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6,9
2.328
6
15 de febrero de 2010
15 de febrero de 2010
8 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Concesiva película de Anthony Mann sobre la vida y ventura del histórico músico y director Glenn Miller. La historia mezcla la comedia y el drama moralista del "self-made man" americano. Los éxitos nacidos de la persistencia y demás. James Stewart de nuevo haciendo de James Stewart para una historia que hace aguas por algunas licencias que se toma el director en el desarrollo de la trama y la historia de amor de Miller y su mujer.
Sin duda lo mejor es el plano musical y las apariciones estelares de Gene Kuppra, Louis Amstrong o los Modernaires. Tengo entendido que ganó un Oscar en el apartado musical.
Interesante por ver como evoluciona el biotopic en el cine de Hollywood. Su aire idílico sería hoy impensable en los actuales biotopics que optan por el morbo y los vicios y virtudes varios prescindiendo casi de una historia que contar.
Sin duda lo mejor es el plano musical y las apariciones estelares de Gene Kuppra, Louis Amstrong o los Modernaires. Tengo entendido que ganó un Oscar en el apartado musical.
Interesante por ver como evoluciona el biotopic en el cine de Hollywood. Su aire idílico sería hoy impensable en los actuales biotopics que optan por el morbo y los vicios y virtudes varios prescindiendo casi de una historia que contar.

8,1
12.189
8
23 de septiembre de 2010
23 de septiembre de 2010
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fritz Lang vuelve a dar una lección magistral de cómo hacer buen cine. En este caso, cine negro. Un reparto deslumbrante, un guión adaptado que mide la intesidad de cada toma, unos personajes perfectamente dibujados y una historia que contar. Es dura para la época, pero no cae en el fácil dramatismo ni en la violencia gratuita de la que adolecen muchos films del género hoy en día.

6,3
30.031
9
19 de octubre de 2017
19 de octubre de 2017
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película valiente, arriesgada, y con una notable técnica de rodaje e intensidad en el guión. Aronofsky lo vuelve a conseguir a través de un nuevo estudio en profundidad de la psique humana, como ya hiciera en Cisne Negro. Un estudio profundo, ajeno a la superficialidad que una pretensión de este calibre exige, en muchas partes sin una racionalidad aparente (como la propia mente humana), pero que termina redondeado y diluciadado por el metraje final, que compensa y justifica distintos pasajes caóticos.
Contrariamente a lo que podría ser una lectura más evidente y obvia, basada en una serie de lecturas lineales y tangenciales -pasajes bíblicos, dicotomía hombre/madre naturaleza, que también existen-, a mi juicio la película retrata un perfil psicológico muy concreto y destructivo, sobria y magistralmente interpretado por Bardem. Un perfil que sólo aquél que lo haya conocido, lo identificará y asociará progresivamente, según se destapan detalles y avanza la película.
Es una película sobre las apariencias. Sobre lo que uno cree vivir, y la vida que realmente vive. Sobre como uno cree que es alguien -la imagen que se crea-, y sobre como es realmente ese alguien.
Aquellos que hayan conocido a alguien con este perfil, sabrán de lo que hablo. De las situaciones que consiguen hacer creer a los demás, y lo que realmente son.
A continuación paso a detallar esos aspectos que se he venido esbozando. No pretenden ser exhaustivos ni una guía pormenorizada (spoiler):
Contrariamente a lo que podría ser una lectura más evidente y obvia, basada en una serie de lecturas lineales y tangenciales -pasajes bíblicos, dicotomía hombre/madre naturaleza, que también existen-, a mi juicio la película retrata un perfil psicológico muy concreto y destructivo, sobria y magistralmente interpretado por Bardem. Un perfil que sólo aquél que lo haya conocido, lo identificará y asociará progresivamente, según se destapan detalles y avanza la película.
Es una película sobre las apariencias. Sobre lo que uno cree vivir, y la vida que realmente vive. Sobre como uno cree que es alguien -la imagen que se crea-, y sobre como es realmente ese alguien.
Aquellos que hayan conocido a alguien con este perfil, sabrán de lo que hablo. De las situaciones que consiguen hacer creer a los demás, y lo que realmente son.
A continuación paso a detallar esos aspectos que se he venido esbozando. No pretenden ser exhaustivos ni una guía pormenorizada (spoiler):
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
a) Bardem: Al principio se nos presenta como lo ve su mujer: un artista brillante en horas bajas, buen amante, aparentemente frágil, debilitado por un pasado turbulento, pero que le ofrece lo que ella en su momento necesita: paz, estabilidad y una vida tranquila ajenos al exterior. El mundo sólo son ellos dos.
