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9
30 de octubre de 2010
30 de octubre de 2010
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
“El horror , el horror" - Joseph Conrad, El corazón de las tinieblas.
Masacre es como introducirse en la famosa cita del relato de Conrad, en este caso mirar a través de los ojos de un niño que irá descubriendo que la guerra no es ningún juego. Precisamente como un juego comienza la película, el juego de Florya que ve de forma entusiasta ser reclutado por un grupo de partisanos en una aldea bielorrusa. Pero poco a poco se nos irá desvelando lo que se esconde detrás de su concepción idealizada de la guerra. Así de forma visceral, cruda, se nos muestra la angustia, la muerte, el caos, la más cruda expresión de la violencia con momentos de auténtica paranoia hasta desatarse una irracional vorágine destructiva.
Masacre es como introducirse en la famosa cita del relato de Conrad, en este caso mirar a través de los ojos de un niño que irá descubriendo que la guerra no es ningún juego. Precisamente como un juego comienza la película, el juego de Florya que ve de forma entusiasta ser reclutado por un grupo de partisanos en una aldea bielorrusa. Pero poco a poco se nos irá desvelando lo que se esconde detrás de su concepción idealizada de la guerra. Así de forma visceral, cruda, se nos muestra la angustia, la muerte, el caos, la más cruda expresión de la violencia con momentos de auténtica paranoia hasta desatarse una irracional vorágine destructiva.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Masacre también nos muestra el progresivo endurecimiento de Florya quien se verá inundado por el odio al enemigo nazi al final de la película, la imagen de su rostro completamente envejecido no es sino reflejo de alguien que ha visto más allá del horror.
Una joya de la década y del cine bélico.
Una joya de la década y del cine bélico.

6,2
7.978
6
28 de enero de 2014
28 de enero de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creepshow es un homenaje a los EC Cómics de los años 50. El guión es de Stephen King, está dirigida por el maestro del "cine zombie", George A. Romero, y los efectos especiales corren a cargo de Tom Savini. Creepshow se divide en cinco cortes independientes unidos por la historia principal de un padre que no quiere que su hijo lea el comic de terror Creepshow. Este punto puede resultar baladí, pero es toda una referencia crítica al motivo por el que se dejaron de publicar los EC Cómics: las presiones provocados por sectores conservadores. Aquí resulta crucial la hipocresía de un padre que no deja a su hijo leer cómics de terror; pero que es asiduo a la pornografía y maltrata a su hijo (aunque esto no quedará sin consecuencias, como nos desvela el último tramo de la película).
Como homenaje a los EC Cómics, Creepshow, no oculta sus referencias tanto en temática como en la forma; con encuadres clavados a viñetas, colores chillones y humor negro a raudales. Los personajes (interpretados por Leslie Nielsen, Ed Harris, Ted Danson o el propio Stephen King, entre otros) sobreactúan, pero es una sobreactuación completamente justificada con la temática y el tono caricaturesco de las historias.
Como homenaje a los EC Cómics, Creepshow, no oculta sus referencias tanto en temática como en la forma; con encuadres clavados a viñetas, colores chillones y humor negro a raudales. Los personajes (interpretados por Leslie Nielsen, Ed Harris, Ted Danson o el propio Stephen King, entre otros) sobreactúan, pero es una sobreactuación completamente justificada con la temática y el tono caricaturesco de las historias.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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En cuanto a la temática, campan a sus anchas los zombies que buscan venganza (cómo no , tratándose de una película de Romero), así tenemos "El día del padre" y "La marea" (mi favorita, con una escena que me recuerda al final de "El pirata barbanegra" de Raoul Walsh, y un Leslie Nielsen que hace un papel soberbio de cabroncete). Formas de vida extraterrestres en "La solitaria muerte de Jordy Verrill" (protagonizada por Stephen King), una clara referencia a "El color surgido del espacio" de Lovecraft. Monstruos demoníacos en "La caja" y , por último, las cucarachas dan forma a la historia más asquerosa de toda la película : "La invasión de las cucarachas".
En definitiva, una película muy entretenida que disfrutarán más los lectores de cómics o quien guste de una buena sesión de humor negro con una pizca de terror.
En definitiva, una película muy entretenida que disfrutarán más los lectores de cómics o quien guste de una buena sesión de humor negro con una pizca de terror.

