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Críticas ordenadas por utilidad
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1
1 de junio de 2018
1 de junio de 2018
25 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
De las pocas veces que tuve la ocasión de ver algún minuto de esta serie, me pareció cada vez más horrible que la anterior.
No puedo creer, con el dinero que gana Mediaset, el poquísimo cariño y dinero con el que son capaces de hacer una serie que ve tanta gente. Ni una historia interesante, ni un decorado o un vestuario dignos, ni una iluminación digna... Nada.
Por no hablar de los "actores", que ya de por sí tienen personajes infantilizados al máximo, y que no ganan mucho con unas sobreactuaciones tan histriónicas, irreales, sin sentido y embadurnados con el sentido del humor de un niño.
Supongo que tiene éxito porque es lo "mejor" que hay en su género. Digamos que otras series como 'Gym Tony' o similares ponían el listón aún más bajo (cuando nadie pensaba que se podía hacer algo más zafio).
El que haya visto un capítulo de 'Roseanne' o 'Pepa y Pepe' no tendrá estómago para pasar más de 30 segundos delante de esta serie. Dos ejemplos de series de humor costumbrista sencillas, bien interpretadas, con una historia simple y bien ejecutada, originales y hechas con carisma y cariño. Todo lo contrario a 'La que se avecina', un producto puramente comercial diseñado para llamar la atención y pescar el fácil público que es el target joven: gente que no tiene apenas referencias para comparar lo que está viendo.
No puedo creer, con el dinero que gana Mediaset, el poquísimo cariño y dinero con el que son capaces de hacer una serie que ve tanta gente. Ni una historia interesante, ni un decorado o un vestuario dignos, ni una iluminación digna... Nada.
Por no hablar de los "actores", que ya de por sí tienen personajes infantilizados al máximo, y que no ganan mucho con unas sobreactuaciones tan histriónicas, irreales, sin sentido y embadurnados con el sentido del humor de un niño.
Supongo que tiene éxito porque es lo "mejor" que hay en su género. Digamos que otras series como 'Gym Tony' o similares ponían el listón aún más bajo (cuando nadie pensaba que se podía hacer algo más zafio).
El que haya visto un capítulo de 'Roseanne' o 'Pepa y Pepe' no tendrá estómago para pasar más de 30 segundos delante de esta serie. Dos ejemplos de series de humor costumbrista sencillas, bien interpretadas, con una historia simple y bien ejecutada, originales y hechas con carisma y cariño. Todo lo contrario a 'La que se avecina', un producto puramente comercial diseñado para llamar la atención y pescar el fácil público que es el target joven: gente que no tiene apenas referencias para comparar lo que está viendo.
10
9 de mayo de 2016
9 de mayo de 2016
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cualquiera coincide con el dato de lo magistralmente planteada que está esta película planteando una sociedad totalmente real. El impacto que produce una persona con una deformidad tan chocante no da pie en la película a caer en el cliché de los matones de instituto que se burlan del chico raro. Al contrario de lo que espera el espectador, Rocky se encuentra un instituto donde, sí, es objeto de inevitables miradas, pero es tratado con el respeto que merece y despertando la mirada honesta del chico más guapo del instituto. Un planteamiento innovador y astuto que me resulta mucho más cercano a cómo considero que la sociedad reaccionaría ante un caso así.
Esta película registra el momento en el que Cher despejó cualquier duda sobre lo insuperable que es como actriz. Cómo sólo su presencia, sus ojos, su actitud y su personalidad hacen que cualquier película donde ella aparece valga la pena. Fue la actriz perfecta para encarnar a una madre soltera, independiente e indomable que compagina con nobleza la vida de una mujer liberal y cínica con su deber de madre coraje (papel que pareció retomar pocos años después en 'Mermaids'). La historia de amor pasa por debajo, y con sutileza, de la historia principal.
No deja de ser menos interesante el personaje de Laura Dern interpretando a una chica ciega que conoce a Rocky en un campamento y se enamoran, aún siendo ella consciente, mediante el tacto, de la especial característica de Rocky.
