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6,2
38.419
10
12 de septiembre de 2020
12 de septiembre de 2020
6 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tenet de Christopher Nolan es una película hecha con un cariño y un cuidado impresionantes. Una prueba de ello es el hecho de que el director, como viene siendo una constante en toda su filmografía, prefiere hacer primar los efectos prácticos. Esta decisión implica que el uso de CGI es reducido al mínimo. En esta crítica no pretendo arremeter contra el uso del croma en el cine actual, pero sí quisiera remarcar la valentía del realizador a la hora de optar por unos efectos que hacen de la película una experiencia mucho más realista y, consecuentemente, más inmersiva.
Sin entrar en spoilers, diré que la película es en esencia una película de espionaje clásica con un ingrediente de ciencia ficción. Muchos consideran que los personajes de la misma carecen de profundidad y que son más bien planos. Y, en cierto modo, tienen razón: hay un héroe puro, un inventor de gadgets, un villano más malo que cenar fabada asturiana con acidez... Por otra parte, esos detalles están pensados desde el principio por el director, al realizar una película dentro del género de acción, el cual, por lo que sea, no se caracteriza por representar la filosofía de Kant ni los monólogos interiores de Dostoyevski. Por este motivo, los actores están bien escogidos. Cada uno aporta un ingrediente refrescante a la cinta que en otra película del género no encontraríamos. Para hablar con más franqueza de las interpretaciones pasaré a la zona spoiler.
Sin entrar en spoilers, diré que la película es en esencia una película de espionaje clásica con un ingrediente de ciencia ficción. Muchos consideran que los personajes de la misma carecen de profundidad y que son más bien planos. Y, en cierto modo, tienen razón: hay un héroe puro, un inventor de gadgets, un villano más malo que cenar fabada asturiana con acidez... Por otra parte, esos detalles están pensados desde el principio por el director, al realizar una película dentro del género de acción, el cual, por lo que sea, no se caracteriza por representar la filosofía de Kant ni los monólogos interiores de Dostoyevski. Por este motivo, los actores están bien escogidos. Cada uno aporta un ingrediente refrescante a la cinta que en otra película del género no encontraríamos. Para hablar con más franqueza de las interpretaciones pasaré a la zona spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Me centraré en los cuatro actores centrales:
-Kenneth Branagh, quien hace un malo con una convicción y una seriedad terroríficas. Le aseguro al lector que todas las amenazas pronunciadas por él ante el Protagonista y ante su mujer hacen al espectador estremecerse por completo.
-Elizabeth Debicki, cuyo personaje de chica atractiva/novia del malo podría parecer el más tópico de las películas de James Bond (solo que aquí, inteligentemente, se prescinde de un romance), aporta muchos matices en el que es el personaje más complejo de la película: interesada por el lujo que le concede su marido y, a la vez, alguien muy humana capaz de hacer cualquier cosa para salvar a su pequeño.
-Robert Pattinson: No tengo palabras suficientes para señalar mi admiración hacia el personaje tan fascinante que crea y que siempre está un paso por delante del héroe central. Se mueve con desenvoltura con un personaje tan irónico y sagaz.
-John David Washington: En el personaje interpretado por este señor está el elemento por el que considero a esta película una obra maestra. Como actor Washington es muy bueno, pero lo que lo eleva son sus escenas de acción, en las que insistió en no contar con dobles (el lector comprensivo me permitirá exclamar un: "¡olé sus...!"). El hombre es un absoluto portento, tanto es así que hace creíble el hecho de ser víctima de una inversión temporal profunda y se mueve como tal.
En definitiva, nos encontramos ante una película de acción excelsa por lo entretenida que es y por la innovación presentada en la propuesta.
-Kenneth Branagh, quien hace un malo con una convicción y una seriedad terroríficas. Le aseguro al lector que todas las amenazas pronunciadas por él ante el Protagonista y ante su mujer hacen al espectador estremecerse por completo.
-Elizabeth Debicki, cuyo personaje de chica atractiva/novia del malo podría parecer el más tópico de las películas de James Bond (solo que aquí, inteligentemente, se prescinde de un romance), aporta muchos matices en el que es el personaje más complejo de la película: interesada por el lujo que le concede su marido y, a la vez, alguien muy humana capaz de hacer cualquier cosa para salvar a su pequeño.
-Robert Pattinson: No tengo palabras suficientes para señalar mi admiración hacia el personaje tan fascinante que crea y que siempre está un paso por delante del héroe central. Se mueve con desenvoltura con un personaje tan irónico y sagaz.