6,2
8.179
7
28 de enero de 2014
28 de enero de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los cuerpos de varias chicas jóvenes aparecen en la ciudad. Charly Brewster, un adolescente con las hormonas a punto de ebullición, sospecha que su nuevo vecino, Jerry, es el asesino; pero no un asesino normal, sino un vampiro. Por supuesto, su novia Amy, su madre y su amigo “ Rata” permanecen incrédulos ante la teoría de Charly, e incluso el gran Peter Vincent, un matavampiros de película en horas bajas al que recurre como medida desesperada, le toma por loco. Pero Charly sabe que bajo la encantadora fachada de Jerry Dandrige se esconde un verdadero chupasangre.
Resto del cometario en Spoilers.
Resto del cometario en Spoilers.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Los cuerpos de varias chicas jóvenes aparecen en la ciudad. Charly Brewster, un adolescente con las hormonas a punto de ebullición, sospecha que su nuevo vecino, Jerry, es el asesino; pero no un asesino normal, sino un vampiro. Por supuesto, su novia Amy, su madre y su amigo “ Rata” permanecen incrédulos ante la teoría de Charly, e incluso el gran Peter Vincent, un matavampiros de película en horas bajas al que recurre como medida desesperada, le toma por loco. Pero Charly sabe que bajo la encantadora fachada de Jerry Dandrige se esconde un verdadero chupasangre.
Noche de miedo supone la reinvención de un subgénero de capa caída y que películas como “El ansia” (1983), “Mordiscos peligrosos” (1985), “Jóvenes ocultos” (1987) o “Los viajeros de la noche” (1987) – cada una en su estilo- pondrían de nuevo en la palestra. “Noche de miedo” trata de acercarlo al terreno juvenil tan propio de los ochenta e imbuirle un humor cargado de autoreferencias que recuerdan a un gran homenaje/parodia como es “El baile de los vampiros” (1967), aunque, en este caso, sin dejar de ser una película de terror.
Así, uno de sus puntos fuertes es precisamente esa continua parodia/homenaje al cine de vampiros característico de la productora Hammer y que encuentra en el personaje Peter Vincent (Roddy McDowall) su encarnación (no por casualidad el nombre proviene de dos grandes “monstruos” del cine de terror: Peter Cushing y Vincent Price). Peter Vincent, una de las bazas fuertes de la película y mi personaje favorito de Noche de miedo, es un actor pasado de moda que sobrevive presentando un programa que emite viejas películas de terror (Noche de miedo) que ya nadie- excepto Charly- ve. Y es que según sus propias palabras: “Los jóvenes sólo quieren ver locos furiosos con la cara cubierta haciendo picadillo a chicas vírgenes”. Esto, como no, no es más que una claro guiño a la oleada de “slashers” que inundó el género de terror de los ochenta a raíz de “Halloween” (1978). Vincent, pese a su reticencia inicial, se verá obligado a aceptar su papel ficticio y enfrentarse en “la realidad” a uno de los seres que tantas veces ha matado en sus películas. La diferencia es que ni él es tan valiente como su personaje de celuloide - y ni siquiera cree en los vampiros- ni su enemigo se mostrará tan vulnerable como las vampiresas que mata hasta con la estaca empuñada al revés.
Y así llegamos a la otra novedad que “Noche de miedo” nos presenta con respecto a otras películas: el personaje de Jerry Dandrige (Chris Sarandon). Un “hombre” refinado, atractivo, seductor y aparentemente encantador , que pasa completamente desapercibido y que constituye la antítesis del arquetipo acartonado y anacrónico al que el cine nos tiene acostumbrados.
Además, los amantes del terror gozarán de la gran fuerza que despliegan las escenas más escabrosas - en gran parte gracias al magnífico maquillaje de Ken Díaz (La Cosa, Piratas del Caribe)- como la del ataque en casa de Charly, los enfrentamientos entre Peter y "Rata", o la"batalla final" en la guarida del no muerto. Una atmósfera bien lograda que complementan a la perfección la composición musical de Brad Fiedel (Terminator 1 y 2, “Mentiras arriesgadas”) y una buena ambientación a caballo entre lo "moderno" y lo "retro". Todo ello bajo la dirección de un Tom Holland (quien repitió éxito al mostrar al mundo uno de los iconos más conocidos del cine de terror, Chucky, "El muñeco diabólico", 1988)que escribió y dirigió la que para mí es su mejor película. Por poner un pero, me resulta un poco descafeinada la "intrusión" del idilio entre Amy y Jerry; aunque gracias a esto se logren las hipnóticas escenas del baile y de la "conversión" de Amy.
