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Críticas 311
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
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25 de junio de 2006
208 de 221 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una obra MARAVILLOSA, se mire por donde se mire. La última vez que Chaplin nos deleitó con su mítico personaje de Charlot en pantalla.

En plena época de crisis de los años 30, en un contexto de crisis capitalista enormemente deprimente y opresivamente insoportable para el trabajador standard, el de las fábricas que habían adoptado ya el teórico sistema de distribución Tayloriano del trabajo en cadena, donde los trabajadores formaban parte de un proceso de alienación rayante en el paroxismo más exasperante(ovejas que salen de la boca del metro para posteriormente incorporarse agolpadamente en sus respectivos puestos de trabajo), llegando incluso a adquirir lo característicos tics del autómata más mecanizado..., Chaplin uno de los artistas más socialmente posicionados en el lado del derecho laboral digno y no vejatorio ni denigrante como se estaba convirtiendo gradualmente, nos presenta esta ENORME cinta con unos méritos innegables no sólo desde una perspectiva socialmente comprometida, sino también del lado de las loas artísticas, basadas en su mayoría en su incuestionable poder y habitual maestría narrativa en el contexto del antiguo cine mudo(y ello apesa de que hacía ya casi una década que el cine hablado estaba en voga), y de una fotografía en blanco y negro poderosamente tenebrista y expresionista a cargo de sus habituales; Ira H. Morgan y Roland Totheroh.

A buen seguro que esta obra serviría de inspiración a Orwell para sus obras "Rebelión en la granja" y sobre todo "1984", con esas pantallas de televisión vigilantes e intimidatorias para los trabajadores relajados.

Cada uno de los fotogramas de esta épica cinta forman ya parte por derecho propio y con mayúsculas de las OBRAS MAESTRAS más sorprendentes e influeyentes en la historia del celuloide.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
En nuestra retina quedarán para siempre las memorables escenas de esta cinta que como en el "Gran Dictador", impactarán de modo definitivo nuestro subconsciente:

Charlot en la fábrica termina por convertirse en una especie de guiñapo y muñeco autómata, incapaz de dominar sus alocados tics. Además sirve como cobaya para probar la máquina de alimentación de obreros ahorrativa de costes para la empresa ya que teóricamente eliminaría los tiempos muertos...

Paulette Goddard haciendo el papel de "golfilla" huérfana de madre, robando panes y plátanos para sustentar a sus dos hermanas y su padre en paro, soñando con Charlot en formar una familia, y ensayando en una desvencijada cabaña de madera putrefacta.

Charlot una y otra vez llevado a comisaría en aquel patrol, debido a una serie de disparatadas, ingeniosas y divertidísimas escenas azarosas, como aquella de la cocaína que finalmente le comportará el beneplácito de los funcionarios de prisión en forma de salvoconducto para conseguir cualquier trabajo allí fuera.

Su trabajo como vigilante nocturno de unos grandes almacenes, y su posterior trabajo como camarero-cantante que le hará declinar las únicas palabras en toda la cinta, y en forma de canción mezcla de francés e italiano.

Y finalmente aquella MARAVILLOSA, MÍTICA Y SUGERENTE escena final donde ambos, juntos de la mano, emprenden un camino hacia no se sabe bien dónde, pero imbuídos de una enérgica esperanza como así atestiguan sus últimas palabras: "... saldremos adelante...".
30 de julio de 2006
239 de 322 usuarios han encontrado esta crítica útil
Porque esencialmente del perdón y la redención es de lo que trata esta gran película del director de "Boogie Nights".

El relato azaroso de varias historias aparentemente inconexas pero hilvanadas sutilmente con un poderoso ritmo narrativo, y una temática conmovedora.

A medida que avanza el metraje nos damos cuenta de que sí hay mucho en común en cada uno de los relatos paralelos narrados.

Una sorprendente película ésta, llena de intensos y emotivos momentos que desde su estreno ya han engrosado la lista de maravillosas películas que en el cine actual de vez en cuando se dejan visionar.

