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Críticas ordenadas por utilidad
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5,2
6.225
3
4 de septiembre de 2021
4 de septiembre de 2021
45 de 59 usuarios han encontrado esta crítica útil
Don´t Breathe 2 (2021) falla por completo al intentar recrear algo del clima de tensión y terror de la primera película. Creada por los uruguayos Fede Álvarez y Rodo Sayagues. Si bien contiene escenas logradas el argumento pierde sentido al complejizar una historia que había funcionado por su simpleza.
Por Nicolás Bianchi
El concepto de Don´t Breathe (2016), coescrita por ambos y dirigida por Fede Álvarez, era en extremo sencillo. Un hombre ciego que vive solo en una casa que luce desvencijada es asaltado por un grupo de jóvenes que se enteran que allí hay una suma de dinero importante. Lo ven como una presa fácil y arremeten. Pero, en vez de lo que creían, se encuentran metidos en una trampa. El en principio indefenso hombre mayor resulta ser extremadamente capaz y violento. Cuando la luz se corta, él es el cazador mientras que los demás son las presas.
Las buenas ideas y las sorpresas que abundaron en la primera película escasean en la segunda, de los mismos autores y dirigida por Rodo Sayagues. El hombre ciego, interpretado nuevamente por Stephen Lang, vive ahora en una casa retirada de la ciudad junto a la pequeña Phoenix (Madelyn Grace), que es su hija (dato que será importante para el desarrollo posterior del argumento), a quien educa y entrena en su casa.
Quienes buscan ingresar a la casa ahora no son tan jóvenes. Se trata de un grupo de ex soldados comandados por Raylan (Brandon Sexton III), que se presentan a sí mismos como militares dados de baja ‘deshonrosamente de una guerra deshonrosa’. O sea que, más allá de la niña y algún personaje secundario, se trata de una confrontación entre personajes monstruosos.
Por un lado el hombre ciego, obsesionado con la seguridad a punto tal de no permitir que su supuesta hija vaya a un colegio, a quien además entrena como si fuera un marine. Por el otro, un grupo de hombres desagradables que asumen el papel de escoria. Son violentos, salvajes, lucen despiadados y además están relacionados con la producción de drogas sintéticas. Durante buena parte de la película no sabemos por qué los ex soldados atacan el hogar del hombre ciego, aunque se puede entrever que la identidad de Phoenix es lo que está en juego.
El problema central de la película es que la motivación de los villanos lleva a una historia demasiado compleja con un par de giros que desvían a la narración. Es, además, un relato de una crueldad que no impacta ni impresiona. Simplemente resulta absurda. En cuanto a la acción, el truco de la oscuridad y la ceguera del protagonista quedan relegados a un segundo plano, apenas como un eco de lo visto en la primera.
El segundo traspié de relevancia en Don´t Breathe 2 es la falta de ideas. El hombre ciego ya no se vale de la falta de luz y sus trampas sino que es simplemente alguien dotado físicamente, de una fuerza extraordinaria para la edad que aparenta, quien puede combatir mano a mano contra hombres jóvenes que no son no videntes. No solo el argumento carece de credibilidad sino que varias de las secuencias de acción, gore y terror caen en la misma sensación anodina. Nada de lo destacable en Don´t Breathe está presente aquí. La película es firme candidata a ser una de las peores del año.
Se estrenó en cines y se consigue online. Contacto: [email protected].
Por Nicolás Bianchi
El concepto de Don´t Breathe (2016), coescrita por ambos y dirigida por Fede Álvarez, era en extremo sencillo. Un hombre ciego que vive solo en una casa que luce desvencijada es asaltado por un grupo de jóvenes que se enteran que allí hay una suma de dinero importante. Lo ven como una presa fácil y arremeten. Pero, en vez de lo que creían, se encuentran metidos en una trampa. El en principio indefenso hombre mayor resulta ser extremadamente capaz y violento. Cuando la luz se corta, él es el cazador mientras que los demás son las presas.
Las buenas ideas y las sorpresas que abundaron en la primera película escasean en la segunda, de los mismos autores y dirigida por Rodo Sayagues. El hombre ciego, interpretado nuevamente por Stephen Lang, vive ahora en una casa retirada de la ciudad junto a la pequeña Phoenix (Madelyn Grace), que es su hija (dato que será importante para el desarrollo posterior del argumento), a quien educa y entrena en su casa.