Conforme avanza la película son muchos los detalles que denotan su auténtica personalidad narcisista y finalmente perversa.
Narcisista: necesita a los demás y se vale de ellos para crear y para elevar su ego (no es autosuficiente, y vampiriza las emociones ajenas por si incapaz de describirlas), se muestra afable y acogedor socialmente -en la mayoría de los casos a costa y ajeno a los deseos de su mujer-, su mujer realmente vive a su merced creyendo que esa es la vida que quiere tener.
Perverso: instrumentaliza a su mujer hasta destruirla, genera el caos voluntariamente para desequilibrarla tras haber generado un entorno de teórica paz y confianza que el mismo deshace; siguiendo un patrón que repetirá en el futuro. Él nunca siente culpa, y sólo está preocupado de la imagen proyectada al resto.
b) Lawrence: Al principio se nos presenta como ella cree que es su vida (haciendo al espectador partícipe de esa irrealidad): la casa que ha reconstruido la asume como propia, vive la vida que quiere vivir, él ha hecho grandes sacrificios y ella debe compensarle, vive al lado de un gran artista que necesita tranquilidad y estabilidad, es él quien ha de tener visibilidad social y ella quien ha de estar a su completa disposición. Vive emocionalmente enganchada a él, entregándole todo. Es un personaje con luz, inteligente, trabajador, que termine por marchitarse.
Ella es la casa, una casa con vida, que sangra cada vez que se producen situaciones desequilibrantes que rompen la paz idílica y ficticia, que ella creía tener. Ella se desvive, lo entrega todo ("Te lo entregué todo" dice ella en un pasaje del film), incluso tiene un hijo con él para satisfacerlo para evitar romper esa teórica relación armoniosa, para volver a esa relación idealizada que nunca existió, para aislarse del desequilibrio que él está consintiendo en su casa.
c) El final: Una vez que él ha conseguido vaciarla personal y emocionalmente hasta la locura, hasta la auto-inmolación, cuando yace destruida física y metafóricamente en sus brazos, le roba lo único que le queda, su último asidero a la vida: su corazón, quizás en un representación de su propia alma y lo que la define como persona ("dame tu amor", penetrando en las entrañas).
Como todos los narcisistas, necesita de los demás para sobrevivir, para vampirizarlos hasta anularlos. Por eso repetirá el mismo patrón con su siguiente mujer. La última escena, repitiendo el mismo inicio, pero con otra mujer, entiendo que quiere dejar patente que esa situación se volverá a repetir, pero con otra persona distinta, pero con un perfil idéntico o parecido a la anterior.
Finalmente alguna definición de este perfil psicológico, para entender mejor lo relatado:
Los individuos perversos narcisistas, según Alberto Eiguer, son aquellos que bajo la influencia de su "grandioso yo", intentan crear un vínculo con un segundo individuo, atacando muy especialmente su propia imagen de integridad con el fin de desarmarlo. Para Eiguer, estos individuos atacan el amor propio de los otros, su confianza y la autoestima para hacerles creer que el vínculo con el perverso es irremplazable y que es el otro quien lo solicita.
Para Marie-France Hirigoyen, la perversidad no proviene de un trastorno psiquiátrico sino de una fría racionalidad que se combina con la incapacidad de considerar a los demás como seres humanos. El perverso sabe cómo seducir al grupo y conseguir que funcione de manera inhabitual; conoce sus límites y frena su acción cuando percibe que puede ser descubierto.
Conforme avanza la película son muchos los detalles que denotan su auténtica personalidad narcisista y finalmente perversa.
Narcisista: necesita a los demás y se vale de ellos para crear y para elevar su ego (no es autosuficiente, y vampiriza las emociones ajenas por si incapaz de describirlas), se muestra afable y acogedor socialmente -en la mayoría de los casos a costa y ajeno a los deseos de su mujer-, su mujer realmente vive a su merced creyendo que esa es la vida que quiere tener.
Perverso: instrumentaliza a su mujer hasta destruirla, genera el caos voluntariamente para desequilibrarla tras haber generado un entorno de teórica paz y confianza que el mismo deshace; siguiendo un patrón que repetirá en el futuro. Él nunca siente culpa, y sólo está preocupado de la imagen proyectada al resto.
b) Lawrence: Al principio se nos presenta como ella cree que es su vida (haciendo al espectador partícipe de esa irrealidad): la casa que ha reconstruido la asume como propia, vive la vida que quiere vivir, él ha hecho grandes sacrificios y ella debe compensarle, vive al lado de un gran artista que necesita tranquilidad y estabilidad, es él quien ha de tener visibilidad social y ella quien ha de estar a su completa disposición. Vive emocionalmente enganchada a él, entregándole todo. Es un personaje con luz, inteligente, trabajador, que termine por marchitarse.
