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Críticas ordenadas por utilidad
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9
17 de noviembre de 2018
17 de noviembre de 2018
20 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comentan Greg Daniels y Michael Schur en alguna entrevista que, buscando puntos de partida para su nueva sitcom, se les ocurrió esta idea de una funcionaria entusiasta y trabajadora de una pequeña ciudad. A Amy Poehler, que estaba disponible y era la candidata perfecta para el papel, le gustó la premisa, y de esta manera comenzaron a rodar los primeros episodios de Parks and Recreation. Resulta increíble pensar en la magnífica comedia que han creado a partir de ahí, en torno al genial personaje de Leslie Knope.
Aunque, a decir verdad, a Parks and Recreation le cuesta arrancar en su primera temporada. Durante estos primeros seis capítulos, la serie no acaba de dar con la tecla y difiere bastante del resto de temporadas. No está nada mal en realidad, encontré muy entretenidos episodios como «The Reporter» o «Rock Show» y me reí en ocasiones, pero simplemente hay muchas cosas que están fuera de lugar.
Por suerte, empieza un desarrollo de personajes desorbitado en la temporada dos. Y es que, si algo me ha sorprendido de esta serie, son los cambios en sus personajes secundarios. En un primer momento pueden parecer todos algo estereotípicos, pero con el tiempo van madurando y varía constantemente tu opinión sobre ellos. Un ejemplo: no me agradaba nada Chris en sus primeros episodios, pero más tarde lo empecé a ver como uno de los más graciosos y deseaba que tuviera más minutos en pantalla. Tom, por otro lado, era mi preferido al principio y, sin embargo, cada vez me fue pareciendo más insoportable, sobre todo cuando iba acompañado de su amigo Jean-Ralphio (¡DIOS, qué pesado! Habrá a quien le guste, pero a mí me daban ganas de saltar sus escenas). El secundario mejor llevado, en mi opinión, es Ron Swanson, al que dan una evolución muy sutil pero importante, sin que pierda en ningún momento la identidad del personaje. Y por supuesto, cada vez que sale te partes el culo. También es muy interesante el esfuerzo de los guionistas en relacionar de forma «especial» a todos los protagonistas. A menudo interactúan entre ellos personajes que no suelen hacerlo, y así surgen nuevas situaciones cómicas e inesperadas.
Parks and Recreation tiene momentos de tristeza o fracaso pero, generalmente, destaca por su tono alegre y esperanzador. Es muy satisfactoria ya que terminas muchos capítulos con una sonrisa en la boca, incluso aunque apenas te hayas reído, y esto lo consigue sin tratarte como un imbécil (un detalle). La historia se centra mayoritariamente en la amistad y el amor, en reírse de las cagadas y los ridículos y en la belleza de, como dice Leslie, trabajar con tus amigos en trabajo que merece la pena hacer.
El aspecto que menos atractivo encuentro de la serie es la sátira que hace de la pequeña ciudad americana. Me explico: frecuentemente aparecen ciudadanos, políticos, periodistas y empresarios locales, que están exageradamente desdibujados. A veces contribuyen a escenas desternillantes, pero otras te provocan una horrible frustración e incredulidad. De verdad, ¿no hay una sola persona cuerda en todo Pawnee? Yo creo que esta falta de realismo mancha un poco la grandeza del falso documental, que para mí reside en el acercamiento de la ficción a la realidad, en sentir con más claridad las pequeñas victorias y derrotas de personajes con los que te identificas más fácilmente.
Aprovecho la poca popularidad de Parks and Recreation en esta página para publicar mi opinión, por si alguien quiere saber más acerca de esta maravilla. Yo me interesé por ella por su nota media, una suerte tener FilmAffinity, que me ha permitido descubrirla. En España es relativamente desconocida, debido a que ha llegado por primera vez a nuestro país este año, a través de la plataforma de vídeo de Amazon Prime. Ni siquiera se ha doblado al castellano y, sinceramente, dudo que alguna empresa se moleste en hacerlo teniendo en cuenta que se emitió por primera vez hace casi diez años. Es una pena, pero quién sabe, puede que tarde o temprano se pueda disfrutar también en nuestro idioma.
Aunque, a decir verdad, a Parks and Recreation le cuesta arrancar en su primera temporada. Durante estos primeros seis capítulos, la serie no acaba de dar con la tecla y difiere bastante del resto de temporadas. No está nada mal en realidad, encontré muy entretenidos episodios como «The Reporter» o «Rock Show» y me reí en ocasiones, pero simplemente hay muchas cosas que están fuera de lugar.
Por suerte, empieza un desarrollo de personajes desorbitado en la temporada dos. Y es que, si algo me ha sorprendido de esta serie, son los cambios en sus personajes secundarios. En un primer momento pueden parecer todos algo estereotípicos, pero con el tiempo van madurando y varía constantemente tu opinión sobre ellos. Un ejemplo: no me agradaba nada Chris en sus primeros episodios, pero más tarde lo empecé a ver como uno de los más graciosos y deseaba que tuviera más minutos en pantalla. Tom, por otro lado, era mi preferido al principio y, sin embargo, cada vez me fue pareciendo más insoportable, sobre todo cuando iba acompañado de su amigo Jean-Ralphio (¡DIOS, qué pesado! Habrá a quien le guste, pero a mí me daban ganas de saltar sus escenas). El secundario mejor llevado, en mi opinión, es Ron Swanson, al que dan una evolución muy sutil pero importante, sin que pierda en ningún momento la identidad del personaje. Y por supuesto, cada vez que sale te partes el culo. También es muy interesante el esfuerzo de los guionistas en relacionar de forma «especial» a todos los protagonistas. A menudo interactúan entre ellos personajes que no suelen hacerlo, y así surgen nuevas situaciones cómicas e inesperadas.