Quienes buscan ingresar a la casa ahora no son tan jóvenes. Se trata de un grupo de ex soldados comandados por Raylan (Brandon Sexton III), que se presentan a sí mismos como militares dados de baja ‘deshonrosamente de una guerra deshonrosa’. O sea que, más allá de la niña y algún personaje secundario, se trata de una confrontación entre personajes monstruosos.
Por un lado el hombre ciego, obsesionado con la seguridad a punto tal de no permitir que su supuesta hija vaya a un colegio, a quien además entrena como si fuera un marine. Por el otro, un grupo de hombres desagradables que asumen el papel de escoria. Son violentos, salvajes, lucen despiadados y además están relacionados con la producción de drogas sintéticas. Durante buena parte de la película no sabemos por qué los ex soldados atacan el hogar del hombre ciego, aunque se puede entrever que la identidad de Phoenix es lo que está en juego.
El problema central de la película es que la motivación de los villanos lleva a una historia demasiado compleja con un par de giros que desvían a la narración. Es, además, un relato de una crueldad que no impacta ni impresiona. Simplemente resulta absurda. En cuanto a la acción, el truco de la oscuridad y la ceguera del protagonista quedan relegados a un segundo plano, apenas como un eco de lo visto en la primera.
El segundo traspié de relevancia en Don´t Breathe 2 es la falta de ideas. El hombre ciego ya no se vale de la falta de luz y sus trampas sino que es simplemente alguien dotado físicamente, de una fuerza extraordinaria para la edad que aparenta, quien puede combatir mano a mano contra hombres jóvenes que no son no videntes. No solo el argumento carece de credibilidad sino que varias de las secuencias de acción, gore y terror caen en la misma sensación anodina. Nada de lo destacable en Don´t Breathe está presente aquí. La película es firme candidata a ser una de las peores del año.
Se estrenó en cines y se consigue online. Contacto: [email protected].

6,2
3.253
9
3 de agosto de 2024
3 de agosto de 2024
41 de 53 usuarios han encontrado esta crítica útil
The devil´s bath, en inglés, es una película austríaca basada en una tesis de una historiadora sobre la vida en los estados confesionales de Alta Austria en la segunda mitad del siglo XVIII.
Por Nicolás Bianchi
Los directores austríacos Severin Fiala y Veronika Franz cuentan con una trayectoria considerable al frente de películas de terror. Este saber hacer se combina, en este caso, con un libro de historia a cargo de la académica Kathy Stuart. Se trata de Suicide by proxy in Early Modern Germany: Crime, sin and salvation, editado por Palgrave Macmillan en inglés.
El tema de este trabajo son los casos de suicidio en esta región de Europa que se realizan a través de un proxy, que en castellano se podrían llamar como sustitutos. Es decir un suicidio indirecto. De hecho, el film comienza con una escena impactante en la que una mujer lleva a cabo esta acción sustituta. Después, se entrega ante las autoridades de esta localidad rural y es ejecutada.
Mientras el espectador se repone de este primer shock inicial, el film comienza a mostrar distintas acciones de la vida cotidiana en una comunidad de campesinos que vive en una zona boscosa. La protagonista Agnes (Anja Plaschg) contrae matrimonio con Wolf (David Scheid). Durante el día de festejo el marido le muestra a su mujer una casa que ha comprado para que vivan en el bosque, cerca de su familia. La vivienda, para las posibilidades de la época, parece bastante amplia, pero Agnes no está convencida.
Esta es la primera muestra de disconformidad o conflicto que se introduce en esta pareja. En seguida, el problema pasa a ser otro. La forma de concretar el matrimonio es tener hijos. Ahora bien, Wolf no se muestra dispuesta a mantener las relaciones necesarias para conseguir ese objetivo. Además, la madre de este muchacho, Ganglin (Maria Hofstätter) se entromete en la vida de la pareja y complica a diario la vida de su nuera.
Mientras tanto, la película muestra con gran destreza y belleza visual la vida de esta comunidad. Todos pescan en un río cercano. Además, las mujeres lavan la ropa en un arroyo. Cuando es necesario, se realizan tareas agrícolas. Todo esto está mostrado de manera realista, pero también con cierto vuelo artístico. De hecho, hay algunas tomas que son pictóricas.
