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Críticas ordenadas por utilidad
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7
23 de octubre de 2023
23 de octubre de 2023
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nota: 7,5
Un estudio del mal ejecutado de manera cruda, seria, en el que no hay redención posible. Un western de cocción lenta acerca del racismo, la envidia, la codicia. Profundamente humanista. Profundamente política.
Una película que puede ser percibida como algo plana, falta de punch, que opta claramente por la progresión y en la que es casi imposible agarrarse a nada a nivel de identificación. No va de esto. Queda claro que Scorsese no buscaba recrearse en recursos dramáticos de manual ni la estilización del thriller de atmósfera. Aunque hablando de arte y estilo el diseño de producción es memorable y, cómo no, la fotografía es espectacular en su uso del gran angular, los travellings y la grúa. Además, el uso del color, las sombras y la oscuridad rebosan maestría.
Quizás la duración de la película deba entenderse como un acto de justicia simbólica, de equilibrar la balanza. La justicia merece su tiempo de reflexión, dar el máximo espacio posible y de igual a igual a los que nunca lo tuvieron. Narrativamente no era necesario. Quizás para Martin discursivamente sí lo era.
Gran reparto y grandísimas interpretaciones, desde la contención de Lily, la presencia de De Niro o la mímesis con su personaje de Di Caprio. La secuencia final con el maestro, una genialidad.
@laquimeracultural
Un estudio del mal ejecutado de manera cruda, seria, en el que no hay redención posible. Un western de cocción lenta acerca del racismo, la envidia, la codicia. Profundamente humanista. Profundamente política.
Una película que puede ser percibida como algo plana, falta de punch, que opta claramente por la progresión y en la que es casi imposible agarrarse a nada a nivel de identificación. No va de esto. Queda claro que Scorsese no buscaba recrearse en recursos dramáticos de manual ni la estilización del thriller de atmósfera. Aunque hablando de arte y estilo el diseño de producción es memorable y, cómo no, la fotografía es espectacular en su uso del gran angular, los travellings y la grúa. Además, el uso del color, las sombras y la oscuridad rebosan maestría.
Quizás la duración de la película deba entenderse como un acto de justicia simbólica, de equilibrar la balanza. La justicia merece su tiempo de reflexión, dar el máximo espacio posible y de igual a igual a los que nunca lo tuvieron. Narrativamente no era necesario. Quizás para Martin discursivamente sí lo era.
Gran reparto y grandísimas interpretaciones, desde la contención de Lily, la presencia de De Niro o la mímesis con su personaje de Di Caprio. La secuencia final con el maestro, una genialidad.
@laquimeracultural

5,2
6.625
4
12 de junio de 2024
12 de junio de 2024
14 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una interesante premisa muy desaprovechada, malograda por la falta de capacidad y talento de alguien a quien no estoy seguro que podamos, de momento, llamar “directora” sin faltar al respeto a sus compañeras de profesión.
Haciendo un esfuerzo por olvidar el nefasto desarrollo de la historia, los subtextos apuntan a una sociedad en la que somos dominados por la constante exposición, discursos acerca de la naturaleza, el folklore y, cómo no, a la superación de nuestros miedos. Sí. Una película de terror/suspense en la que subyace un trauma del pasado que debe ser superado. Lo nunca visto. Y todo ello desaprovechado con personajes poco trabajados, mal escritos, con actores haciendo lo que pueden con unos diálogos que es difícil tomarse en serio. Por si fuera poco, después de innumerables conveniencias, cuando parece que la ficción no da más de si, quizás por un tema de costumbres familiares nefastas, se intenta meter un giro de guion anunciado a viva voz del que mejor haremos como si no hubiera existido.
A la película le falta alma propia y le sobran clichés. Dejando de lado las cuestiones técnicas, lógicamente bastante correctas teniendo en cuenta la condición de apadrinada de la directora, ofreciendo destellos de poderío visual apoyados en el montaje y los efectos sonoros, el problema es que no se sabe qué hacer con los recursos de los que se dispone y las imágenes acaban siendo indiscernibles de las de cualquier producto de la tele de nuestro tiempo: las plataformas.
