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Vanuatu Vanuatu · Villaescoria de cirullos
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Críticas 129
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
10
29 de noviembre de 2007
119 de 143 usuarios han encontrado esta crítica útil
Era imperdonable que en la página no estuviera aún este clásico imprescindible para los amantes del manga. Todos mis amigos y yo amamos a esta peli y al Chojin desde que la alquilamos en el Videoclub Valentino de Mieres, hace ya una eternidad. El flipe que nos pillamos fue brutal. Nunca habíamos visto nada tan bien dibujado. Pero mucho menos una historia tan descabezada como salvaje, y repleta de vísceras, monstruos acojonantes, mucho gore...y sobre todo tías desnudas, polvos, y pollas, muchas pollas. Todo en la película gira alrededor de la búsqueda de un enorme cipotón.

Tiene la típica ambientación apocalíptica mezclada con el ambiente de chicas y chicos de instituto dispuestos a ser masacrados y follados brutalmente por decenas de pollas hambrientas de sexo y sangre. Los pasillos de los institutos pasan de ser lugares tranquilos y agradables para convertirse en cavernas donde los cadáveres descuartizados se apilan a un lado y a otro. Tras eso, la nada, la destrucción de un mundo que se trata de salvar sin ninguna posibilidad.

Urotsukidoji, grande donde las haya, degeneró en una inmensa cantidad de secuelas, que no creo que nunca sean catalogadas ya en esta página. Merecen la pena, pero la mitiquez de esta la eleva por encima de todas. Forma parte de esa categoría de películas y recuerdos con los que uno crece, con los que empieza a descubrir nuevas sensaciones (y no me refiero a hacerme pajas) y terrenos que nunca había pisado hasta entonces. En ese terreno se enmarcan decenas de películas y series de animación japonesas que me marcaron profundamente. A saber, las que recuerdo con más cariño son, aparte de las "mitiquérrimas" Akira y Ninja Scroll, pues están algunas como "El viento de amnesia", "3x3eyes" o esta que nos ocupa.

Me cuesta no dejarme llevar por la subjetividad y sé que no lo habré conseguido. Pero es que Urotsukidoji es grande. Grande y dura. Como los pollones asesinos.
31 de octubre de 2008
86 de 97 usuarios han encontrado esta crítica útil
Detrás de cada músculo y de cada patada, había una persona. Y tan cercana que es capaz de decirnos a la cara a nosotros, los espectadores, que somos los causantes del conjunto de alegrías y desgracias de su vida. Van Damme se desnuda más de lo que a priori pudiera parecer y se ríe de sí mismo para entrar a formar parte de ese grupo de selectos que creyeron en lo que hacían hasta que el tiempo los mató.

Van Damme ha elegido endiosarse en el momento profesional más oscuro de su carrera. Y no parece que lo haga para relanzarla, si acaso para decirse a sí mismo lo mucho que ha sufrido por hacer lo que quería, y lo mucho que ha perdido con ello. Los desastres de taquilla y su trastorno bipolar le hicieron caer en el fango más absoluto, del que intentó salir haciendo lo único que sabía: pegar mamporros.

Y su carrera no fue fácil. A pesar de llegar a gozar de bastente popularidad, siempre tuvo que olerles el culo a los proyectos de otros grandes del músculo, como Stallone o Schwarzenegger. Aunque llegó alto, Jean Claude nunca pasó de ser un Alex Zulle en época de Induraines. Sus intentos de lograr fama se tradujeron en films vapuleados por la crítica pero no tanto por los espectadores. Muchos de ellos los veían con buenos ojos a pesar de que delante de los demás afirmaban que las películas del bazaco belga eran una porquería y que sus interpretaciones eran de pena.

Van Damme tenía ganada a una parte del público pero sabía que siempre tendría que remar en contra de las críticas...Porque él forma parte de ese grupo de gente que, no sólo por tener la cabeza cuadrada, sigue siempre fiel a sus convicciones...Quizá sea porque no sabe hacer otra cosa, pero siempre lo ha hecho con la honestidad que representa un puñetazo en "stop motion" o la repetición desde 15 cámaras distintas de una patada voladora.

No son pocas las películas de este hombre que me han hecho disfrutar, al igual que a tantos otros que no lo reconocerán: Contacto Sangriento, Soldado Universal, Timecop, Kickboxer...y más. Incluso cintas con títulos esclarificadores, como "Van Damme´s Inferno"... ¿Qué sería de nosotros si Van Damme no nos hubiera regalado "Street fighter"? Él nos ha dado lo mejor de sí, joyas de las que nos hemos reído hasta la saciedad, que han dado para párrafos y párrafos de improperios y de risas...Pero mientras nosotros nos las dábamos de culturetas, el indefenso niño que hay dentro de kilos de abdominales, sufría para sus adentros. Bueno, lo exteriorizaba liándose a mamporros en discotecas e incluso en entregas de premios.

