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Críticas ordenadas por utilidad
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10
31 de agosto de 2018
31 de agosto de 2018
54 de 76 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Heridas abiertas" no es una serie apta para todo el mundo, de ahí su encanto. Amy Adams, Patricia Clarkson y Eliza Scanlen, excelentes en su trabajo como actrices, conforman el centro neurálgico de ese pueblo paranoico y asfixiante que es Wind Cup. Ellas, cada una en su ámbito, representan lo peor del ser humano: Adora es la hipocresía y la demencia hecha persona, Camille es el dolor más absoluto y Amma es la bipolaridad, tan angelical como macabra.
Las tres están envueltas en un entorno tan siniestro como ellas: el policía Vickery, que inspira cualquier cosa menos confianza, Jackie, la (ex) amiga de Adora, un personaje tan estrambótico y frívolo que nunca sabes cuales son sus verdaderas intenciones, y Alan, el padre de Amma y marido de Adora, un ser que pulula por la casa, escucha música y claudica ante su mujer. Además de ellos, aunque sin tanta importancia, también están las -abusonas- ex compañeras de colegio de Camille o las amigas de su madre, todas igual de zumbadas que el resto.
En medio de todo esto, el detective Richard Willis y Frank Curry, el jefe de Camille, suponen un aire fresco en ese ambiente tan viciado. Para Camille, el primero es el antídoto de su dolor y de su miedo a desnudarse física y mentalmente y el segundo es la voz de la protección y el cariño, el único que ha conocido.
La edición es un acierto. Otro más. Escenas y escenas que suponen recuerdos atosigadores, recuerdos imborrables, mientras que el silencio en gran parte del metraje nos da la sensación de soledad que sufre Camille. De una manera sutil pero muy inteligente, desde el principio nos muestran a Camille a cara descubierta, con esos primeros planos, en contraposición de su madre, a la que en los primeros episodios aparece como un animal esquivo, al que no ves ni mucho ni bien.
Los últimos capítulos son brutales, en los que se nos va cayendo el pañuelo de los ojos. Podías imaginarte que Adora escondía algún secreto e incluso podías dudar en algunas cosas de Amma, pero jamás lo que realmente es, aunque realmente todo estaba ahí, sólo tenías que fijarte. Durante el capítulo final se produce una cena familiar en la que madre y hija realizan un intercambio de miradas terrorífico, y la escena final consiguió dejarme boquiabierto y con los brazos en alto, absolutamente asombrado, así como las escenas post créditos. Qué mal rollito. Muy pocas películas y series han conseguido impactarme tanto.
Si "Feud" y "Big Little Lies" fueron las series de 2017, puedo concluir sin temor a equivocarme, a pesar de estar a mitad de año, que "Heridas abiertas" es la serie de 2018.
Las tres están envueltas en un entorno tan siniestro como ellas: el policía Vickery, que inspira cualquier cosa menos confianza, Jackie, la (ex) amiga de Adora, un personaje tan estrambótico y frívolo que nunca sabes cuales son sus verdaderas intenciones, y Alan, el padre de Amma y marido de Adora, un ser que pulula por la casa, escucha música y claudica ante su mujer. Además de ellos, aunque sin tanta importancia, también están las -abusonas- ex compañeras de colegio de Camille o las amigas de su madre, todas igual de zumbadas que el resto.
En medio de todo esto, el detective Richard Willis y Frank Curry, el jefe de Camille, suponen un aire fresco en ese ambiente tan viciado. Para Camille, el primero es el antídoto de su dolor y de su miedo a desnudarse física y mentalmente y el segundo es la voz de la protección y el cariño, el único que ha conocido.
La edición es un acierto. Otro más. Escenas y escenas que suponen recuerdos atosigadores, recuerdos imborrables, mientras que el silencio en gran parte del metraje nos da la sensación de soledad que sufre Camille. De una manera sutil pero muy inteligente, desde el principio nos muestran a Camille a cara descubierta, con esos primeros planos, en contraposición de su madre, a la que en los primeros episodios aparece como un animal esquivo, al que no ves ni mucho ni bien.
Los últimos capítulos son brutales, en los que se nos va cayendo el pañuelo de los ojos. Podías imaginarte que Adora escondía algún secreto e incluso podías dudar en algunas cosas de Amma, pero jamás lo que realmente es, aunque realmente todo estaba ahí, sólo tenías que fijarte. Durante el capítulo final se produce una cena familiar en la que madre y hija realizan un intercambio de miradas terrorífico, y la escena final consiguió dejarme boquiabierto y con los brazos en alto, absolutamente asombrado, así como las escenas post créditos. Qué mal rollito. Muy pocas películas y series han conseguido impactarme tanto.
Si "Feud" y "Big Little Lies" fueron las series de 2017, puedo concluir sin temor a equivocarme, a pesar de estar a mitad de año, que "Heridas abiertas" es la serie de 2018.
6
19 de julio de 2018
19 de julio de 2018
34 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Ocean's 8" es previsible. Este es su mayor error, pero pese a todo, me pareció una película interesante. La premisa era buena: ahora son las mujeres las que encabezan una superproducción. Algunos lo acusan de estrategia políticamente correcta, pero yo lo asocio más con que había ganas -y necesidad- de una película tan de mujeres. Y precisamente ahora era el momento adecuado.
