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6,7
233
8
18 de abril de 2009
18 de abril de 2009
16 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película es la primera que he visto de Bela Tarr. Sabía que es de su primera época y por lo tanto me esperaba más o menos lo que vi. En las películas hiperrealistas de Bela Tarr las mujeres hablan mucho y los hombres son muy indiferentes, eso ocurre aquí: la mujer es largamente lacrimógena y el hombre impenetrable. Es la realidad del talk show, también, un vistazo a la mugre interior, un atropello de palabras y el hombre resaltando por desaparecer. Las escenas se suceden con gracia, es decir, no es un documental plano, tiene una forma agradable. El color: sepia. Los planos: te das cuenta que no te lo muestra todo a propósito.
El final, dice sin decir. Es lo que pretende.
El final, dice sin decir. Es lo que pretende.
21 de febrero de 2015
21 de febrero de 2015
13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde hace más de un año que quería ver esta película. Herzog me simpatiza bastante en sus silencios y en su forma de representar la alteridad, que pensaba que con gente que tiene acondroplasia podría hacerlo de una forma muy potente. Lo que encontré es diferente a lo que imaginaba, pero no está nada mal.
La película es una alegoría. Está el caos, la insurrección, el poder, la vileza humana, la idiotez, la falta de piedad, la anarquía... todo eso desatado y sin freno. Si nos deleitamos lo hacemos porque las personas de baja estatura lo hacen todo en un mundo que no es a su medida: las camas son más grandes, los recorridos más extensos... cada acción se convierte en una aventura añadida. También nos deleitamos por la expresividad y el sonido, la expresividad de los rostros de esta gente y las risas sobre todo, además de imágenes intercaladas de animales que también tienen su propia lucha por la supervivencia y que no son (o no aparentan ser) menos crueles que ellos.
La película es una alegoría. Está el caos, la insurrección, el poder, la vileza humana, la idiotez, la falta de piedad, la anarquía... todo eso desatado y sin freno. Si nos deleitamos lo hacemos porque las personas de baja estatura lo hacen todo en un mundo que no es a su medida: las camas son más grandes, los recorridos más extensos... cada acción se convierte en una aventura añadida. También nos deleitamos por la expresividad y el sonido, la expresividad de los rostros de esta gente y las risas sobre todo, además de imágenes intercaladas de animales que también tienen su propia lucha por la supervivencia y que no son (o no aparentan ser) menos crueles que ellos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Por lo menos no las gallinas que picotean ratones cargándolos como féretros, o el gallo que rasca al otro gallo aplastado y muerto. Con una insistencia casi humana, porque el morbo es una característica que nos pertenece a nosotros y no a ellos.
Podemos decir entonces que los animales se humanizan y los hombres se deshumanizan en esta película. Hay una línea muy débil entre unos y otros. Tanto, que en cierto momento de la película, cuando dos mujeres enanas han matado a la gran madre cerda y les preguntan por qué lo han hecho y no contestan, a mi me parece que en sus caras de satisfacción han acabado por matarla por envidia de fertilidad. Ven esa fertilidad en una cerda con muchas crías y la matan porque esa línea divisoria entre especies se ha tornado bastante difusa.
Me gustó especialmente el momento en que una foránea aparece en su coche por las inmediaciones del reclusorio. Y era enana también. Eso quiere decir que no es sólo el reducto en el que ellos se hayan una excepción y confirma que se trata de una alegoría.
[Sin embargo, yo si pudiera hacer una película con personajes de pequeña estatura la haría a la manera de La Rinconada de José Donoso, en su novela de "El obsceno pájaro de la noche". Haría un pequeño mundo de enanos en el que los hijos que fueran nacidos con estatura "normal" tuvieran que ser asesinados. Una inversión de valores... y a varios niveles. Pero claro, esto no tiene nada que ver con lo que Herzog plantea y nos muestra, así que lo pongo como un inciso.]
También me gustó el contenido de la caja de uno de los personajes y el momento en que los muestra. Es un momento de gran belleza... porque la muerte puede ser inquietante y hermosa. La rigidez puede serlo, a la manera de las momias.
Finalmente la risa que recorre toda la película es la risa del absurdo. Nada más existencialista. Para más datos recurrid a Beckett, que él es el maestro.
