Chico guapo, con moto chachi (¿cómo se la pudo permitir?), con amigos chunguis, con ganas de buscar jaleo, conoce chica guapa (mucho) que está resentida, pero con múltiples inquietudes por ser penetrada como cual pincho moruno una vez más por su ex fantasmón.

La peli es tan lamentable que sólo escapa para ser visionada por un sistema multicanal como Dios manda.

La música, el look, la dirección, la fotografía, el papel bordado de McDowell y la capacidad a lo "winrar" de Kubrick de meter tanto en tan poco tiempo, hacen de ésta una cinta de culto, indispensable y casi perfecta, por aquello de que lo perfecto no existe. Cinta indispensable.

Tarantino despuntó maneras en su ópera prima (Reservoir Dogs), pero esta obra maestra del cine independiente (perdón, del cine) es de "chapeau". Hipnótica, cruda, con unos diálogos dificilmente olvidables, un L. Jackson haciendo partennaire con un hasta entonces desaparecido Travolta al 100% de química, ¡pero si hasta Bruce Willis brilló por el solito!.

Hay que verla, entender que el director es Tarantino (¿qué otro haría una película así?, ¡nadie!) y dejarse llevar. Densa, sombría y con una BSO intemporal.

Sí, desde los pañales, porque... ¡vaya conocimiento factual se gasta Marty! Es alucinante la lucidez con la que nos explica la complejidad del universo que trata, sólo entendible si nos hacen saber que este señor nació, vivió, sigue viviendo y morirá en un Casino y en sus tramas anexas. Es de esas películas que cuando me preguntan por ella digo: "¿No la has visto?, ¡pero si es un peliculón!". De las grandes películas de los 90 (incluso llegó a gustarme Sharon Stone, que ya es decir) y que aún siendo larga, no cansa sino que reconforta y te regocijas por presenciar arte en estado puro.

Prodigio del entretenemiento que, a su vez, hace bostezar alguna que otra vez (aunque yo no lo hice) durante las 3 horas de metraje. Escenas de acción (estampida de los Bronchiosaurus) interminables y poco creíbles, pero bueno... como la propia historia en sí. Es una peli para ver una segunda vez, ya que como Titanic, es tan grandiosa en cuanto a exageración, que es prácticamente imposible recoger todos los registros en una sólo visualización.

El resultado es que me quedé sin frío ni calor; o bien la vi un mal día o quizá esperaba un uso más inteligente de los 200 millones de dólares que costó enderezar esta mega producción, tanto en historia como en efectismo.

Una buena Naomi Watts recogió el testigo de la prota original con nota y Jack Black nos sorprendió a todos tanto como cuando vimos a Tom Hanks pasar de hacer "Big" a "Philadelphia". Salvando las distancias (considerables en este ejemplo), bordó el papel.

Una peli que pudo haber sido mucho mejor con 100 millones menos de presupuesto. Recomendable.