Noche de miedo supone la reinvención de un subgénero de capa caída y que películas como “El ansia” (1983), “Mordiscos peligrosos” (1985), “Jóvenes ocultos” (1987) o “Los viajeros de la noche” (1987) – cada una en su estilo- pondrían de nuevo en la palestra. “Noche de miedo” trata de acercarlo al terreno juvenil tan propio de los ochenta e imbuirle un humor cargado de autoreferencias que recuerdan a un gran homenaje/parodia como es “El baile de los vampiros” (1967), aunque, en este caso, sin dejar de ser una película de terror.
Así, uno de sus puntos fuertes es precisamente esa continua parodia/homenaje al cine de vampiros característico de la productora Hammer y que encuentra en el personaje Peter Vincent (Roddy McDowall) su encarnación (no por casualidad el nombre proviene de dos grandes “monstruos” del cine de terror: Peter Cushing y Vincent Price). Peter Vincent, una de las bazas fuertes de la película y mi personaje favorito de Noche de miedo, es un actor pasado de moda que sobrevive presentando un programa que emite viejas películas de terror (Noche de miedo) que ya nadie- excepto Charly- ve. Y es que según sus propias palabras: “Los jóvenes sólo quieren ver locos furiosos con la cara cubierta haciendo picadillo a chicas vírgenes”. Esto, como no, no es más que una claro guiño a la oleada de “slashers” que inundó el género de terror de los ochenta a raíz de “Halloween” (1978). Vincent, pese a su reticencia inicial, se verá obligado a aceptar su papel ficticio y enfrentarse en “la realidad” a uno de los seres que tantas veces ha matado en sus películas. La diferencia es que ni él es tan valiente como su personaje de celuloide - y ni siquiera cree en los vampiros- ni su enemigo se mostrará tan vulnerable como las vampiresas que mata hasta con la estaca empuñada al revés.
Y así llegamos a la otra novedad que “Noche de miedo” nos presenta con respecto a otras películas: el personaje de Jerry Dandrige (Chris Sarandon). Un “hombre” refinado, atractivo, seductor y aparentemente encantador , que pasa completamente desapercibido y que constituye la antítesis del arquetipo acartonado y anacrónico al que el cine nos tiene acostumbrados.
Además, los amantes del terror gozarán de la gran fuerza que despliegan las escenas más escabrosas - en gran parte gracias al magnífico maquillaje de Ken Díaz (La Cosa, Piratas del Caribe)- como la del ataque en casa de Charly, los enfrentamientos entre Peter y "Rata", o la"batalla final" en la guarida del no muerto. Una atmósfera bien lograda que complementan a la perfección la composición musical de Brad Fiedel (Terminator 1 y 2, “Mentiras arriesgadas”) y una buena ambientación a caballo entre lo "moderno" y lo "retro". Todo ello bajo la dirección de un Tom Holland (quien repitió éxito al mostrar al mundo uno de los iconos más conocidos del cine de terror, Chucky, "El muñeco diabólico", 1988)que escribió y dirigió la que para mí es su mejor película. Por poner un pero, me resulta un poco descafeinada la "intrusión" del idilio entre Amy y Jerry; aunque gracias a esto se logren las hipnóticas escenas del baile y de la "conversión" de Amy.

