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2,2
18.552
1
18 de julio de 2009
18 de julio de 2009
37 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay algo bastante siniestro en el gobierno que tenemos actualmente cuando te paras a pensar que la guionista de Mentiras y gordas es nada más y nada menos que nuestra excelentísima ministra de cultura. Ministra de cultura que por cierto se ha puesto seria con la piratería. En ese sentido hay que alabar su dedicado esfuerzo para erradicar las descargas de películas a través de Internet, ya que con basuras de la talla de Mentiras y Gordas dudo yo que alguien tenga estómago para bajarse de la mula películas de esta calaña.
En este país de la pandereta que es España, a veces me dan ganas de hacer las maletas y largarme lejos, muy lejos.
En este país de la pandereta que es España, a veces me dan ganas de hacer las maletas y largarme lejos, muy lejos.
6
13 de enero de 2011
13 de enero de 2011
34 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de ver Bruc es bueno saber que uno no se va a encontrar con una recreación de la batalla del Bruch, sino que la película comienza justo después, con la persecución del mítico tamborilero por parte de cinco curtidos veteranos de la Grande Armée. De esta forma es más fácil no llevarse una decepción y disfrutar así con la película.
Daniel Benmayor ofrece una entretenida película de aventuras con una clara influencia del cine de acción americano, teniendo como pilares fundamentales títulos como “Acorralado”, “Depredador” o “Apocalypto”. Es cierto que no aporta nada nuevo y que el director no resuelve con inteligencia muchas de las secuencias, pero con un limitado presupuesto sabe explotar bien los recursos, el paisaje y mantener correctamente el pulso narrativo durante toda la película.
Las actuaciones que dan vida a los perseguidores están muy conseguidas, especialmente la de Vincent Pérez, que realiza un trabajo memorable; su personaje es frío, ambiguo y despiadado, pero en todo momento se conduce como un hombre de honor. Santi Millán también está muy bien en un registro distinto al que acostumbra. Por su parte, Juan José Ballesta hace lo que puede, pero la verdad es que no encaja en este tipo de papeles y su interpretación deja mucho que desear.
Aunque Bruc es una película regular y bastante mejorable, está bien que de vez en cuando se apueste por proyectos de este tipo que acerquen al público episodios importantes de nuestra historia. Si a algún chaval le pica el gusanillo al ver la película y se interesa por la Guerra de la Independencia, ésta ya habrá valido la pena. Cuando uno ya está harto de películas que tratan sobre la vida de la charcutera del quinto izquierda, películas como “Bruc” son siempre bienvenidas.
Daniel Benmayor ofrece una entretenida película de aventuras con una clara influencia del cine de acción americano, teniendo como pilares fundamentales títulos como “Acorralado”, “Depredador” o “Apocalypto”. Es cierto que no aporta nada nuevo y que el director no resuelve con inteligencia muchas de las secuencias, pero con un limitado presupuesto sabe explotar bien los recursos, el paisaje y mantener correctamente el pulso narrativo durante toda la película.
Las actuaciones que dan vida a los perseguidores están muy conseguidas, especialmente la de Vincent Pérez, que realiza un trabajo memorable; su personaje es frío, ambiguo y despiadado, pero en todo momento se conduce como un hombre de honor. Santi Millán también está muy bien en un registro distinto al que acostumbra. Por su parte, Juan José Ballesta hace lo que puede, pero la verdad es que no encaja en este tipo de papeles y su interpretación deja mucho que desear.
Aunque Bruc es una película regular y bastante mejorable, está bien que de vez en cuando se apueste por proyectos de este tipo que acerquen al público episodios importantes de nuestra historia. Si a algún chaval le pica el gusanillo al ver la película y se interesa por la Guerra de la Independencia, ésta ya habrá valido la pena. Cuando uno ya está harto de películas que tratan sobre la vida de la charcutera del quinto izquierda, películas como “Bruc” son siempre bienvenidas.