Parks and Recreation tiene momentos de tristeza o fracaso pero, generalmente, destaca por su tono alegre y esperanzador. Es muy satisfactoria ya que terminas muchos capítulos con una sonrisa en la boca, incluso aunque apenas te hayas reído, y esto lo consigue sin tratarte como un imbécil (un detalle). La historia se centra mayoritariamente en la amistad y el amor, en reírse de las cagadas y los ridículos y en la belleza de, como dice Leslie, trabajar con tus amigos en trabajo que merece la pena hacer.
El aspecto que menos atractivo encuentro de la serie es la sátira que hace de la pequeña ciudad americana. Me explico: frecuentemente aparecen ciudadanos, políticos, periodistas y empresarios locales, que están exageradamente desdibujados. A veces contribuyen a escenas desternillantes, pero otras te provocan una horrible frustración e incredulidad. De verdad, ¿no hay una sola persona cuerda en todo Pawnee? Yo creo que esta falta de realismo mancha un poco la grandeza del falso documental, que para mí reside en el acercamiento de la ficción a la realidad, en sentir con más claridad las pequeñas victorias y derrotas de personajes con los que te identificas más fácilmente.
Aprovecho la poca popularidad de Parks and Recreation en esta página para publicar mi opinión, por si alguien quiere saber más acerca de esta maravilla. Yo me interesé por ella por su nota media, una suerte tener FilmAffinity, que me ha permitido descubrirla. En España es relativamente desconocida, debido a que ha llegado por primera vez a nuestro país este año, a través de la plataforma de vídeo de Amazon Prime. Ni siquiera se ha doblado al castellano y, sinceramente, dudo que alguna empresa se moleste en hacerlo teniendo en cuenta que se emitió por primera vez hace casi diez años. Es una pena, pero quién sabe, puede que tarde o temprano se pueda disfrutar también en nuestro idioma.
7
8 de octubre de 2018
8 de octubre de 2018
15 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mis primeras sensaciones con Homeland no pudieron ser mejores, sobre todo por ese piloto genial, que pronto me hizo ver que era el tipo de serie de TV que llevaba un tiempo deseando ver. Quizá no una tan centrada en el terrorismo, pero sí un thriller de espionaje inteligente y frenético.
Los primeros episodios presentan a unos personajes fascinantes, personajes con luces y sombras y tan enigmáticos que te hacen preguntarte qué diablos pasa por sus cabezas a cada momento. Mención especial al dúo protagonista, increíblemente interpretado por Claire Danes como Carrie Mathison (brutal, uno de los mejores papeles femeninos que he visto nunca) y Damian Lewis como Nicholas Brody, cuya actuación cuesta más percibir al principio, pero va cobrando fuerza a medida que avanzan los capítulos.
Hablando un poco de cada temporada sin meterse demasiado en el argumento, Homeland es una serie tremendamente irregular, repleta de altibajos. Sus dos primeras temporadas son brillantes, la propuesta inicial se desarrolla perfectamente con grandes giros de guion y de manera muy entretenida (recuerdo bien el comienzo magistral de la segunda, donde la emoción llega a niveles de paro cardíaco). Es en la tercera cuando las cosas flojean. Aquí, a los guionistas les costó demasiado desprenderse de ciertas tramas que eran innecesarias, ya sea por irrelevantes o aburridas. La serie pierde totalmente el rumbo durante esta parte y me planteé seriamente dejar de verla.
A partir de ahí, Homeland se ha ido reinventando cada año con más o menos acierto. El cambio de aires de la cuarta me gustó, consiguieron crear una temporada diferente y oscura, aunque sin alcanzar el nivel de las primeras. Después, la serie mantiene el interés hasta el final de la sexta cuando, para mí, sufre un bajón espectacular. Ahora mismo voy por la mitad de la temporada siete —ni me creo haber llegado tan lejos— y ya estoy deseando que se acabe, exhausto de tantas tramas soporíferas de conspiración e incluso de la interpretación de Claire Danes. Dicen que la octava será la última, y por Dios que lo sea.
No obstante, aún conservo el sentimiento de nostalgia al pensar en los comienzos. Se me vienen a la cabeza la relación de Saul y Carrie, las discrepancias entre Carrie y la CIA, la introducción de Peter Quinn o el «culebrón» de la familia Brody. Bendita locura, no me extraña que ganara el Emmy.
Los primeros episodios presentan a unos personajes fascinantes, personajes con luces y sombras y tan enigmáticos que te hacen preguntarte qué diablos pasa por sus cabezas a cada momento. Mención especial al dúo protagonista, increíblemente interpretado por Claire Danes como Carrie Mathison (brutal, uno de los mejores papeles femeninos que he visto nunca) y Damian Lewis como Nicholas Brody, cuya actuación cuesta más percibir al principio, pero va cobrando fuerza a medida que avanzan los capítulos.
Hablando un poco de cada temporada sin meterse demasiado en el argumento, Homeland es una serie tremendamente irregular, repleta de altibajos. Sus dos primeras temporadas son brillantes, la propuesta inicial se desarrolla perfectamente con grandes giros de guion y de manera muy entretenida (recuerdo bien el comienzo magistral de la segunda, donde la emoción llega a niveles de paro cardíaco). Es en la tercera cuando las cosas flojean. Aquí, a los guionistas les costó demasiado desprenderse de ciertas tramas que eran innecesarias, ya sea por irrelevantes o aburridas. La serie pierde totalmente el rumbo durante esta parte y me planteé seriamente dejar de verla.