Detrás de esta vida campesina están las pequeñas marcas del poder, que nunca se revela del todo. La mujer ejecutada al principio es mostrada en una especie de altar para que el mensaje perdure mientras la carne se descompone. Su cabeza degollada es colocada en una jaula junto al cuerpo. Se trata de una imagen que funciona como síntesis de lo que propone la película: cabezas dentro de jaulas. Por esta y otras cuestiones, como el ambiente creado para narrar, la película se inscribe en el género del terror. Ahora bien, Des teufels bad es mucho más que un film de terror.
La narración prepara su argumento a fuego lento. Durante buena parte del film es probable que el espectador espere el momento de lo sobrenatural, la aparición de un elemento que explique lo que se ve en pantalla. Pero lo que se revela es mucho peor y más terrorífico. El film de Fiala y Franz fue presentada en la Berlinale y seguramente sea una de las producciones más interesantes de 2024.
Está online. Contacto: [email protected]
Por Nicolás Bianchi
Los directores austríacos Severin Fiala y Veronika Franz cuentan con una trayectoria considerable al frente de películas de terror. Este saber hacer se combina, en este caso, con un libro de historia a cargo de la académica Kathy Stuart. Se trata de Suicide by proxy in Early Modern Germany: Crime, sin and salvation, editado por Palgrave Macmillan en inglés.
El tema de este trabajo son los casos de suicidio en esta región de Europa que se realizan a través de un proxy, que en castellano se podrían llamar como sustitutos. Es decir un suicidio indirecto. De hecho, el film comienza con una escena impactante en la que una mujer lleva a cabo esta acción sustituta. Después, se entrega ante las autoridades de esta localidad rural y es ejecutada.
Mientras el espectador se repone de este primer shock inicial, el film comienza a mostrar distintas acciones de la vida cotidiana en una comunidad de campesinos que vive en una zona boscosa. La protagonista Agnes (Anja Plaschg) contrae matrimonio con Wolf (David Scheid). Durante el día de festejo el marido le muestra a su mujer una casa que ha comprado para que vivan en el bosque, cerca de su familia. La vivienda, para las posibilidades de la época, parece bastante amplia, pero Agnes no está convencida.
Esta es la primera muestra de disconformidad o conflicto que se introduce en esta pareja. En seguida, el problema pasa a ser otro. La forma de concretar el matrimonio es tener hijos. Ahora bien, Wolf no se muestra dispuesta a mantener las relaciones necesarias para conseguir ese objetivo. Además, la madre de este muchacho, Ganglin (Maria Hofstätter) se entromete en la vida de la pareja y complica a diario la vida de su nuera.
Mientras tanto, la película muestra con gran destreza y belleza visual la vida de esta comunidad. Todos pescan en un río cercano. Además, las mujeres lavan la ropa en un arroyo. Cuando es necesario, se realizan tareas agrícolas. Todo esto está mostrado de manera realista, pero también con cierto vuelo artístico. De hecho, hay algunas tomas que son pictóricas.
Detrás de esta vida campesina están las pequeñas marcas del poder, que nunca se revela del todo. La mujer ejecutada al principio es mostrada en una especie de altar para que el mensaje perdure mientras la carne se descompone. Su cabeza degollada es colocada en una jaula junto al cuerpo. Se trata de una imagen que funciona como síntesis de lo que propone la película: cabezas dentro de jaulas. Por esta y otras cuestiones, como el ambiente creado para narrar, la película se inscribe en el género del terror. Ahora bien, Des teufels bad es mucho más que un film de terror.
La narración prepara su argumento a fuego lento. Durante buena parte del film es probable que el espectador espere el momento de lo sobrenatural, la aparición de un elemento que explique lo que se ve en pantalla. Pero lo que se revela es mucho peor y más terrorífico. El film de Fiala y Franz fue presentada en la Berlinale y seguramente sea una de las producciones más interesantes de 2024.
Está online. Contacto: [email protected]

5,2
5.880
3
20 de abril de 2024
20 de abril de 2024
37 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
Floja película de terror con la actriz del momento. Es mejor volver a los clásicos y no perder tiempo aquí.
Por Nicolás Bianchi
Ni el guión de Andrew Lobel ni la dirección de Michael Mohan logran explotar a una de las actrices de Hollywood más populares de la actualidad. Sidney está haciendo de todo: papeles difíciles como el de Reality (2023), películas de superhéroes como Madame Web (2024), comedias como Anyone but you (2023) y, ahora, terror. Pero en este frenesí prolífico solo Reality destaca como un producto de valor.