Con unas interpretaciones poderosísimas, empezando por un moribundo Jason Robards interpretando el papel de Big Earl Partridge, pasando por la espléndida y portentosa Julianne Moore haciendo de segunda esposa de Earl, Tom Cruise haciendo el papel de Frank Maggey, John C. Reilly como el policia Jim Kurring, el recientemente oscarizado Phillip Seymour Hoffman haciendo de Phil Parma y sobre todos ellos un espléndido y arrebatador William H. Macey interpretando el papel de Donnie Smith...

Todo en esta película rezuma buen cine de ahora, de siempre e incluso del pasado...

Una espectacular lluvia de ranas anticipa el clímax final. Es el momento de la revelación, el arrepentimiento y ...el perdón.

"...ese pasado con el que quizá nosotros hallamos terminado, pero que aún no ha terminado con nosotros...".

La gente no se cree esas historias sobre casualidades, como la del tipo que se tira por una ventana y muere por un disparo fortuito de su madre en la caída, la historia del buzo encontrado muerto en la copa de un árbol en mitad de un bosque incendiado, o la lluvia de ranas...

Pero éstas cosas pasan, y esta película se encarga de demostrárnoslas.

E S P L É N D I D A.
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En Burbank, Valle de San Fernando (California) el "viejo" productor de 65 años Earl Partridge yace moribundo de un cáncer de cerebro y de pulmones, en su lecho, con la única compañía de un compasivo enfermero, Phil Parma. Su segunda esposa, Linda está demasiado nerviosa con la difícil situación de su marido, y acude al abogado de la familia, Alan, en busca de consuelo y consejo. Éste le dice de ir contratando ya los servicios funerarios, y morfina líquida que ayude a soportar y precipitar a su marido, una muerte demasiado agónica y dolorosa.

Frank Maggey presenta un programa televisivo llamado "Seduce and Destroy" donde predica el trato de la mujer como si fuera un kleenex, con "edificantes" discursos del tipo; "...voy a salir ahí fuera y me voy a marcar un objetivo; tirarme a esa rubia..." o "...respeta tu polla, y doma su coño...". Una periodista ha acudido al backstage para hacerle una entrevista personal que terminará por incomodar a Frank...

Jimmy Gator, presenta a su vez un mítico programa, "What do kids know?" (producido por Earl Partridge) donde un equipo formado por adultos se enfrenta a otro equipo formado por niños para saber quién de los dos grupos tiene más cultura general. A Jimmy le acaban de comunicar que también tiene cáncer y que apenas le quedan dos meses de vida. Está cansado y los remordimientos le agolpan la conciencia...

Stanley, un niño prodigio forma equipo junto con otro dos niños en el citado programa ("¿Qué saben los niños?") y cada vez es más consciente del esperpéntico show del que le ha obligado a formar parte su miserable progenitor...

Donnie Smith fue también un ex-niño prodigio que marcó una época en el citado programa, y que ahora acaba de ser despedido de su empresa como comercial de productos electrónicos de la empresa "Salomon y Salomon", justo cuando peor lo estaba pasando, inmerso en un préstamo de cinco mil dólares para la implantación de un aparato ortodóncico sólo para llamar la atención del tipo al que ama, Brad, un camarero que también usa aparato bucodental. En definitiva un tipo con mucho cariño pero que no sabe bien dónde ponerlo...

Jim Kurring es un policía con fuertes raíces cristianas, que fundamentalmente atiende llamadas 1-67 sobre ciudadanos alborotadores y contaminadores acústicos. En una de sus incursiones descubre a una yonki llamada Claudia y que precisamente es hija de Jim Gator. Ambos parece que se han enamorado y se han citado...Jim piensa que la gente no sabe bien en qué consiste su trabajo...: "... se piensan que nuestro trabajo acaba cuando vanos a comer, pero no se trata de 24 horas sobre 24...".

Una historia sobre revelaciones de remordimientos que no dejan ser libres a los protagonistas de este drama épico e intenso.
3 de junio de 2006
198 de 246 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin lugar a dudas una de los mejores comedias de todos los tiempos dirigida por el genial Kubrick quien nunca dejó de sorprendernos con cada nuevo mastodóntico proyecto que iniciaba.