-John David Washington: En el personaje interpretado por este señor está el elemento por el que considero a esta película una obra maestra. Como actor Washington es muy bueno, pero lo que lo eleva son sus escenas de acción, en las que insistió en no contar con dobles (el lector comprensivo me permitirá exclamar un: "¡olé sus...!"). El hombre es un absoluto portento, tanto es así que hace creíble el hecho de ser víctima de una inversión temporal profunda y se mueve como tal.
En definitiva, nos encontramos ante una película de acción excelsa por lo entretenida que es y por la innovación presentada en la propuesta.

7,0
48.408
9
12 de octubre de 2017
12 de octubre de 2017
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine está en crisis. Probablemente el precio de la entrada, unos casi siete euros que llevan a uno a que se lo piense dos veces antes de entrar, haya desempeñado un papel importante en esta decadencia. A partir de esta premisa los productores actuales, quienes desde luego siguen al pie de la letra el lema de Mediamarkt, han optado por hacer un tipo de cine más adaptado a los gustos de este público actual que gusta de poder hablar por las redes sociales mientras visiona la película. De esto se deduce que el espectador medio busca un tipo de cine en el que no se pueda perder partes importantes de la trama mientras atiende sus solicitudes de seguimiento o amistad.
Según todo esto, qué es lo que haría un productor para que este tipo de espectadores, por desgracia la gran mayoría, acudiera al cine en masa sin tener en cuenta la clavada en el precio de la entrada. La respuesta es, darles lo que ellos buscan: películas en las que la orgía de efectos visuales vencen a la originalidad y a la coherencia narrativa para que el público no se pierda mientas contempla la inmensidad de su iphone o de su pareja, ya que por lo visto la oscuridad de los cines ha empezado a ser aprovechada para que los jovencitos practiquen la pseudoprocreación caníbal sin peligro a ser reconocidos por nadie.
Dejando a un lado estas verdes imágenes, he de decir que Blade Runner 2049 es lo que se llama "una excepción a la regla". Han hecho lo que nadie se había atrevido a hacer: una película de más de dos horas, casi tres, en las que los movilizados espectadores no deben perder detalle. Bueno, más que no deben, no pueden por la simple razón de que se acabarían sintiendo más perdidos que un borracho en un laberinto.
No es una película en la que se dan soluciones a nuestras preguntas, sino que se añaden más cuestiones todavía. En el fondo es una metáfora sobre la vida. Nadie sabe por qué estamos aquí ni por qué dejamos de estarlo ni siquiera a qué se debe el éxito de la satánica canción de Luis Fonsi. Pero estas preguntas irresolubles no nos hacen dejar de vivir. Es más, esta incertidumbre nos anima a continuar nuestro camino quizás con la esperanza de que algún día resolveremos estas cuestiones. Es así como creo que deberíamos ver esta película, disfrutándola fotograma a fotograma hasta que acabe o hasta que Manolo te saque del cine a rastras.
Un regalo nos ha sido entregado y creo que deberíamos tratarlo como se merece: yendo al cine, apagando el móvil y dejándote llevar por sus paisajes desérticos, nevados, urbanos...
Cabe destacar, además de una fotografía impresionante, las grandes interpretaciones de todo el reparto de entre el que destacan: Ryan Gosling y Robin Wright. Ambos con una complejidad moral y ética que saben llevar con naturalidad y sin ningún atisbo de sobreactuación.
Según todo esto, qué es lo que haría un productor para que este tipo de espectadores, por desgracia la gran mayoría, acudiera al cine en masa sin tener en cuenta la clavada en el precio de la entrada. La respuesta es, darles lo que ellos buscan: películas en las que la orgía de efectos visuales vencen a la originalidad y a la coherencia narrativa para que el público no se pierda mientas contempla la inmensidad de su iphone o de su pareja, ya que por lo visto la oscuridad de los cines ha empezado a ser aprovechada para que los jovencitos practiquen la pseudoprocreación caníbal sin peligro a ser reconocidos por nadie.
Dejando a un lado estas verdes imágenes, he de decir que Blade Runner 2049 es lo que se llama "una excepción a la regla". Han hecho lo que nadie se había atrevido a hacer: una película de más de dos horas, casi tres, en las que los movilizados espectadores no deben perder detalle. Bueno, más que no deben, no pueden por la simple razón de que se acabarían sintiendo más perdidos que un borracho en un laberinto.