Así que Jean Claude, en un intento de no convertirse en un Andrés Pajares cualquiera se sincera de una forma aún más real de lo que pudiera parecer por el recurso del cuasi-documental. Sin miedo a convertirse en un freak olvidado, o en un karateka desfasado. El amor que le profesa al cine y a las artes marciales le permitió fundirlos en un mismo ente, que al final ha resultado ser su propia tumba.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Y no es por recordar los mejores y peores momentos de su carrera por lo que Van Damme merece reconocimiento. Es por los momentos en sí. Y porque cuando parece que no está actuando actúa mejor que cuando lo hace realmente. Y porque ahora me pregunto si podría haber hecho alguna mejor película...No sé...un drama sobre un ex-boxeador que ha caído en el juego y la bebida tras haber perdido el combate para el que siempre se había estado preparando. Siendo Van Damme, como demuestra "JCVD: The movie", estoy seguro de que el boxeador borracho conseguiría (gracias a la recarga de energías que supone poner cara de querer cagar y no poder) volver a levantarse y ponerse los guantes una vez más. Aunque fuera para volver a perder el combate. Grande.
27 de febrero de 2008
156 de 248 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las personas nos conectamos al messenger, pero no para hablar. Nos ponemos "no disponibles" pensando que la gente se va a creer que no estamos, cuando saben perfectamente que estamos delante del ordenador, porque ellos también lo hacen. No le hacemos ningún caso a las conversaciones que nos abren, sólo lo queremos tener abierto para fisgonear y poco más...

También, y sobre todo, nuestras madres, ponen la televisión mientras hacen la comida o sus tareas del hogar. En realidad no la miran, pero saben de qué va lo que están viendo. Mantienen la mínima atención hacia el aparato, la necesaria para saber de que va la trama principal y no más de la que pudiera hacer que se quedaran pegadas a la pantalla.

A veces vamos a tomar algo con un amigo que sabemos que es un poquillo pesado. Nos cae bien, pero es un chapas de cuidado. Al principio le escuchamos, pero cuando empieza a divagar y a pasar de un tema a otro sin parar (aquellos temas que a él le interesan, por supuesto), nosotros abstraemos nuestro cerebro y comenzamos a pensar en por qué no se callará o de qué manera le podemos asesinar sin levantar sospechas.

A la hora de estudiar hay ocasiones que nuestro cerebro emite unas señales que nos impiden aprendernos una línea de apuntes aunque la leamos 100 veces. Esto ocurre generalmente con apuntes aburridos, tochos, o en ocasiones en las que el tiempo de estudio precede a algo o alguien que esperamos con impaciencia.

Hay muchos más ejemplos, pero la nota común en todos ellos es que la culpa ante este comportamiento es nuestra. Porque somos fisgones, despreocupados, bordes con el prójimo o vagos. Pero cuando me decidí a ver "Elephant" lo hice con la predisposición de saber que iba a ver una película difícil y personal, a la que debería atender con fuerza para sonsacarle toda la miga que, a buen seguro tendría.

Sigue en spoiler aunque no haya spoiler
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Comienzo a ver la película y pongo mi cerebro en el modo "atiende, cojones". El tiempo pasa y en ese dichoso colegio no ocurre nada. Chavales que hablan, que bailan, que ríen, que riñen...muy bien, es lo típico en los colegios, ¿no? Joer, me acuerdo cuando yo iba al colegio de mi pueblo y en el recreo cogíamos los borrador....¡¡coño!!, que se me va la olla. Vamos Patomelón, atiende a la película.

Bueno, la cosa avanza y no ocurre nada, bueno hay un par de marginales por ahí, que ya sabemos lo que van a hacer, si es que este Gus Van Sant se preocupa más de que los planos le queden bonitos que de contarnos una historia interesante que hurge en las causas de estos chicos para....¡¡Joder!!, otra vez se me ha ido la pinza, si es que no te vas a enterar de nada, Pato, y luego hablarás de la película sin saber...

Qué mas da, el caso es que creo que ya he visto suficiente, que sí, que sí, muy bien Gus, ahora las nubes en el cielo, los chicos en el baño, disparos, asesinatos...todo muy frío...¡¡Leñe!!Tengo que sacar las lentejas del congelador que si no a ver que ceno hoy...la madre que me pario...Puto Gus Van Sant...mira que hacerme perder el tiempo con esto cuando podía estar haciendo otras mil cosas...pensar en mis movidas, por ejemplo...Ah no, que ya lo he hecho.

* Al igual que a la hora de estudiar, o de tomar algo con el coleguita pesado, el cerebro desconecta con "Elephant". Y lo hace porque es algo aburrido, cargante y lo que nos cuenta y cómo lo cuenta, tiene bastantes posibilidades de importarnos una mierda.

