Adhiero 100% a la crítica que precede temporalmente a ésta. Pero además, el guión hace agua en los personajes femeninos, que son toscos y poco creíbles. Cuesta creer que al día de hoy a nadie se le ocurra incluir una mujer en aquel equipo, que aporte la necesaria empatía y mirada desde dentro. Es poco creíble que una mujer actual considere que tener un hijo es condición indispensable para formar una familia, como afirma la protagonista. ¿En qué siglo viven los guionistas? El personaje de la nueva jefa es superficial y no indaga en el porqué psicológico. Nuevamente, es difícil de creer. Mención aparte merece la (des)actuación de Norman Briski, que repite al pie de la letra el personaje de Argentina, 1985. Es increíble que no sea capaz de elaborar dos personajes diferentes (y si no tiene ganas, que le deje el trabajo a otro con más voluntad o talento). En resumen, la sensación es la de dos películas: 1- la que alguien del equipo quiso hacer y no logró y 2- un proyecto de fin de curso en el que colaboraron muchas (demasiadas) manos a cambio de bolos (cantante con grabaciones cutres que saturan en varios sentidos) y demasiados hilos temáticos que quedan sueltos.

No suelo entusiasmarme con las películas que veo. Ésta me ha dejado conmovida; enriquecida como ser humano. La dirección de actores es maravillosa. No le sobra ni le falta metraje. Se nota la mano de una directora en la elección de las tomas, en la empatía, en la profundidad de la mirada de las madres; en la ternura. Qué buena película, qué digna continuación del neo-realismo italiano.

Podría agregar una descripción del argumento pero una crítica concisa vale más que parrafadas que nadie leerá.

Hay un primer problema: los chistes de Tangalanga reflejan una época y hoy en día han envejecido mal. Las cosas que provocaban risa ya no causan la misma gracia. Dudo que a gente de menos de 40 le divierta. Segundo problema: los chistes originales, los que yo escuché en los ´90 en cassette, no están. En su lugar han escrito otros, mucho menos divertidos. Tercer problema: repiten una y otra vez el mismo insulto, cuando Tangalanga tenía un diccionario amplçisimo de puteadas. Cuarto problema: las chicas hablan de una manera que no tiene nada que ver con cómo se hablaba en los 70 o antes. Ese tonito nasal y engolado de hoy en día demuestra que el director no se tomó el trabajo de escuchar grabaciones de la época. Quinto problema: tal vez la peor actuación de Machin, buen actor que aquí está sobreactuado al máximo y maquillado de manera que la cara le queda amarilla. Se salva el protagonista. Una película con un guión y argumento flojísimo.

El primer problema es que la película parece ser una excusa para que algunos hagan un bolo. Cada dos por tres hay tangos completos en los que la acción se interrumpe. Por lo demás, llena de clichés: que si emigrar es una traición, la tachera que maneja mal, el remate del argumento... Diálogos acartonados, argumento previsible...un bodrio.

Dedicado a todos/as los actores/trices que hacen de ellos mismos película a película, que no logran un primer plano creíble, que no tienen trabajo actoral de sus caras y repiten gestos y entonación. Vean a la gran Maggie Smith. Véanla caminar; comer; vean sus manos...véanla. Es una lección magnífica de lo que puede hacer un ser humano. Qué maravilla.

Basada en las memorias del dramaturgo Alan Bennet, la película narra la relación entre el autor (desdoblado en dos, un hallazgo narrativo) y una persona sin techo, a lo largo de 15 años.

Un gran hallazgo la pintura social del vecindario de Camden Town, en el que se luce la dirección de casting. Personajes físicamente creíbles, con cuerpos normales, y edades variadas.

Estupenda la caracterización, maquillaje y vestuario del personaje protagónico.