A partir de ahí, Homeland se ha ido reinventando cada año con más o menos acierto. El cambio de aires de la cuarta me gustó, consiguieron crear una temporada diferente y oscura, aunque sin alcanzar el nivel de las primeras. Después, la serie mantiene el interés hasta el final de la sexta cuando, para mí, sufre un bajón espectacular. Ahora mismo voy por la mitad de la temporada siete —ni me creo haber llegado tan lejos— y ya estoy deseando que se acabe, exhausto de tantas tramas soporíferas de conspiración e incluso de la interpretación de Claire Danes. Dicen que la octava será la última, y por Dios que lo sea.
No obstante, aún conservo el sentimiento de nostalgia al pensar en los comienzos. Se me vienen a la cabeza la relación de Saul y Carrie, las discrepancias entre Carrie y la CIA, la introducción de Peter Quinn o el «culebrón» de la familia Brody. Bendita locura, no me extraña que ganara el Emmy.

7,3
41.247
6
5 de mayo de 2019
5 de mayo de 2019
19 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
[SPOILERS EN TODA LA CRÍTICA]
Un largo año de espera después, aparece Ojo de Halcón enseñando a usar el arco a su hija. Vemos una escena bonita y tranquila del Agente Burton con su familia y, de repente, sucede lo que todos veíamos venir, todos excepto el personaje que tenemos en pantalla. Se hace el silencio y empieza a sonar una guitarra suave con los clásicos créditos de Marvel. Sentado en mi butaca, el hormigueo que siento me dice que estamos a punto de ver algo grande. Lamentablemente, volviendo a casa tres horas más tarde, me invade una horrible sensación de decepción, y la verdad es que no sé si ha sido culpa de las expectativas o de la película en sí.
Hay muchas cosas que me disgustan; no obstante, el comienzo no es una de ellas (más o menos hasta que empiezan los viajes en el tiempo). El primer acto de Endgame es pausado, se toma su tiempo en digerir los acontecimientos de Infinity War. Considero genial el encuentro con Thanos, me pareció una manera de romper con lo que esperábamos de un modo violento y brutal. Thanos está devastado y sin gemas y Capitana Marvel es ahora del equipo, con lo cual no es ninguna locura que resulte tan fácil, es casi una declaración de intenciones de que no habrá vacilaciones a la hora de acabar con el enemigo y remediar lo sucedido. Por otro lado, me emocionó ver a Ant-Man abrazando a su hija, siempre ha sido la persona por la que actúa el superhéroe y, después de sus dos películas, es un reencuentro con mucha fuerza. También veo positivo cómo plantean el rol que va a tener Capitana Marvel, utilizando un recurso inteligente para alejarla de la acción y dejándonos intuir que aparecerá en el momento oportuno. Reconozcámoslo, la han hecho tan poderosa que es un obstáculo para que se desarrolle la trama con normalidad.
Hasta aquí va bastante bien todo e incluso tiene momentos cómicos que no desentonan en un principio, cosa que no es fácil teniendo en cuenta que media población se ha desvanecido. Seré estúpido, pero a mí lo de la rata me hizo bastante gracia, y más aún los guionistas reconociendo que va a haber viajes en el tiempo a través de una intervención de Ant-Man. La mayoría teníamos asumido que iba a haberlos.
Y es a partir de ahí cuando empiezan los problemas. Para empezar, sobra comedia por todos lados. Muchísima. ¿Qué mierda le han hecho a Thor? O sea, ¿por qué él? Después de haber obrado un milagro y convertir al Vengador más aburrido en uno de los mejores personajes de la saga, ¿por qué es un puto chiste durante toda la película? Los dos primeros minutos que sale lo aceptas, pero cuando te das cuenta de que va a ser así hasta el final es como para echarse a llorar, de verdad. Lo explotaron como personaje cómico en Ragnarok y para mí funcionó porque era una película muy poco seria. En Infinity War adoptaron este mismo carácter y encajó a la perfección. Hasta tuvo un gran momento dramático con Rocket y, sobre todo, protagonizó la que es para mí la escena más épica de todo el MCU, no hace falta ni decir cuál es. Lo de Hulk pasable, aunque podría haber tenido una aparición mucho más potente tras lo poco que participó en Infinity War.
En cuanto a los viajes en el tiempo, las incongruencias que ya ha mencionado otra gente me importan más bien poco. Lo que sí me importa es que, de tanto homenajear las anteriores películas, medio metraje de Endgame es un reciclaje muy cutre (en concreto la escena de Vormir, que me tiene loquísimo y luego comentaré). El guion resulta pobre, es como si no se hubieran esforzado lo más mínimo en crear una aventura diferente a las que ya hemos visto. No se me ocurre ninguna historia supernovedosa pero no sé, me habría gustado algo más original. Infinity War no es un prodigio narrativo y, sin embargo, consigue innovar mostrando la perspectiva del villano y su argumento sencillo da pie a batallas espectaculares y grandes diálogos. En Endgame, el tono es muy irregular, saltando de un chiste a la muerte de un personaje en cuestión de segundos. Para colmo, Nebula, un personaje HORRIBLE, es prácticamente protagonista.
La escena de Vormir es un completo despropósito y la que más me sacó de la película. Ya fue un poco forzado que justo Gamora fuera aquello que Thanos «amaba» (si eso es amor, pobre Gamora) pero esta vez ya parece que se puede lanzar al vacío quien sea, que la Gema del Alma va a obtenerse de todas formas. He leído en otra crítica que han copiado la muerte de Gamora. GRACIAS, pensaba que había sido el único que se había dado cuenta. Vale, que igual estoy un poco enfermo y me sé Infinity War de memoria, pero es que han puesto los mismos cuatro planos y la misma música tal cual. ¿Y por qué? No tiene ningún sentido, Thanos tira a Gamora porque no puede «ignorar su destino otra vez» y lo de Viuda Negra es un sacrificio voluntario por el equipo, no hay paralelismo alguno, no entiendo absolutamente nada. Y a Viuda Negra le tenía cierto afecto por El Soldado de Invierno y me la ha sudado completamente su muerte por la cagada de escena que han hecho.
