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9
24 de enero de 2017
24 de enero de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lejos de ser la película melindrosa de amor que pudiese parecer, Shinkai hace un poema visual de un tema universal tal como el amor. La trama es sencilla: dos amigos de la infancia de los que siempre emanó una conexión especial y que por sus circunstancias personales se separaron, se encuentran ahora, en su adolescencia. Exploramos a lo largo de tres pequeñas historias, que son verdaderas joyas, su historia, teniendo como foco y punto central del largometraje al protagonista, Tono Takaki. El autor hace uso de tal argumento para mostrar todos los sentimientos que el amor puede llegar a provocar: euforia, comprensión, ilusión, pero también decepción, tristeza, melancolía.
El autor es capaz de inmiscuir al espectador por completo en la historia, y lo hace desde todos los puntos de perspectiva; usando siempre un hilo común estético como son la flor de cerezo o el uso de estados atmosféricos nevosos, a estilo de las novelas de Goethe, como si el tiempo fuese resultado del tumulto emocional que hay el indescifrable ser de cada uno de los personajes. Huelga destacar también los paralelismos simbólicos de la película. Al inicio vemos la misma estación de tren que luego aparecerá como lugar clave al final. El cerezo, que da nombre a la primera historia, es símbolo por antonomasia de la película y tiene un carácter puramente emotivo y simbólico a lo largo de toda la obra.
El autor es capaz de inmiscuir al espectador por completo en la historia, y lo hace desde todos los puntos de perspectiva; usando siempre un hilo común estético como son la flor de cerezo o el uso de estados atmosféricos nevosos, a estilo de las novelas de Goethe, como si el tiempo fuese resultado del tumulto emocional que hay el indescifrable ser de cada uno de los personajes. Huelga destacar también los paralelismos simbólicos de la película. Al inicio vemos la misma estación de tren que luego aparecerá como lugar clave al final. El cerezo, que da nombre a la primera historia, es símbolo por antonomasia de la película y tiene un carácter puramente emotivo y simbólico a lo largo de toda la obra.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La primera de las tres historias nos remonta a cuando ambos eran niños, la buena amistad que ambos mantenían y la partida de Akari Shinohara -la protagonista- a otra ciudad, que marca el punto de inflexión en el filme. Al paso del tiempo, cuando los dos tienen trece años, se reencuentran tras un largo viaje que emprenden ambos protagonistas. La travesía es casi una epopeya homérica; la percibimos como la realización de algo casi imposible pero que finalmente culmina con un encuentro fugaz pero intenso. Se dan su primer beso, un acto casi religioso para el personaje, «Me sentí como si hubiese comprendido cosas como la existencia de la eternidad, el corazón y el alma» dice el protagonista, tras hacer una previa descripción de la tan complicada aleación de sentimientos que guarda: tristeza porque ha de partir, porque sabe que el estar unidos por siempre es como algo que el destino ha impuesto y que no se puede quebrantar; pero también feliz, por ese momento, tan mágico y trascendental.
La segunda historia es una especie de descanso y antesala para la tercera historia, que concluye todo lo anterior. En esta historia el protagonista, ahora en otro instituto, es querido por Kanae Sumita, una adolescente que enamorada de Tono, lo idealiza, lo ama, pero sabe que él no siente lo mismo. En él persiste el insaciable recuerdo de Akari. El director es capaz de presentarnos a Kanae como una afable joven que sufre por Tono. Empalizamos con ella. Pero también nos hace entender los porqués de Tono y por ende, no desarrollar un odio hacia él por 'ser cruel con ella'. Es más, de hecho, la relación de Tono y la chica, lejos de ser fría es de total amabilidad. Aquí reside una de las claves maestras de la película; Shinkai es capaz de estructurar un triángulo amoroso desgarrador, visual y temáticamente insuperable, sin olvidar los sentimientos de los tres integrantes de este, y sin pecar de la soporífera molestia amorosa tan común en múltiples películas.
