción.
Momentos como la batalla en Minas Tirith donde se te encoge el corazón al ver cómo tal ejército destruye la hermosa ciudad de reyes, momentos como la carga de los rohirrim en los campos de Pelennor en el que tu adrenalina va a mil y lo único que quieres es levantarte de la butaca del cine y unirte a sus gritos de "MUERTEE", momentos como el último enfrentamiento en la Puerta Negra, donde todos combaten por la esperanza de que esos dos pequeños hobbits sigan vivos, momentos como el de Frodo y Sam, tirados y exhaustos en el monte del destino recordando la frescura de La Comarca, momentos como el de la coronación del nuevo rey y todo un reino arrodillándose ante cuatro hobbits que han conseguido cambiar el rumbo del futuro. Y podría seguir así, porque momentazos hay de sobra.
Pero por supuesto el momento final, el fin de esta aventura y la despedida en los Puertos Grises, un momento en el que no puedes evitar emocionarte, porque se acabó, porque esa historia que te ha hecho sentir mil emociones y vivirla como los personajes ya ha terminado, porque ese mundo te ha calado hondo, porque Tolkien nos ha hecho conocer la Tierra Media y Peter Jackson ha conseguido reflejarla como sólo él podría. Porque a pesar de todo, la Comunidad del Anillo siempre estará ahí. Porque a pesar de todo, este no es el fin del viaje.
Hannon le.
25 de septiembre de 2013
25 de septiembre de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La obra literaria Cazadores de Sombras: Ciudad de Hueso de Cassandra Clare aparece en la gran pantalla a manos del director Harald Zwart con un resultado claramente decepcionante.
He leído esta saga literaria y he de decir que aunque no esté entre mi pila de libros favoritos de este género disfruté leyendo esta pequeña delicia, sin embargo me llevé un disgusto al ver lo mal que habían adaptado el primer tomo a su versión cinematográfica. La verdad es que no me esperaba una obra maestra, tampoco iba con grandes ilusiones, aunque siempre está esa pequeña esperanza de que el resultado no sea desastroso, pues bien, esa esperanza se perdió en los primeros quince minutos del visionado.
La trama de la película va demasiado deprisa, las acciones se desencadenan una detrás de otra sin apenas dejar tiempo al espectador para que asimile su contenido, la madre de Clary desaparece y al momento siguiente ya están con los hermanos silenciosos, un intento mal hecho de contar muchas cosas sin el suficiente tiempo para que salgan bien, resultado de un guión lamentable. Además con sus ansias de abarcarlo todo dejan sin explicar muchas ideas que tienen importancia en el mundo de los nefilim, como el asunto relativo a la Clave y al Círculo, la importancia de los Instrumentos Mortales, etc.
En lo que respecta a la caracterización de los personajes también dejan mucho que desear, con un Jace inexpresivo que casi roza lo ridículo en su versión más edulcorada y una Clary simplemente aceptable, ambos forman una pareja forzada, no hay feeling entre ellos, dan a entender un falso y superficial amor adolescente.
Simon es el personaje que más destacaría, más acorde el libro, es la actuación que más se disfruta. Los personajes secundarios de Isabelle, Alec, Magnus y Lucian no están del todo mal, pero aparecen tan poco en pantalla que tampoco puedes formarte una gran opinión de ellos.
Y no nos olvidemos del malo malísimo: el temible Valentine, un villano con la intención de extinguir a una raza entera de subterráneos que no te inspira ni un poco de respeto.
En definitiva, una adaptación bastante floja. Quizá alguien que no haya leído los libros tenga una mejor opinión de la película, pero aún así, sin tener en cuenta la saga literaria, la obra no es más que una típica película adolescente de fantasía-acción pero en versión cutre.
Es triste ver cómo buenos libros acaban en el mundo del cine de esta manera, eso sí, se han visto adaptaciones peores.
He leído esta saga literaria y he de decir que aunque no esté entre mi pila de libros favoritos de este género disfruté leyendo esta pequeña delicia, sin embargo me llevé un disgusto al ver lo mal que habían adaptado el primer tomo a su versión cinematográfica. La verdad es que no me esperaba una obra maestra, tampoco iba con grandes ilusiones, aunque siempre está esa pequeña esperanza de que el resultado no sea desastroso, pues bien, esa esperanza se perdió en los primeros quince minutos del visionado.
La trama de la película va demasiado deprisa, las acciones se desencadenan una detrás de otra sin apenas dejar tiempo al espectador para que asimile su contenido, la madre de Clary desaparece y al momento siguiente ya están con los hermanos silenciosos, un intento mal hecho de contar muchas cosas sin el suficiente tiempo para que salgan bien, resultado de un guión lamentable. Además con sus ansias de abarcarlo todo dejan sin explicar muchas ideas que tienen importancia en el mundo de los nefilim, como el asunto relativo a la Clave y al Círculo, la importancia de los Instrumentos Mortales, etc.