Ella es la casa, una casa con vida, que sangra cada vez que se producen situaciones desequilibrantes que rompen la paz idílica y ficticia, que ella creía tener. Ella se desvive, lo entrega todo ("Te lo entregué todo" dice ella en un pasaje del film), incluso tiene un hijo con él para satisfacerlo para evitar romper esa teórica relación armoniosa, para volver a esa relación idealizada que nunca existió, para aislarse del desequilibrio que él está consintiendo en su casa.
c) El final: Una vez que él ha conseguido vaciarla personal y emocionalmente hasta la locura, hasta la auto-inmolación, cuando yace destruida física y metafóricamente en sus brazos, le roba lo único que le queda, su último asidero a la vida: su corazón, quizás en un representación de su propia alma y lo que la define como persona ("dame tu amor", penetrando en las entrañas).
Como todos los narcisistas, necesita de los demás para sobrevivir, para vampirizarlos hasta anularlos. Por eso repetirá el mismo patrón con su siguiente mujer. La última escena, repitiendo el mismo inicio, pero con otra mujer, entiendo que quiere dejar patente que esa situación se volverá a repetir, pero con otra persona distinta, pero con un perfil idéntico o parecido a la anterior.
Finalmente alguna definición de este perfil psicológico, para entender mejor lo relatado:
Los individuos perversos narcisistas, según Alberto Eiguer, son aquellos que bajo la influencia de su "grandioso yo", intentan crear un vínculo con un segundo individuo, atacando muy especialmente su propia imagen de integridad con el fin de desarmarlo. Para Eiguer, estos individuos atacan el amor propio de los otros, su confianza y la autoestima para hacerles creer que el vínculo con el perverso es irremplazable y que es el otro quien lo solicita.
Para Marie-France Hirigoyen, la perversidad no proviene de un trastorno psiquiátrico sino de una fría racionalidad que se combina con la incapacidad de considerar a los demás como seres humanos. El perverso sabe cómo seducir al grupo y conseguir que funcione de manera inhabitual; conoce sus límites y frena su acción cuando percibe que puede ser descubierto.

7,2
44.345
9
14 de enero de 2013
14 de enero de 2013
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Anoche tuve un reencuentro con el cine por todo lo alto. Hacía tiempo que no conseguía tener esa sensación de emoción desbordante que sentía cuando acudía de niño a una sala de cine. Los Miserables lo ha conseguido. Es una puesta muy actual, teniendo la base el gran cine de antes.
He visto que es una película ante la que la crítica se ha dividido. Se han vertido ríos de tinta sobre el enfoque propuesto por Tom Hopper. Personalmente creo que ha acertado de pleno. La dirección de actores es magnífica, las actuaciones apabullantes, los números musicales cojonudos, la puesta en escena abrumadora, el montaje muy inteligente, y la elección del tipo de filmación muy bien pensada. ¿Por qué? Porque ha sabido darle un giro de tuerca a un musical que han visto casi sesenta millones de personas. Un musical en plano fijo no hubiese aportado nada a la historia. Sería trasladar a la gran pantalla un musical. Hopper, inteligentemente apuesta por, tomando como base unos medios espectaculares (que también hay que saber usarlos, ojo), centrar la historia en los personajes. Darles un protagonismo absoluto, hasta llegar al escorzo en el dramatismo. Con ello consigue interpretaciones absolutamente sobrecogedoras. Hasta el punto de helar con la tensión dramática a la que llega. ¿Efectista? Quizás, pero es lo que la historia exige. Un dramatismo decimonónico, salvando así el espíritu de la historia, pero con un enfoque distinto.
Y digo que Hopper ha sido muy inteligente porque ha optado por un ritmo sin pausa, por un montaje donde priman los personajes, y por una cámara que se mete en las entrañas de la historia. Ha entendido perfectamente cómo es el espectador de hoy en día, y como llegar a la masa. No es fácil hacer una historia para el gran público de un drama del siglo XIX, un siglo con unas pulsiones muy alejadas del interés del espectador medio. ¿Quién hoy en día tiene los cojones de recomendar a un lector medio a Proust o Tolstoi?. Los Miserables quiere emocionar, y emociona. Quiere abrumar, y lo hace. Como siempre ha hecho el cine de grandes medios.Y evitar con solvencia caer en el vacío al que puede llegar un gran presupuesto.
Hugh Jackman se sale en su interpretación. Rusell Crowe demuestra una solvencia y una credibilidad excelentes. Y Anne Hathaway, madre mía, qué cortó, pero qué papelón. Se te clava en las entrañas.
