Hipnótica, aparentemente fría y triste pero treméndamente poética, capta a la perfección la levedad de la felicidad, la apabullante belleza de lo efímero en un mundo tan estandarizado como el nuestro. Inconcebible en otro formato que no sea animación en stop motion. Una película completamente adulta, algo de agradecer en un panorama dominado por el Disney/Lucasfilm/Marvel Way of life, que es un auténtico oasis en el desierto creativo de los grandes estudios, una rara avis necesaria, una auténtica y maravillosa anomalía.

Homenaje autoconsciente hipervitaminado al cine francés en general y a Jules et Jim en particular (formalmente saquea no solo planos diegéticos, también recursos narrativos sin cortarse un pelo), posiblemente la película más naif de la historia del cine, en dura pugna con la filmografía de Wes Anderson.
Estamos ante una sucesión de cromos digitalizados que bajo su oropel visual solo esconden una filosofía de la Señorita Pepis contada por un ex catequista... Vamos, que imangínense Sor Citroen rodada por Javier Fesser con Natalia Verbeke de protagonista, con una vocación religiosa en duda, y ya tenemos una Amelié de aquí...

Que sí, que es mú bonica, que muy guapa la Tatou, que mú bonica Montmatre en verde anaranjado, que hubo cosas que me hicieron gracia, pero otras dan vergüenza ajena (lo cuento en el spoiler) y en conjunto se deja ver con fluidez... Pero hay mejores versiones del clásico chico conoce chica y peliculas de Jenuet y Caro menos pretenciosas que este producto no apto para diabéticos

Infumable "flin" de "arsion", "biolensia" y sexo, rancio y super cutre de un Paul Naschy perdidísimo fuera del fantaterror que intenta engancharse al cierto éxito de taquilla que supuso El crack, mezclado al tuntún con ecos de cierto cine setentero de asesinos a sueldo ya totalmente demodé en aquellos años, resultando en unos cuantos momentos hilarantes dignos del mejor Jess Franco.