Antes de ver el corto, y simplemente leyendo la sinopsis, habría creído imposible 'suspenderlo', pues la idea esfrancamente buena. No original, ni mucho menos, pues hemos visto ya distopías parecidas es 1984 y toda su legión de imitadoras, pero bueno.

El caso es que Chandler Tuttle da una auténtica lección de cómo malgastar los preciosos 25 minutos que dura el cortometraje a base de primeros planos mostrando el sufrimiento del abuelo y la felicidad y despreocupación (felicidad y despreocupación basado en la ignorancia de lo que le rodea, ese sí es un buen mensaje) de su mujer.

Tal vez quien lea esta crítica sea más complaciente con la obra, pero lo que no me podrá negar es que el potencial que tiene '2081' se evapora, gota a gota, conforme va pasando el metraje.

Por favor, que vuelvan las series de antes.
Y no me refiero a Heidi o a Pipi Calzaslargas, series que considero bastante aburridas, sino a dibujos animados que tengan una trama mínimante estructurada, que promuevan valores positivos o que sean inteligentes.
Esta bazofia es deplorable, y es una auténtica pérdida de tiempo para los niños. Con razon luego salen agilipollados perdidos. De Caillou a Mr.Whiskers, de éste a Hanna Montana y los Jonas Brothers y, finalmente, a la discoteca, la cárcel y el manicomio.
Así va el mundo. Jesús...

Ese comienzo, desgarrador, de un hijo que roba a su madre para aliviar el mono".
Esa madre destrozada, condenada, sin saberlo, a proseguir la estela de su hijo.
Esa banda sonora, esa música que ya, para mí, es Historia del Cine.
Esos efectos especiales, que lejos de rellenar, te sumen en un éxtasis absoluto.
Esa Ellen Burstyn, ese Jared Leto, personificaciones de la vida que se consume día a día.
Esos sueños rotos, ese Réquiem por ellos.

No entiendo la nota media de este corto, ni mucho menos las otras críticas que los usuarios han hecho. Jamás vi semejante desprecio por una joya de semejante calibre (otra más, y ya van unas cuantas, del gigante Pixar)

Si Wall-e era una película magnífica, no ya para niños sino también para adultos, escapando de las típicas moralejas en las que puede incurrir una película de animación infantil, Burn-e no se queda atrás.

Es divertida, con una duración perfecta a mi juicio (ni lo suficientemente corta para dejarte con las ganas de más, ni lo suficientemente larga para aburrir)
Y es que Burn-e recopila todas las grandes cualidades de Pixar, una productura que se encuentra, hoy por hoy, un escalón por encima de cualquier otra en cuanto a animación se refiere.
Y esto incluye a Disney, por supuesto.

Vaya corto más friki.
Esa es la palabra sin duda. La música ayuda, creándote una sensación de incomodidad creciente.
Carece de la más minima gracia, moraleja o mensaje subliminal.

¿Lo mejor? Solo tres minutos de sufrimiento.