Immaculate falla por distintos motivos. El film comienza con la introducción típica del género donde lo que se presenta es el peligro o el monstruo. En este caso, ese lugar lo ocupa un convento ubicado en Italia. De noche una joven roba las llaves del portón del lugar para intentar escapar. Pero no lo logra y las consecuencias son drásticas. En principio, el carácter de lo que la detiene no queda del todo claro. Podría ser sobrenatural o no.
Después de los títulos comienza la historia de Cecilia (Sweeney), la monja que viene a reemplazar a aquella que vimos anteriormente. En este caso, se trata de una joven estadounidense con un pasado que incluye una experiencia entre traumática y milagrosa. Se trata de una persona convencida de lo que está haciendo, de fe. Pero no hay mucho más sobre el personaje.
Con respecto a esto último, el guión es precario tanto con los detalles como con lo central. Por ejemplo, abandona muchas de las ideas que propone. Cuando Cecilia llega el idioma parece una barrera, ya que ella no habla italiano y hay pocas monjas que hablan inglés. Cuando la situación se espese un poco eso va a ser dejado de lado por completo. Lo mismo sucede con algunos personajes que Cecilia conoce al llegar al convento.
En su estadía en este lugar la protagonista tiene aliadas y adversarios. Las jóvenes italianas Gwen (Benedetta Porcaroli) y Mary (Simona Tabasco) son, con distintos estilos, sus amigas. Jóvenes de la misma edad que están en una situación similar a ella. A su vez, la plana mayor de esta institución eclesiástica está conformada por la madre superiora (Dora Romano), el cardenal (Giorgio Colangeli) y el padre Tedeschi (Álvaro Morte, el profesor de La casa de papel).
Por Nicolás Bianchi
Ni el guión de Andrew Lobel ni la dirección de Michael Mohan logran explotar a una de las actrices de Hollywood más populares de la actualidad. Sidney está haciendo de todo: papeles difíciles como el de Reality (2023), películas de superhéroes como Madame Web (2024), comedias como Anyone but you (2023) y, ahora, terror. Pero en este frenesí prolífico solo Reality destaca como un producto de valor.
Immaculate falla por distintos motivos. El film comienza con la introducción típica del género donde lo que se presenta es el peligro o el monstruo. En este caso, ese lugar lo ocupa un convento ubicado en Italia. De noche una joven roba las llaves del portón del lugar para intentar escapar. Pero no lo logra y las consecuencias son drásticas. En principio, el carácter de lo que la detiene no queda del todo claro. Podría ser sobrenatural o no.
Después de los títulos comienza la historia de Cecilia (Sweeney), la monja que viene a reemplazar a aquella que vimos anteriormente. En este caso, se trata de una joven estadounidense con un pasado que incluye una experiencia entre traumática y milagrosa. Se trata de una persona convencida de lo que está haciendo, de fe. Pero no hay mucho más sobre el personaje.
Con respecto a esto último, el guión es precario tanto con los detalles como con lo central. Por ejemplo, abandona muchas de las ideas que propone. Cuando Cecilia llega el idioma parece una barrera, ya que ella no habla italiano y hay pocas monjas que hablan inglés. Cuando la situación se espese un poco eso va a ser dejado de lado por completo. Lo mismo sucede con algunos personajes que Cecilia conoce al llegar al convento.
En su estadía en este lugar la protagonista tiene aliadas y adversarios. Las jóvenes italianas Gwen (Benedetta Porcaroli) y Mary (Simona Tabasco) son, con distintos estilos, sus amigas. Jóvenes de la misma edad que están en una situación similar a ella. A su vez, la plana mayor de esta institución eclesiástica está conformada por la madre superiora (Dora Romano), el cardenal (Giorgio Colangeli) y el padre Tedeschi (Álvaro Morte, el profesor de La casa de papel).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Evidentemente hay algo siniestro en este convento. Cecilia se ve sometida a algunas situaciones de tensión, aunque menores, hasta que se produce una gran relevación: la joven, que es virgen, está embarazada. A partir de ese momento todo se descalabra. La película es atolondrada para avanzar y va descartando personajes. Nunca queda claro el objetivo de Cecilia en la vida. Cuando todo se complica esto se limita a sobrevivir, pero sin más que eso.
Además, la película falla en los detalles. La protagonista, en una escena, pasa de estar tirada gritando por un dolor paralizante a correr a toda velocidad por la campiña. Antes, una monja que había sido encerrada en un ataúd prende fósforos, solo para que los espectadores la puedan ver (esos elementos no habían aparecido antes y no tiene sentido que los use en ese momento). Nuevamente, a raíz de su embarazo no queda claro si Cecilia está más débil o más fuerte. Tampoco tiene mucho sentido el plan de los personajes que provocan el embarazo.
