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7,3
49.114
8
7 de mayo de 2010
7 de mayo de 2010
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine de animacion se ha convertido, desde hace tiempo, en algo más que un producto exclusivamente para niños. A menudo, son los mayores los que disfrutan más de unas películas que, pese a argumentos de corte infantil y mensajes morales aparentemente simplistas, suponen una oferta más adecuada para los adultos.
En el caso de esta película, creo que tanto chicos como mayores podrán disfrutar de ella. Para empezar, porque es un espectáculo visual impresionante (puede que las similitudes de algunas escenas con las de Avatar no sean gratuitas, pero vaya usted a saber). Luego, porque aporta un sentido del humor que aunque roza a menudo lo negro, es fácilmente entendible por los niños, a diferencia de otras peliculas (Shrek, por ejemplo) con referencias más arcanas para ellos. La cinta es un buen compendio entre aventuras y humor, y es facil sentirse vinculado a los personajes principales y secundarios, con lo que el producto cumple con su funcion de entretener, divertir y mantener la atencion del espectador de principio a fin, que no es poco.
La película está llena de buenas intenciones, aunque no siempre se lleguen a cumplir todas las expectativas. Se lanza un mensaje, quizas un tanto ingenuo aunque no falto de razón, de que a menudo nuestros enemigos lo son porque realmente no hacemos un esfuerzo por conocerlos y comprenderlos. O la habitual dicotomía entre encajar en el grupo o ser fiel a uno mismo. Temas importantes que tampoco se toman muy en serio pero que ayudan a conseguir un buen y completo resultado cinematográfico.
Para los que vean la cinta en versión original, destacar el acento escocés buena parte de los protagonistas vikingos.
En el caso de esta película, creo que tanto chicos como mayores podrán disfrutar de ella. Para empezar, porque es un espectáculo visual impresionante (puede que las similitudes de algunas escenas con las de Avatar no sean gratuitas, pero vaya usted a saber). Luego, porque aporta un sentido del humor que aunque roza a menudo lo negro, es fácilmente entendible por los niños, a diferencia de otras peliculas (Shrek, por ejemplo) con referencias más arcanas para ellos. La cinta es un buen compendio entre aventuras y humor, y es facil sentirse vinculado a los personajes principales y secundarios, con lo que el producto cumple con su funcion de entretener, divertir y mantener la atencion del espectador de principio a fin, que no es poco.
La película está llena de buenas intenciones, aunque no siempre se lleguen a cumplir todas las expectativas. Se lanza un mensaje, quizas un tanto ingenuo aunque no falto de razón, de que a menudo nuestros enemigos lo son porque realmente no hacemos un esfuerzo por conocerlos y comprenderlos. O la habitual dicotomía entre encajar en el grupo o ser fiel a uno mismo. Temas importantes que tampoco se toman muy en serio pero que ayudan a conseguir un buen y completo resultado cinematográfico.
Para los que vean la cinta en versión original, destacar el acento escocés buena parte de los protagonistas vikingos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El final de la película, que no voy a desvelar, es quizás lo más sorptendente y chocante de la misma. Descrito, por cierto, con un magnífico ejercicio de animación en el rostro del protagonista, que por otra parte ratifica que la grandeza de un vikingo no está sólo en los músculos o el valor en la batalla.
15 de diciembre de 2010
15 de diciembre de 2010
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo mismo que en el rock o el movimiento hippie supusieron revoluciones culturales y sociales que las generaciones antecedentes no llegaron a comprender ni aceptar, los tiempos siguen cambiando sin parar y aparecen nuevos fenómenos ¿culturales? que a los que nos vamos haciendo viejos nos son absolutamente extraños. Times they are a-changing, que cantaba Bob Dylan.
Es difícil juzgar una película con referentes tan ajenos a uno. Siendo totalmente profano en el mundo de los videojuegos, el argumento (por simple que sea) o la estética de esta película rayan para mí en el absurdo, aunque comprendo que para otras generaciones tendrá mucha más significación. No es muy distinto a lo que le pasó a mis padres con la música que yo escuchaba o mi ideario político.
No puedo, sin embargo, evitar una comparación, nada nuevo por otra parte. En su momento se trataba, por ingenuo que fuera, de cambiar el mundo para mejor, buscar unos valores humanos, intentar derribar otros que había quedado obsoletos. La lucha de Scott Pilgrim, sin embargo, se me antoja totalmente vacía. Los personajes de la película se sumergen en un mundo virtual porque el real no parece tener ningún interés para ellos. Las relaciones personales, los anhelos, sus aspiraciones, sus problemas... son todos virtuales, artificiales. Un juego. Una moda.