Seguro que Gustavo Van Sant desconectó de lo que estaba haciendo al perpetrar esta autofelación.
2 de abril de 2007
95 de 139 usuarios han encontrado esta crítica útil
La primera vez que la vi, me cautivó. No creo que haya mucha gente que pueda decir sinceramente que "Requiem por un sueño" no le haya fascinado en el primer visionado. Yo había tenido noticias de lo genial que era, mis amigos flipaban con ella y decían que era mucho mejor que "Trainspotting"...no nos engañemos. La película impacta, porque es cierto que impacta, pero, ¿a fuerza de qué? Pues a golpe de plano, a golpe de cámara y a golpe de movimiento frenético. Si en su anterior película Arofnosky ingresó en el Guiness por ser la película con más planos (por minuto, o algo así, claro) en esta no se queda corto y nos somete a un auténtico bombardeo de imágenes con el objetivo de paliar el mayor y gran defecto del film: Su guión. No hay guión prácticamente y sólo la historia de la madre podría poner los pelos de punta, pero en fin, todo se puede resumir en que la cosa va bien hasta que le fallan los trapicheos (cuando van al supermercado a por droga, por ejemplo). Eso es lo que la diferencia de "Trainspotting". En "Trainspotting" todo pega, todo concuerda, las personalidades de cada uno se complementan y las historias se entrelazan sin parar mientras que Requiem es absolutamente lineal. "Trainspotting" nos presenta a la sociedad y a la droga (en la que la sociedad es a veces la droga de sí misma) y Requiem sólo es una historia sobre gente que se droga.. Y claro está, que "Requiem...." es además más aparatosa, falsa y superficial, eso salta a la vista.
Pero bueno, las comparaciones son odiosas muchas veces, sobre todo entre dos películas sobre las que todo el mundo habla o ha hablado y que se inmiscuyen dentro del mismo género.
De todas formas, no puedo evitar disfrutar viendo la película y sobrecogerme con el final (hecho para eso precisamente), pero tampoco puedo evitar pensar en el bueno de Renton entrando en el "váter más sucio de Escocia" y decirme a mi mismo: "Esto si es cine y no lo de Arofnosky".
Comprensiblemente sobrevalorada.
14 de agosto de 2007
77 de 103 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bigas Luna decidió adaptar al cine la novela de Almudena Grandes. No es de extrañar, el tema le viene de perlas. El Tinto Brass español (ni eso, porque encima es aún más pretencioso y eso acrecenta la gravedad de sus pecados fílmicos) sólo pidió a los productores una actriz a la que le diera igual enseñar lo que fuera durante el mayor tiempo posible en pantalla. Y listo. ¿El resto? Pues nada, una historia de deseo que puede resultar interesante y que según va avanzando se vuelve burda, previsible, aburrida y repetitiva.

La verdad es que menudos directorillos de pacotilla que tenemos en España. Que alguien capaz de hacer esta aberración tenga tanto nombre en nuestro país,,,en fin. Y eso que la película estaba predestinada a ser filmada por un guarrete como él. Escenas de folleteo a tutiplen (y encima con la música de "walk on the wild side"...pa acabar de fastidiarme me revienta una canción con una escena de sexo made in todo a 100...), escenas de la actriz principal afeitándose sus partes...No falla, para que una película española tenga alguna posibilidad de ser considerada buena tiene que verse como caga una tía, o cómo se pone una compresa, o cómo le pega dos bofetadas su marido...Hacemos asqueroso lo cotidiano, se fuerzan las escenas para demostrar una originalidad que no existe, y una conexión con la realidad que se vive que no es tal...en fin...de eso tiene culpa también Almodovar y su cine falso (aunque él es un tío listo) y escandalizante que no tiene nada que ver con retratos de Españas verdaderas...bueno, para los yanquis seremos así...

En fin, una película totalmente prescindible a no ser que te ponga muy cachondo Francesca Neri, porque su actuación es bastante mediocre y no digamos ya del cara de palo de Oscar Ladoire. Sólo con escuchar la voz que tiene y la parsimonia con que habla, te entran ganas de cerrar los ojos y dedicarte a tus películas mentales...También aparece María Barranco en un papel de travesti que no le pega nada (y sobre todo es muy original, buf, nunca se ha visto algo así en el cine español...) y Javier Bardem, que aparece poquísimo y cuando lo hace sólo es para comer tetas, no es broma, sólo para eso.

Vamos, que lo que pretendía ser un descenso a los infiernos del deseo, sólo es un viaje al centro de la salidura de Bigas Luna, que no le da ni un sólo matiz a los protagonistas que pueda crear empatía en nosotros, y al final te da igual que la tía se vuelva sexoadicta, que se meta en problemas o que nos vuelva a afrecer un primer plano de su coño afeitándose...

Fallida adaptación de un salidete sin atisbo de talento.
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