Immaculate falla por completo. Volver a ver Rosemary´s baby (1968) es mucho mejor plan.
Está online. Contacto: [email protected]
Además, la película falla en los detalles. La protagonista, en una escena, pasa de estar tirada gritando por un dolor paralizante a correr a toda velocidad por la campiña. Antes, una monja que había sido encerrada en un ataúd prende fósforos, solo para que los espectadores la puedan ver (esos elementos no habían aparecido antes y no tiene sentido que los use en ese momento). Nuevamente, a raíz de su embarazo no queda claro si Cecilia está más débil o más fuerte. Tampoco tiene mucho sentido el plan de los personajes que provocan el embarazo.
Immaculate falla por completo. Volver a ver Rosemary´s baby (1968) es mucho mejor plan.
Está online. Contacto: [email protected]

6,3
4.435
7
1 de agosto de 2020
1 de agosto de 2020
33 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
De reciente estreno en plataformas digitales, la película polaca Sala samobójców. Hejter – Hater (2020), del director Jan Komasa, muestra como las campañas de rencor por redes sociales pueden llegar demasiado lejos.
Por Nicolás Bianchi
Si bien Hater nunca abandona el tono de un drama se podría decir que la película consiste en la construcción de un villano. Se trata de la transformación del joven estudiante de derecho Tomasz Giemsa (Maciej Musialowski), que luego de ser expulsado de la universidad comienza una ascendente carrera en una empresa de marketing digital.
Komasa introduce dinámicamente en el primer acto tres elementos fundamentales que van a ser las vigas de su narrativa. Primero la personalidad de su protagonista. El film abre con Tomasz frente a dos directivos de la facultad de Derecho que le informan que está expulsado por plagiar un trabajo de investigación. El personaje primero intenta defenderse al decir que no es una falta tan grave (‘me olvidé de poner las comillas’), luego apela a la lástima ya que fuerza el llanto y, por último, cuando asume que la decisión es irreversible, le pide a una profesora que le autografíe el libro ya que, según dice, se trata de una gran influencia para él. O sea, se lleva algo que le puede ser útil más adelante. Amoralidad, pragmatismo y control de sus emociones.
El segundo elemento presente en el film es la derechización de la política y la sociedad. Luego de salir de la universidad Tomasz tiene pactada una reunión familiar a la que su prima, la también joven Gabi (Vanessa Alexander) llega retrasada por una manifestación de extrema derecha que, en las calles de Varsovia, pide por una ‘Europa blanca´ y sin inmigrantes ni islam. El tercer componente es la tecnología. Tomasz es un muchacho del interior rural de Polonia y estudia gracias a la ayuda de sus tíos que aportan algo de dinero. Los Krasucka, esta rama de la familia, es parte de una elite cultural urbana progresista que mira a Tomasz con cierta desconfianza. Cuando el personaje deja el hogar luego de la reunión deja allí un celular olvidado a propósito para grabar la conversación posterior a su salida, por el cual confirma que sus engolados tíos y la prima por la que él siente más que afecto lo menosprecian.
Tomasz es osado, ambicioso y no tiene reparos morales. Es, por lo tanto, un gran candidato para crecer en la empresa de marketing digital que comanda Beata (Agata Kulesza). Su primer éxito es una campaña diseñada a base de usuarios falsos y fotos trucadas para atacar un producto bebible que promociona una influencer del fitness. Con esa medalla en su chaqueta da el próximo paso. Beata le asigna el combate de la campaña del candidato progresista a la alcadía de Varsovia, que justamente sus tíos y primos también apoyan.
Komasa lleva el relato a una escala de oscuridad y violencia que por momentos se descontrola. El trabajo en horas extras, el esfuerzo, el hacer lo que sea por prosperar, todos mantras neoliberales, jerga de recurso humanos, que atraviesan en la actualidad el mundo del trabajo, son puestos en cuestión por el director. Tomasz es el trabajador ideal, el que va a hacer todo por cumplir sus objetivos. Tomasz, poco a poco, se transforma en un monstruo que utiliza redes sociales, plataformas de video juegos de rol, grabaciones ilegales, todo lo que esté a su alcance para ascender y lograr una posición de éxito, sin perder de vista el interés afectivo por Gabi. Para ello alimentará la violencia, el odio, la homofobia. No dejará conjuro por pronunciar.