Lo especial de la película (además de la cegadora luz que proyecta Cher por sí sola) reside en lo auténtico de los personajes: reales, nada sobredimensionados y de una notable credibilidad. Justo lo que ameritaba una historia real que, aunque la película adapta y cambia para el lenguaje cinematográfico, es tratada con la dignidad que merece.
Esta película registra el momento en el que Cher despejó cualquier duda sobre lo insuperable que es como actriz. Cómo sólo su presencia, sus ojos, su actitud y su personalidad hacen que cualquier película donde ella aparece valga la pena. Fue la actriz perfecta para encarnar a una madre soltera, independiente e indomable que compagina con nobleza la vida de una mujer liberal y cínica con su deber de madre coraje (papel que pareció retomar pocos años después en 'Mermaids'). La historia de amor pasa por debajo, y con sutileza, de la historia principal.
No deja de ser menos interesante el personaje de Laura Dern interpretando a una chica ciega que conoce a Rocky en un campamento y se enamoran, aún siendo ella consciente, mediante el tacto, de la especial característica de Rocky.
Lo especial de la película (además de la cegadora luz que proyecta Cher por sí sola) reside en lo auténtico de los personajes: reales, nada sobredimensionados y de una notable credibilidad. Justo lo que ameritaba una historia real que, aunque la película adapta y cambia para el lenguaje cinematográfico, es tratada con la dignidad que merece.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La escena del final es, para mí, lo más sobrecogedor que he visto en el cine en toda mi vida. La sola mirada de Cher intuyendo que su hijo no se ha quedado dormido, sino que está muerto, mientras la escena es acompañada con el sonido de la radio de fondo, me crea un nudo en la garganta que siempre termina por brotarme alguna lágrima incontrolable. Lloro con mucha dificultad y trato de mantener la entereza cada vez que veo esta escena a solas, pero ataca una parte de mi sensibilidad que no puedo controlar. Es una puta obra de arte apoderándose de mi sensibilidad.

5,7
122.430
10
16 de enero de 2023
16 de enero de 2023
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
El tiempo también juzga el cine. Cuando una película se estrena en cine y, posteriormente, en televisión, compite con el cine del momento y el contexto social presente. Pero, una vez que pasan los años y los decenios, este tipo de películas ganan un nuevo prisma de la crítica de cine que no tienen los estrenos recientes: la prueba de la resistencia al paso del tiempo y el efecto que dicha película causa en sus espectadores originales una vez que estos crecen. Y, sobre todo, su impacto cultural en el tiempo.
Ahí es donde 'Home alone' se convierte en el clásico que es hoy. Veintitrés años después, alguien en un rincón de Internet le está cascando un 10 como una casa a una, entonces, comedia familiar.
Y ahora, en mi treintena, puedo analizar más friamente esta película después de haberla visto casi cada Navidad. Sin miedo le otorgo esta puntuación porque, realmente, no encuentro que le falte o le sobre ni un sólo minuto de metraje. Es, honestamente, una película redonda.
Kevin fue nuestro ídolo del momento porque todos los niños queríamos ser él: soñábamos con quedarnos solos, no en nuestra casa, sino en una pedazo de casa con todas las habitaciones para nosotros, la nevera llena de comida, el mando del televisor bajo nuestro gobierno y, lo mejor: la habitación de nuestro hermano mayor a nuestra entera disposición, además, llena de juguetes y objetos prohibidos a los que no tendríamos acceso si nuestra familia no nos olvidase al irse en avión a París a ver al tío Rob.
Es ahí donde más nos impactó: los soldaditos de plástico, las pistolas de balines, el trineo, la hucha de Buzz llena de dólares, la réplica de cartón de Michael Jordan (el deportista del momento), el tren eléctrico, las luces... Todo en esa casa era el sueño de cualquier niño, y el edén en la Tierra al no haber adultos alrededor.