Me gustaría pensar que en la película hay una crítica implícita a esa vacuidad y quizás haya algo en el sarcamo que destilan algunos de sus protagonistas (buen trabajo de varios de ellos, en especial del principal), pero en realidad creo que la cinta se regodea en estos nuevos medios técnológicos y audiovisuales y en la mitología implicita en ellos para crear un espectáculo de nuevo cuño, que se pretende innovador y sin duda lo será. Pero que para mí, personalmente, está muerto antes de nacer porque no tiene vida, no tiene esencia, ni humanidad.
Sí, tiene ritmo en la narración. También cuenta con algunos diálogos chispeantes. Sus jóvenes intérpretes lo hacen bien. Visualmente es llamativa. Se deja ver, aunque a uno le parezca a ratos que está viendo una película china sin subtítulos. A muchos, supongo, les gustará porque trata sobre su forma de vida, sus tribus, la manera en la que pasan el tiempo, sus preocupaciones habituales. A mí, simplemente, lo que cuenta no me interesa. Será que me estoy haciendo viejo.
Es difícil juzgar una película con referentes tan ajenos a uno. Siendo totalmente profano en el mundo de los videojuegos, el argumento (por simple que sea) o la estética de esta película rayan para mí en el absurdo, aunque comprendo que para otras generaciones tendrá mucha más significación. No es muy distinto a lo que le pasó a mis padres con la música que yo escuchaba o mi ideario político.
No puedo, sin embargo, evitar una comparación, nada nuevo por otra parte. En su momento se trataba, por ingenuo que fuera, de cambiar el mundo para mejor, buscar unos valores humanos, intentar derribar otros que había quedado obsoletos. La lucha de Scott Pilgrim, sin embargo, se me antoja totalmente vacía. Los personajes de la película se sumergen en un mundo virtual porque el real no parece tener ningún interés para ellos. Las relaciones personales, los anhelos, sus aspiraciones, sus problemas... son todos virtuales, artificiales. Un juego. Una moda.
Me gustaría pensar que en la película hay una crítica implícita a esa vacuidad y quizás haya algo en el sarcamo que destilan algunos de sus protagonistas (buen trabajo de varios de ellos, en especial del principal), pero en realidad creo que la cinta se regodea en estos nuevos medios técnológicos y audiovisuales y en la mitología implicita en ellos para crear un espectáculo de nuevo cuño, que se pretende innovador y sin duda lo será. Pero que para mí, personalmente, está muerto antes de nacer porque no tiene vida, no tiene esencia, ni humanidad.
Sí, tiene ritmo en la narración. También cuenta con algunos diálogos chispeantes. Sus jóvenes intérpretes lo hacen bien. Visualmente es llamativa. Se deja ver, aunque a uno le parezca a ratos que está viendo una película china sin subtítulos. A muchos, supongo, les gustará porque trata sobre su forma de vida, sus tribus, la manera en la que pasan el tiempo, sus preocupaciones habituales. A mí, simplemente, lo que cuenta no me interesa. Será que me estoy haciendo viejo.

7,2
168.302
9
25 de enero de 2010
25 de enero de 2010
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con Avatar, me he reencontrado con el gozo de ir al cine. Después de tantas películas sesudas, de bucear en filmografias asiáticas, europeas o africanas, de tostones con mensajes crípticos, regresé a mi infancia (que queda muy lejos) disfrutando y emocionándome con lo para mi suponía originalmente ir al cine: entrar en un mundo mágico, de imaginación, donde uno se ve envuelto en la historia y adquiere una afinidad con los protagonistas hasta casi convertirse en uno de ellos durante, en este caso, las dos horas larguísimas de proyeccion. Que se me hicieron muy, muy cortas.
Que no es una película muy original. De acuerdo. Tampoco algunas de las obras maestras del cine. Que la historia es simple y maniquea. También, idem de idem. Que tiene defectos, por supuesto. Que no tiene mensaje, pues no sé yo qué decir, porque los ultraconservadores de Estados Unidos y otros lugares estan que trinan, en China la han quitado dicen que por posibles referencias al Tibet, aquí hay algun que otro ultramontano que se sube por las paredes equiparando a Cameron con Bartolomé de las Casas... Muchas ampollas para tan poco mensaje.
Pero para mi eso no es lo importante. A mi la historia me enganchó, me vi absorbido por ella. Me enamoré de la maravillosa Neytiri (qué personaje, dulce y fiera, sabia y salvaje a la vez), me maravillé en la selva gigantesca, me emocioné con los sufrimientos de la GENTE, disfruté compartiendo sus formas de vida... Para eso, hay que saber contar una historia, y Cameron lo hace muy bien.
Y que conste que la primera vez no la vi en 3D. Fui a verla de nuevo y me gustaron los efectos, pero tampoco ellos son lo mas importante. Lo fundamental fue hacer un viaje a un mundo nuevo, el de Pandora, que no queria abandonar. A muchos, parece, se le hizo larguísima. Yo estaba deseando que no terminara.