Podemos decir entonces que los animales se humanizan y los hombres se deshumanizan en esta película. Hay una línea muy débil entre unos y otros. Tanto, que en cierto momento de la película, cuando dos mujeres enanas han matado a la gran madre cerda y les preguntan por qué lo han hecho y no contestan, a mi me parece que en sus caras de satisfacción han acabado por matarla por envidia de fertilidad. Ven esa fertilidad en una cerda con muchas crías y la matan porque esa línea divisoria entre especies se ha tornado bastante difusa.
Me gustó especialmente el momento en que una foránea aparece en su coche por las inmediaciones del reclusorio. Y era enana también. Eso quiere decir que no es sólo el reducto en el que ellos se hayan una excepción y confirma que se trata de una alegoría.
[Sin embargo, yo si pudiera hacer una película con personajes de pequeña estatura la haría a la manera de La Rinconada de José Donoso, en su novela de "El obsceno pájaro de la noche". Haría un pequeño mundo de enanos en el que los hijos que fueran nacidos con estatura "normal" tuvieran que ser asesinados. Una inversión de valores... y a varios niveles. Pero claro, esto no tiene nada que ver con lo que Herzog plantea y nos muestra, así que lo pongo como un inciso.]
También me gustó el contenido de la caja de uno de los personajes y el momento en que los muestra. Es un momento de gran belleza... porque la muerte puede ser inquietante y hermosa. La rigidez puede serlo, a la manera de las momias.
Finalmente la risa que recorre toda la película es la risa del absurdo. Nada más existencialista. Para más datos recurrid a Beckett, que él es el maestro.

6,2
501
6
12 de abril de 2015
12 de abril de 2015
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta historia sucede en Berlín, en torno al año mil ochocientos. El acontecimiento motor se inspira en un poeta de la época que, atormentado por el spleen, estaba obsesionado con la idea de la muerte y de convencer a otras personas para que mueran con él.
La película empieza con un plano enorme de las flores amarillas y la protagonista detrás. Las flores están en distintos momentos del metraje, cada vez que Enriqueta arregla los jarrones, y en las canciones que amenizan las veladas. La letra principal trata de unas violetas enamoradas de una granjera, que al final terminan pisoteadas por ella y se marchitan, pero que aún así prefieren esta muerte, al ser una muerte ocasionada por la amada.
De esta obsesión por la primavera muerta me venía a la mente T.S Eliot en todo momento. "Abril es el mes más cruel", el mes de las mariposas y las flores... ya lo decía el nóbel inglés en "La Tierra Baldía". Todo lo bello, todo lo hermoso que florece, tiene esa dimensión siniestra porque está abocado a la muerte. Gran desolación. "Ciudad Irreal" de muertos en vida. Como los dos protagonistas de esta historia, que se encuentran para intentar consumar esa muerte, pero que ya están muertos.
"Los libros de la muerte que están muertos" que diría un poeta surrealista. Esta película no escapa de reflexiones surrealistas en torno a la vida (qué es la realidad, el tópico vida/teatro, estar siendo parte de un juego de otro que mueve los hilos, el no poder despertar, la vida como sueño, el estar hipnotizado en la propia realidad, etc). Entre el existencialismo que se entiende por la inutilidad de los personajes, la enfermedad del siglo como malestar de algo superior, apatía, hastío, etc... y sus decorados preciosistas de nobleza decimonónica, podemos apreciar el contraste principal de estas flores que son condenadas a la muerte terrenal tras una muerte en vida.
La protagonista vive en un mundo hostil. Sus relaciones interpersonales con sus seres más cercanos son una pantomima. Vive en un teatro de cartón. Conocer a un alma afín le da la apertura necesaria para poder darse cuenta del histrionismo aristocrático que vela por las apariencias.
No cuento ahora datos concretos de la trama, ni siquiera en el spoiler, sólo me limitaré a señalar que aparte de estas reflexiones que a mi me parecieron el fondo, otros podrían quedarse con el aspecto socio-político, el tema de la medicina, sangrías, ventosas, supersticiones de miasmas y demás... Y sobre todo, del peligro para todos los pacientes depresivos de la época, al no ser ésta una enfermedad conocida, al igual que el resto de enfermedades psicológicas. La soledad y la depresión son males estrella del siglo XX, pero no quiere decir que nuestros antepasados no la vivieran...