No es una película en la que se dan soluciones a nuestras preguntas, sino que se añaden más cuestiones todavía. En el fondo es una metáfora sobre la vida. Nadie sabe por qué estamos aquí ni por qué dejamos de estarlo ni siquiera a qué se debe el éxito de la satánica canción de Luis Fonsi. Pero estas preguntas irresolubles no nos hacen dejar de vivir. Es más, esta incertidumbre nos anima a continuar nuestro camino quizás con la esperanza de que algún día resolveremos estas cuestiones. Es así como creo que deberíamos ver esta película, disfrutándola fotograma a fotograma hasta que acabe o hasta que Manolo te saque del cine a rastras.
Un regalo nos ha sido entregado y creo que deberíamos tratarlo como se merece: yendo al cine, apagando el móvil y dejándote llevar por sus paisajes desérticos, nevados, urbanos...
Cabe destacar, además de una fotografía impresionante, las grandes interpretaciones de todo el reparto de entre el que destacan: Ryan Gosling y Robin Wright. Ambos con una complejidad moral y ética que saben llevar con naturalidad y sin ningún atisbo de sobreactuación.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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Bravo además por dos escenas:
-La escena en la que le holograma de Elvis cantando sirve para que Deckard y K se reconcilien. Esto no hubiera sucedido si el cantante en cuestión hubiese sido Daddy Yankee. Su profunda poesía no les hubiera apaciguado.
-El guiño a lágrimas en la lluvia en el épico final de K mientras suena la famosa música.
-La escena en la que le holograma de Elvis cantando sirve para que Deckard y K se reconcilien. Esto no hubiera sucedido si el cantante en cuestión hubiese sido Daddy Yankee. Su profunda poesía no les hubiera apaciguado.
-El guiño a lágrimas en la lluvia en el épico final de K mientras suena la famosa música.

7,0
10.991
10
7 de febrero de 2023
7 de febrero de 2023
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de realizar mi crítica debo hacer dos aclaraciones. En primer lugar, resulta pertinente decir que el que escribe estas líneas es un enamorado confeso de la saga de Shrek y del personaje del Gato con Botas en particular. En segundo lugar, dicho gusto por la saga, con todo, no le nubla el juicio hasta el punto de aprobar todos los fotogramas del universo del ogro verde (ejem, Shrek Tercero).
Entrando ya en materia, tengo que decir que tras ver el primer tráiler tuve algo de recelo por el cambio de la animación hiperrealista, a la que nos tenían acostumbrados, por otra más comiquera y pictórica. Con todo, esos miedos iniciales desaparecieron al instante nada más empezar la película, la cual me atrapó de principio a fin.
Y no me malinterpreten: la película, argumentalmente hablando, no es ni la segunda venida de Cristo ni la invención de la pólvora, ni tampoco lo pretende, dicho sea de paso. La historia gira en torno a algo que estamos viendo mucho en el cine últimamente: el ocaso del héroe, un personaje valeroso que ya peina canas y que básicamente no sabe qué hacer con su vida.
Entrando ya en materia, tengo que decir que tras ver el primer tráiler tuve algo de recelo por el cambio de la animación hiperrealista, a la que nos tenían acostumbrados, por otra más comiquera y pictórica. Con todo, esos miedos iniciales desaparecieron al instante nada más empezar la película, la cual me atrapó de principio a fin.
Y no me malinterpreten: la película, argumentalmente hablando, no es ni la segunda venida de Cristo ni la invención de la pólvora, ni tampoco lo pretende, dicho sea de paso. La historia gira en torno a algo que estamos viendo mucho en el cine últimamente: el ocaso del héroe, un personaje valeroso que ya peina canas y que básicamente no sabe qué hacer con su vida.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La madurez en el caso del Gato con botas implica una soledad y un miedo que lo atenazan hasta el punto de anularlo por completo en el escaso tiempo que le queda en el mundo de los vivos, tal como le anuncia ese siniestro lobo segador de almas.
Dicen que una buena historia de aventuras se mide por la calidad del villano. Pues bien, el lobo de esta película es, desde mi punto de vista, el mejor antagonista jamás visto en una peli de Shrek y, esto lo digo sin hipérbole alguna, en uno de los más destacables del cine de este siglo. La clave está en que aparece lo justo y necesario para que te entre el canguelo en el cuerpo con el silbido que anuncia su presencia. ¿Qué antagonista es superior a la encarnación de la Muerte? Es lo inevitable, el cazador que siempre obtiene su presa.