En lo que respecta a la caracterización de los personajes también dejan mucho que desear, con un Jace inexpresivo que casi roza lo ridículo en su versión más edulcorada y una Clary simplemente aceptable, ambos forman una pareja forzada, no hay feeling entre ellos, dan a entender un falso y superficial amor adolescente.
Simon es el personaje que más destacaría, más acorde el libro, es la actuación que más se disfruta. Los personajes secundarios de Isabelle, Alec, Magnus y Lucian no están del todo mal, pero aparecen tan poco en pantalla que tampoco puedes formarte una gran opinión de ellos.
Y no nos olvidemos del malo malísimo: el temible Valentine, un villano con la intención de extinguir a una raza entera de subterráneos que no te inspira ni un poco de respeto.
En definitiva, una adaptación bastante floja. Quizá alguien que no haya leído los libros tenga una mejor opinión de la película, pero aún así, sin tener en cuenta la saga literaria, la obra no es más que una típica película adolescente de fantasía-acción pero en versión cutre.
Es triste ver cómo buenos libros acaban en el mundo del cine de esta manera, eso sí, se han visto adaptaciones peores.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Aparte de las carencias mencionadas anteriormente de la película, me parece un error garrafal que desvelen cosas que sólo deberías saber en libros posteriores. ¿Cómo es posible que en la película te den a entender que Jace y Clary no son hermanos a pesar de que ellos piensen que sí? Han estropeado toda la sorpresa del primer libro, en el que el lector cree de verdad que lo son y es cuando en el tercer libro te dicen que no, que no son hermanos. Pero nada, en la película te dejan con que Hodge le da la idea a Valentine de hacerles creer la mentira, algo totalmente innecesario.
También te hacen spoilers de cosas que sólo sabes hasta el segundo libro, como por ejemplo cuando dejan caer que Simon será un vampiro o que Clary puede crear nuevas runas.
Y por último, la parte final, totalmente cambiada a la del libro, hace que la película caiga más en picado.
También te hacen spoilers de cosas que sólo sabes hasta el segundo libro, como por ejemplo cuando dejan caer que Simon será un vampiro o que Clary puede crear nuevas runas.
Y por último, la parte final, totalmente cambiada a la del libro, hace que la película caiga más en picado.

6,8
97.256
7
8 de octubre de 2013
8 de octubre de 2013
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vivimos en una sociedad donde las tecnologías están a la orden del día, donde prácticamente todas las personas dependen de éstas para poder sobrevivir. Probablemente la mayoría de los jóvenes adultos e incluso más adultos disponen de redes sociales, el mundo actual está completamente digitalizado.
Todo ello se refleja demasiado bien en el ámbito social, las personas conocen a otras personas mediante páginas de internet, e incluso se pasa más tiempo hablando con los amigos en redes sociales que encontrándose cara a cara como antaño.
Todas aquellas personas que niegan el poder de las nuevas tecnologías se están quedando un paso por detrás.
David Fincher, director de grandes obras tales como Se7en o El club de la lucha, nos presenta “La Red Social”, en la que narra como Mark Zuckerberg, alumno de Harvard y genio de la programación, empieza un proyecto que años más tarde se convertiría en la red social más popular: Facebook.
Con un buen guión y un montaje bien hecho, Fincher, nos muestra el mundo de las redes sociales y de la vida universitaria, en los que la frialdad de las relaciones sociales, la competencia feroz por ganarse un puesto en el mercado, las ambiciones, la fama y las traiciones mueven el hilo en un mundo aparentemente superficial.
Es, sin duda, la película que ilustra a la perfección el auge y el asentamiento de Internet y de la realidad de dichas redes sociales. Sin embargo, todo tiene un precio, y es que Mark Zuckerberg con su calculadora mente y sus ansias por llegar a lo más alto acaba perdiendo lo que más le importaba, porque como reza la leyenda: "no haces 500 millones de amigos sin ganarte algunos enemigos".
Todo ello se refleja demasiado bien en el ámbito social, las personas conocen a otras personas mediante páginas de internet, e incluso se pasa más tiempo hablando con los amigos en redes sociales que encontrándose cara a cara como antaño.
Todas aquellas personas que niegan el poder de las nuevas tecnologías se están quedando un paso por detrás.
David Fincher, director de grandes obras tales como Se7en o El club de la lucha, nos presenta “La Red Social”, en la que narra como Mark Zuckerberg, alumno de Harvard y genio de la programación, empieza un proyecto que años más tarde se convertiría en la red social más popular: Facebook.