En la batalla final se pueden disfrutar algunos momentazos, eso es innegable. Ver combatir a Thor, Capitán América y Iron Man contra Thanos era lo que más esperaba y no defraudó, al menos hasta que Capi utiliza el Mjolnir. Me gustó verlo sujetar el martillo porque lo anticiparon sutilmente en La Era de Ultrón, pero que se ponga a controlar rayos como si del Dios del Trueno se tratase ya es otra cosa. Para mí que han querido darle una despedida grande y se les ha ido la mano totalmente. Capitán América es un superhéroe al que queremos todos mucho y no porque sea el más poderoso (simplemente es un supersoldado), sino porque tiene un corazón más grande que el de todos los demás juntos. Es un problema de los crossovers de Marvel, les cuesta admitir que hay superhéroes más determinantes que otros, lo que en realidad es lógico por la propia naturaleza de sus poderes.
[Sigo en la zona spoiler por falta de espacio]
Un largo año de espera después, aparece Ojo de Halcón enseñando a usar el arco a su hija. Vemos una escena bonita y tranquila del Agente Burton con su familia y, de repente, sucede lo que todos veíamos venir, todos excepto el personaje que tenemos en pantalla. Se hace el silencio y empieza a sonar una guitarra suave con los clásicos créditos de Marvel. Sentado en mi butaca, el hormigueo que siento me dice que estamos a punto de ver algo grande. Lamentablemente, volviendo a casa tres horas más tarde, me invade una horrible sensación de decepción, y la verdad es que no sé si ha sido culpa de las expectativas o de la película en sí.
Hay muchas cosas que me disgustan; no obstante, el comienzo no es una de ellas (más o menos hasta que empiezan los viajes en el tiempo). El primer acto de Endgame es pausado, se toma su tiempo en digerir los acontecimientos de Infinity War. Considero genial el encuentro con Thanos, me pareció una manera de romper con lo que esperábamos de un modo violento y brutal. Thanos está devastado y sin gemas y Capitana Marvel es ahora del equipo, con lo cual no es ninguna locura que resulte tan fácil, es casi una declaración de intenciones de que no habrá vacilaciones a la hora de acabar con el enemigo y remediar lo sucedido. Por otro lado, me emocionó ver a Ant-Man abrazando a su hija, siempre ha sido la persona por la que actúa el superhéroe y, después de sus dos películas, es un reencuentro con mucha fuerza. También veo positivo cómo plantean el rol que va a tener Capitana Marvel, utilizando un recurso inteligente para alejarla de la acción y dejándonos intuir que aparecerá en el momento oportuno. Reconozcámoslo, la han hecho tan poderosa que es un obstáculo para que se desarrolle la trama con normalidad.
Hasta aquí va bastante bien todo e incluso tiene momentos cómicos que no desentonan en un principio, cosa que no es fácil teniendo en cuenta que media población se ha desvanecido. Seré estúpido, pero a mí lo de la rata me hizo bastante gracia, y más aún los guionistas reconociendo que va a haber viajes en el tiempo a través de una intervención de Ant-Man. La mayoría teníamos asumido que iba a haberlos.
Y es a partir de ahí cuando empiezan los problemas. Para empezar, sobra comedia por todos lados. Muchísima. ¿Qué mierda le han hecho a Thor? O sea, ¿por qué él? Después de haber obrado un milagro y convertir al Vengador más aburrido en uno de los mejores personajes de la saga, ¿por qué es un puto chiste durante toda la película? Los dos primeros minutos que sale lo aceptas, pero cuando te das cuenta de que va a ser así hasta el final es como para echarse a llorar, de verdad. Lo explotaron como personaje cómico en Ragnarok y para mí funcionó porque era una película muy poco seria. En Infinity War adoptaron este mismo carácter y encajó a la perfección. Hasta tuvo un gran momento dramático con Rocket y, sobre todo, protagonizó la que es para mí la escena más épica de todo el MCU, no hace falta ni decir cuál es. Lo de Hulk pasable, aunque podría haber tenido una aparición mucho más potente tras lo poco que participó en Infinity War.
En cuanto a los viajes en el tiempo, las incongruencias que ya ha mencionado otra gente me importan más bien poco. Lo que sí me importa es que, de tanto homenajear las anteriores películas, medio metraje de Endgame es un reciclaje muy cutre (en concreto la escena de Vormir, que me tiene loquísimo y luego comentaré). El guion resulta pobre, es como si no se hubieran esforzado lo más mínimo en crear una aventura diferente a las que ya hemos visto. No se me ocurre ninguna historia supernovedosa pero no sé, me habría gustado algo más original. Infinity War no es un prodigio narrativo y, sin embargo, consigue innovar mostrando la perspectiva del villano y su argumento sencillo da pie a batallas espectaculares y grandes diálogos. En Endgame, el tono es muy irregular, saltando de un chiste a la muerte de un personaje en cuestión de segundos. Para colmo, Nebula, un personaje HORRIBLE, es prácticamente protagonista.
La escena de Vormir es un completo despropósito y la que más me sacó de la película. Ya fue un poco forzado que justo Gamora fuera aquello que Thanos «amaba» (si eso es amor, pobre Gamora) pero esta vez ya parece que se puede lanzar al vacío quien sea, que la Gema del Alma va a obtenerse de todas formas. He leído en otra crítica que han copiado la muerte de Gamora. GRACIAS, pensaba que había sido el único que se había dado cuenta. Vale, que igual estoy un poco enfermo y me sé Infinity War de memoria, pero es que han puesto los mismos cuatro planos y la misma música tal cual. ¿Y por qué? No tiene ningún sentido, Thanos tira a Gamora porque no puede «ignorar su destino otra vez» y lo de Viuda Negra es un sacrificio voluntario por el equipo, no hay paralelismo alguno, no entiendo absolutamente nada. Y a Viuda Negra le tenía cierto afecto por El Soldado de Invierno y me la ha sudado completamente su muerte por la cagada de escena que han hecho.