La tercera historia es una recapitulación, como ya decía, de las anteriores. Un día en la calle, ya siendo ambos adultos, se cruzan. Sienten casi instintivamente que se acaban de cruzar uno con el otro pero cuando se giran para comprobar si es cierto, pasa un tres entre ambos y siguen su camino. Se reflexiona sobre qué hubiese pasado si todo hubiese sido distinto, si aunque a pesar de tal fuerza de voluntad y sentimientos, pudieran haber evitado las inevitables -valga la redundancia- circunstancias que separaron por completo sus vidas.
Sin duda, 'Cinco centímetros por segundo' es una obra magnífica, que sabe cultivar una pequeña semilla para convertirse en tan bella y emotiva película que es, siempre estando envuelta en una significativa atmósfera de ligereza, que dista del odioso amor exagerado y lleno de tópicos al que tantas otras películas recurren. Totalmente recomendable su visitando (y 're-visionado').
La segunda historia es una especie de descanso y antesala para la tercera historia, que concluye todo lo anterior. En esta historia el protagonista, ahora en otro instituto, es querido por Kanae Sumita, una adolescente que enamorada de Tono, lo idealiza, lo ama, pero sabe que él no siente lo mismo. En él persiste el insaciable recuerdo de Akari. El director es capaz de presentarnos a Kanae como una afable joven que sufre por Tono. Empalizamos con ella. Pero también nos hace entender los porqués de Tono y por ende, no desarrollar un odio hacia él por 'ser cruel con ella'. Es más, de hecho, la relación de Tono y la chica, lejos de ser fría es de total amabilidad. Aquí reside una de las claves maestras de la película; Shinkai es capaz de estructurar un triángulo amoroso desgarrador, visual y temáticamente insuperable, sin olvidar los sentimientos de los tres integrantes de este, y sin pecar de la soporífera molestia amorosa tan común en múltiples películas.
La tercera historia es una recapitulación, como ya decía, de las anteriores. Un día en la calle, ya siendo ambos adultos, se cruzan. Sienten casi instintivamente que se acaban de cruzar uno con el otro pero cuando se giran para comprobar si es cierto, pasa un tres entre ambos y siguen su camino. Se reflexiona sobre qué hubiese pasado si todo hubiese sido distinto, si aunque a pesar de tal fuerza de voluntad y sentimientos, pudieran haber evitado las inevitables -valga la redundancia- circunstancias que separaron por completo sus vidas.
Sin duda, 'Cinco centímetros por segundo' es una obra magnífica, que sabe cultivar una pequeña semilla para convertirse en tan bella y emotiva película que es, siempre estando envuelta en una significativa atmósfera de ligereza, que dista del odioso amor exagerado y lleno de tópicos al que tantas otras películas recurren. Totalmente recomendable su visitando (y 're-visionado').

6,0
24.761
5
8 de enero de 2017
8 de enero de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El pretexto de la película es sin duda interesantísimo, pero resulta un chasco ver lo pobremente que se desarrolla. El director no crea escenas del todo creíble, lo que hace que no te convenza del todo. La película fluye con soltura, pero de forma poco creíble en muchas ocasiones. Las escenas que intentan ser atractivas, llamativas -como las de sexo o las consultas del inicio con la protagonista- son insulsas y sin mucha dinámica interna. En mi opinión una Keira Knightley muy desacertada a veces, que no logra conectar con el espectador y un Mortensen que tampoco logra transmitir la trascendente figura histórica de Freud.
Lo que quizá merezca más la pena es la relación entre Jung y Freud, esa confrontación entre el método científico y la tendencia espiritualista. Huelga decir también que la película no está completamente documentada, o al menos, se ha permitido el director hacer varios cambios hace lo ficticio. También quiero destacar a Otto Gross, que revitaliza ese conflicto en el protagonista sobre aspectos tan interesantes como la monogamia (y por ende, la poligamia) que entrelaza con la ética del método psicoanalítico freudiano, cuestionado durante el filme de manera interesante, pero no muy profundamente.