Personalmente, la escena que más me gusta es la de Kevin en el supermercado. Algo en mí conecta con la misma sensación que tuve al ver esa escena por primera vez siendo un niño: Kevin arrastrando el carrito con lentitud por el lineal de productos frescos, llenos de leche fresca y zumos de Tropicana sin pulpa, hasta que se detiene en la línea de caja y comienza a sacar su compra: todavía recuerdo la agradable sensación de escuchar el sonido del paquete de pan de molde, el zumo y los soldados de plástico sobre la cinta rodante de la caja. Me hizo sentir estar ahí presente. Y esa tierna complicidad con Sally, la cajera, que escudriña la compra de Kevin con asombro y se interesa por lo atípico de tener un niño de ocho años haciendo la compra y sacando un vale descuento para el zumo que obtuvo esa mañana en el periódico. Sally no da crédito. Me río cada vez que veo ese momento tan inocente.
Hablaría largo y tendido, y algún día lo haré en mi propia web, sobre infinidad de detalles, pero no quiero olvidar el gran trabajo de Catherine O'Hara, que hacía doblete esos años en nuestras vidas siendo la protagonista de 'Beetlejuice' y repitiendo esa expresión facial de mujer enloquecida, con su cabello rojo caoba brillante y su rictus de estar al borde de la histeria.
Mención final y muy especial para John Candy, que terminó de darle el remate final con su aparición reuniéndonos con 'Solos con nuestro tío', donde él y Macaulay compartieron rodaje, y que falleció poco tiempo después dejando una carrera de clásicos entrañables y naïf como este.
Sin pretenderlo, sin estar diseñada para eso, 'Home alone' se convirtió, no sólo en la segunda película más taquillera de 1990, sino en el clásico de cada Navidad. El equivalente a 'Pretty woman' en el cine infantil.
No me la pierdo la próxima Navidad.
Ahí es donde 'Home alone' se convierte en el clásico que es hoy. Veintitrés años después, alguien en un rincón de Internet le está cascando un 10 como una casa a una, entonces, comedia familiar.
Y ahora, en mi treintena, puedo analizar más friamente esta película después de haberla visto casi cada Navidad. Sin miedo le otorgo esta puntuación porque, realmente, no encuentro que le falte o le sobre ni un sólo minuto de metraje. Es, honestamente, una película redonda.
Kevin fue nuestro ídolo del momento porque todos los niños queríamos ser él: soñábamos con quedarnos solos, no en nuestra casa, sino en una pedazo de casa con todas las habitaciones para nosotros, la nevera llena de comida, el mando del televisor bajo nuestro gobierno y, lo mejor: la habitación de nuestro hermano mayor a nuestra entera disposición, además, llena de juguetes y objetos prohibidos a los que no tendríamos acceso si nuestra familia no nos olvidase al irse en avión a París a ver al tío Rob.
Es ahí donde más nos impactó: los soldaditos de plástico, las pistolas de balines, el trineo, la hucha de Buzz llena de dólares, la réplica de cartón de Michael Jordan (el deportista del momento), el tren eléctrico, las luces... Todo en esa casa era el sueño de cualquier niño, y el edén en la Tierra al no haber adultos alrededor.
Personalmente, la escena que más me gusta es la de Kevin en el supermercado. Algo en mí conecta con la misma sensación que tuve al ver esa escena por primera vez siendo un niño: Kevin arrastrando el carrito con lentitud por el lineal de productos frescos, llenos de leche fresca y zumos de Tropicana sin pulpa, hasta que se detiene en la línea de caja y comienza a sacar su compra: todavía recuerdo la agradable sensación de escuchar el sonido del paquete de pan de molde, el zumo y los soldados de plástico sobre la cinta rodante de la caja. Me hizo sentir estar ahí presente. Y esa tierna complicidad con Sally, la cajera, que escudriña la compra de Kevin con asombro y se interesa por lo atípico de tener un niño de ocho años haciendo la compra y sacando un vale descuento para el zumo que obtuvo esa mañana en el periódico. Sally no da crédito. Me río cada vez que veo ese momento tan inocente.
Hablaría largo y tendido, y algún día lo haré en mi propia web, sobre infinidad de detalles, pero no quiero olvidar el gran trabajo de Catherine O'Hara, que hacía doblete esos años en nuestras vidas siendo la protagonista de 'Beetlejuice' y repitiendo esa expresión facial de mujer enloquecida, con su cabello rojo caoba brillante y su rictus de estar al borde de la histeria.