7,0
31.710
8
28 de enero de 2014
28 de enero de 2014
Sé el primero en valorar esta crítica
Considerar el trabajo de Cronenberg como un remake de la película homónima dirigida en 1958 por Kurt Neumann me parece una excesiva simplificación del verdadero origen de su obra. En primer lugar, es del relato publicado en 1957 por George Langelaan de donde surge la idea que ha dado forma a ambas versiones cinematográficas, pero teniendo en cuenta la candidez y la fidelidad de la versión de Neumann, en contraste con la visceral y alejada propuesta de Cronenberg, no queda más remedio que hablar de una adaptación muy libre en la que el director canadiense aúna dos de sus grandes pasiones: la literatura y la ciencia - no en vano, Cronenberg, es graduado en literatura inglesa y asistió en su época universitaria a varios cursos sobre ciencia - . Por otro lado, no sólo del relato de Langelaan bebió Croenenberg para trasladar la terrible metamorfosis de un hombre en un insecto, ¿lo adivináis? En efecto, el clásico relato de Kafka le rondó por la cabeza, de hecho, llegó a querer rodar una adaptación cinematográfica de La metamorfosis que, evidentemente, nunca se materializó. Y esta influencia puramente kafkiana no es una suposición gratuita. Recientemente se ha publicado una nueva traducción en inglés de La metamorfosis en la que David Croneberg ha escrito el prólogo y deja patente la influencia y los paralelismos existentes entre Gregorio Samsa y Seth Brundle:
En la película que coescribí y dirigí a partir del relato corto La mosca, de George Langelaan, le hacía decir a nuestro protagonista Seth Brundle, interpretado por Jeff Goldblum, en su momento de mayor agonía en el proceso de transformarse en un espantoso híbrido de mosca y humano: «Soy un insecto que soñó que era un hombre y le encantaba serlo. Pero ahora el sueño ha terminado y el insecto está despierto». Le está advirtiendo a su amante de que ahora representa un peligro para ella, de que es una criatura sin compasión ni empatía. Se ha desprendido de su humanidad igual que una ninfa de cigarra se desprende de su capullo, y lo que ha emergido ha dejado de ser humano. Brundle está sugiriendo asimismo que ser un humano, un ser con consciencia, es un sueño que no puede durar, una ilusión. También Gregor tiene dificultades a la hora de aferrarse a lo que queda de su humanidad, y a medida que su familia comienza a sentir que aquello que habita en el cuarto de Gregor ha dejado de ser Gregor, él comienza a sentir lo mismo.(Extracto del prólogo de La metamorfosis escrito por David Croenenberg. Fuente: http://www.culturaimpopular.com/2014/01/la-metamorfosis-de-cronenberg.html)
Además, y pese a las fuentes e influencias de la génesis de La Mosca, no hay que dejar de lado el prisma puramente cronenbergiano con el que impregna a la película. Una visión propia, una firma original, única e inigualable lo diferencia de otros directores otorgándole el cuño de cine de autor. Así, estamos ante una obra que se puede considerar madura en cuanto consigue focalizar todas las obsesiones que siempre le acompañaron y que culminan en la excepcional Videodrome(1983): el choque entre los avances tecnológicos y el cuerpo humano, las mutaciones, la decrepitud corporal y las transformaciones físicas y sicológicas que confluyen en el concepto de la nueva carne.
En la película que coescribí y dirigí a partir del relato corto La mosca, de George Langelaan, le hacía decir a nuestro protagonista Seth Brundle, interpretado por Jeff Goldblum, en su momento de mayor agonía en el proceso de transformarse en un espantoso híbrido de mosca y humano: «Soy un insecto que soñó que era un hombre y le encantaba serlo. Pero ahora el sueño ha terminado y el insecto está despierto». Le está advirtiendo a su amante de que ahora representa un peligro para ella, de que es una criatura sin compasión ni empatía. Se ha desprendido de su humanidad igual que una ninfa de cigarra se desprende de su capullo, y lo que ha emergido ha dejado de ser humano. Brundle está sugiriendo asimismo que ser un humano, un ser con consciencia, es un sueño que no puede durar, una ilusión. También Gregor tiene dificultades a la hora de aferrarse a lo que queda de su humanidad, y a medida que su familia comienza a sentir que aquello que habita en el cuarto de Gregor ha dejado de ser Gregor, él comienza a sentir lo mismo.(Extracto del prólogo de La metamorfosis escrito por David Croenenberg. Fuente: http://www.culturaimpopular.com/2014/01/la-metamorfosis-de-cronenberg.html)