En líneas generales, es una película pasable, que no sabe responder con maestría a un argumento que podría haber sido tratado de manera brillante, con temas muy controvertidos como el papel de la ciencia y del psicoanálisis, pero que se ve mermado por una insuficiente credibilidad del elenco y por un hilo casi inexistente que conecte al espectador con el largometraje.
Lo que quizá merezca más la pena es la relación entre Jung y Freud, esa confrontación entre el método científico y la tendencia espiritualista. Huelga decir también que la película no está completamente documentada, o al menos, se ha permitido el director hacer varios cambios hace lo ficticio. También quiero destacar a Otto Gross, que revitaliza ese conflicto en el protagonista sobre aspectos tan interesantes como la monogamia (y por ende, la poligamia) que entrelaza con la ética del método psicoanalítico freudiano, cuestionado durante el filme de manera interesante, pero no muy profundamente.
En líneas generales, es una película pasable, que no sabe responder con maestría a un argumento que podría haber sido tratado de manera brillante, con temas muy controvertidos como el papel de la ciencia y del psicoanálisis, pero que se ve mermado por una insuficiente credibilidad del elenco y por un hilo casi inexistente que conecte al espectador con el largometraje.

5,4
12.052
7
7 de enero de 2017
7 de enero de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un día estaban echando esta película en un canal de la tele, y considerando que gran parte de las que ponen en la televisión no suelen ser más que chapuzas para entretener, no le di una oportunidad. Hoy me atrevo a verla y, por supuesto, no es una obra maestra del cine, pero tampoco es una bazofia. Es entretenida, tiene momentos hilarantes, otros dramáticos. Sin duda es una buena película, amigable, fresca, para relajarse y pasar un buen rato.
La reina del instituto, con una vida acomodada, vuelve a su ciudad natal, Mercury, para adentrarse en toda una odisea para recuperar a su ex-novio del instituto. En su regreso a la ciudad, se reencontrará también con uno de sus ex-compañeros de clase que a lo largo de la historia formará un pilar importante de la película.
La reina del instituto, con una vida acomodada, vuelve a su ciudad natal, Mercury, para adentrarse en toda una odisea para recuperar a su ex-novio del instituto. En su regreso a la ciudad, se reencontrará también con uno de sus ex-compañeros de clase que a lo largo de la historia formará un pilar importante de la película.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El filme comienza y termina significativamente de la misma, pero de la distinta, manera. En el principio vemos a una Charlize Theron que abandona la cama en la que está con un hombre para buscar a su amor platónico, Buddy, casado y con una hija recién nacida. Es el comiendo del drama que llevará a la protagonista a momentos exasperantes, depresivos y de ansiedad. Veremos a lo largo del largometraje la evolución de un personaje que va dando tumbos por la vida, dependiente y autodestructiva para acabar la película en una toma igual a la del principio. Ahora vemos a una Mavis Gary en la cama de su ex-compañero, ahora compañero de desgracias, unidos casi metafóricamente como dos personajes desdichados que se complementan. Sin embargo, vemos a Gary completamente nueva, radicalmente cambiada. Ahora, dándose cuenta de la inutilidad de seguir en esa fantasía autoconsumada, la protagonista emprende un giro en su vida, transformándose en alguien independiente y que verdaderamente será feliz con las favorables circunstancias que verdaderamente la rodean, pero que ella misma enturbió con sus trastornos.
SerieAnimación

7,9
18.141
Animación
10
5 de enero de 2017
5 de enero de 2017
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Son tantas las cosas que decir de esta obra maestra —no sólo de la animación, sino del cine en general— que se me va a hacer difícil organizarlas.