Además de la previsibilidad, hay tres grandes errores más: el primero, la falta de originalidad que demuestran englobándola en el mundo "Ocean's". Hubiese sido mejor una película independiente en la que un grupo de mujeres decide dar un golpe, sin tener nada que ver -ni así ser comparada- con las anteriores; el segundo, la falta de comedia. Hay una sequía brutal en ese ámbito, pudiendo haberle dado un toque más ágil y divertido -valga la redundancia- a la película, sobre todo en la primera parte de la misma; y el tercero, el desaprovechamiento del reparto, de lo que hablaré más adelante.
Dicho casi todo lo malo, vamos a por lo bueno. "Ocean's 8" es una delicia visual. Mujeres perfectamente ataviadas, cada una en su ámbito, con un trasiego de "outfits" (a destacar la Blanchett), peinados, celebrities y glamour asombroso. Se nota la pasta.
El reparto es, de primeras, celestial. Juntar en una misma escena (y ya no digo película) a estrellas como Bullock, Blanchett, Hathaway, Bohnman Carter, Rihanna o Paulson ya es un puntazo. Lo malo, como ya he apuntado, es que están desaprovechadas. No de manera bestial porque todas lo hacen bien, pero podrían haber dado mucho más de sí, porque, excepto Bullock, Bohnman Carter y Hathaway, están demasiado ceñidas como para destacar.
Aún así, todas las actuaciones son buenas, con una Cate Blanchett que devora a sus compis, incluso sin hablar y ni aparecer demasiado. Impone como ninguna. Sandra Bullock siempre es bien, aquí menos cómica que de costumbre y con un poso de rencor bien conseguido. Anne Hathaway y Helena Bonham Carter son las que más destacan, artística y gestualmente hablando. Tienen los personajes más agradecidos, y ambas los aprovechan. Sarah Paulson es la que está más desaprovechada, pero consigue mantenerse a flote. Y Rihanna -que parece una actriz más-, Kaling y Awkwafina son las secundarias con papeles pequeños pero que le dan el toque más humorístico y diferencial al reparto.
Hay que destacar los cameos que posee el film como Anna Wintour, Kim Kardashian, Heidi Klum, James Corden o Serena Williams. Nombres de primera línea.
No es una obra maestra, ni es la película del año, pero es entretenida, se desarrolla con soltura y el reparto es una fantasía. Nos muestra unas escenas de glamour y poderío que fascinan, la banda sonora es buena.
PD: Las anteriores "Ocean's" no me atraparon demasiado, y tengo que reconocer que seguramente si "Ocean's 8" hubiese estado protagonizada por hombres (me refiero a ser una más de la saga), no me hubiese gustado -ni llamado la atención- tanto. En resumen, ellas marcan la diferencia.
Además de la previsibilidad, hay tres grandes errores más: el primero, la falta de originalidad que demuestran englobándola en el mundo "Ocean's". Hubiese sido mejor una película independiente en la que un grupo de mujeres decide dar un golpe, sin tener nada que ver -ni así ser comparada- con las anteriores; el segundo, la falta de comedia. Hay una sequía brutal en ese ámbito, pudiendo haberle dado un toque más ágil y divertido -valga la redundancia- a la película, sobre todo en la primera parte de la misma; y el tercero, el desaprovechamiento del reparto, de lo que hablaré más adelante.
Dicho casi todo lo malo, vamos a por lo bueno. "Ocean's 8" es una delicia visual. Mujeres perfectamente ataviadas, cada una en su ámbito, con un trasiego de "outfits" (a destacar la Blanchett), peinados, celebrities y glamour asombroso. Se nota la pasta.
El reparto es, de primeras, celestial. Juntar en una misma escena (y ya no digo película) a estrellas como Bullock, Blanchett, Hathaway, Bohnman Carter, Rihanna o Paulson ya es un puntazo. Lo malo, como ya he apuntado, es que están desaprovechadas. No de manera bestial porque todas lo hacen bien, pero podrían haber dado mucho más de sí, porque, excepto Bullock, Bohnman Carter y Hathaway, están demasiado ceñidas como para destacar.
Aún así, todas las actuaciones son buenas, con una Cate Blanchett que devora a sus compis, incluso sin hablar y ni aparecer demasiado. Impone como ninguna. Sandra Bullock siempre es bien, aquí menos cómica que de costumbre y con un poso de rencor bien conseguido. Anne Hathaway y Helena Bonham Carter son las que más destacan, artística y gestualmente hablando. Tienen los personajes más agradecidos, y ambas los aprovechan. Sarah Paulson es la que está más desaprovechada, pero consigue mantenerse a flote. Y Rihanna -que parece una actriz más-, Kaling y Awkwafina son las secundarias con papeles pequeños pero que le dan el toque más humorístico y diferencial al reparto.
Hay que destacar los cameos que posee el film como Anna Wintour, Kim Kardashian, Heidi Klum, James Corden o Serena Williams. Nombres de primera línea.
