Un padre de familia persigue sus (muy poco realistas) sueños, mientras su hermano se disfraza para concursar en una convención de cómics como único inventivo en su vida. Los dos tuvieron sus más y sus menos con su padre, el cual se supone que fue muy exigente con ellos durante su juventud. Como consecuencia, uno de ellos rememora una infancia repleta de imaginativas aventuras, mientras que el otro usa el disfraz, ambos para no afrontar la realidad o sus responsabilidades.
Pese a tratar temas que pueden ser identificados por la mayoría de los espectadores, esta irregular cinta no llega a unir la parte cómica con la parte dramática, y el resultado es un poco flojo, aunque digno. Quizás, imperfecta como la vida, según las pretensiones de cada uno.

A esta película le pasa lo mismo que a "Assassin's Creed", otro fracaso reciente. El enésimo intento de hacer una película con grandes medios, pero con un guión endeble y muy poco interesante.
Porque el objetivo de ver una película es disfrutar de una buena historia, y aquí se antepone los efectos visuales y el diseño de producción a una historia que ya hemos visto bastantes veces.
Al final nos queda una sucesión de escenas de acción, una historia de sentimientos pseudotranscendentales, y una especie de conspiración donde los malos son así porque sí.
En definitiva, otro ejemplo que demuestra que si haces una película de nicho, y no cuentas con elementos narrativos universales, te estrellas en taquilla, por mucho que cuentes con una gran estrella.

Interesante película de corte fantástico que no escatima en momentos de gore y que cuenta con unos excelentes efectos visuales. El hecho de no cortarse a la hora de narrar una historia tan violenta, hace pensar que la misma historia en manos de Hollywood podría haber dado un producto desangelado y casi apto para todos los públicos.
El argumento contiene abundantes sorpresas y los giros de guión están bien llevados. Quizá con otro director la historia hubiese caído en la vergüenza ajena más absoluta, pero al añadir humor negro y elementos de terror, la mezcla funciona mejor de lo esperado. Muy recomendable para los amantes del género.

En esta película fallan demasiadas cosas para que sea del todo involuntario. Hacia la mitad del metraje, cuando uno ya se ha desconectado por completo porque no le interesa nada de lo que aparece en pantalla, uno comienza a pensar cómo nadie se ha dado cuenta de la falta de ritmo, el fallo de casting o el confuso montaje. No es posible que nadie de la Warner no haya reparado en nada de eso antes del estreno.
Guy Ritchie, con su particular estilo, mete en la batidora la leyenda ampliamente conocida y añade todos sus tics y desfases, incluidos los flashbacks donde se nos cuenta, de una forma que pretende ser humorística, lo que acaba de hacer el personaje hace unos instantes, a un ritmo vertiginoso y por supuesto contraproducente para la historia que está contando. En este caso no es una reinvención de la leyenda, es un destrozo sin contemplaciones.

Se podría decir que las mejores adaptaciones de Stephen King han sido las que se han centrado en situaciones más íntimas y personales. Cuando el
motor de la historia es el drama, mejor funciona la película.
Y, en este caso, "El juego de Gerald" entra en esa categoría, o por lo menos lo intenta. Independientemente de su discutido epílogo, la película
tiene momentos muy interesantes y logrados, intentando no ir por caminos trillados y siendo sútil, lo cual se agradece.
Esto no quita que tenga ciertos momentos sangrientos, por supuesto.
La verdad es que no era una novela fácil de adaptar, sobre todo teniendo en cuenta que el relato se compone de dos personajes principales y una única
ubicación, pero el director ha podido sacar algo digno con ese punto de partida.