En primer lugar, creo que cabe hablar de lo que el anime supone para la época: renueva el género de los mecha, creando robots mucho más estilizados, alejados de los modelos arquetípicos y robustos; presenta una técnica de dibujo y colores impecable, a pesar de su bajo presupuesto, que asume el autor introduciendo fotogramas que en ocasiones duran más de un minuto, pero que, lejos de ser aburridos, se integran a lo largo de todos los capítulos como símbolo distintivo del autor y que le sirven a Anno para crear vacíos, el último punto del aspecto técnico que quería mencionar. Mediante estos vacíos, por qué no calificarlos así, suntuosos en cuanto a significado, el autor no nos introduce ya en el ámbito objetivo, sino que nos deja acercarnos al subsconciente, a casi hablar con los personajes, con los que conectamos, en los que nos sentimos reflejados, y a través de los cuales generamos múltiples reflexiones acerca de muchos temas que invaden deliciosamente toda la película. Todo esto se envuelve en una atmósfera que atrapa, llama y engancha al espectador, que al fin y al cabo es la empresa que ha de cumplir cualquier película, serie, o en general, obra de arte.
Dejando atrás los aspectos formales, tenemos que hablar de la columna vertebral del anime, los temas; temas maravillosamente tratados, construidos y pulidos que generan en el espectador sentimientos como la desesperación, la agonía, lo violento, pero también la soledad, la tristeza e incluso la introspección del Yo y de la existencia. Y esa es la palabra clave, 'sentimientos'; en torno a ellos se forja todo el universo simbólico de 'Evangelion', pero también nuestro. El director del anime no se preocupa por ofrecer al espectador un espectáculo pasajero donde tres robots luchan contra monstruos, sino que estos robots, los EVA se tienen que entender teniendo en cuenta a sus pilotos, y estos teniendo en cuenta a los EVA, y es de esto desde donde nace uno de los temas principales: el Yo, la cuestión por el ser, su dualidad, la del alma —mejor llamémosla mente— y el cuerpo. En definitiva el binomio humano, lo natural y lo tecnológico; Dios y ciencia; lo prosaico y lo sublime; lo racional, pero también lo sensible, el sentimiento humano. Esta idea principal, de la que ramifican todas las demás, podemos verlas desde dos perspectivas con las que podemos analizar esta magnificente obra (al menos, son las dos más tradicionales o evidentes, si bien el mundo interpretativo de cualquier obra artística es un universo para cada persona, y en especial, en 'Evangelion' por sus amplísimos detalles, puntos y reflexiones):
I. Perspectiva existencialista. Volviendo a los vacíos que generaban reflexiones de los que ya hablábamos antes, Anno configura a los personajes como lo que son, humanos, es decir, con sus preocupaciones, deberes, pasiones, debilidades y fortalezas dentro de un marco de elección propia, es decir, ellos mismos deben ser conscientes de su ser, conocerlo y tras ello, decidir. El individuo se forma a sí mismo y para sí mismo, eso sí, dentro de unas circunstancias orteguianas y de una colectividad moral.
II. Esto último nos lleva a hablar del segundo enfoque, el psicoanalítico, desde la perspectiva de Freud. Distinguimos en la realidad mental de un individuo el Superyó, el Yo y el Ello. Así pues, los personajes de la animación conviven con sus deseos interiores, pero que son reprimidos por una sociedad, por la masa ética, o sea, por esas circunstancias que le rodean. Muy interesante me parece también la interpretación que podemos sacarle a Misato con el Complejo de Electra y su relación con Kaji.
Permítaseme citar para concluir estos dos aspectos una de las muchas memorables frases del anime: 'Yo no soy nada solo yo, Yo soy Yo, uno elige quedarse donde quiere, uno construye su propio mundo.'
También es importante destacar el reflejo tan mordaz que hace de nuestra propia sociedad, de una manera en cierto modo profética (el anime, de hace unos veinte años, habla de 2015) la globalización, los secretos gubernamentales, el adoctrinamiento que se hace desde la escuela a la población o los intereses individuales exacerbados, entre otras muchas cosas.
Por último, no puedo acabar esta reseña sin antes haber hablado del conjunto simbólico-religioso que tiñe constantemente a la obra. El título en sí ya es una referencia a la Biblia (El 'Génesis' y los Evangelios), libro del que recoge en su mayoría los demás símbolos, metáforas y alegorías que plagan 'Evangelion', sin faltar en la serie también alusiones al budismo o a números sagrados de algunas religiones. Cabría escribir una reseña entera únicamente para hablar de la multiplicidad de simbolismo de este anime.