Sin embargo, como descubre nuestro felino favorito, ser consciente de la inevitabilidad de la muerte y seguir adelante en el camino de la vida disfrutando de la compañía de los seres queridos es una dulce victoria.
A modo de añadido, debo mencionar mi escena favorita de la cinta: el momento en el que el gato ha perdido el control y se ha dejado llevar por el miedo ante la presencia cercana del Lobo. En ese momento tan descorazonador, algo tan simple como el cariño de un amigo, representado en el abrazo que le da Perrito, le infunde fuerzas para seguir en la lucha por la vida, lo cual es el precioso mensaje de esta obra maestra que se ha marcado el amigo Dreamworks.
Dicen que una buena historia de aventuras se mide por la calidad del villano. Pues bien, el lobo de esta película es, desde mi punto de vista, el mejor antagonista jamás visto en una peli de Shrek y, esto lo digo sin hipérbole alguna, en uno de los más destacables del cine de este siglo. La clave está en que aparece lo justo y necesario para que te entre el canguelo en el cuerpo con el silbido que anuncia su presencia. ¿Qué antagonista es superior a la encarnación de la Muerte? Es lo inevitable, el cazador que siempre obtiene su presa.
Sin embargo, como descubre nuestro felino favorito, ser consciente de la inevitabilidad de la muerte y seguir adelante en el camino de la vida disfrutando de la compañía de los seres queridos es una dulce victoria.
A modo de añadido, debo mencionar mi escena favorita de la cinta: el momento en el que el gato ha perdido el control y se ha dejado llevar por el miedo ante la presencia cercana del Lobo. En ese momento tan descorazonador, algo tan simple como el cariño de un amigo, representado en el abrazo que le da Perrito, le infunde fuerzas para seguir en la lucha por la vida, lo cual es el precioso mensaje de esta obra maestra que se ha marcado el amigo Dreamworks.
10
13 de abril de 2024
13 de abril de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buscando en el catálogo de Hbo, un póster llamó mi atención. El rostro dubitativo de Adrien Brody superpuesto a una mansión tenebrosa me causó inquietud. Y, tratando de responder al clásico "¿de qué demonios va a ir esto?" me lancé de lleno a la serie a sabiendas de que el no haber oído ninguna reseña de una serie de hace más de 3 años profetizaba la llegada de un truño de proporciones épicas.
El lector observador detectará por la calificación que le he otorgado más arriba en cuán gran error me encontraba. La serie es un goce continuo: una pesadilla que te inquieta de principio a fin hasta el punto de que no puedas andar con tranquilidad por el pasillo de tu propia casa.
Para hablar más en profundidad, pasaré a la zona spoiler. Avisados están.
El lector observador detectará por la calificación que le he otorgado más arriba en cuán gran error me encontraba. La serie es un goce continuo: una pesadilla que te inquieta de principio a fin hasta el punto de que no puedas andar con tranquilidad por el pasillo de tu propia casa.
Para hablar más en profundidad, pasaré a la zona spoiler. Avisados están.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Esta es, en gran medida, una serie de vampiros, pero va más allá. No me malinterpreten. Yo soy de aquellos que se lo pasan como un puerco en una charca con cualquier serie, novela o película protagonizada por un carismático hematófago. Y aquí ciertamente la presencia de los vampiros se hace notar como una amenaza constante.
La cuestión está en que esta es una historia de una maldición y de un sacrificio suicida por acabar con ella. Esto se ve claramente en el personaje de Adrien Brody: un hombre con principios que ve cómo una entidad maléfica conocida como la Lombriz (¿no había otro animal, señor King?) se apodera de su mente y lo va consumiendo poco a poco, algo que genera un claro malestar en sus hijos, a los que extraña, como es lógico, que su padre se líe a hachazos contra las paredes en medio de la noche porque dice oír voces.
Pronto se descubre el pastel: hay unos vampiros que están haciendo incursiones en la casa para buscar un libro que, en caso de ser leído, sumirá en la noche perpetua al universo. Ante un extrañado Brody estos se comprometerán a dejar en paz a su familia si nuestro protagonista les entrega el libro.
En cualquier otra historia, habría habido un final facilón en el que el héroe se liaría con la chica, quemaría el libro maldito y todos los vampiros al instante se irían a freír espárragos. Sin embargo, este cuento, al igual que la vida, está lleno de dificultades imprevistas. Así pues, el libro no solo no puede ser destruido, sino que dota de oscuridad moral al que lo lleva y lo convierte en un objetivo directo de los amantes de los glóbulos rojos.