Mención final y muy especial para John Candy, que terminó de darle el remate final con su aparición reuniéndonos con 'Solos con nuestro tío', donde él y Macaulay compartieron rodaje, y que falleció poco tiempo después dejando una carrera de clásicos entrañables y naïf como este.
Sin pretenderlo, sin estar diseñada para eso, 'Home alone' se convirtió, no sólo en la segunda película más taquillera de 1990, sino en el clásico de cada Navidad. El equivalente a 'Pretty woman' en el cine infantil.
No me la pierdo la próxima Navidad.

7,7
128.077
10
18 de marzo de 2021
18 de marzo de 2021
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Llegó el momento de traer mi crítica a esta película tras visionarla no menos de treinta o cuarenta veces.
'El show de Truman' es una película adictiva que este año 2021 está más vigente que nunca, a través de la cual hago una interesante lectura del mundo al sentir mi propio "síndrome de Truman", donde todo el mundo sigue un guión (bozal, gel hidroalcohólico, distancia social, aceptación del guión mediático sin crítica, etc.) mientras yo me rebelo a cada tiranía inventada por los Christo (Bill Gates, Soros, etc.) del planeta.
Christo es el creador y director del programa de telerrealidad que llena la vida a millones de personas en todo el mundo. Un programa que nada tiene que ver con las comparaciones que tan insistentemente se hicieron de esta película con los programas de telerrealidad. Nada que ver con 'Gran hermano'; en 'El show de Truman' el protagonista no sabe que está en un programa. Yo lo equiparo más a un 'Inocente, inocente', pero a lo bestia.
Como es de intuir, la película narra cómo el protagonista va descubriendo lo que él llama "el ajo", y procede a luchar por descubrir la verdad.
A partir de ahí se construye una película que es perfecta. No le sobra ni le falta un segundo de metraje. No queda ningún cabo suelto. Los espectadores nos identificamos plenamente con el protagonista y con la chica de la que se enamora, y detestamos a ese entorno pérfido y bien pagado que le rodea para contribuir a la mentira.
Es adictivo ver cada escena una y otra vez. Me quedo fascinado viendo el control de realización de la planta 221 de la ecosfera ómnica, donde los realizadores y Christo dirigen cada detalle del programa, cómo dirigen hasta detalles como el oleaje del mar ¡y el propio Sol! Todo en Seaheaven es artificial. Todo en esa isla es decorado.
De paso, la filmación de la película es interesantísima. Hay tantos detalles donde posar la vista. Como los movimientos de cámaras y el efecto de cámara oculta que predomina en casi todos los planos sin llegar a ser molesto (es realmente sutil).
Todo en la vida de Truman está enfocado para persistir en la idea de que no salga nunca de la isla. Esta estrategia del programa llega hasta el extremo de poner un póster de un avión siendo partido por un rayo (con el mensaje "Te puede pasar a ti") ¡en la agencia de viajes! O ponerle a Truman un programa que le recuerda las bondades del dulce hogar frente a las adversidades de quienes deciden irse a descubrir mundo.
Y qué decir de la gran idea del detallazo de incluir al público espectador en sus casas, o la idea de crear un restaurante temático de fanáticos del programa donde las camarareras de la barra secan los vasos con el trapo mientras contemplan embobadas el televisor en los momentos de más tensión.
La volvería a ver otras treinta veces y no me cansaría de observar hasta el último fotograma, y de sorprenderme descubriendo nuevos detalles, ideas y aspectos filosóficos de la película.
'El show de Truman' es una película adictiva que este año 2021 está más vigente que nunca, a través de la cual hago una interesante lectura del mundo al sentir mi propio "síndrome de Truman", donde todo el mundo sigue un guión (bozal, gel hidroalcohólico, distancia social, aceptación del guión mediático sin crítica, etc.) mientras yo me rebelo a cada tiranía inventada por los Christo (Bill Gates, Soros, etc.) del planeta.