En la batalla final se pueden disfrutar algunos momentazos, eso es innegable. Ver combatir a Thor, Capitán América y Iron Man contra Thanos era lo que más esperaba y no defraudó, al menos hasta que Capi utiliza el Mjolnir. Me gustó verlo sujetar el martillo porque lo anticiparon sutilmente en La Era de Ultrón, pero que se ponga a controlar rayos como si del Dios del Trueno se tratase ya es otra cosa. Para mí que han querido darle una despedida grande y se les ha ido la mano totalmente. Capitán América es un superhéroe al que queremos todos mucho y no porque sea el más poderoso (simplemente es un supersoldado), sino porque tiene un corazón más grande que el de todos los demás juntos. Es un problema de los crossovers de Marvel, les cuesta admitir que hay superhéroes más determinantes que otros, lo que en realidad es lógico por la propia naturaleza de sus poderes.
[Sigo en la zona spoiler por falta de espacio]
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Creía que ya habían superado este problema en Infinity War, donde dejaron claro que los poderes de Thor, Doctor Extraño o Bruja Escarlata marcan la diferencia; sin embargo, parece que en Endgame han dado un paso atrás en este aspecto.
Por supuesto, no faltan momentos de vergüenza ajena en la batalla. Pepper Potts, que no ha peleado en su puta vida, salvo en el último tramo irrisorio de Iron Man 3, ¡es una maldita diosa con el traje! Y por si no había suficiente feminismo a calzador, juntan de manera ridícula e inverosímil a todas las mujeres para que ayuden a Capitana Marvel. Necesita ayuda, creo. No es por ser pesado con Infinity War, pero en la batalla de Wakanda este momento «girl power» no fue tan forzado y resultó mucho menos estridente. Todo esto y más (Spider-Man volando en unicornio???) me da una vibración de fin de fiesta para toda la familia, típico de cualquier producción en la que Disney mete la zarpa. Es una verdadera pena porque pensaba que en este universo habían esquivado medianamente la influencia de Disney, al menos más que en Star Wars, y ya veo que, aunque se intente disimular, no es así.
Cuando vi Infinity War percibí un cambio, una mejora tremenda en cuanto a la seriedad y a la grandilocuencia que el cine de superhéroes no me había proporcionado hasta entonces. Ahora mismo, no puedo evitar pensar que solo fue una casualidad, una película en la que todo salió prácticamente perfecto por una vez y que no se repetirá, y eso me entristece. Cada una de sus escenas fue memorable, esta vez apenas me he emocionado con una o dos y la mitad de ellas han sido chistes malos. Thanos no es ni de cerca el villano que fue, y por si no fuera suficiente, Endgame sufre la desventaja de no contar con un reparto tan coral, cuyo perfecto equilibrio (como diría Thanos) fue lo mejor de Infinity War. En definitiva, Endgame no le llega ni a la suela de los zapatos y no por hacer todo más grande y ruidoso va a ser mejor, ni mucho menos.
Lo cierto es que ya me había rendido a los Russo y me han traicionado. Por lo visto, todavía me queda algo de espíritu crítico, que indudablemente me joderá películas y películas en el futuro. De todas formas y sinceramente, me alegro por aquellos a quienes les haya encantado, no podría sentir más envidia. Seguramente vaya con ganas a ver Spider-Man: Lejos de casa y Guardianes de la Galaxia 3, con más intención de pasar un buen rato que de analizarlas objetivamente. Pronto sabremos el rumbo que tomará el MCU y una cosa está clara, si hay película individual de Pepper Potts habrá que tirarse del barco. No es que se vaya a notar la diferencia, es muy probable que Endgame supere a Avatar como película más taquillera de la historia. Marvel tiene cuerda para rato.
Por supuesto, no faltan momentos de vergüenza ajena en la batalla. Pepper Potts, que no ha peleado en su puta vida, salvo en el último tramo irrisorio de Iron Man 3, ¡es una maldita diosa con el traje! Y por si no había suficiente feminismo a calzador, juntan de manera ridícula e inverosímil a todas las mujeres para que ayuden a Capitana Marvel. Necesita ayuda, creo. No es por ser pesado con Infinity War, pero en la batalla de Wakanda este momento «girl power» no fue tan forzado y resultó mucho menos estridente. Todo esto y más (Spider-Man volando en unicornio???) me da una vibración de fin de fiesta para toda la familia, típico de cualquier producción en la que Disney mete la zarpa. Es una verdadera pena porque pensaba que en este universo habían esquivado medianamente la influencia de Disney, al menos más que en Star Wars, y ya veo que, aunque se intente disimular, no es así.
Cuando vi Infinity War percibí un cambio, una mejora tremenda en cuanto a la seriedad y a la grandilocuencia que el cine de superhéroes no me había proporcionado hasta entonces. Ahora mismo, no puedo evitar pensar que solo fue una casualidad, una película en la que todo salió prácticamente perfecto por una vez y que no se repetirá, y eso me entristece. Cada una de sus escenas fue memorable, esta vez apenas me he emocionado con una o dos y la mitad de ellas han sido chistes malos. Thanos no es ni de cerca el villano que fue, y por si no fuera suficiente, Endgame sufre la desventaja de no contar con un reparto tan coral, cuyo perfecto equilibrio (como diría Thanos) fue lo mejor de Infinity War. En definitiva, Endgame no le llega ni a la suela de los zapatos y no por hacer todo más grande y ruidoso va a ser mejor, ni mucho menos.
