Desde un primer momento uno se da cuenta de que la cinta es serie B. Ya nos llaman la atención ciertos detalles como cuando vemos aparecer a chicos en manga corta en pleno Himalaya y que después se abrigan con simples chaquetas deportivas sin padecer hipotermia, un piloto de avión al que sólo se dirigen para preguntarle cosas mientras está agonizante, la despreocupación inicial por la supervivencia, etc.

En cuanto al Yeti, al verlo pegar unos saltos que son una mezcla entre el increíble Hulk e Ironman, en vez de darnos miedo nos entra una risa incontenible. Nos encontramos ante un argumento delirante y una puesta en escena que habrían mejorado alumnos del Primer Curso de la Escuela de Imagen y Sonido. Los efectos especiales no son para nada notables.

Si hubiesen pulido un poquito esos detalles, la ambientación, etc. tal vez podría llegar a ser una película más de terror para consumo de adolescentes ávidos de tragar palomitas mientras pasan miedo. Por el contrario, la cinta resulta más una comedia o parodia del cine de terror.

Una pérdida de tiempo para el espectador, realmente.