7,8
159.035
6
25 de septiembre de 2009
25 de septiembre de 2009
39 de 50 usuarios han encontrado esta crítica útil
Kill Bill, que me parece una película muy buena, fue el punto de inflexión en el cine de Tarantino. Desde entonces, el director ha continuado con ese estilo disparatado y excesivo que funcionó una vez, pero que no ha terminado de cuajar en sus siguientes trabajos. Death Proof era una película que partía de una buena base argumental, pero el resultado era más que decepcionante. Los diálogos, fundamentales en el cine de Tarantino, ya no tenían esa chispa de antes y parecía que el director, consciente de ello, intentaba recuperar su esencia alargando y alargando conversaciones hasta agotar la paciencia del espectador. El resultado estaba a años luz de sus primeras obras maestras.
Con Malditos Bastardos ocurre lo mismo. No es realmente una mala película, pues entretiene y posee momentos de verdadera genialidad que deben tenerse en cuenta a la hora de valorarla. El comienzo de la película es magistral. Ahora bien, tiene demasiadas cosas malas para tildarla de obra maestra, ni siquiera de notable. Es una película excesiva, con algunos diálogos que se alargan hasta el aburrimiento; hay personajes que no dicen nada y que sin embargo hablan y hablan, quitando tiempo a los verdaderos protagonistas de la película. Tanto personaje sin interés, tanto diálogo hueco (echo de menos las hamburguesas de Pulp Fiction y las propinas de Reservoir Dogs), hacen que la historia no avance y que los protagonistas de la película no cuenten con más de dos o tres escenas para lucirse. La nueva “musa” de Tarantino, Diane Kruger, tiene uno de los papeles principales más tontos y efímeros de toda la filmografía de Tarantino ¿Qué aporta a la historia?
No obstante, donde realmente la película hace aguas, es en la parte final. Tarantino, queriendo ser original a toda costa, se permite reescribir la Historia, lo cual, en principio, puede resultar interesante; pero la reescribe mal ¿Dónde queda la verosimilitud? No hay que olvidar que Hitler era un fanático de la seguridad personal. Pues nada, a Tarantino se la suda todo. Dos guardias para custodiar a toda la cúpula del nazismo, los Bastardos (buscados por la gestapo con foto y todo) yendo y viniendo por la fiesta nazi, a su rollo...En fin, un disparate y una soberana chorrada. Más vale tomárselo a broma porque para ponerse de mala leche ya tenemos a los políticos. Pero realmente revienta que una trama tan compleja, que se ha ido gestando durante tres horazas de película, se resuelva de una manera tan infantil y estúpida.
Por muchas cosas buenas que tenga Malditos Bastardos, que las tiene, sin un pilar argumentativo fuerte, una sólida base que sostenga todo ese caos mental, la película se cae a pedazos. Le conviene a Tarantino sentarse un rato durante el próximo rodaje y reflexionar sobre lo que está haciendo. Pero seguramente no lo necesite, pues el que se sabe genio no requiere de esas pérdidas de tiempo. Sin embargo, el genio se le está acabando, y si sigue así, lo próximo que haga huele ya a la legua a maldita mierda.
Con Malditos Bastardos ocurre lo mismo. No es realmente una mala película, pues entretiene y posee momentos de verdadera genialidad que deben tenerse en cuenta a la hora de valorarla. El comienzo de la película es magistral. Ahora bien, tiene demasiadas cosas malas para tildarla de obra maestra, ni siquiera de notable. Es una película excesiva, con algunos diálogos que se alargan hasta el aburrimiento; hay personajes que no dicen nada y que sin embargo hablan y hablan, quitando tiempo a los verdaderos protagonistas de la película. Tanto personaje sin interés, tanto diálogo hueco (echo de menos las hamburguesas de Pulp Fiction y las propinas de Reservoir Dogs), hacen que la historia no avance y que los protagonistas de la película no cuenten con más de dos o tres escenas para lucirse. La nueva “musa” de Tarantino, Diane Kruger, tiene uno de los papeles principales más tontos y efímeros de toda la filmografía de Tarantino ¿Qué aporta a la historia?