Lo cierto es que ya me había rendido a los Russo y me han traicionado. Por lo visto, todavía me queda algo de espíritu crítico, que indudablemente me joderá películas y películas en el futuro. De todas formas y sinceramente, me alegro por aquellos a quienes les haya encantado, no podría sentir más envidia. Seguramente vaya con ganas a ver Spider-Man: Lejos de casa y Guardianes de la Galaxia 3, con más intención de pasar un buen rato que de analizarlas objetivamente. Pronto sabremos el rumbo que tomará el MCU y una cosa está clara, si hay película individual de Pepper Potts habrá que tirarse del barco. No es que se vaya a notar la diferencia, es muy probable que Endgame supere a Avatar como película más taquillera de la historia. Marvel tiene cuerda para rato.
5 de abril de 2023
5 de abril de 2023
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Decía el recién fallecido Jean-Luc Godard que para hacer una película solo se necesita una chica y una pistola. Richard Linklater dejó claro que si se trata de amor lo único que hace falta es un chico, una chica y una ciudad por la que pasear. Esta esencia de «Before Sunrise» la comparte «Rye Lane», el cortito (siempre se agradece) debut en el largometraje de la directora Raine Allen-Miller.
Los referentes no se encuentran tanto en Linklater como en la filmografía de Richard Curtis, icono de la comedia romántica británica de los últimos 30 años. La influencia del guionista no se oculta; es más, se señala explícitamente con un estupendo cameo. «Rye Lane» se enorgullece de ser muy inglesa, hasta el punto de incluir más de un guiño cinematográfico a «Fleabag».
Londres Sur es el escenario perfecto para una película que conoce las convenciones del género, las cuales cumple y rompe en distinta medida. «Rye Lane» muestra una cultura urbana viva, expresada principalmente en su puesta en escena: el colorido en el vestuario de los protagonistas, en las calles, en los edificios; también la magnífica iluminación en unos baños (el cenital que abre la película) o en un bar de karaoke. Brilla un estilo visual abigarrado que se corresponde, estoy seguro, con el de una cierta parte de la juventud londinense actual. Hasta los títulos de crédito transmiten esa energía juvenil desobediente, traducida también en formas novedosas de narrar: cuando Dom (David Jonsson) le cuenta su relación pasada a Yas (Vivian Oparah), ella se convierte en espectadora del relato, y viceversa. En esta misma línea, los personajes se inventan historias que detienen momentáneamente la acción, digresiones donde la comedia liga bien por inesperada.
Aunque me gusta más por lo romántico que por lo cómico, la película de Allen-Miller aguanta por su sentido del humor agudo y benigno. Hay varias escenas que podría mencionar; la que recordaré seguro es la cita en el restaurante con la exnovia del protagonista, en la que se luce uno de los secundarios. Si bien el concepto detrás del personaje no es tremendamente original, cualquiera de las intervenciones del mejor amigo resulta memorable. No me convencen demasiado, eso sí, algunos diálogos simplones entre los protagonistas, sobre todo en la primera secuencia.
La dirección de «Rye Lane» tiene un estilo propio y muy moderno. Llaman la atención esos trávelin por las calles en los que la imagen se dobla, parecen rodados con una GoPro. También el uso del plano imposible —el «Plano Breaking Bad»—, como el de la nevera en casa del exnovio de Yas. Las decisiones de la directora varían mucho y aportan frescura a la cinta. El movimiento de la cámara por momentos es espectacular; deslumbrante cuando se sube a la moto con los personajes, envueltos en las luces de la ciudad.
La reflexión sobre las relaciones y la juventud es central en la película. Genial la escena en que los dos imaginan sus futuros mientras ven a unos ancianos (¿ancianos? Ya no me acuerdo, igual eran adultos sin más) ejercitarse en el parque. El conflicto entre las relaciones personales y la temprana vida laboral, típico del cine romántico, aparece igualmente en la cinta. Aunque al final —y a pesar de la importancia de estos temas más o menos universales—, «Rye Lane» destaca por representar una colectividad y una generación específicas. Celebra la vida y la apariencia física de los jóvenes negros que retrata. Hay un énfasis en filmarlos de cerca, sin miedo a mostrarlos tal como son, y en esto se desmarca claramente de las comedias románticas en que se inspira. Forman parte de la idea que tenemos de los personajes sus exagerados gestos de alegría, sus muecas de confusión y su vestimenta estridente. Sobre todo, resulta curiosa la fijación en sus bocas (desde la exposición del principio), más concretamente en sus labios.
Guardaré un recuerdo cariñoso de «Rye Lane» porque fue el primer largometraje que realmente me entusiasmó del festival. La comedia romántica es el mejor género con las peores películas, y merece la pena disfrutar al máximo de las buenas. Esta es una de ellas.
Los referentes no se encuentran tanto en Linklater como en la filmografía de Richard Curtis, icono de la comedia romántica británica de los últimos 30 años. La influencia del guionista no se oculta; es más, se señala explícitamente con un estupendo cameo. «Rye Lane» se enorgullece de ser muy inglesa, hasta el punto de incluir más de un guiño cinematográfico a «Fleabag».