Komasa cuenta, para llevar a buen puerto su historia, con un gran trabajo de expresión, sobre todo facial, de Musialowski, un protagonista que da cuenta de su metamorfosis a través de su cara. La película requiere de alguna concesión, suspensión de la incredulidad que le llaman, sobre las capacidades del joven y sus poderes para orquestar campañas y manipular a otras personas para construir un desenlace sorpresivo, lacerante. Si se logra atravesar ese umbral, Hater es una muy buena película. En definitiva se trata de la historia de un Joker sin mitología detrás. Un hombre que aprovecha un contexto de desconcierto y desenfreno social para echar más leña al fuego, y de allí obtener algún diamante.
Por Nicolás Bianchi
Si bien Hater nunca abandona el tono de un drama se podría decir que la película consiste en la construcción de un villano. Se trata de la transformación del joven estudiante de derecho Tomasz Giemsa (Maciej Musialowski), que luego de ser expulsado de la universidad comienza una ascendente carrera en una empresa de marketing digital.
Komasa introduce dinámicamente en el primer acto tres elementos fundamentales que van a ser las vigas de su narrativa. Primero la personalidad de su protagonista. El film abre con Tomasz frente a dos directivos de la facultad de Derecho que le informan que está expulsado por plagiar un trabajo de investigación. El personaje primero intenta defenderse al decir que no es una falta tan grave (‘me olvidé de poner las comillas’), luego apela a la lástima ya que fuerza el llanto y, por último, cuando asume que la decisión es irreversible, le pide a una profesora que le autografíe el libro ya que, según dice, se trata de una gran influencia para él. O sea, se lleva algo que le puede ser útil más adelante. Amoralidad, pragmatismo y control de sus emociones.
El segundo elemento presente en el film es la derechización de la política y la sociedad. Luego de salir de la universidad Tomasz tiene pactada una reunión familiar a la que su prima, la también joven Gabi (Vanessa Alexander) llega retrasada por una manifestación de extrema derecha que, en las calles de Varsovia, pide por una ‘Europa blanca´ y sin inmigrantes ni islam. El tercer componente es la tecnología. Tomasz es un muchacho del interior rural de Polonia y estudia gracias a la ayuda de sus tíos que aportan algo de dinero. Los Krasucka, esta rama de la familia, es parte de una elite cultural urbana progresista que mira a Tomasz con cierta desconfianza. Cuando el personaje deja el hogar luego de la reunión deja allí un celular olvidado a propósito para grabar la conversación posterior a su salida, por el cual confirma que sus engolados tíos y la prima por la que él siente más que afecto lo menosprecian.
Tomasz es osado, ambicioso y no tiene reparos morales. Es, por lo tanto, un gran candidato para crecer en la empresa de marketing digital que comanda Beata (Agata Kulesza). Su primer éxito es una campaña diseñada a base de usuarios falsos y fotos trucadas para atacar un producto bebible que promociona una influencer del fitness. Con esa medalla en su chaqueta da el próximo paso. Beata le asigna el combate de la campaña del candidato progresista a la alcadía de Varsovia, que justamente sus tíos y primos también apoyan.
Komasa lleva el relato a una escala de oscuridad y violencia que por momentos se descontrola. El trabajo en horas extras, el esfuerzo, el hacer lo que sea por prosperar, todos mantras neoliberales, jerga de recurso humanos, que atraviesan en la actualidad el mundo del trabajo, son puestos en cuestión por el director. Tomasz es el trabajador ideal, el que va a hacer todo por cumplir sus objetivos. Tomasz, poco a poco, se transforma en un monstruo que utiliza redes sociales, plataformas de video juegos de rol, grabaciones ilegales, todo lo que esté a su alcance para ascender y lograr una posición de éxito, sin perder de vista el interés afectivo por Gabi. Para ello alimentará la violencia, el odio, la homofobia. No dejará conjuro por pronunciar.
Komasa cuenta, para llevar a buen puerto su historia, con un gran trabajo de expresión, sobre todo facial, de Musialowski, un protagonista que da cuenta de su metamorfosis a través de su cara. La película requiere de alguna concesión, suspensión de la incredulidad que le llaman, sobre las capacidades del joven y sus poderes para orquestar campañas y manipular a otras personas para construir un desenlace sorpresivo, lacerante. Si se logra atravesar ese umbral, Hater es una muy buena película. En definitiva se trata de la historia de un Joker sin mitología detrás. Un hombre que aprovecha un contexto de desconcierto y desenfreno social para echar más leña al fuego, y de allí obtener algún diamante.
