Sigue la senda de series policíacas tipo Monteperdido, Perdida, Sé quién eres o Bajo sospecha, quedándose a años luz tanto a nivel de trama como de interpretación.
La serie aunque no escatima en gastos de producción, no tiene una trama consistente.
El argumento de cada capitulo es del estilo Hospital Central. Cada capítulo personajes nuevos, tramas nuevas y desenlace similar. Este tipo de planteamiento hace que no te enganches y que se acabe haciendo soporífera.

Un capítulo piloto debe engancharte. En este caso no lo hace en ningún momento.

El reparto fijo es muy flojo. Jovencitos jugando a ser detectives con experiencia. Chani Martín parece estar descojonándose de la trama en todo momento, lo que hace que no te tomes en serio ni al personaje ni a la serie. Parece que diga todo su diálogo de memorieta como un niño recitando los ríos de España.

Juan Echanove pasa desapercibido Interpreta a un inspector jefe al que parece sentirse obligado a interpretar.

La actriz protagonista Michelle Calvó, parece querer ser la sucesora de Adriana Ugarte, pero con poco acierto. La forma de vestir, de moverse, de hablar... Resulta inevitable ver a Adriana en lugar de Michelle.

Los diálogos son muy simples. Tienen en muchas ocasiones la misión de alargar el metraje.

A cada capítulo le sobra entre 15 y 20 minutos.

Lo mejor de la serie son los personajes temporales como Marta Guerras, Lucía Barrado o Nerea Barros y la siempre grande Elvira Mínguez.

Hacer una secuela de dos películas que marcaron durante los 80, es cuanto menos un reto valiente.

Sin embargo, esta película, que partía con muchos fans, con muchas posibilidades y con un altísimos presupuesto, se convierte en una cinta aburrida, grotesca, estúpida y sin gracia.

Nada tiene que ver con sus predecesoras. No sé a qué público va dirigida, pero debe ser una audiencia unineuronal.

Reparto indecente. Diálogos propios de una escuela de educación infantil. Un guión que no tiene sentido.

Creo que es una de las peores películas que he visto en mi vida. Una pérdida de tiempo. Una tomadura de pelo.