Bob Odenkirk se luce en esta película de crudo realismo, acción trepidante y un humor negro muy bien balanceado.

Las escenas de violencia se entremezclan con guiños filosóficos, cuestiones existenciales y absurdos que mueven a la risa. Una risa nerviosa ante la incesante carga de acción violenta que por momentos nos hace recordar a un Equalizador o a un John Wick en busca de venganza.

Si te divierte un derroche de sangre justificada por los hechos, esta película te hará pasar el tiempo volando.Hay moralejas y detalles muy humanos que hacen bien creible al personaje, y a los secundarios. No es sorprendente que se prepare una secuela o segunda parte. Quedamos con deseos de más.

Podría decirse que es un reparto coral por la cantidad de actores que intervienen en esta sórdida, fascinante vista del bajo mundo.
Los giros de tuerca y los imprevistos son como para uno tener que tomar libreta y lápiz para poder seguir el hilo de la trama. De principio a fin es una de las mejores películas de crimen, acción y hasta espionaje (no político).
Daniel Craig se consolida con este film como uno de los mejores actores.
Le doy 5 de 5.
Y al director y el guionista le daría 10 de 10

Ya desde el nombre la película nos recuerda el concepto tragedia griega. Las metáforas abundan.

Frenesí visual, en que la muerte, la supervivencia, la búsqueda de la justicia en un mundo cruel e injusto, son coreografiados con tino.

El clímax llega para dejarnos sin aliento. Hay un mensaje duro y pesimista.

Lo que más me impresionó fue la música. Esta conecta, concatena, divide y cual un director de orquesta sinfónica lleva a cada instrumento con su partitura y sabor, su tono y matiz en un crescendo majestuoso.

En conjunto, una joya del cine.