En fin. Que volví a disfrutar como niño.
He visto que es una película ante la que la crítica se ha dividido. Se han vertido ríos de tinta sobre el enfoque propuesto por Tom Hopper. Personalmente creo que ha acertado de pleno. La dirección de actores es magnífica, las actuaciones apabullantes, los números musicales cojonudos, la puesta en escena abrumadora, el montaje muy inteligente, y la elección del tipo de filmación muy bien pensada. ¿Por qué? Porque ha sabido darle un giro de tuerca a un musical que han visto casi sesenta millones de personas. Un musical en plano fijo no hubiese aportado nada a la historia. Sería trasladar a la gran pantalla un musical. Hopper, inteligentemente apuesta por, tomando como base unos medios espectaculares (que también hay que saber usarlos, ojo), centrar la historia en los personajes. Darles un protagonismo absoluto, hasta llegar al escorzo en el dramatismo. Con ello consigue interpretaciones absolutamente sobrecogedoras. Hasta el punto de helar con la tensión dramática a la que llega. ¿Efectista? Quizás, pero es lo que la historia exige. Un dramatismo decimonónico, salvando así el espíritu de la historia, pero con un enfoque distinto.
Y digo que Hopper ha sido muy inteligente porque ha optado por un ritmo sin pausa, por un montaje donde priman los personajes, y por una cámara que se mete en las entrañas de la historia. Ha entendido perfectamente cómo es el espectador de hoy en día, y como llegar a la masa. No es fácil hacer una historia para el gran público de un drama del siglo XIX, un siglo con unas pulsiones muy alejadas del interés del espectador medio. ¿Quién hoy en día tiene los cojones de recomendar a un lector medio a Proust o Tolstoi?. Los Miserables quiere emocionar, y emociona. Quiere abrumar, y lo hace. Como siempre ha hecho el cine de grandes medios.Y evitar con solvencia caer en el vacío al que puede llegar un gran presupuesto.
Hugh Jackman se sale en su interpretación. Rusell Crowe demuestra una solvencia y una credibilidad excelentes. Y Anne Hathaway, madre mía, qué cortó, pero qué papelón. Se te clava en las entrañas.
En fin. Que volví a disfrutar como niño.
12 de septiembre de 2011
12 de septiembre de 2011
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Notable y agradable sorpresa. Pudiendo optar por un film vacuo y sin esencia, dilapidando la sustancia del film original, Wyatt opta por un equilibrio necesario entre los efectos especiales y la historia, demostrando que no es necesario tratar al espectador medio como un adolescente consumidor compulsivo de videojuegos para hacer cine entretenido y de calidad. Un equilibrio que debería ser hoy imprescindible en la industria americana para hacer productos que tuvieran un mínimo de enjundia, y reverdecer mínimamente los laureles del buen cine que siempre -en mayor o menor medida- se ha facturado en Hollywood.
Wyatt toma los elementos de la teoría del caos para ejemplicar por qué se llegó al resultado que sufrió Charlton Heston en sus propias carnes: un hecho aparentemente inerme como una experimentación científica contra las enfermedades degenerativas es el punto de inflexión para una concatenación de acontecimientos que provocarán cambios de enormes consecuencias.
Gran profundidad en la aproximación a la humanización del primate y su particular 'conciencia de clase' (por llamarlo de algún modo). Todo aderezado con un excelente clímax final que deja hilada la trama, pero con algunos elementos que deberá resolver la imaginación del espectador para llegar al Planeta de los Simios que todos conocimos hace ya algunas décadas. ¿Habrá, quizás, futuras entregas?
Como último dato, dejar patente el error en la comercialización del film y el tráiler que deja entrever un tipo de película que no es. Error mayúsculo de la distribuidora.
Wyatt toma los elementos de la teoría del caos para ejemplicar por qué se llegó al resultado que sufrió Charlton Heston en sus propias carnes: un hecho aparentemente inerme como una experimentación científica contra las enfermedades degenerativas es el punto de inflexión para una concatenación de acontecimientos que provocarán cambios de enormes consecuencias.
Gran profundidad en la aproximación a la humanización del primate y su particular 'conciencia de clase' (por llamarlo de algún modo). Todo aderezado con un excelente clímax final que deja hilada la trama, pero con algunos elementos que deberá resolver la imaginación del espectador para llegar al Planeta de los Simios que todos conocimos hace ya algunas décadas. ¿Habrá, quizás, futuras entregas?
Como último dato, dejar patente el error en la comercialización del film y el tráiler que deja entrever un tipo de película que no es. Error mayúsculo de la distribuidora.
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