La película empieza con un plano enorme de las flores amarillas y la protagonista detrás. Las flores están en distintos momentos del metraje, cada vez que Enriqueta arregla los jarrones, y en las canciones que amenizan las veladas. La letra principal trata de unas violetas enamoradas de una granjera, que al final terminan pisoteadas por ella y se marchitan, pero que aún así prefieren esta muerte, al ser una muerte ocasionada por la amada.
De esta obsesión por la primavera muerta me venía a la mente T.S Eliot en todo momento. "Abril es el mes más cruel", el mes de las mariposas y las flores... ya lo decía el nóbel inglés en "La Tierra Baldía". Todo lo bello, todo lo hermoso que florece, tiene esa dimensión siniestra porque está abocado a la muerte. Gran desolación. "Ciudad Irreal" de muertos en vida. Como los dos protagonistas de esta historia, que se encuentran para intentar consumar esa muerte, pero que ya están muertos.
"Los libros de la muerte que están muertos" que diría un poeta surrealista. Esta película no escapa de reflexiones surrealistas en torno a la vida (qué es la realidad, el tópico vida/teatro, estar siendo parte de un juego de otro que mueve los hilos, el no poder despertar, la vida como sueño, el estar hipnotizado en la propia realidad, etc). Entre el existencialismo que se entiende por la inutilidad de los personajes, la enfermedad del siglo como malestar de algo superior, apatía, hastío, etc... y sus decorados preciosistas de nobleza decimonónica, podemos apreciar el contraste principal de estas flores que son condenadas a la muerte terrenal tras una muerte en vida.
La protagonista vive en un mundo hostil. Sus relaciones interpersonales con sus seres más cercanos son una pantomima. Vive en un teatro de cartón. Conocer a un alma afín le da la apertura necesaria para poder darse cuenta del histrionismo aristocrático que vela por las apariencias.
No cuento ahora datos concretos de la trama, ni siquiera en el spoiler, sólo me limitaré a señalar que aparte de estas reflexiones que a mi me parecieron el fondo, otros podrían quedarse con el aspecto socio-político, el tema de la medicina, sangrías, ventosas, supersticiones de miasmas y demás... Y sobre todo, del peligro para todos los pacientes depresivos de la época, al no ser ésta una enfermedad conocida, al igual que el resto de enfermedades psicológicas. La soledad y la depresión son males estrella del siglo XX, pero no quiere decir que nuestros antepasados no la vivieran...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Hacia el final, el marido de la protagonista dice "Entonces era por amor". El amor diferente al amor en vida. "Elegir morir con alguien antes que pasar la vida junto a otro" es un amor de compenetración, no es un estar enamorado en el sentido de ilusión, como lo está el poeta de su prima, sino un amor cómplice, un amor hermano que trasciende la vida para hallarse en la muerte. De hecho, no hay erotismo en la pareja mortal, tan solo (o ante todo) una unión casi mágica, que los hace ser aún más outsiders en medio de esa sociedad. El pacto que se resumiría como amor, porque no encontramos un concepto diferente para este tipo de unión, hace que al marido por cuya intervención la protagonista Enriqueta era abnegada y dócil, nuble la mirada... O por lo menos yo interpreté así ese desenfoque.

6,3
1.255
10
20 de octubre de 2009
20 de octubre de 2009
20 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es la historia de Elias, un inmigrante que llega a la costa del Edén, un complejo turístico para gente adinerada. Trata de pasar desapercibido y en medio de las aventuras que le suceden es también explotado, empieza a ser tratado como una persona de la que se puede disponer: sólo es receptáculo de ciertas compasiones y algunos paternalismos hacia él son lo único bueno de lo que puede disfrutar a lo largo de su historia.
También hay algún gesto de amistad, pero casi todos los pobres como él son parte de una jungla por sobrevivir y cada quien vela por lo suyo, por sus intereses.
Elias tiene un plan, piensa llegar a Paris y ahí... una promesa, una esperanza.
Sin embargo debe correr demasiado, sortear la presencia policial, a cada rincón estar alerta por su calidad de perseguido. La situación de ser un ilegal se nos muestra como los movimientos de un roedor, una comadreja, un ser que corre por el suelo y escapa.