Christo es el creador y director del programa de telerrealidad que llena la vida a millones de personas en todo el mundo. Un programa que nada tiene que ver con las comparaciones que tan insistentemente se hicieron de esta película con los programas de telerrealidad. Nada que ver con 'Gran hermano'; en 'El show de Truman' el protagonista no sabe que está en un programa. Yo lo equiparo más a un 'Inocente, inocente', pero a lo bestia.
Como es de intuir, la película narra cómo el protagonista va descubriendo lo que él llama "el ajo", y procede a luchar por descubrir la verdad.
A partir de ahí se construye una película que es perfecta. No le sobra ni le falta un segundo de metraje. No queda ningún cabo suelto. Los espectadores nos identificamos plenamente con el protagonista y con la chica de la que se enamora, y detestamos a ese entorno pérfido y bien pagado que le rodea para contribuir a la mentira.
Es adictivo ver cada escena una y otra vez. Me quedo fascinado viendo el control de realización de la planta 221 de la ecosfera ómnica, donde los realizadores y Christo dirigen cada detalle del programa, cómo dirigen hasta detalles como el oleaje del mar ¡y el propio Sol! Todo en Seaheaven es artificial. Todo en esa isla es decorado.
De paso, la filmación de la película es interesantísima. Hay tantos detalles donde posar la vista. Como los movimientos de cámaras y el efecto de cámara oculta que predomina en casi todos los planos sin llegar a ser molesto (es realmente sutil).
Todo en la vida de Truman está enfocado para persistir en la idea de que no salga nunca de la isla. Esta estrategia del programa llega hasta el extremo de poner un póster de un avión siendo partido por un rayo (con el mensaje "Te puede pasar a ti") ¡en la agencia de viajes! O ponerle a Truman un programa que le recuerda las bondades del dulce hogar frente a las adversidades de quienes deciden irse a descubrir mundo.
Y qué decir de la gran idea del detallazo de incluir al público espectador en sus casas, o la idea de crear un restaurante temático de fanáticos del programa donde las camarareras de la barra secan los vasos con el trapo mientras contemplan embobadas el televisor en los momentos de más tensión.
La volvería a ver otras treinta veces y no me cansaría de observar hasta el último fotograma, y de sorprenderme descubriendo nuevos detalles, ideas y aspectos filosóficos de la película.

6,3
132.184
10
26 de agosto de 2014
26 de agosto de 2014
12 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo afirmó Billy Wilder en una entrevista con Cameron Crowe, hablando sobre esta cinta. Y, realmente, lo fue.
El género de la comedia romántica tiene algo que pone nerviosa a la gente. Se puede comprobar leyendo otras críticas (en esta misma web) puramente machistas y escritas, en algunos casos, sin haber visto la película. Algunos supuestos cinéfilos no toleran este género (alguno ha llegado a escribir que prohibiría, literalmente, esta película en Europa). Lo que convierte a este producto tan comercial en un objeto de culto. 'Pretty woman' escandaliza, 20 años después, con lo que podemos estar hablando de un producto subversivo y agitador, lo último que habría concebido el creador de la película.
Inicialmente, iba a ser una historia mucho más dura y difícil de ver pero, por suerte, Disney (propietaria de Touchstone Pictures) decidió blanquear el guión y hacer una historia mucho más fácil de digerir, limando las durezas de una historia llena de droga y vapuleos. Así, nació 'Pretty woman' en el seno de The Walt Disney Company, para convertir esta historia en algo bello, increíble, ingenuo y superficial, desplegada por un excelente lenguaje cinematográfico. Todo se confabuló para reunir una historia simple, un director hábil, unos productores visionarios y un par de actores carismáticos para crear la película más demandada de la historia, al menos, en España, donde pocas veces ha perdido una batalla en las audiencias de televisión y ha sido objeto de especial atención por parte de la prensa. ¿El secreto? Pues eso: la sencillez.
Un ricachón tropieza con una puta (no la anda buscando, como cuentan las malas críticas escritas sin haber visto la película). La puta, Vivian, es una mujer ingenua y con carisma que, como muchas putas, quiere salir de su situación. Se produce una chispa que va más allá de la diferencia de clases o el poder adquisitivo: él ve en ella una personalidad cándida y alejada del mundo rígido y calculado en el que se mueve; ella ve en él a un hombre elegante y con habilidades sociales. Y viven el cuento de hadas durante 6 días.