De esta manera, el protagonista, decidido a garantizar un futuro seguro a sus hijos, decide convertirse en vampiro, hacer que le cosan al cuerpo el libro y emprender un viaje por mar a los confines del mundo. Es un castigo perpetuo, ya que su condición de vampiro le garantizará la inmortalidad para así asegurarse de que jamás el libro caiga en malas manos. Y, así, como un Atlas sostiene el universo, Brody sostiene las vidas de sus familiares y del mundo entero por los siglos de los siglos.
La cuestión está en que esta es una historia de una maldición y de un sacrificio suicida por acabar con ella. Esto se ve claramente en el personaje de Adrien Brody: un hombre con principios que ve cómo una entidad maléfica conocida como la Lombriz (¿no había otro animal, señor King?) se apodera de su mente y lo va consumiendo poco a poco, algo que genera un claro malestar en sus hijos, a los que extraña, como es lógico, que su padre se líe a hachazos contra las paredes en medio de la noche porque dice oír voces.
Pronto se descubre el pastel: hay unos vampiros que están haciendo incursiones en la casa para buscar un libro que, en caso de ser leído, sumirá en la noche perpetua al universo. Ante un extrañado Brody estos se comprometerán a dejar en paz a su familia si nuestro protagonista les entrega el libro.
En cualquier otra historia, habría habido un final facilón en el que el héroe se liaría con la chica, quemaría el libro maldito y todos los vampiros al instante se irían a freír espárragos. Sin embargo, este cuento, al igual que la vida, está lleno de dificultades imprevistas. Así pues, el libro no solo no puede ser destruido, sino que dota de oscuridad moral al que lo lleva y lo convierte en un objetivo directo de los amantes de los glóbulos rojos.
De esta manera, el protagonista, decidido a garantizar un futuro seguro a sus hijos, decide convertirse en vampiro, hacer que le cosan al cuerpo el libro y emprender un viaje por mar a los confines del mundo. Es un castigo perpetuo, ya que su condición de vampiro le garantizará la inmortalidad para así asegurarse de que jamás el libro caiga en malas manos. Y, así, como un Atlas sostiene el universo, Brody sostiene las vidas de sus familiares y del mundo entero por los siglos de los siglos.

6,4
24.664
7
5 de septiembre de 2016
5 de septiembre de 2016
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nos encontramos con una película del maestro Woody, un hombre que a pesar de su avanzada edad sigue haciendo buen cine, mostrando un talento artístico y un dominio del diálogo incomparables.
Dejando a un lado la vida de este señor pasaré a lo que nos ocupa; una película de amor, comedia y algo de gangsterismo con una duración de unos escasos 96 minutos que se pasan rápido, pero que cuyo visionado queda envuelto en una gran nube de incertidumbre al encontrarnos con una historia de amor bastante insulsa, con escaso desarrollo y dramatización, en la que los actores protagonistas solo contribuyen a hacerla más insoportable con su excesiva sobreactuación representada en sus continuos tics nerviosos y la repetición continua de frases sin sentido.
Los que salvan la película son los personajes secundarios pertenecientes a la familia de Bobby: El típico hermano que te "resuelve" los problemas a su manera, papel que borda Corey Stoll, y los tíos de Bobby, el comunista pacífico y su mujer judía, que tienen diálogos desternillantes llenos de humor negro, filosofía y referencias a Karl Marx que no defraudaran al espectador atento.
En definitiva, una película entretenida en la que los secundarios roban el protagonismo a los actores principales.
Dejando a un lado la vida de este señor pasaré a lo que nos ocupa; una película de amor, comedia y algo de gangsterismo con una duración de unos escasos 96 minutos que se pasan rápido, pero que cuyo visionado queda envuelto en una gran nube de incertidumbre al encontrarnos con una historia de amor bastante insulsa, con escaso desarrollo y dramatización, en la que los actores protagonistas solo contribuyen a hacerla más insoportable con su excesiva sobreactuación representada en sus continuos tics nerviosos y la repetición continua de frases sin sentido.
Los que salvan la película son los personajes secundarios pertenecientes a la familia de Bobby: El típico hermano que te "resuelve" los problemas a su manera, papel que borda Corey Stoll, y los tíos de Bobby, el comunista pacífico y su mujer judía, que tienen diálogos desternillantes llenos de humor negro, filosofía y referencias a Karl Marx que no defraudaran al espectador atento.
En definitiva, una película entretenida en la que los secundarios roban el protagonismo a los actores principales.
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