Además, y pese a las fuentes e influencias de la génesis de La Mosca, no hay que dejar de lado el prisma puramente cronenbergiano con el que impregna a la película. Una visión propia, una firma original, única e inigualable lo diferencia de otros directores otorgándole el cuño de cine de autor. Así, estamos ante una obra que se puede considerar madura en cuanto consigue focalizar todas las obsesiones que siempre le acompañaron y que culminan en la excepcional Videodrome(1983): el choque entre los avances tecnológicos y el cuerpo humano, las mutaciones, la decrepitud corporal y las transformaciones físicas y sicológicas que confluyen en el concepto de la nueva carne.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Seth Brundle (Jeff Goldblum) , una suerte de arquetipo de científico extravagante, conoce a la periodista Veronica Quaife (Geena Davis) en una convención científica y la convence para que lo acompañe a su laboratorio y presencie un invento que cambiará el mundo: el primer sistema de teletransporte. Por medio de dos cabinas (origen y destino) logrará transportar un objeto instantáneamente, como por arte de magia descompondrá la materia a nivel molecular y la volverá a componer en la cabina de destino. En tan revolucionario invento sólo hay un problema, y es que hasta ese momento sólo ha funcionado con materia inorgánica (o materia orgánica muerta, como en el caso del filete). Todos los intentos para transportar seres vivos han resultado tan grotescos como infructuosos. Tras varios ensayos y sucesivas mejoras del invento logra transportar sano y salvo al primer ser vivo, pero el paso definitivo para dar prueba de lo revolucionario de su invento es probarlo con un ser humano. El propio Brundle se introduce en la cabina sin ser consciente de que no está sólo, un diminuto e insospechado viajero le acompañará con consecuencias trágicas, y cuando la máquina lo vuelva a integrar algo habrá cambiado; su ADN se ha fusionado con el de una mosca.
Después de la fusión a nivel genético Brundle se siente invencible. El tímido y apocado hombre es un superhombre dispuesto a comerse el mundo. Pero algo va mal. Poco a poco se va dando cuenta de que se está convirtiendo en un ser que jamás ha existido; un híbrido entre un ser humano y una mosca. Esta degeneración física es brillantemente plasmada por Chris Wallas (El dragón del lago de fuego, Gremlins, Enemigo mío) , quien ganó el Oscar al mejor maquillaje, y nos golpea una y otra vez con un horror in crescendo al hacernos testigos de la progresiva degradación física y mental del protagonista. Imágenes que rozan, sino alcanzan, el gore, pero no por ello gratuitas, porque Cronenberg centra sus esfuerzos en mostrarnos otro ejemplo de la nueva carne. Una fusión del ser humano con la materia (en este caso ser humano, insecto y materia) que alcanza su colofón en un grotesco final en el que contemplamos a ese híbrido en su total decadencia al haberse fusionado con una de las cabinas teletransportadoras . Fusión de la que quizás Cronenberg nos da alguna pista cuando Seth hiere accidentalmente su espalda con lo que parece un chip de ordenador para , acto seguido, iniciar una conversación con Veronica en la que explícitamente, y varias veces, aluden a la palabra carne. ¿Y acaso no se puede hablar de nueva carne al referirnos a lo que gesta Veronica en su interior? Una nueva forma de vida que abre multitud de incógnitas acerca de lo que nacerá y que nos ofrece esa pesadillesca escena en la que David Cronenberg, cameo mediante, sostiene esa gran larva palpitante.
Pero La mosca también es una historia de amor con tintes trágicos - tragedia que anticipan las fatalistas notas de la banda sonora compuesta por Howard Shore- .El terrible experimento se precipita a raíz del despecho que Brundle siente cuando Veronica va a visitar a su jefe y ex pareja, Stathis Borans (John Getz), la última pieza del triunvirato sobre el que se sostiene la historia . El amor de Veronica y Brundle es incondicional porque ella, pese a lo fugaz de su noviazgo y a la (justificada) aversión que le provoca , trata de ayudarle hasta ese patético final en el que el último vestigio de la conciencia humana de Seth le suplica la muerte; y él renuncia a ella (dolorosamente) cuando es consciente del aberrante y depravado ser en el que se está transformando. También es el amor que siente Brundle por su hijo nonato lo que le impele al secuestro de Veronica para obligarla a fusionarse con él - en una blasfema Santísima Trinidad formada por el padre, la madre y el hijo (y una pizquita de mosca)- , desencadenando así un final que cierra el círculo en el que la metamorfosis corona el centro.