Pero también es un ser del disfraz, del engaño, de la apariencia. Y es solamente esta vía la que le permite llegar más lejos de lo que llegaron otros, amigos suyos, con menos suerte que él.
También hay algún gesto de amistad, pero casi todos los pobres como él son parte de una jungla por sobrevivir y cada quien vela por lo suyo, por sus intereses.
Elias tiene un plan, piensa llegar a Paris y ahí... una promesa, una esperanza.
Sin embargo debe correr demasiado, sortear la presencia policial, a cada rincón estar alerta por su calidad de perseguido. La situación de ser un ilegal se nos muestra como los movimientos de un roedor, una comadreja, un ser que corre por el suelo y escapa.
Pero también es un ser del disfraz, del engaño, de la apariencia. Y es solamente esta vía la que le permite llegar más lejos de lo que llegaron otros, amigos suyos, con menos suerte que él.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
En esta película constatamos la importancia de lo apariencial: cómo un abrigo puede hacer una diferencia sustancial, cómo puede cambiar una persona por un abrigo o la impresión que ésta puede dar.
La amante del lugar de descanso turístico le facilita ropa de bien.
Le roban la chaqueta "ten cuidado con la chaqueta".
Cuando lleva la del otro mendigo, es perseguido más fácilmente.
Cuando la señora rica le da una chaqueta de traje, recalca la importancia de éste.
Pero este rasgo es menos importante que el hecho de empatizar con la historia de un paria. Es una historia habitual y que por habitual puede habernos dejado de sorprender.
Sin embargo hay algunos apuntes de denuncia en esta película (la madre hablando por móvil y el niño en el carrito con los videojuegos; o el niño filmando a los muertos con el móvil y el padre haciendo lo mismo) sin hacer de ésta un panfleto o un edulcorado.
La amante del lugar de descanso turístico le facilita ropa de bien.
Le roban la chaqueta "ten cuidado con la chaqueta".
Cuando lleva la del otro mendigo, es perseguido más fácilmente.
Cuando la señora rica le da una chaqueta de traje, recalca la importancia de éste.
Pero este rasgo es menos importante que el hecho de empatizar con la historia de un paria. Es una historia habitual y que por habitual puede habernos dejado de sorprender.
Sin embargo hay algunos apuntes de denuncia en esta película (la madre hablando por móvil y el niño en el carrito con los videojuegos; o el niño filmando a los muertos con el móvil y el padre haciendo lo mismo) sin hacer de ésta un panfleto o un edulcorado.

7,2
4.964
8
14 de febrero de 2013
14 de febrero de 2013
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Atención: puede contener spoiler
“Turin Horse” es la última película de Béla Tarr. A través de seis días vemos a un padre de cincuenta y ocho años y a su hija viviendo en medio de la nada. El viento castiga la casa de piedra y se levanta el polvo y las hojas de los árboles. Ambos se turnan frente a la ventana para ver el mismo paisaje que se extiende hasta una pequeña colina donde hay un árbol que recuerda a Friedrich. Un pozo y poco más. Cada día va la hija a sacar agua del pozo y lucha contra la inclemencia del tiempo. Luego viste al padre que sufre de una parálisis en el brazo. Hacen cosas cotidianas como lavar ropa, coser, cortar leña, dar de comer al caballo, comer una patata hervida y beber aguardiente, todo en medio de un profundo silencio que es quebrado sólo para hacerse pequeñas observaciones sobre la carcoma o si está lista la comida. Hay un par de interrupciones de foráneos: un vecino que viene a pedir aguardiente y empieza un largo monólogo sobre la injusticia, la ineptitud de Dios, el poder y el pueblo, etc. El dueño de la casa sólo le corta al final: “Eso es una estupidez”. Otra interrupción es la del grupo de gitanos que vienen a coger agua del pozo y son echados por los dueños de la casa. Uno de ellos le regala un libro sagrado a la chica de la casa.