En este caso, si bien la obra fue inicialmente concebida como algo serio, finalmente Kubrick decidió imprimirle el carácter de comedia justo en el último momento, para destensar el ambiente ya de por sí enrarecido dentro del contexto de plena guerra fría en el que por aquel entonces el mundo entero estaba sumido, y más aún con el difícil y angustioso tema de la amenaza de guerra nuclear entre los dos bloques antagónicos que tanto acongojó a John Fitgerald Kennedy poco tiempo antes de rodarse el film...

Luego, ¡manda los huevos que tuvo Kubrick de satirizar y comediar sobre un tema de tanta actualidad y tan candente por aquel entonces!.

Así pues y contando inicialmente con que la película no era más que una locura-tomadura de pelo de Kubrick intentando con ello distendir el ambiente, uno va ya predispuesto a tomar el asunto como lo que es, esto es, a parte de un broma de la factoría Kubrick, todo de lo que de ello se deriva, es decir, una obra maestra de la comedia satírica de todos los tiempos. Algo así como la Vida de Brian de los Monty Pyton.

Peter Sellers está sencillamente genial, y la cinta en sí es todo una joya cinematográfica por estilo narrativo, decorados, diálogos, puesta en escena y en definitiva y en conjunto por el incisivo perfeccionismo que caracteriza en general cada uno de los proyectos iniciados por este genio entre los genios.

El reparto coral es simplemente devastador, y cada una de sus interpretaciones roza la perfección.

La mítica sala de guerra, el disparatado consejo de guerra en ella celebrado, los intentos del capitán Mandrake por evitar la catástrofe frente a la loca tozudez de un fanático anticomunista como el personaje interpretado por Sterling Hayden ( recuperado por Kubrick para la ocasión),y el discurso de éste a Mandrake sobre la esencia de la vida, ...así como sobre todo la maravillosa construcción del personaje que da título a la película, Dr Strangelove, y que Sellers diseña con mimo y esmero son ingredientes justos y necesarios para catalogar a esta obra de Kubrick como la gran obra maestra del humor satírico de la historia cinematográfica universal.

A DISFRUTAR.
27 de diciembre de 2006
152 de 178 usuarios han encontrado esta crítica útil
Rojo conclusión, rojo compendio. Digamos que de las tres entregas de la trilogía, ésta es la que menos ligazón tendría con el valor revolucionario asociado al rojo de la tricolor francesa, en este caso la fraternidad entendida como solidaridad, tal vez porque Kiéslowski en esta última entrega quiso compendiar y acabar de matizar en una profunda narración elíptica los tres valores revolucionarios; libertad (azul), igualdad (blanco) y fraternidad-solidaridad (rojo).

Rojo...fraternidad entendida como solidaridad...una anciana decrépita y encorvada intentando meter sin conseguirlo una botella a un contenedor y levantando la compasión de una joven de alma generosa, imagen ésta exacta a la de la primera entrega con su azul libertad...Un perro atropellado también es digno de la solidaridad...¿igualdad?...

Pero, ¿y qué decir de la igualdad y de la libertad en esta tercera entrega rójamente conclusiva?. ¿Acaso no se nos habla de libertad cuando nos encontramos con ese juez voyeurista asaltando las vidas ajenas?, ¿Acaso no se nos habla de igualdad cuando la joven modelo predica y clama por/con la misma?.

No tan hipertécnica como la primera ni tan impulsiva como la segunda, pero sin duda esta tercera y definitiva entrega es la más completa de la trilogía por su carácter compendiador, no sólo a nivel temático, sino formal.

Rojo: dos vidas vacías y a la deriva se juntan un día por el azar de la vida, y del contacto surgen sinergias aleccionadoras.

Nuestro juez prejubilado, Joseph Kern, enseñó que su voluntaria reclusión en un mundo lleno de cinismo y sarcasmo resabido, acertaba en las frías predicciones pero erraba en las formas carentes de cualquier atisbo de sentimiento (solidario o de cualquier otro tipo)...su progresivo amor platónico por la joven estudiante y modelo Valentine Dussaut, al recordarle un antiguo amor traicionero de juventud, le sirve a su vez para explicarle que no es lo mismo un sentimiento expresado a través del cristal de una ventana o de un televisor o a través de los cables de un teléfono que el transmitido de manera abierta y solidaria, con total libertad e igualdad para todos...

