Visualmente Wes Anderson te atrapa y mantiene al espectador asombrado y entretenido con un sinfín de detalles, ambientes y paisajes que te transportan a un mundo que él maneja y por donde te sentirás bien. No es lo que cuenta, sino cómo lo cuenta: saltos en el tiempo, abundantes personajes particulares y excéntricos, sorpresas, toques de humor incluso de cine negro y como siempre, un mensaje importante que viene desde el corazón.

¿Cómo conseguirá que todo parezca cuidado al detalle y a la vez la película tenga un aire libre y desenfadado?


Incondicional de este director y de sus colores...

La película tiene bastantes momentos tontos. Pero lo más tonto, tonto, de la película es un Gabino Diego, obsesionado con un cuadro, hasta tal punto que en algunos momentos parece como si hubiera perdido la cabeza. Que llame al autorretrato de Goya, repetidas veces "compañero, compañero" de una forma tan sensiblera y ridícula, me produce vergüenza ajena.
Por otra parte, Gabino Diego siempre hace papeles de memo-bobo-torpón. Entiendo que la cara que tiene no le dé para hacer papeles de otra cosa, pero hombre, ya pasa con otros actores, que siempre interpretan a personajes parecidos, como Antonio Resines o Elena Alterio (quizá hagan de ellos mismos)
Elena Watling, bastante justita y poco creíble.
En definitiva, no la volveré a ver, no la recomiendo, se podría haber sacado mucho más jugo a una historia así y, desde aquí: ¡¿Gabino, eres una majadero o te lo haces?!

Global interpretación, buen resumen de la gran y larga carrera de este completo cineasta y porsupuesto interesantísimo guión.
Con pocos detalles, esta película habla de muchas cosas y con Clint en primerísimo primer plano tu barómetro interno está al rojo vivo. Estás delante de algo importante.
Larga vida a Clint Eastwood (...al manco, al rubio, a Harry, al sargento Tom Highway , a William Munny, Frankie Dunn...)