En conclusión, 'Evangelion' es una obra que no deja indiferente a nadie, sea para bueno o malo. Lo que es indudable es su valor técnico y su profundidad que lo hacen una obra de culto, digna de ver y que, me atrevo a decir, es capaz de delimitar un antes y un después en la vida de quién lo ve, si no, al menos, en la trayectoria cinematográfica de este.
En primer lugar, creo que cabe hablar de lo que el anime supone para la época: renueva el género de los mecha, creando robots mucho más estilizados, alejados de los modelos arquetípicos y robustos; presenta una técnica de dibujo y colores impecable, a pesar de su bajo presupuesto, que asume el autor introduciendo fotogramas que en ocasiones duran más de un minuto, pero que, lejos de ser aburridos, se integran a lo largo de todos los capítulos como símbolo distintivo del autor y que le sirven a Anno para crear vacíos, el último punto del aspecto técnico que quería mencionar. Mediante estos vacíos, por qué no calificarlos así, suntuosos en cuanto a significado, el autor no nos introduce ya en el ámbito objetivo, sino que nos deja acercarnos al subsconciente, a casi hablar con los personajes, con los que conectamos, en los que nos sentimos reflejados, y a través de los cuales generamos múltiples reflexiones acerca de muchos temas que invaden deliciosamente toda la película. Todo esto se envuelve en una atmósfera que atrapa, llama y engancha al espectador, que al fin y al cabo es la empresa que ha de cumplir cualquier película, serie, o en general, obra de arte.
Dejando atrás los aspectos formales, tenemos que hablar de la columna vertebral del anime, los temas; temas maravillosamente tratados, construidos y pulidos que generan en el espectador sentimientos como la desesperación, la agonía, lo violento, pero también la soledad, la tristeza e incluso la introspección del Yo y de la existencia. Y esa es la palabra clave, 'sentimientos'; en torno a ellos se forja todo el universo simbólico de 'Evangelion', pero también nuestro. El director del anime no se preocupa por ofrecer al espectador un espectáculo pasajero donde tres robots luchan contra monstruos, sino que estos robots, los EVA se tienen que entender teniendo en cuenta a sus pilotos, y estos teniendo en cuenta a los EVA, y es de esto desde donde nace uno de los temas principales: el Yo, la cuestión por el ser, su dualidad, la del alma —mejor llamémosla mente— y el cuerpo. En definitiva el binomio humano, lo natural y lo tecnológico; Dios y ciencia; lo prosaico y lo sublime; lo racional, pero también lo sensible, el sentimiento humano. Esta idea principal, de la que ramifican todas las demás, podemos verlas desde dos perspectivas con las que podemos analizar esta magnificente obra (al menos, son las dos más tradicionales o evidentes, si bien el mundo interpretativo de cualquier obra artística es un universo para cada persona, y en especial, en 'Evangelion' por sus amplísimos detalles, puntos y reflexiones):
I. Perspectiva existencialista. Volviendo a los vacíos que generaban reflexiones de los que ya hablábamos antes, Anno configura a los personajes como lo que son, humanos, es decir, con sus preocupaciones, deberes, pasiones, debilidades y fortalezas dentro de un marco de elección propia, es decir, ellos mismos deben ser conscientes de su ser, conocerlo y tras ello, decidir. El individuo se forma a sí mismo y para sí mismo, eso sí, dentro de unas circunstancias orteguianas y de una colectividad moral.
II. Esto último nos lleva a hablar del segundo enfoque, el psicoanalítico, desde la perspectiva de Freud. Distinguimos en la realidad mental de un individuo el Superyó, el Yo y el Ello. Así pues, los personajes de la animación conviven con sus deseos interiores, pero que son reprimidos por una sociedad, por la masa ética, o sea, por esas circunstancias que le rodean. Muy interesante me parece también la interpretación que podemos sacarle a Misato con el Complejo de Electra y su relación con Kaji.
Permítaseme citar para concluir estos dos aspectos una de las muchas memorables frases del anime: 'Yo no soy nada solo yo, Yo soy Yo, uno elige quedarse donde quiere, uno construye su propio mundo.'