De nuevo el color que da título a la entrega respectiva, en este caso el rojo, lo impregna todo.

El rojo de la lona del bar de abajo de la casa de Valentine "Chez Joseph"...el rojo del jeep de su vecino, el estudiante (y alter ego durante la etapa de juventud del juez retirado Joseph Kern)...el rojo del inmenso cartel publicitario en donde Valentine salía como reclamo de una marca de chicles con el slogan que Kiéslowski quiso utilizar para concluir la trilogía y que da título a mi crítica), ó en esos cables de comunicación telefónica que transmitían los sentimientos de forma tan fría...

OBRA MAESTRA.
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Estamos en Ginebra...El joven opositor a juez Auguste Bruner (Jean-Pierre Lorit) realiza una llamada infructuosa a su amante dos años mayor que él, Karin (Frédérique Feder) dedicada a un negocio autónomo de mujer del tiempo por teléfono...muy cerca de donde vive Auguste, la joven estudiante universitaria y modelo a tiempo parcial, Valentine Dussaut (Irène Jacob), charla también por teléfono con su egoísta y posesivo novio Michel, quien está estudiando en Inglaterra mientras aprovecha para viajar por el resto de Europa...

Ni Auguste ni Valentine se conocen aunque sean vecinos.

Un día Valentine después de una dura sesión fotográfica para un anuncio publicitario de chicles y después también de un desfile de modelos regresa a casa. En el camino atropella con su coche a una perra pastor llamada Rita. Por el collar deduce la dirección del dueño, un viejo juez prejubilado llamado Joseph Kern de carácter huraño y tosco que vive solo en una comuna de vecinos a las afueras de Ginebra...

A Valentine le extraña el solitario y huraño carácter del juez y más aún cuando se entera de que el juez gusta de escuchar las conversaciones telefónicas de sus vecinos con un sofisticado aparato de radio...así descubrirá un vecino homosexual que engaña a su mujer y a su hija, un peligroso traficante de heroína que probablemente halla surtido de mercancía a gente como Marc, el hermano de 15 años de Valentine quien además se acaba de enterar de que es adoptado... e incluso que su vecina Karin (la novia-amante del joven opositor) en realidad usa a Aguste como pasatiempo...

Poco a poco ambos se van conociendo mejor y entre ambos surge una especie de amor platónico...El propio ex-juez se denuncia a la policía para consuelo de una disgustada Valentine...Sus vecinos le llevan a juicio y ello provocará que Karin conozca a otro jurisconsulto por el que abandonará a Auguste...

Una historia ésta similar a la del juez cuando era aún un joven estudiante...

Finalmente cuando Valentine decide ir a visitar a su novio a Inglaterra en el ferry del canal de la mancha y Auguste acude al mismo ferry a seguir despechado a su amante traicionera y a la conquista de ésta, el juez Joseph se entera por la televisión de una catástrofe en la que el ferry se ha visto implicado...afortunadamente se han salvado todos...incluso los protagonistas de las dos entregas anteriores que también iban a bordo...
30 de enero de 2007
141 de 160 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya en 1961 los rusos llevaron a la gran pantalla la vida de este peculiar cazador (Dersú Uzalá) nómada, animista, de aspecto simiesco y piernas arqueadas, perteneciente al pueblo nanai, antiguamente conocidos como "golds" de la taiga plagada de bosques de coníferas, entre cedros y pinos del Lejano Este Ruso, entre Siberia y el océano pacífico de la mano del cineasta ruso Agasi Babayan y basada en los libros del científico y explorador soviético Vladimir Arsenyev durante sus viajes (1902-1907) con fines cartográficos a la región de Ussuri, bañada por el río del mismo nombre que transcurre entre el noreste de China y la citada región del Lejano Este Ruso.

Con el prestigio un tanto tocado sobre todo en su país natal, el extraordinario cineasta, productor y guionista nipón Akira Kurosawa retoma esta maravillosa epopeya por los edénicos paisajes de la taiga siberiana, azotados de forma inmisericorde en las duras estaciones del otoño e invierno por unas cruentas condiciones atmosféricas, en donde los expedicionarios rusos comprobaron en carne propia la verdad universal que el entrañable cazador gold se encargó de demostrarles al paso de los días; que el ser humano es un grano de arena en el esquema del cosmos.