Olvidable. Espero.
@laquimeracultural
Haciendo un esfuerzo por olvidar el nefasto desarrollo de la historia, los subtextos apuntan a una sociedad en la que somos dominados por la constante exposición, discursos acerca de la naturaleza, el folklore y, cómo no, a la superación de nuestros miedos. Sí. Una película de terror/suspense en la que subyace un trauma del pasado que debe ser superado. Lo nunca visto. Y todo ello desaprovechado con personajes poco trabajados, mal escritos, con actores haciendo lo que pueden con unos diálogos que es difícil tomarse en serio. Por si fuera poco, después de innumerables conveniencias, cuando parece que la ficción no da más de si, quizás por un tema de costumbres familiares nefastas, se intenta meter un giro de guion anunciado a viva voz del que mejor haremos como si no hubiera existido.
A la película le falta alma propia y le sobran clichés. Dejando de lado las cuestiones técnicas, lógicamente bastante correctas teniendo en cuenta la condición de apadrinada de la directora, ofreciendo destellos de poderío visual apoyados en el montaje y los efectos sonoros, el problema es que no se sabe qué hacer con los recursos de los que se dispone y las imágenes acaban siendo indiscernibles de las de cualquier producto de la tele de nuestro tiempo: las plataformas.
Olvidable. Espero.
@laquimeracultural

6,3
11.416
7
9 de junio de 2024
9 de junio de 2024
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Guadagnino vuelve a la cuestión del deseo temprano en las nuevas generaciones. Un film que, recordando a otros productos, mantiene el pulso, el interés y una aura propia bajo la mirada del realizador.
No importa la procedencia. Importa ganar los puntos que importan.
Hablar de tenis significa hablar de las cosas que realmente importan. Ganar en la pista significa ganar fuera de ella. Competir y jugar con las reglas que uno impone en cualquier ámbito de la vida. Aunque llegado cierto punto ya se ha perdido antes de empezar el partido. Hay ránkings más importantes y victorias que no valen nada. Hay derrotas dulces y victorias amargas. Hay besos furtivos y reales escondidos bajo vidas de anuncios y apariencias.
Siendo cierto que al film le falta profundidad en la escritura de los personajes para poder ser perenne como ficción que trata temas fundamentales en las relaciones humanas, y que la superficialidad de las élites deportivas en ocasiones parece haber contagiado al mismo director, a su favor hay que reconocer que la mirada sobre lo femenino no es nada autocomplaciente, a diferencia de otros films de nuestro tiempo. Las figuras femeninas también merecen poseer aristas y aquí se ha trabajado en esa dirección. Tashi sirve como detonante para el desarrollo de un potencial que ellos mismos no se atreven a explotar, pero siempre manejando los hilos en beneficio propio, lo que desemboca en un juego imprevisible de relaciones entre amos y esclavos emocionales que puede escapar a su control.
La película se sirve de metáforas visuales para narrar estas relaciones de poder y adelantar acontecimientos, como la equiparación entre ella y la red que divide a los contrincantes en el partido más importante de su vida. Una red que finalmente son capaces de superar de manera cómica después de una construcción de la tensión muy bien llevada. En dicha secuencia el estilo de Guadanfnino se desata y nos deleita visualmente con su manera de estirar el tiempo y los movimientos de cámara en conjunción con la música.
Guadagnino recupera la forma. Punto, set y… ya veremos si partido.
@laquimeracultural
No importa la procedencia. Importa ganar los puntos que importan.
Hablar de tenis significa hablar de las cosas que realmente importan. Ganar en la pista significa ganar fuera de ella. Competir y jugar con las reglas que uno impone en cualquier ámbito de la vida. Aunque llegado cierto punto ya se ha perdido antes de empezar el partido. Hay ránkings más importantes y victorias que no valen nada. Hay derrotas dulces y victorias amargas. Hay besos furtivos y reales escondidos bajo vidas de anuncios y apariencias.