También es importante destacar el reflejo tan mordaz que hace de nuestra propia sociedad, de una manera en cierto modo profética (el anime, de hace unos veinte años, habla de 2015) la globalización, los secretos gubernamentales, el adoctrinamiento que se hace desde la escuela a la población o los intereses individuales exacerbados, entre otras muchas cosas.
Por último, no puedo acabar esta reseña sin antes haber hablado del conjunto simbólico-religioso que tiñe constantemente a la obra. El título en sí ya es una referencia a la Biblia (El 'Génesis' y los Evangelios), libro del que recoge en su mayoría los demás símbolos, metáforas y alegorías que plagan 'Evangelion', sin faltar en la serie también alusiones al budismo o a números sagrados de algunas religiones. Cabría escribir una reseña entera únicamente para hablar de la multiplicidad de simbolismo de este anime.
En conclusión, 'Evangelion' es una obra que no deja indiferente a nadie, sea para bueno o malo. Lo que es indudable es su valor técnico y su profundidad que lo hacen una obra de culto, digna de ver y que, me atrevo a decir, es capaz de delimitar un antes y un después en la vida de quién lo ve, si no, al menos, en la trayectoria cinematográfica de este.

6,3
208
7
14 de enero de 2017
14 de enero de 2017
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quizá sea esta frase -la del título- una de las que mejor resuman el espíritu de este largometraje que contiene muchos más aciertos que errores. En indudablemente un retrato de la sociedad de consumo actual, la sociedad del producto, de la fama, de la belleza. Lilico, la protagonista, usando métodos ilegales para convertirse en una verdadera Venus, se configura como un Jesucristo de la belleza, como un mesías que se sacrifica a sí misma para ser un espejo de todos esos anhelos que los demás tenemos, sin embargo, se verá envuelta en una atmósfera de agonía, crudeza y desesperanza, si bien preservar su belleza a toda costa será su objetivo principal. Es la belleza precisamente el leitmotiv de la obra que contiene una poderosísima metáfora sobre una sociedad vacía, que endiosa a aquellos referentes que plasman todo lo que la sociedad impone, pero que derrumba, critica y masacra a dicho personaje al ver el más mínimo síntoma de debilidad. Se discute la dicotomía que forma la felicidad y la aceptación social, el bienestar frente a la fama, aunque esta suponga la degeneración vital. La muerte de la fama es también la verdadera muerte, el caos al que se somete la protagonista.
Visualmente el largometraje es bellísimo, y ya no sólo por Erika Sawajiri o Kiko Mizuhara, sino también por la delicadeza con las que la directora ha filmado todas y cada unas de tomas, sabiendo aprovechar fondo con forma, una gama cromática excelente para cada momento.
Visualmente el largometraje es bellísimo, y ya no sólo por Erika Sawajiri o Kiko Mizuhara, sino también por la delicadeza con las que la directora ha filmado todas y cada unas de tomas, sabiendo aprovechar fondo con forma, una gama cromática excelente para cada momento.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Si no le doy una puntuación mayor al filme es porque en ciertas ocasiones la trama languidece, le falta una chispa que haga mover el motor a máxima velocidad. No obstante, el tema de la fama, con sus causas y consecuencias está perfectamente tejido. La película se va entrelazando deliciosamente para estallar en un final apoteósico: esa muerte de Lilico, tan estética y suntuosa, que recuerda al 'Cisne Negro' de Darren Aronofsky, esa muerte como metáfora del descanso; o también a ese final tan japonés, del 'Bora no Soretsu' Toshio Matsumoto, con ese cuchillo atravesando el ojo y derramando sangre fotografiada pasionalmente por el tumulto de los periodistas. Huelga destacar también la metáfora del final, esa hermana patito feo que ahora es otra de esas muñecas de porcelana perfectas, símbolo de que en nuestros días, podemos ser quien queramos ser, eso sí, ¿merece la pena las consecuencias de tal vacuo deseo?
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