Kurosawa alterna planos cortos con planos largos a su entero antojo, elimina el uso de varias cámaras e incluso el zoom y se centra en visiones panorámicas, haciendo uso en el estudio de diversos ángulos que dieran el aspecto de composición fragmentada, abusando del teleobjetivo como en él era costumbre y narrándonos de manera magistral, elíptica y sin nigún tipo de alarde barroco en formato 70mm, con diálogos concisos y lacónicos las maravillosas enseñanzas animistas de este humilde ser humano; espíritus que habitan seres animados e inanimados.

La Bamba, el señor de la jungla es el poderoso y amenazante tigre a quien él cree haber importunado justo cuando era habitado por el espíritu del Bosque, y en sus últimos días, antes de caer ciego y regresar a morir a su querida Primorsky Krai, vivió obsesionado y crispado (al clasificar el género humano entre gente buena y gente mala) con la idea de la venganza de aquel espíritu omnímodo.

Nos enseñaba además que el fuego de la hoguera al crepitar nos susurra cosas al oído, que cuando los pájaros cantan la tormenta amaina y se anuncia el sol.

Dersu aprende constantemente, es de naturaleza buena ("sal, cerillas y arroz para los que vengan detrás...").

Causa empatía y conmiseración contemplar a Dersu en sus días finales incómodo en la habitación de una confortable casa de ciudad ("La ciudad asfixia"). Y esa fría habitación de huéspedes en casa de su íntimo amigo Arsenyev nos parece aún más fría que esas gélidas noches de ventisca en la taiga siberiana, cuando uno debía apresurarse a construir una morada inmprovisada a base de hojarasca.

Dersu nos recuerda a un ser tan inadaptado como el E.T posterior de Spielberg.

P R E C I O S A.
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1910, Primorsky Krai, el científico Vladimir Arsenyev (Yuri Solomin) reaparece por aquellos lares después de tres años de ausencia, preguntando a los lugareños si recuerdan haber visto un sepulto entre cedros y pinos.

Uno de los allí reunidos le comenta que con la edificación de un nuevo poblado en aquel lugar, el sepulto ha debido desaparecer.

Vladimir Arseniev es la voz en off narrativa, y a modo de flash backs nos va relatando sus experiencias por la taiga que posteriormente recopilaría en una serie de escritos y gracias a los cuales conocemos la historia de los cartógrafos expedicionarios rusos, guiados por un simpático cazador nómada.

1902, la expedición soviética por la taiga lleva al capitán a encontrar en una fría noche de otoño al cazador nómada (Maksim Munzuk) Dersu Uzala("No disparar. Mi gente buena...").

Uzala les hará de guía a los expedicionarios en su periplo por aquellas tierras en donde la supervivencia ante la vastedad de la naturaleza es cuestión de un aprendizaje continuo.

Es en este primer tramo o flash back (1902-1903) es cuando el capitán Vladimir Arseniev y Dersu se hacen íntimos amigos, mientras todos aprenden la lucha por la supervivencia lejos de la comodidad del progreso en las incipentes ciudades industriales.

Exploran un lago guiados por Dersu. Posteriormente Dersu y Arseniev se quedarán solos luchando contra la adversidad. Cumplido su cometido científico, Arseniev y los suyos regresan a casa.

En un segundo flash back narrativo (1905-1907), Arseniev vuelve por aquellos lares y se reencuentra con un Dersu que en apariencia no parece haber envejecido en demasía pero que sin embargo su olfato comienza a ir por delante de su vista. Más enseñanzas animistas y espirituales sobre la supervivencia fuera del entendido como progreso y comodidad.

Arseniev pide a Dersu que le acompañe a su casa en Vladivostock, y aunqe Dersu accede pronto se dará cuenta que es imposible su adapatación en un hábitat que le asfixia y donde se siente inútil, difícil forma de acometer la muerte. Dersu se convierte en un segundo padre para el hijo de Arseniev, pero no puede evitar querer marcharse de allí.

Muere ciego en 1907.

BUENA GENTE, ¡SALUD CAPITÁN!.
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