Vaya. ¿De qué me suena el chico? ¿De qué? ¡Claro! Del vídeoclip "Uberling" de REM. Consulto en la Wikipedia (con perdón) y veo que el vídeo lo dirigió su novia, la directora de la película en la que fue protagonista, haciendo de Lennon: "Nowhere boy". Ahí se conocieron. Gran vídeo; peculiar, distinto..., rompedor. Véanlo si no lo han visto.
Y de la película; bueno, decir que pensaba que iba a estar mejor, pero se va desinflando hacia la mitad. Queda en dique seco y el director no le sabe sacar jugo. Tenía una muy interesante historia en sus manos, pero aburre. Ni siquiera la escena de la playa emociona. Bah.
Por cierto, cuando se visten de mujeres, están mucho más feas que de tíos.

Bravo por la actriz protagonista, Gabourey Sidibe, que hace un papel extraordinario. No le saquemos tanto brillo al Oscar de Monique, que parece que la gente opina y hace la crítica de la peli condicionada a este galardón obtenido (que a veces es una lotería, según quién compita) en vez de dejarse llevar por la historia de los personajes de un modo más natural. Yo el premio se lo daría a ella, a la joven y liviana (de espíritu) Precious, antes que a su madre, que todo sea dicho, hace un gran papel. Por lo demás la película, agria, feroz, entra como un disparo al corazón y nos enfrenta a una realidad tan desoladora como verdadera, una sencilla y brutal historia de outsiders tan lejos y a la vez tan cerca de nosotros.

Producto para el consumismo adolescente e infantil, debido sobre todo al bombardeo de la factoria Disney, con el paso de la exclusividad de la cadena privada a la entrada en todos los hogares, como decía el eslogan. Película excesivamente tópica, en que, escenas como la del cambio de personaje, carrera aquí y allá, de comedor en comedor y la de los amores paralelos padres e hijos, con final feliz, parecen sacadas de un mismo guión escrito por todos anticipadamente. Por otra parte, este mundo maravilloso en el que todo el mundo es guapo, aunque vivan en una aldea de nombre impronunciable, nos lleva a no querer nada más que sentirnos un poco más estúpidos, sonreír y buscar el aplauso final.
En fin, destaquemos la buena voz de esta muchacha, deseando que no pase de pequeña estrella a famosa estrellada, como muchas otras, aunque ésta no necesite muchas más alfombras ni escenarios para reconocerse ya como lo que es, una ficticia realidad

ENTREVISTADOR: ¿Pero tú has frito un huevo en tu vida?
TAMARA F.: La verdad es que no, pero estoy progresando.

(... una práctica muy habitual en los tiempos de las competiciones ilegales e improvisadas que obligaban, sobre todo a los motoristas, a situarse en el vial opuesto para trazar mejor la curva).

TERESA: Qué raro es todo esto, ¿verdad? Tú y yo aquí, tan tranquilos, y hace un mes ni siquiera nos conocíamos... Qué extraño verano este. Si mis amigos supieran que salgo contigo...
PIJOAPARTE: Pronto me olvidarías (...) te casarás con algún gilipollas.

(... es en la carretera de la Arrabassada la que sube de Bcn al Tibidabo y repito q no son carreras ilegales son flipaetes q de vez en cuando aparecen x ahí para hacer el idiota).

E: ¿Duermes con pijama, camisón o nada?
T. F.: Depende, es decir; depende entre camisón y pijama.

(... hay moteros que dicen que hay carreteras mejores, una por ejemplo es por Tossa de Mar o algo así, que dicen que por allí es la hostia, y luego había otra que también, pero como no he ido no puedo opinar)

TERESA: Olvidarte es posible; la vida da muchas vueltas. Pero nunca me casaré con un gilipollas, por mucho dinero que tenga.
PIJOAPARTE: Verás como sí.

Una nueva, entrañable y maravillosa película de Pixar, en la que esta vez niñez y vejez se unen para demostrar que ningún sueño es imposible de cumplir en esta vida, sea a la edad que sea. Igualmente, el amor a los animales se hace patente con los dos personajes, perro y ave exótica que provocan ternura y risa por igual.
Particularmente, si he de seleccionar una parte de esta nueva muestra de calidad en la creación de esta compañía cinematográfica, me quedo con la escena del paso del tiempo del sr y la sra Fredricksen. En un minuto ante nuestros ojos se van sucediendo las secuencias de una vida en pareja, que quedan grabadas como postales en la memoria de todos y nos hacen emocionarnos y mirar de reojo a nuestros hijos a nuestro lado en la oscuridad de la sala, que entienden a su manera y sin preguntar el final de una vida, que no es ni mucho menos un final porque en sus ojos se refleja el comienzo de otra.
Bastante más que una película de animación es esta cinta, que no creo que defraude a nadie, porque bien es sabido también que un poco de aventura y emoción bien valen una cruz sobre el pecho en señal de promesa.