Lo que me lleva a una reflexión, a un posible simbolismo que no sé siquiera si Cameron ha creado conscientemente: igual que para Jake Sully el avatar es el vehiculo para recuperar la vida con la que soñaba, el cine es tambien un avatar que nos hace vivir aventuras y experiencias imposibles en la vida normal. Escapismo, si se quiere, como Woody Allen reflejó perfectamente en la maravillosa La Rosa Purpura del Cairo. Yo lo veo más como capacidad de disfrutar y soñar, algo que no experimentaba desde hacia mucho, y que con Avatar volví a recuperar.
Que no es una película muy original. De acuerdo. Tampoco algunas de las obras maestras del cine. Que la historia es simple y maniquea. También, idem de idem. Que tiene defectos, por supuesto. Que no tiene mensaje, pues no sé yo qué decir, porque los ultraconservadores de Estados Unidos y otros lugares estan que trinan, en China la han quitado dicen que por posibles referencias al Tibet, aquí hay algun que otro ultramontano que se sube por las paredes equiparando a Cameron con Bartolomé de las Casas... Muchas ampollas para tan poco mensaje.
Pero para mi eso no es lo importante. A mi la historia me enganchó, me vi absorbido por ella. Me enamoré de la maravillosa Neytiri (qué personaje, dulce y fiera, sabia y salvaje a la vez), me maravillé en la selva gigantesca, me emocioné con los sufrimientos de la GENTE, disfruté compartiendo sus formas de vida... Para eso, hay que saber contar una historia, y Cameron lo hace muy bien.
Y que conste que la primera vez no la vi en 3D. Fui a verla de nuevo y me gustaron los efectos, pero tampoco ellos son lo mas importante. Lo fundamental fue hacer un viaje a un mundo nuevo, el de Pandora, que no queria abandonar. A muchos, parece, se le hizo larguísima. Yo estaba deseando que no terminara.
Lo que me lleva a una reflexión, a un posible simbolismo que no sé siquiera si Cameron ha creado conscientemente: igual que para Jake Sully el avatar es el vehiculo para recuperar la vida con la que soñaba, el cine es tambien un avatar que nos hace vivir aventuras y experiencias imposibles en la vida normal. Escapismo, si se quiere, como Woody Allen reflejó perfectamente en la maravillosa La Rosa Purpura del Cairo. Yo lo veo más como capacidad de disfrutar y soñar, algo que no experimentaba desde hacia mucho, y que con Avatar volví a recuperar.
5
11 de julio de 2011
11 de julio de 2011
1 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine de autor tiene también sus trucos. Detrás de la morosidad de la mirada, de la belleza de las imágenes, de la ruptura narrativa, también se puede encontrar el vacío. En la nueva película de Claire Dennis, una directora que suele preocuparse más en su obra de la forma que el fondo, de la imagen antes que la historia, se da bastante ese axioma.
Y eso que se trata de un tema muy serio, real, actual...y por tanto sujeto también a los tópicos, que Denis recoge uno tras otro hasta para lo que incluso se olvida de un contexto histórico y geográfico concreto, centrando la acción en un país imaginario de África, con problemas supuestamente parecidos a otros que existen de verdad. Africa como ese infierno de horrores, ese permanente corazón de las tinieblas conradiano, atrayente pero inaprensible para los mzungus, los intrusos blancos totalmente fuera de sitio en el continente negro.
La historia podría haber tenido interés si en realidad la directora hubiera estado interesada en contarla, incidir más en la tensión dramática, crear personajes de carne y hueso. Pero como es habitual en ella, la historia queda en segundo plano, sugerida más que contada, y prefiere buscar imágenes impactantes, a veces oníricas, ora regodeándose en los primeros planos y cuerpos de los protagonistas, ora en la violencia sin sentido, del dolor que no tiene consuelo, de una situación sin remedio. El horror, el horror. Bueno, la película no llega a tanto, pero tampoco se queda muy lejos.
Y eso que se trata de un tema muy serio, real, actual...y por tanto sujeto también a los tópicos, que Denis recoge uno tras otro hasta para lo que incluso se olvida de un contexto histórico y geográfico concreto, centrando la acción en un país imaginario de África, con problemas supuestamente parecidos a otros que existen de verdad. Africa como ese infierno de horrores, ese permanente corazón de las tinieblas conradiano, atrayente pero inaprensible para los mzungus, los intrusos blancos totalmente fuera de sitio en el continente negro.
La historia podría haber tenido interés si en realidad la directora hubiera estado interesada en contarla, incidir más en la tensión dramática, crear personajes de carne y hueso. Pero como es habitual en ella, la historia queda en segundo plano, sugerida más que contada, y prefiere buscar imágenes impactantes, a veces oníricas, ora regodeándose en los primeros planos y cuerpos de los protagonistas, ora en la violencia sin sentido, del dolor que no tiene consuelo, de una situación sin remedio. El horror, el horror. Bueno, la película no llega a tanto, pero tampoco se queda muy lejos.
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