La película presenta Los Ángeles como una ciudad donde todo puede cambiar: desde un suburbio de Beverly Hills hasta la boutique de Boulmiche. Vivian, gracias a su encuentro con el magnate, descubre otra parte de la ciudad y se mueve en un mundo hasta ahora desconocido, no sólo para ella, sino para la mayoría de los mortales que no somos ricos. Se tropieza con el lado oscuro de la gente pudiente, pero su candidez y su belleza (requisito básico este último para caer en gracia en el mundo de los ricos) le brindan la ayuda del director del hotel para poder transformarse en una pequeña dama. Y es esta una de las partes más atractivas de la película: la historia mil veces contada de cómo un personaje brusco se transforma en algo distinguido, cosa que siempre resulta interesante de ver.
El carisma de los actores, la tranquilidad con la que transcurre la cinta (planos abiertos, pausas, miradas, sonrisas y mucho lenguaje corporal, en general) y la belleza de la producción, en general, hacen que esta pueda ser considerada una de las últimas screwball comedy, si no la última, dando la razón al genio de Billy.
El género de la comedia romántica tiene algo que pone nerviosa a la gente. Se puede comprobar leyendo otras críticas (en esta misma web) puramente machistas y escritas, en algunos casos, sin haber visto la película. Algunos supuestos cinéfilos no toleran este género (alguno ha llegado a escribir que prohibiría, literalmente, esta película en Europa). Lo que convierte a este producto tan comercial en un objeto de culto. 'Pretty woman' escandaliza, 20 años después, con lo que podemos estar hablando de un producto subversivo y agitador, lo último que habría concebido el creador de la película.
Inicialmente, iba a ser una historia mucho más dura y difícil de ver pero, por suerte, Disney (propietaria de Touchstone Pictures) decidió blanquear el guión y hacer una historia mucho más fácil de digerir, limando las durezas de una historia llena de droga y vapuleos. Así, nació 'Pretty woman' en el seno de The Walt Disney Company, para convertir esta historia en algo bello, increíble, ingenuo y superficial, desplegada por un excelente lenguaje cinematográfico. Todo se confabuló para reunir una historia simple, un director hábil, unos productores visionarios y un par de actores carismáticos para crear la película más demandada de la historia, al menos, en España, donde pocas veces ha perdido una batalla en las audiencias de televisión y ha sido objeto de especial atención por parte de la prensa. ¿El secreto? Pues eso: la sencillez.
Un ricachón tropieza con una puta (no la anda buscando, como cuentan las malas críticas escritas sin haber visto la película). La puta, Vivian, es una mujer ingenua y con carisma que, como muchas putas, quiere salir de su situación. Se produce una chispa que va más allá de la diferencia de clases o el poder adquisitivo: él ve en ella una personalidad cándida y alejada del mundo rígido y calculado en el que se mueve; ella ve en él a un hombre elegante y con habilidades sociales. Y viven el cuento de hadas durante 6 días.
La película presenta Los Ángeles como una ciudad donde todo puede cambiar: desde un suburbio de Beverly Hills hasta la boutique de Boulmiche. Vivian, gracias a su encuentro con el magnate, descubre otra parte de la ciudad y se mueve en un mundo hasta ahora desconocido, no sólo para ella, sino para la mayoría de los mortales que no somos ricos. Se tropieza con el lado oscuro de la gente pudiente, pero su candidez y su belleza (requisito básico este último para caer en gracia en el mundo de los ricos) le brindan la ayuda del director del hotel para poder transformarse en una pequeña dama. Y es esta una de las partes más atractivas de la película: la historia mil veces contada de cómo un personaje brusco se transforma en algo distinguido, cosa que siempre resulta interesante de ver.
El carisma de los actores, la tranquilidad con la que transcurre la cinta (planos abiertos, pausas, miradas, sonrisas y mucho lenguaje corporal, en general) y la belleza de la producción, en general, hacen que esta pueda ser considerada una de las últimas screwball comedy, si no la última, dando la razón al genio de Billy.
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