Siendo cierto que al film le falta profundidad en la escritura de los personajes para poder ser perenne como ficción que trata temas fundamentales en las relaciones humanas, y que la superficialidad de las élites deportivas en ocasiones parece haber contagiado al mismo director, a su favor hay que reconocer que la mirada sobre lo femenino no es nada autocomplaciente, a diferencia de otros films de nuestro tiempo. Las figuras femeninas también merecen poseer aristas y aquí se ha trabajado en esa dirección. Tashi sirve como detonante para el desarrollo de un potencial que ellos mismos no se atreven a explotar, pero siempre manejando los hilos en beneficio propio, lo que desemboca en un juego imprevisible de relaciones entre amos y esclavos emocionales que puede escapar a su control.
La película se sirve de metáforas visuales para narrar estas relaciones de poder y adelantar acontecimientos, como la equiparación entre ella y la red que divide a los contrincantes en el partido más importante de su vida. Una red que finalmente son capaces de superar de manera cómica después de una construcción de la tensión muy bien llevada. En dicha secuencia el estilo de Guadanfnino se desata y nos deleita visualmente con su manera de estirar el tiempo y los movimientos de cámara en conjunción con la música.
Guadagnino recupera la forma. Punto, set y… ya veremos si partido.
@laquimeracultural

6,6
21.109
6
22 de abril de 2024
22 de abril de 2024
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
El director de Ex Machina (2014) vuelve a la gran pantalla con una ucronía del presente. Un film irregular que no culmina las siempre valiosas ideas del realizador, quedándose lejos en la exploración de cualquier discurso mínimamente ambiguo, abordando de manera simplista unos conflictos del presente que se ven abocados a resoluciones forzadas y predecibles en sus conclusiones. Quizás le venga bien el prometido tiempo alejado de la realización.
La idea de plasmar en pantalla una guerra interna en EEUU tiene originalidad y podría habernos entregado un cúmulo de imaginarios visuales nunca antes vistos. Lástima de oportunidad perdida. De ambición contenida. Lástima su falta de punch para emular a Apocalypse Now (1979) o La Chaqueta Metálica (1987), títulos a los que cita y con los que una parte de la cinefilia la ha comparado en un ejercicio de ensalzamiento del presente y falta de perspectiva. Civil War no es ni será una película relevante para los discursos ni para las imágenes. Ni falta que le hace.
Dramáticamente falla en la implicación emocional y en el imperdonable desarrollo psicológico del personaje de Kirsten Dunst, que culmina en una escena final irrisoria. Pero como thriller bañado por la acción cumple, con setpieces muy bien realizadas a nivel de montaje y tensión interna, punto de vista de la cámara y sobretodo la inmersión mediante los atronadores efectos de sonido. Garland sabe manejar y aprovechar los espacios por los que transitan sus personajes. Cuenta con un despliegue técnico más que correcto y un diseño de producción que la acerca a imaginarios pertinentes como el de The Last of Us (2013). Como allí, cualquiera puede suponer un peligro.
Si Garland pretendía mostrar la crudeza de una profesión tan dura como la de reportera de guerra, él mismo socava su discurso con secuencias subrayadas y caprichosas en lo emocional y lo dramático. Alejada de sus discursos benevolentes y como ficción de género la película gana enteros gracias al manejo del ritmo interno y la originalidad del conflicto planteado. Una mirada y su correspondiente fotografía acerca de nuestro mundo que nos pone en sobre aviso.
@laquimeracultural
La idea de plasmar en pantalla una guerra interna en EEUU tiene originalidad y podría habernos entregado un cúmulo de imaginarios visuales nunca antes vistos. Lástima de oportunidad perdida. De ambición contenida. Lástima su falta de punch para emular a Apocalypse Now (1979) o La Chaqueta Metálica (1987), títulos a los que cita y con los que una parte de la cinefilia la ha comparado en un ejercicio de ensalzamiento del presente y falta de perspectiva. Civil War no es ni será una película relevante para los discursos ni para las imágenes. Ni falta que le hace.