9 de noviembre de 2023
9 de noviembre de 2023
36 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta obra escrita y dirigida por Demián Rugna parece tener destino de clásico. Es cine de género de alto nivel. Ganó el festival de Sitges.
Por Nicolás Bianchi
El cine argentino produce películas de terror de calidad a cuentagotas. Al trazar una historia de este género en Argentina es posible encontrar obras con valor espaciadas en el tiempo. Además, no se trata de películas que formen un corpus integrado y que dialogue entre sí. Más bien, son mensajes en botellas que se lanzan al océano. En este sentido, en los últimos tiempos es posible rescatar films como La araña vampiro (2012), Muere monstruo muere (2018), Los que vuelven (2019) y El prófugo (2020), entre otros.
Ahora bien, Cuando acecha la maldad es un film superador que, de hecho, ya tiene proyección internacional. Para llevar adelante este proyecto Rugna no dispuso de un elenco estelar ni de efectos especiales muy complejos. Además, se trata de una historia con pocos personajes filmada mayormente en un entorno rural. En este caso, la gran diferencia está dada por las extraordinarias ideas y la capacidad de realización de este cineasta.
La primera virtud de la película se percibe en el minuto cero. La tensión de la historia empieza inmediatamente, sin ningún tipo de preámbulo. En una casa en el campo, los hermanos Pedro (Ezequiel Rodríguez) y Jimi (Demián Salomón) se alertan porque en la arboleda colindante a su propiedad se escuchan tiros y se ven fogonazos. Si bien de noche no pueden encontrar nada, al día siguiente, a la luz del sol, realizan el primer hallazgo impactante. En el bosque aparece medio cuerpo humano semi destrozado que resulta imposible de identificar.
Junto con su vecino Ruiz (Luis Ziembrowski) comienzan una pesquisa desordenada para hallar el origen de este hecho. La respuesta está en el rancho de una familia muy humilde. Uno de los integrantes de este grupo está “embichado”. Todos los personajes saben exactamente de qué se trata. Poco a poco los espectadores se enteran de que esto significa que una persona ha sido tomada por el mal. Y que si no se hace nada al respecto pronto nacerá, de ese cuerpo embichado, una nueva criatura (¿un demonio? ¿el diablo?).
Pero mientras tanto la maldad empieza a operar y a expandirse entre distintos seres vivos. Con respecto a esto, puede habitar, por ejemplo, a una cabra, a un perro y, por supuesto, a seres humanos. Esos seres invadidos, por decirlo de alguna manera, son capaces de acciones espeluznantes. Entonces, lo que cuenta la película es la huida de Pedro y Jimi de ese mal que acecha. Esto involucra también a otros personajes, como la madre de ambos y tanto a los hijos como a la ex mujer de Pedro.
En todo momento, el film impacta, incomoda e impresiona al espectador. Estas sensaciones no son producto de sobresaltos o de la utilización de recursos precarios, sino de la imaginación y de las buenas ideas cinematográficas. Además, Cuando acecha la maldad dialoga, en algunas secuencias, con The exorcist (1973) sin caer en el ridículo ni sufrir ningún tipo de traspié. Por otro lado, sin decir ni una palabra al respecto la película parece estar interpretando una época.
Por ejemplo, el mal surge en una vivienda marginal, desatendida por el estado que está representado por la policía del pueblo. Los propietarios de clases media ya mencionados que encuentran el problema no muestran ningún tipo de solidaridad. Por el contrario, solo buscan la manera de salvarse. Además, la principal preocupación del personaje Ruiz es conservar su propiedad.
Más adelante, la película establece un vínculo con ¿Quién puede matar a un niño? (1976), de Narciso Ibáñez Serrador, hijo de un referente del terror en Argentina (Narciso Ibáñez Menta). Sin adelantar nada que pueda arruinar la experiencia, la maldad establece un vínculo particular con los niños (¿la juventud?). También se ve favorecida por el uso de electricidad (¿la tecnología? ¿internet?). De este modo, la película traza un camino punteado que el espectador puede tratar de recomponer. Seguramente, esta no sea la única interpretación posible.
