Me he topado con esta película sin querer durante una noche de insomnio y ahora me arrepiento de no haberme tomado aquella valeriana que pensé para que me entrara el sueño. Desde el primer minuto te quedas estupefacto porque el guión está cogido con pinzas y nada de lo que sucede tiene lógica alguna.

Si algo se puede salvar, sería la actuación de Samuel L. Jackson, ya que es un actor muy característico para el público y él solo ya llena la pantalla, pero esto no sirve como justificación para darle ni la más mínima oportunidad a su visionado.

El resto del reparto es increíblemente malo, mención especial para Luke Wilson, que con esa cara de pan y su penosa actuación, lo único que deseas es que alguien acabe con el de una vez.

Y para rematar semejante despropósito, al director le da por intentar dejar un final abierto para que el espectador elija por si mismo ya que no se vio capaz de cerrar una historia que nunca había tenido que empezar.

Soy un admirador de las cintas de terror, pero hace mucho que no encuentro un producto que me de miedo o me cause algún síntoma parecido y desafortunadamente, después de ver el trabajo de Marcus Nispel, sigo igual.

Otro típico trabajo americano de cinco jóvenes súper guapos que son perseguidos por un asesino sin escrúpulos durante una hora y media dónde solo hay gritos y carreras. El peso del film, que tendría que caer en el personaje de “Cara de cuero” que es el verdadero protagonista de esta historia, cae por completo en la guapa Jessica Biel (tengo que reconocer que hace un papel bastante aceptable), que se pega todo el largometraje en ir corriendo de aquí para allá, con muy poca ropa, completamente empapada todo el rato, enseñando su figura y ensalzada con los planos de cámara que solo enfocan su culo y sus pechos, dejando al malo como un mero espectador.

Por último, recalcar el vestuario que está inspirado en 1973, pero podría ser claramente la colección de verano de El Corte Inglés de 2011.