Londres Sur es el escenario perfecto para una película que conoce las convenciones del género, las cuales cumple y rompe en distinta medida. «Rye Lane» muestra una cultura urbana viva, expresada principalmente en su puesta en escena: el colorido en el vestuario de los protagonistas, en las calles, en los edificios; también la magnífica iluminación en unos baños (el cenital que abre la película) o en un bar de karaoke. Brilla un estilo visual abigarrado que se corresponde, estoy seguro, con el de una cierta parte de la juventud londinense actual. Hasta los títulos de crédito transmiten esa energía juvenil desobediente, traducida también en formas novedosas de narrar: cuando Dom (David Jonsson) le cuenta su relación pasada a Yas (Vivian Oparah), ella se convierte en espectadora del relato, y viceversa. En esta misma línea, los personajes se inventan historias que detienen momentáneamente la acción, digresiones donde la comedia liga bien por inesperada.
Aunque me gusta más por lo romántico que por lo cómico, la película de Allen-Miller aguanta por su sentido del humor agudo y benigno. Hay varias escenas que podría mencionar; la que recordaré seguro es la cita en el restaurante con la exnovia del protagonista, en la que se luce uno de los secundarios. Si bien el concepto detrás del personaje no es tremendamente original, cualquiera de las intervenciones del mejor amigo resulta memorable. No me convencen demasiado, eso sí, algunos diálogos simplones entre los protagonistas, sobre todo en la primera secuencia.
La dirección de «Rye Lane» tiene un estilo propio y muy moderno. Llaman la atención esos trávelin por las calles en los que la imagen se dobla, parecen rodados con una GoPro. También el uso del plano imposible —el «Plano Breaking Bad»—, como el de la nevera en casa del exnovio de Yas. Las decisiones de la directora varían mucho y aportan frescura a la cinta. El movimiento de la cámara por momentos es espectacular; deslumbrante cuando se sube a la moto con los personajes, envueltos en las luces de la ciudad.
La reflexión sobre las relaciones y la juventud es central en la película. Genial la escena en que los dos imaginan sus futuros mientras ven a unos ancianos (¿ancianos? Ya no me acuerdo, igual eran adultos sin más) ejercitarse en el parque. El conflicto entre las relaciones personales y la temprana vida laboral, típico del cine romántico, aparece igualmente en la cinta. Aunque al final —y a pesar de la importancia de estos temas más o menos universales—, «Rye Lane» destaca por representar una colectividad y una generación específicas. Celebra la vida y la apariencia física de los jóvenes negros que retrata. Hay un énfasis en filmarlos de cerca, sin miedo a mostrarlos tal como son, y en esto se desmarca claramente de las comedias románticas en que se inspira. Forman parte de la idea que tenemos de los personajes sus exagerados gestos de alegría, sus muecas de confusión y su vestimenta estridente. Sobre todo, resulta curiosa la fijación en sus bocas (desde la exposición del principio), más concretamente en sus labios.
Guardaré un recuerdo cariñoso de «Rye Lane» porque fue el primer largometraje que realmente me entusiasmó del festival. La comedia romántica es el mejor género con las peores películas, y merece la pena disfrutar al máximo de las buenas. Esta es una de ellas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
CARACTERIZACIÓN DE LOS PERSONAJES
Los cascos que lleva Dom durante toda la película funcionan como marca generacional: el contacto continuo con la tecnología y el aislamiento. Este último se acentúa para él después de una ruptura.
Lo excesivo del atuendo de Yas se relaciona con su pasión y, al mismo tiempo, representa fielmente la manera de vestir de mucha gente a día de hoy. La ropa de Dom no es tan estrafalaria, pero también atrae la mirada por sus colores.
Los roles de género típicos del cine romántico están invertidos. Si uno se fija bien, son muchísimas las ocasiones en las que se asocian a la mujer acciones normalmente atribuidas al hombre, y viceversa. En primer lugar, Dom —que no es precisamente un modelo de la masculinidad— está llorando desconsoladamente en el baño cuando conoce a Yas. Luego, en el restaurante, ella lo defiende a él. Posteriormente, Yas «rescata» a Dom en el karaoke (me encanta esa escena, por cierto, tanto cuando se la inventan como cuando sucede de verdad, con el beso al final) y da el primer paso. Más adelante, ella hiere los sentimientos de él, cuando en las comedias románticas suele suceder lo contrario. Y ya estirando al límite la interpretación, diría que, aunque no se sexualice a ninguno de los dos, es relevante que Dom aparezca sin camiseta en su cuarto en el montaje previo al clímax.
Se utiliza en «Rye Lane», incluso, la poderosísima imagen de la moto, presente en «La doble vida de Verónica», «Fallen Angels» o «Amélie», esta vez con ella manejando. Para mí, uno de los momentos más mágicos de la cinta.
Finalmente, todo se resuelve con el gran gesto romántico de Yas, perfectamente prefigurado. En este punto ya se sabe de memoria lo que va a pasar, pero la escena está realmente bien ejecutada. La imagen de Dom caminando por el puente y el barco aproximándose resume toda la película, y prácticamente toda comedia romántica: dos vidas que se cruzan en el momento adecuado.
Los cascos que lleva Dom durante toda la película funcionan como marca generacional: el contacto continuo con la tecnología y el aislamiento. Este último se acentúa para él después de una ruptura.
Lo excesivo del atuendo de Yas se relaciona con su pasión y, al mismo tiempo, representa fielmente la manera de vestir de mucha gente a día de hoy. La ropa de Dom no es tan estrafalaria, pero también atrae la mirada por sus colores.
Los roles de género típicos del cine romántico están invertidos. Si uno se fija bien, son muchísimas las ocasiones en las que se asocian a la mujer acciones normalmente atribuidas al hombre, y viceversa. En primer lugar, Dom —que no es precisamente un modelo de la masculinidad— está llorando desconsoladamente en el baño cuando conoce a Yas. Luego, en el restaurante, ella lo defiende a él. Posteriormente, Yas «rescata» a Dom en el karaoke (me encanta esa escena, por cierto, tanto cuando se la inventan como cuando sucede de verdad, con el beso al final) y da el primer paso. Más adelante, ella hiere los sentimientos de él, cuando en las comedias románticas suele suceder lo contrario. Y ya estirando al límite la interpretación, diría que, aunque no se sexualice a ninguno de los dos, es relevante que Dom aparezca sin camiseta en su cuarto en el montaje previo al clímax.