Sabemos que Tarr se inspiró en el caballo que Nietzsche vio ser maltratado por su cochero. El caballo de la película deja de comer y en vez de ser útil para sus dueños, comienza a ser un peso más. Cuando intentan huir de la casa, deben cargar con el caballo y los trastos, todo lo lleva la chica. No sólo es el caballo lo que empieza a ir mal. Se acaba el agua del pozo, se va la luz y no pueden encender las lámparas, las brasas no pueden encender nada. Sin agua y sin fuego no pueden hervir las patatas y los inunda la penumbra al final de la película, donde el mayor come una patata cruda y la hija observa sin intentar comer siquiera ante la advertencia de su padre: “Deberías comer” como antes ella le señalaba al caballo.
Lo importante, no está sólo en la fotografía cuidada y preciosista... hay muchos planos, pero me quedo especialmente con la imagen que se ve desde dentro de la casa del vecino alejándose, debatiéndose con el viento y el marco de la ventana encuadrándolo. La ventana es especial, vemos a la chica mirar también enfocándola desde afuera, casi al final de la película. Vemos comer un día desde el ángulo del padre, desde el ángulo de la chica otro día, al siguiente los vemos a los dos desde un lado de la mesa, y finalmente desde el otro. Así, vemos todo y nos metemos en esa casa y en su silencio (con una única melodía que encaja a la perfección).
“Turin Horse” es la última película de Béla Tarr. A través de seis días vemos a un padre de cincuenta y ocho años y a su hija viviendo en medio de la nada. El viento castiga la casa de piedra y se levanta el polvo y las hojas de los árboles. Ambos se turnan frente a la ventana para ver el mismo paisaje que se extiende hasta una pequeña colina donde hay un árbol que recuerda a Friedrich. Un pozo y poco más. Cada día va la hija a sacar agua del pozo y lucha contra la inclemencia del tiempo. Luego viste al padre que sufre de una parálisis en el brazo. Hacen cosas cotidianas como lavar ropa, coser, cortar leña, dar de comer al caballo, comer una patata hervida y beber aguardiente, todo en medio de un profundo silencio que es quebrado sólo para hacerse pequeñas observaciones sobre la carcoma o si está lista la comida. Hay un par de interrupciones de foráneos: un vecino que viene a pedir aguardiente y empieza un largo monólogo sobre la injusticia, la ineptitud de Dios, el poder y el pueblo, etc. El dueño de la casa sólo le corta al final: “Eso es una estupidez”. Otra interrupción es la del grupo de gitanos que vienen a coger agua del pozo y son echados por los dueños de la casa. Uno de ellos le regala un libro sagrado a la chica de la casa.
Sabemos que Tarr se inspiró en el caballo que Nietzsche vio ser maltratado por su cochero. El caballo de la película deja de comer y en vez de ser útil para sus dueños, comienza a ser un peso más. Cuando intentan huir de la casa, deben cargar con el caballo y los trastos, todo lo lleva la chica. No sólo es el caballo lo que empieza a ir mal. Se acaba el agua del pozo, se va la luz y no pueden encender las lámparas, las brasas no pueden encender nada. Sin agua y sin fuego no pueden hervir las patatas y los inunda la penumbra al final de la película, donde el mayor come una patata cruda y la hija observa sin intentar comer siquiera ante la advertencia de su padre: “Deberías comer” como antes ella le señalaba al caballo.
Lo importante, no está sólo en la fotografía cuidada y preciosista... hay muchos planos, pero me quedo especialmente con la imagen que se ve desde dentro de la casa del vecino alejándose, debatiéndose con el viento y el marco de la ventana encuadrándolo. La ventana es especial, vemos a la chica mirar también enfocándola desde afuera, casi al final de la película. Vemos comer un día desde el ángulo del padre, desde el ángulo de la chica otro día, al siguiente los vemos a los dos desde un lado de la mesa, y finalmente desde el otro. Así, vemos todo y nos metemos en esa casa y en su silencio (con una única melodía que encaja a la perfección).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
No sabemos por qué vuelven, no sabemos si llegaron a marcharse. Hay una condena en esa casa, que los atrapa y los expulsa, que los mantiene autómatas y en silencio. Ya no hay más pretextos para crear otras obras de cine después de ésta porque se deja en evidencia el sinsentido, y cuando eso pasa, no es posible añadir nada más. Hay, pues, un alto nivel de becketidad.
Enfermos que no se frotan la herida, pero que la ven agrandarse y extenderse por todo su ser.
Enfermos que no se frotan la herida, pero que la ven agrandarse y extenderse por todo su ser.
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