No obstante, donde realmente la película hace aguas, es en la parte final. Tarantino, queriendo ser original a toda costa, se permite reescribir la Historia, lo cual, en principio, puede resultar interesante; pero la reescribe mal ¿Dónde queda la verosimilitud? No hay que olvidar que Hitler era un fanático de la seguridad personal. Pues nada, a Tarantino se la suda todo. Dos guardias para custodiar a toda la cúpula del nazismo, los Bastardos (buscados por la gestapo con foto y todo) yendo y viniendo por la fiesta nazi, a su rollo...En fin, un disparate y una soberana chorrada. Más vale tomárselo a broma porque para ponerse de mala leche ya tenemos a los políticos. Pero realmente revienta que una trama tan compleja, que se ha ido gestando durante tres horazas de película, se resuelva de una manera tan infantil y estúpida.
Por muchas cosas buenas que tenga Malditos Bastardos, que las tiene, sin un pilar argumentativo fuerte, una sólida base que sostenga todo ese caos mental, la película se cae a pedazos. Le conviene a Tarantino sentarse un rato durante el próximo rodaje y reflexionar sobre lo que está haciendo. Pero seguramente no lo necesite, pues el que se sabe genio no requiere de esas pérdidas de tiempo. Sin embargo, el genio se le está acabando, y si sigue así, lo próximo que haga huele ya a la legua a maldita mierda.

5,1
15.319
7
13 de febrero de 2010
13 de febrero de 2010
30 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno de los mayores sueños de Benicio del Toro había sido llevar a la gran pantalla la historia de uno de sus personajes favoritos de la infancia, el Hombre Lobo, sin perder el encanto que tenían las películas clásicas de terror y de la Hammer, adaptándola al mismo tiempo a las exigencias actuales. Se nota que cuando se aborda un proyecto con humildad e ilusión, con la intención de acercar a los más jóvenes una forma de hacer cine de terror hace ya tiempo perdida, y sin más pretensiones que la de ofrecer al público una buena película, el resultado es más que satisfactorio.
Es por ello que “El Hombre Lobo” consigue lo que se proponía desde un primer momento, ser una película disfrutable y entretenida con la que pasar un buen rato. Sin embargo, hay que decir que el pulso narrativo de la película es algo irregular, pudiendo distinguirse en ésta dos partes diferenciadas. En una magnífica primera mitad podemos ver que la química entre el pretendido clasicismo y los efectos especiales realmente funciona, creándose una ambientación tenebrosa muy lograda y un terrorífico hombre lobo. Es aquí donde el director consigue transmitir más intriga a la historia, transcurriendo ésta en un supersticioso y lúgubre pueblecito de Inglaterra perdido entre oscuros bosques, donde se han producido unos horribles crímenes que parecen obra del mismísimo Satanás; todo ello bien sostenido por las más que correctas interpretaciones de Benicio del Toro y Anthony Hopkins. Por contra, durante la segunda parte todo se vuelve más predecible y artificioso. La intriga deja paso a la acción y se da un predomino de los efectos especiales sobre los elementos más clásicos. Aunque esta parte no deja de ser muy entretenida, sí es cierto que la película sufre un serio bajón con respecto a la primera mitad.
En resumen, estamos ante una interesante película que revisa con respeto a uno de los personajes más clásicos del cine de terror. Yo por mi parte me lo he pasado como un enano viéndola y espero que le vaya muy bien a Benicio del Toro con ella, y que si es así, se anime en los próximos años a retomar otros personajes como Drácula o Frankenstein.
Es por ello que “El Hombre Lobo” consigue lo que se proponía desde un primer momento, ser una película disfrutable y entretenida con la que pasar un buen rato. Sin embargo, hay que decir que el pulso narrativo de la película es algo irregular, pudiendo distinguirse en ésta dos partes diferenciadas. En una magnífica primera mitad podemos ver que la química entre el pretendido clasicismo y los efectos especiales realmente funciona, creándose una ambientación tenebrosa muy lograda y un terrorífico hombre lobo. Es aquí donde el director consigue transmitir más intriga a la historia, transcurriendo ésta en un supersticioso y lúgubre pueblecito de Inglaterra perdido entre oscuros bosques, donde se han producido unos horribles crímenes que parecen obra del mismísimo Satanás; todo ello bien sostenido por las más que correctas interpretaciones de Benicio del Toro y Anthony Hopkins. Por contra, durante la segunda parte todo se vuelve más predecible y artificioso. La intriga deja paso a la acción y se da un predomino de los efectos especiales sobre los elementos más clásicos. Aunque esta parte no deja de ser muy entretenida, sí es cierto que la película sufre un serio bajón con respecto a la primera mitad.