Se utiliza en «Rye Lane», incluso, la poderosísima imagen de la moto, presente en «La doble vida de Verónica», «Fallen Angels» o «Amélie», esta vez con ella manejando. Para mí, uno de los momentos más mágicos de la cinta.
Finalmente, todo se resuelve con el gran gesto romántico de Yas, perfectamente prefigurado. En este punto ya se sabe de memoria lo que va a pasar, pero la escena está realmente bien ejecutada. La imagen de Dom caminando por el puente y el barco aproximándose resume toda la película, y prácticamente toda comedia romántica: dos vidas que se cruzan en el momento adecuado.

6,3
6.183
6
3 de septiembre de 2021
3 de septiembre de 2021
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película complicada pero comprensible. No he visto Holy Motors (2012) pero sospecho que es bastante más indescifrable que Annette.
Aprueba el examen de cualquier musical: la historia la cuentan las imágenes y la música. Apenas recuerdo escenas de diálogo normal y, de hecho, me he enterado de qué iba realmente la película gracias a la letra de las canciones.
Imágenes extrañas y confusas, sobre todo en la primera parte del metraje (exceptuando, claro, el número inicial). También alguna secuencia muy estimulante, como el travelling circular en torno al personaje de Simon Helberg.
Aunque resulta fácil perderse al principio, finalmente la película se revela más convencional a nivel narrativo. En resumen, que es rara pero se entiende. Se entienden las metáforas y se entiende la tesis. Para mí ha sido una experiencia fascinante y aburrida a partes iguales. No me ha entusiasmado, pero al terminar, con el cerebro frito después de dos horas y pico de metraje y el final bastante claro en mi cabeza, me he sentido medianamente inteligente.
Aprueba el examen de cualquier musical: la historia la cuentan las imágenes y la música. Apenas recuerdo escenas de diálogo normal y, de hecho, me he enterado de qué iba realmente la película gracias a la letra de las canciones.
Imágenes extrañas y confusas, sobre todo en la primera parte del metraje (exceptuando, claro, el número inicial). También alguna secuencia muy estimulante, como el travelling circular en torno al personaje de Simon Helberg.
Aunque resulta fácil perderse al principio, finalmente la película se revela más convencional a nivel narrativo. En resumen, que es rara pero se entiende. Se entienden las metáforas y se entiende la tesis. Para mí ha sido una experiencia fascinante y aburrida a partes iguales. No me ha entusiasmado, pero al terminar, con el cerebro frito después de dos horas y pico de metraje y el final bastante claro en mi cabeza, me he sentido medianamente inteligente.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Annette nos habla, para empezar, de que «el amor verdadero desatina». Nos equivocamos irremediablemente en las decisiones que tomamos en materia amorosa, porque así de falibles somos los seres humanos. Ann debió amar al músico (de su unión nació Annette), no a Henry.
Por otro lado, la película critica la banalización de la realidad por parte de los medios. Aparece, además, una sociedad aborregada, de opinión veleidosa, capaz de mutar repentinamente de la veneración ciega al odio extremo.
TEMA CENTRAL
Henry es un hombre —el hombre— de tendencias violentas y autodestructivas, amargado por ese público complaciente al que de cuando en cuando confiesa su triste verdad. Sus instintos —y no digo «instintos» al azar, pues él es «El simio de Dios»— lo llevan al crimen, a la destrucción de todo lo que ama y su propia perdición.
En la última escena, el personaje ruega compasión a Annette, ya humana y despojada de sus características prodigiosas, por haber sucumbido a ese oscuro abismo. Mitad horrorizado, mitad aliviado; sus sentimientos al mirar el abismo expresan la consabida dualidad humana.
Henry se dirige a la cámara y nos pide que no le miremos. Vestido de rojo, permanece de pie contra la pared, pared del color verde que inunda toda la película, desde su chaqueta de cuero al agua de la piscina. La última imagen muestra a Annette-marioneta —la Annette «extraterrestre», mágica— muerta en el suelo, sujetando la mano de su verdugo (su peluche), el simio. Henry ha explotado económica y literalmente el milagro de Annette. Un milagro en cuya creación ni siquiera intervino.
Por otro lado, la película critica la banalización de la realidad por parte de los medios. Aparece, además, una sociedad aborregada, de opinión veleidosa, capaz de mutar repentinamente de la veneración ciega al odio extremo.
TEMA CENTRAL
Henry es un hombre —el hombre— de tendencias violentas y autodestructivas, amargado por ese público complaciente al que de cuando en cuando confiesa su triste verdad. Sus instintos —y no digo «instintos» al azar, pues él es «El simio de Dios»— lo llevan al crimen, a la destrucción de todo lo que ama y su propia perdición.
En la última escena, el personaje ruega compasión a Annette, ya humana y despojada de sus características prodigiosas, por haber sucumbido a ese oscuro abismo. Mitad horrorizado, mitad aliviado; sus sentimientos al mirar el abismo expresan la consabida dualidad humana.
Henry se dirige a la cámara y nos pide que no le miremos. Vestido de rojo, permanece de pie contra la pared, pared del color verde que inunda toda la película, desde su chaqueta de cuero al agua de la piscina. La última imagen muestra a Annette-marioneta —la Annette «extraterrestre», mágica— muerta en el suelo, sujetando la mano de su verdugo (su peluche), el simio. Henry ha explotado económica y literalmente el milagro de Annette. Un milagro en cuya creación ni siquiera intervino.
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