Dramáticamente falla en la implicación emocional y en el imperdonable desarrollo psicológico del personaje de Kirsten Dunst, que culmina en una escena final irrisoria. Pero como thriller bañado por la acción cumple, con setpieces muy bien realizadas a nivel de montaje y tensión interna, punto de vista de la cámara y sobretodo la inmersión mediante los atronadores efectos de sonido. Garland sabe manejar y aprovechar los espacios por los que transitan sus personajes. Cuenta con un despliegue técnico más que correcto y un diseño de producción que la acerca a imaginarios pertinentes como el de The Last of Us (2013). Como allí, cualquiera puede suponer un peligro.
Si Garland pretendía mostrar la crudeza de una profesión tan dura como la de reportera de guerra, él mismo socava su discurso con secuencias subrayadas y caprichosas en lo emocional y lo dramático. Alejada de sus discursos benevolentes y como ficción de género la película gana enteros gracias al manejo del ritmo interno y la originalidad del conflicto planteado. Una mirada y su correspondiente fotografía acerca de nuestro mundo que nos pone en sobre aviso.
@laquimeracultural
Mediometraje

6,3
375
8
2 de enero de 2025
2 de enero de 2025
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Kiyoshi no pierde la capacidad para sumir al espectador en el más puro desconcierto. En esta ocasión a través de un bellísimo e inquietante mediometraje que trabaja el terror de atmósfera a un nivel al que pocos podrían acercarse.
El director vuelve a su universo de asepsia y extrañamiento de lugares cotidianos a partir de la introducción de elementos que perturben la paz de todo un sistema para reflexionar acerca de la alienación que sufrimos en el día a día en las sociedades modernas, en las que conciliar nuestras diferentes personalidades se antoja una desquiciada quimera. Aquí sube la apuesta en cada escena, articulando un galimatías de horrores y falsas apariencias cuyos sentidos, a falta de piedras Rosetta, se desprenden por acumulación de capas más que por su explicitud narrativa o visual.
La película es una delicia a nivel técnico, destacando el diseño de producción, el sonoro, y una cuidadísima fotografía a nivel de encuadres, movimientos de cámara, uso de las sombras, los reflejos o el color. En esta ocasión pareciera que la perturbada mente del protagonista se apodera de la atmósfera e introduce elementos extraños en momentos clave, no siendo siempre reveladas sus causas ni sus consecuencias al espectador. Y es que sabemos que en el contraplano siempre habita un horror que ni siquiera puede ser representado. Estrategia que traslada lo infame de la mente del protagonista a la nuestra.
Cuando uno vuelve a Kurosawa siempre termina con la sensación de haber sido arrollado por un tren. Salir a la calle únicamente confirma la vacuidad que dirige el tráfico de nuestras vidas.
@laquimeracultural
El director vuelve a su universo de asepsia y extrañamiento de lugares cotidianos a partir de la introducción de elementos que perturben la paz de todo un sistema para reflexionar acerca de la alienación que sufrimos en el día a día en las sociedades modernas, en las que conciliar nuestras diferentes personalidades se antoja una desquiciada quimera. Aquí sube la apuesta en cada escena, articulando un galimatías de horrores y falsas apariencias cuyos sentidos, a falta de piedras Rosetta, se desprenden por acumulación de capas más que por su explicitud narrativa o visual.
La película es una delicia a nivel técnico, destacando el diseño de producción, el sonoro, y una cuidadísima fotografía a nivel de encuadres, movimientos de cámara, uso de las sombras, los reflejos o el color. En esta ocasión pareciera que la perturbada mente del protagonista se apodera de la atmósfera e introduce elementos extraños en momentos clave, no siendo siempre reveladas sus causas ni sus consecuencias al espectador. Y es que sabemos que en el contraplano siempre habita un horror que ni siquiera puede ser representado. Estrategia que traslada lo infame de la mente del protagonista a la nuestra.
Cuando uno vuelve a Kurosawa siempre termina con la sensación de haber sido arrollado por un tren. Salir a la calle únicamente confirma la vacuidad que dirige el tráfico de nuestras vidas.
@laquimeracultural
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