A pesar de que en un principio puede tacharse como la típica serie desarrollada en un pueblo, sin más alicientes que las cosas que les pasen a sus protagonistas principales, si empiezas a verla descubres lo minuciosamente detallados que están cada uno de los personajes, desde el de Lauren Gaham como Lorelai Gilmore, la madre soltera que cría a su hija Rory (Alexis Bledel), hasta el que sale esporádicamente como extra. Todos y cada uno de ellos conforman el "universo Gilmore" y lo que más vale la pena de esta serie es precisamente eso.

Lo mejor son sin duda los diálogos, especialmente cuando en ellos interviene Lorelai, ya que se convierten en un torrente imparable de locuras e ingenio que te hacen sonreír por sus increíbles ocurrencias y símiles metafóricos. Puedes llegar a perderte en la conversación ;)

Como ya he dicho pese a poder ser "típica" y hasta previsible, merece la pena verla.

Película cargada de humor con guiños a la mujer trabajadora bien representada por una Katharine Hepburn inolvidable. Situaciones cómicas con diálogos sorprendentes que empiezan por un "¿qué tal el día?" y acaban en una alocada y divertida sucesión de frases inteligentes entre los dos "pocholines".

Típica del género pero con ingenio. Se merece un buen puesto.

Si buscas una película previsible pero más o menos entretenida, esta es la tuya. ¡Recomendada para verla una tarde con los colegas mientras os echáis unas risas! Y es en serio. Tiene sus momentos de tensión como cualquier otra película de suspense con las típicas dosis de "corred, que el malo os pilla" pero por lo demás es sosaina.

Versión -si no intento de copia- de la intrigante "Diablo sobre ruedas" de Spielberg. No le llega ni a la suela de los zapatos.

Mágica. Original. Inolvidable. De Burton.

Personajes desbordantes de ilusión y optimismo enfundados en un mundo pintorescamente macabro. No hay más que decir. La historia es encantadora, la animación magnífica y la banda sonora excelente (otro premio para Danny Elfman). ¿Infantil? Desde luego que no, como ocurre en muchas ocasiones el hecho de ser una película de animación hace desviar la atención adulta, por suerte para los que la hemos visto sabemos que no es así.

Lo más memorable: Jack Skellington que se ha convetido a pulso en todo un icono de nuestros tiempos y lo que es más importante, se lo merece.

Si de verdad existiera un Paul desde luego yo me lo pediría por Navidad. Película que intenta mostrar que el amor puede llegar cuando menos te lo esperas y más lo necesitas.

Escenarios increíbles pero como toda buena historia de amor, previsible, aunque no por ello menos bonita.

Recomendada para una tarde tranquila de sábado.