Después de la fusión a nivel genético Brundle se siente invencible. El tímido y apocado hombre es un superhombre dispuesto a comerse el mundo. Pero algo va mal. Poco a poco se va dando cuenta de que se está convirtiendo en un ser que jamás ha existido; un híbrido entre un ser humano y una mosca. Esta degeneración física es brillantemente plasmada por Chris Wallas (El dragón del lago de fuego, Gremlins, Enemigo mío) , quien ganó el Oscar al mejor maquillaje, y nos golpea una y otra vez con un horror in crescendo al hacernos testigos de la progresiva degradación física y mental del protagonista. Imágenes que rozan, sino alcanzan, el gore, pero no por ello gratuitas, porque Cronenberg centra sus esfuerzos en mostrarnos otro ejemplo de la nueva carne. Una fusión del ser humano con la materia (en este caso ser humano, insecto y materia) que alcanza su colofón en un grotesco final en el que contemplamos a ese híbrido en su total decadencia al haberse fusionado con una de las cabinas teletransportadoras . Fusión de la que quizás Cronenberg nos da alguna pista cuando Seth hiere accidentalmente su espalda con lo que parece un chip de ordenador para , acto seguido, iniciar una conversación con Veronica en la que explícitamente, y varias veces, aluden a la palabra carne. ¿Y acaso no se puede hablar de nueva carne al referirnos a lo que gesta Veronica en su interior? Una nueva forma de vida que abre multitud de incógnitas acerca de lo que nacerá y que nos ofrece esa pesadillesca escena en la que David Cronenberg, cameo mediante, sostiene esa gran larva palpitante.
Pero La mosca también es una historia de amor con tintes trágicos - tragedia que anticipan las fatalistas notas de la banda sonora compuesta por Howard Shore- .El terrible experimento se precipita a raíz del despecho que Brundle siente cuando Veronica va a visitar a su jefe y ex pareja, Stathis Borans (John Getz), la última pieza del triunvirato sobre el que se sostiene la historia . El amor de Veronica y Brundle es incondicional porque ella, pese a lo fugaz de su noviazgo y a la (justificada) aversión que le provoca , trata de ayudarle hasta ese patético final en el que el último vestigio de la conciencia humana de Seth le suplica la muerte; y él renuncia a ella (dolorosamente) cuando es consciente del aberrante y depravado ser en el que se está transformando. También es el amor que siente Brundle por su hijo nonato lo que le impele al secuestro de Veronica para obligarla a fusionarse con él - en una blasfema Santísima Trinidad formada por el padre, la madre y el hijo (y una pizquita de mosca)- , desencadenando así un final que cierra el círculo en el que la metamorfosis corona el centro.

6,7
1.731
6
17 de octubre de 2010
17 de octubre de 2010
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una rara pieza de cine independiente inglés. Withnail y Peter , dos actores homosexuales sin oficio ni beneficio , navegan en alcohol embarcados en un apartamento cuyas condiciones higiénicas son prolíficas a la vida. La película se supone una comedia con tintes dramáticos, y no podría ser de otro modo cuando el retrato de la juventud que nos muestra es tan deplorable , en la que se nos narran las aventuras y desventuras de la pareja protagonista cuyo objetivo vital se resume en satisfacer sus necesidades hedonistas. Alcohol , otras drogas , y buena comida constituyen un horizonte finito que si fuese superado los condenaría al más frío vacío reflejado en la triste y lluviosa realidad londinense. El caso más paradigmático lo encontramos en un Withnail que representa el pináculo del egoismo nihilista , llegando incluso a alentar las esperanzas carnales que su tío tiene depositadas en Peter con tal de pasar unos días en la casa que su pariente tiene en la campiña. Peter es la parte moderada de tal debacle , hecho que abocará irremisiblemente a un distanciamiento paulatino.
En general me resultó bastante aceptable, quizás cansina en ciertos momentos , y encuentro que adolece de cierto histrionismo (no sé si justificado por la profesión que caracteriza a los personajes), por otra parte amerita un puñado de escenas memorables y no resulta un visionado nada típico.
http://cinedelos80.blogspot.com/
En general me resultó bastante aceptable, quizás cansina en ciertos momentos , y encuentro que adolece de cierto histrionismo (no sé si justificado por la profesión que caracteriza a los personajes), por otra parte amerita un puñado de escenas memorables y no resulta un visionado nada típico.
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