En resumen, estamos ante una interesante película que revisa con respeto a uno de los personajes más clásicos del cine de terror. Yo por mi parte me lo he pasado como un enano viéndola y espero que le vaya muy bien a Benicio del Toro con ella, y que si es así, se anime en los próximos años a retomar otros personajes como Drácula o Frankenstein.
15 de febrero de 2010
15 de febrero de 2010
31 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando uno se dispone a ver una producción televisiva con trasfondo histórico ya sabe de antemano que lo que se va a encontrar, en general, va a ser bastante limitado. Sin embargo, suelen tratarse de películas interesantes que muchas veces muestran más respeto por la historia que muchas superproducciones de Hollywood. Con esa idea en la cabeza me puse a ver “La Batalla de Passchendaele”, pensando que ya era hora de que le dedicasen una película a una de las batallas más terribles de la historia. Desconocía en aquel momento que minutos después estaría ciscándome en todo.
“La Batalla de Passchendaele”, que se llama así como se podría llamar Little Big Horn porque de guerra tiene muy poco, cuenta la rocambolesca historia de amor entre una enfermera morfinómana y un veterano que se quedó retrasado mental en acto de servicio. Esto último no se dice en la película pero se puede deducir de la misma. Todo es tan horrible en ella que parece que el director la filmó borracho. Muchas veces ni se entiende qué está pasando, no hay por dónde coger nada, el guión es infame y las interpretaciones son dignas de un pelotón de fusilamiento. Lo peor de todo es que encima la película es pretenciosa, y es que cuando intenta ser poética, por medio de unos rimbombantes diálogos sobre lo absurdo de la guerra y la condición humana, más que la reflexión, “La Batalla de Passchendaele” provoca el descojono.
Las pocas escenas de guerra parecen filmadas por un gilipollas, con soldados yendo y viniendo en todas las direcciones sin ningún sentido. Uno sospecha mientras ve semejante esperpento que detrás de las cámaras se encuentra el Woody Allen ciego de “Un final Made in Hollywood”. El asalto alemán final es con méritos la peor escena bélica que he visto en mi vida, pero la película aún guarda un as en la manga, con una estrafalaria metáfora que recuerda a la crucifixión de Cristo que es sencillamente delirante.
En fin, los muertos de la primera guerra mundial no se merecían semejante engendro. Es para meter en la cárcel a los responsables. Una mierda. Una puta mierda.
“La Batalla de Passchendaele”, que se llama así como se podría llamar Little Big Horn porque de guerra tiene muy poco, cuenta la rocambolesca historia de amor entre una enfermera morfinómana y un veterano que se quedó retrasado mental en acto de servicio. Esto último no se dice en la película pero se puede deducir de la misma. Todo es tan horrible en ella que parece que el director la filmó borracho. Muchas veces ni se entiende qué está pasando, no hay por dónde coger nada, el guión es infame y las interpretaciones son dignas de un pelotón de fusilamiento. Lo peor de todo es que encima la película es pretenciosa, y es que cuando intenta ser poética, por medio de unos rimbombantes diálogos sobre lo absurdo de la guerra y la condición humana, más que la reflexión, “La Batalla de Passchendaele” provoca el descojono.
Las pocas escenas de guerra parecen filmadas por un gilipollas, con soldados yendo y viniendo en todas las direcciones sin ningún sentido. Uno sospecha mientras ve semejante esperpento que detrás de las cámaras se encuentra el Woody Allen ciego de “Un final Made in Hollywood”. El asalto alemán final es con méritos la peor escena bélica que he visto en mi vida, pero la película aún guarda un as en la manga, con una estrafalaria metáfora que recuerda a la crucifixión de Cristo que es sencillamente delirante.
En fin, los muertos de la primera guerra mundial no se merecían semejante engendro. Es para meter en la cárcel a los responsables. Una mierda. Una puta mierda.
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