Con un buen guión y un montaje bien hecho, Fincher, nos muestra el mundo de las redes sociales y de la vida universitaria, en los que la frialdad de las relaciones sociales, la competencia feroz por ganarse un puesto en el mercado, las ambiciones, la fama y las traiciones mueven el hilo en un mundo aparentemente superficial.
Es, sin duda, la película que ilustra a la perfección el auge y el asentamiento de Internet y de la realidad de dichas redes sociales. Sin embargo, todo tiene un precio, y es que Mark Zuckerberg con su calculadora mente y sus ansias por llegar a lo más alto acaba perdiendo lo que más le importaba, porque como reza la leyenda: "no haces 500 millones de amigos sin ganarte algunos enemigos".

8,1
190.088
9
24 de septiembre de 2013
24 de septiembre de 2013
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
David Fincher nos presenta una obra maestra, sublime y aplastante, con un mensaje que cala hondo y nos llega a poner los pelos de punta.
He de hacer especial mención al excelente guión, montaje y a la admirable actuación de Edward Norton, uno los grandes actores de nuestra época, según mi opinión sumamente infravalorado, nos narra esta historia con monólogos dignos a destacar conduciéndonos por el hilo de sus divagaciones. Y es que tanto Brad Pitt como Helena Bonham Carter no se quedan nada atrás.
Estamos ante una película que hace reflexionar, y si alguien espera un producto visual de mero entretenimiento destinada a satisfacer los deseos predecibles de una hueca cultura de masas, le invito a ahorrarse el visionado.
Vivimos en una sociedad que lamentablemente cada vez aparenta más superficialidad. El capitalismo nos consume, nos movemos ante unos cánones desgraciadamente dictados por la publicidad y los estereotipos. Y es que el sistema no para de enviarnos mensajes materialistas, compra más y serás más feliz, algo que al fin y al cabo nos hace más desdichados, nos enseñan el consumo como el camino hacia la felicidad, en vez de enseñarnos a ser feliz cuanto menos necesites.
Fincher consigue reflejar a la perfección dichas ideas que Palahniuk nos transmite en su obra literaria. Nos muestra una sociedad degradada, unos personajes que, cansados de la rutina y de su condición como esclavos del sistema, deciden liberarse guiados por el carismático álter ego del protagonista, Tyler Durden, un personaje complejo, cínico, autodestructivo y nihilista.
Sin embargo lo que en un principio para el protagonista fue un grito de desahogo ante una rutina asfixiante y un canto a la liberación de una sociedad capitalista, se acabó convirtiendo en un peligroso proyecto que se le fue de las manos.
Y bien ¿qué podemos hacer ante ello? El mismo protagonista se da cuenta de la locura que ha desencadenado, porque tristemente, nos damos cuenta de que la liberación destina a la autodestrucción y que al final, sólo nos queda convivir con ello.
He de hacer especial mención al excelente guión, montaje y a la admirable actuación de Edward Norton, uno los grandes actores de nuestra época, según mi opinión sumamente infravalorado, nos narra esta historia con monólogos dignos a destacar conduciéndonos por el hilo de sus divagaciones. Y es que tanto Brad Pitt como Helena Bonham Carter no se quedan nada atrás.
Estamos ante una película que hace reflexionar, y si alguien espera un producto visual de mero entretenimiento destinada a satisfacer los deseos predecibles de una hueca cultura de masas, le invito a ahorrarse el visionado.
Vivimos en una sociedad que lamentablemente cada vez aparenta más superficialidad. El capitalismo nos consume, nos movemos ante unos cánones desgraciadamente dictados por la publicidad y los estereotipos. Y es que el sistema no para de enviarnos mensajes materialistas, compra más y serás más feliz, algo que al fin y al cabo nos hace más desdichados, nos enseñan el consumo como el camino hacia la felicidad, en vez de enseñarnos a ser feliz cuanto menos necesites.
Fincher consigue reflejar a la perfección dichas ideas que Palahniuk nos transmite en su obra literaria. Nos muestra una sociedad degradada, unos personajes que, cansados de la rutina y de su condición como esclavos del sistema, deciden liberarse guiados por el carismático álter ego del protagonista, Tyler Durden, un personaje complejo, cínico, autodestructivo y nihilista.
Sin embargo lo que en un principio para el protagonista fue un grito de desahogo ante una rutina asfixiante y un canto a la liberación de una sociedad capitalista, se acabó convirtiendo en un peligroso proyecto que se le fue de las manos.
Y bien ¿qué podemos hacer ante ello? El mismo protagonista se da cuenta de la locura que ha desencadenado, porque tristemente, nos damos cuenta de que la liberación destina a la autodestrucción y que al final, sólo nos queda convivir con ello.
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