Es imposible saber qué va a suceder con esta película. Ya ganó Sitges y es posible que reciba algún otro reconocimiento. De cualquier manera, ya tiene asegurado un sitio de privilegio en la historia del cine argentino. Es, sin dudas, una de las mejores películas de terror que se ha realizado en este país.
Se estrenó en cines. Contacto: [email protected]
Por Nicolás Bianchi
El cine argentino produce películas de terror de calidad a cuentagotas. Al trazar una historia de este género en Argentina es posible encontrar obras con valor espaciadas en el tiempo. Además, no se trata de películas que formen un corpus integrado y que dialogue entre sí. Más bien, son mensajes en botellas que se lanzan al océano. En este sentido, en los últimos tiempos es posible rescatar films como La araña vampiro (2012), Muere monstruo muere (2018), Los que vuelven (2019) y El prófugo (2020), entre otros.
Ahora bien, Cuando acecha la maldad es un film superador que, de hecho, ya tiene proyección internacional. Para llevar adelante este proyecto Rugna no dispuso de un elenco estelar ni de efectos especiales muy complejos. Además, se trata de una historia con pocos personajes filmada mayormente en un entorno rural. En este caso, la gran diferencia está dada por las extraordinarias ideas y la capacidad de realización de este cineasta.
La primera virtud de la película se percibe en el minuto cero. La tensión de la historia empieza inmediatamente, sin ningún tipo de preámbulo. En una casa en el campo, los hermanos Pedro (Ezequiel Rodríguez) y Jimi (Demián Salomón) se alertan porque en la arboleda colindante a su propiedad se escuchan tiros y se ven fogonazos. Si bien de noche no pueden encontrar nada, al día siguiente, a la luz del sol, realizan el primer hallazgo impactante. En el bosque aparece medio cuerpo humano semi destrozado que resulta imposible de identificar.
Junto con su vecino Ruiz (Luis Ziembrowski) comienzan una pesquisa desordenada para hallar el origen de este hecho. La respuesta está en el rancho de una familia muy humilde. Uno de los integrantes de este grupo está “embichado”. Todos los personajes saben exactamente de qué se trata. Poco a poco los espectadores se enteran de que esto significa que una persona ha sido tomada por el mal. Y que si no se hace nada al respecto pronto nacerá, de ese cuerpo embichado, una nueva criatura (¿un demonio? ¿el diablo?).
Pero mientras tanto la maldad empieza a operar y a expandirse entre distintos seres vivos. Con respecto a esto, puede habitar, por ejemplo, a una cabra, a un perro y, por supuesto, a seres humanos. Esos seres invadidos, por decirlo de alguna manera, son capaces de acciones espeluznantes. Entonces, lo que cuenta la película es la huida de Pedro y Jimi de ese mal que acecha. Esto involucra también a otros personajes, como la madre de ambos y tanto a los hijos como a la ex mujer de Pedro.
En todo momento, el film impacta, incomoda e impresiona al espectador. Estas sensaciones no son producto de sobresaltos o de la utilización de recursos precarios, sino de la imaginación y de las buenas ideas cinematográficas. Además, Cuando acecha la maldad dialoga, en algunas secuencias, con The exorcist (1973) sin caer en el ridículo ni sufrir ningún tipo de traspié. Por otro lado, sin decir ni una palabra al respecto la película parece estar interpretando una época.
Por ejemplo, el mal surge en una vivienda marginal, desatendida por el estado que está representado por la policía del pueblo. Los propietarios de clases media ya mencionados que encuentran el problema no muestran ningún tipo de solidaridad. Por el contrario, solo buscan la manera de salvarse. Además, la principal preocupación del personaje Ruiz es conservar su propiedad.
Más adelante, la película establece un vínculo con ¿Quién puede matar a un niño? (1976), de Narciso Ibáñez Serrador, hijo de un referente del terror en Argentina (Narciso Ibáñez Menta). Sin adelantar nada que pueda arruinar la experiencia, la maldad establece un vínculo particular con los niños (¿la juventud?). También se ve favorecida por el uso de electricidad (¿la tecnología? ¿internet?). De este modo, la película traza un camino punteado que el espectador puede tratar de recomponer. Seguramente, esta no sea la única interpretación posible.
Es imposible saber qué va a suceder con esta película. Ya ganó Sitges y es posible que reciba algún otro reconocimiento. De cualquier manera, ya tiene asegurado un sitio de privilegio en la historia del cine argentino. Es, sin dudas, una de las mejores películas de terror que se ha realizado en este país.
Se estrenó en cines. Contacto: [email protected]
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