No es una obra maestra, ni es la película del año, pero es entretenida, se desarrolla con soltura y el reparto es una fantasía. Nos muestra unas escenas de glamour y poderío que fascinan, la banda sonora es buena.
PD: Las anteriores "Ocean's" no me atraparon demasiado, y tengo que reconocer que seguramente si "Ocean's 8" hubiese estado protagonizada por hombres (me refiero a ser una más de la saga), no me hubiese gustado -ni llamado la atención- tanto. En resumen, ellas marcan la diferencia.
Serie

7,3
6.956
8
23 de julio de 2022
23 de julio de 2022
25 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Tokyo Vice" iba muy bien hasta que llegó el último episodio y no resolvieron un carajo. Creo en las segundas temporadas, cada vez menos, también te digo; y entiendo que quieran estirar los chicles y dejar elementos en todo lo alto, pero no es admisible que todo se quede en el "continuará". No es tolerable que estos ocho episodios hayan sido única y exclusivamente un preludio de lo que vendrá dentro de ¿un año? ¿dos? Hijos míos, ya no me acordaré de nada. Y posiblemente habré perdido el interés.
Todo esto lo digo cabreado como una mona porque la serie me ha gustado mucho y podría haber sido mi favorita del año, ya que va de mafia y de periodismo. Caray, parecía una serie hecha para mí. El episodio piloto es uno de los mejores de los últimos años, se nota que Michael Mann estaba tras las cámaras. Posteriormente, la cosa decae ligeramente debido al relleno que suponen algunas tramas, especialmente la de la chica rubia, aunque a decir verdad, casi todo lo que no tiene que ver con la investigación periodística del protagonista posee un grado menor de interés.
Me consta la animadversión que despierta Ansel Elgort, pero yo sólo tengo cosas buenas que decir de él. Será que me gustan estos actores taciturnos e inexpresivos, como lo llaman, o será que no lo es tanto, porque comprendí cada una de sus sensaciones a lo largo de la serie. De hecho, lo visualizo como una de las grandes promesas masculinas de Hollywood, y junto a Timothée Chalamet y Barry Keoghan pueden formar un tridente parecido al que compusieron Nicholson, Pacino y De Niro en los setenta o, anteriormente, Brando, Newman y McQueen.
Su Jake Adelstein es un protagonista excelente, ya que el espectador lo sentirá como su alter ego, tomándose su cruzada como algo personal o, en menor término, queriendo vivir sus aventuras, si pueden llamarse así. A su altura sólo está Sho Kasamatsu encarnando a Sato, un personaje inolvidable, ambiguo, complejo, lleno de aristas y con una mochila, se intuye, martirizadora. Les acompañan dos policías, uno honesto y otro corrupto, que condimentan la historia y, son ellos cuatro, los que compendian lo más lustroso de "Tokyo Vice" en cuanto a personajes se refiere.
En todo lo demás, es un producto impecable: ese Tokio de fondo, casi siempre de noche, con la calle oscura únicamente iluminada por los múltiples letreros luminosos; la redacción del periódico; o el lujoso antro de mala vida. Quizás eché de menos una banda sonora más categórica, ya que la historia daba para eso, para muestra el momento de los BackStreet Boys, pero por lo demás, "Tokyo Vice" es una serie artística y técnicamente envidiable. Lástima de su ausencia de conclusión.
Actualización: una vez vista la segunda temporada, debo tragarme mis palabras. Esta segunda tanda mejora a la primera y convierte a "Tokyo Vice" en una de las series más interesantes, adultas e inmersivas de la actualidad, con un buen gusto majestuoso para con todo, cuyo surtido de personajes es lustroso y las tramas, quizás prototípicas, están tratadas y narradas con un buen gusto que casan a la perfección en el conjunto. Importan y emocionan. Una serie de altura, la que haría Scorsese si Scorsese hiciese series. Y es una oportunidad para conocer la cultura japonesa.
Todo esto lo digo cabreado como una mona porque la serie me ha gustado mucho y podría haber sido mi favorita del año, ya que va de mafia y de periodismo. Caray, parecía una serie hecha para mí. El episodio piloto es uno de los mejores de los últimos años, se nota que Michael Mann estaba tras las cámaras. Posteriormente, la cosa decae ligeramente debido al relleno que suponen algunas tramas, especialmente la de la chica rubia, aunque a decir verdad, casi todo lo que no tiene que ver con la investigación periodística del protagonista posee un grado menor de interés.
Me consta la animadversión que despierta Ansel Elgort, pero yo sólo tengo cosas buenas que decir de él. Será que me gustan estos actores taciturnos e inexpresivos, como lo llaman, o será que no lo es tanto, porque comprendí cada una de sus sensaciones a lo largo de la serie. De hecho, lo visualizo como una de las grandes promesas masculinas de Hollywood, y junto a Timothée Chalamet y Barry Keoghan pueden formar un tridente parecido al que compusieron Nicholson, Pacino y De Niro en los setenta o, anteriormente, Brando, Newman y McQueen.
Su Jake Adelstein es un protagonista excelente, ya que el espectador lo sentirá como su alter ego, tomándose su cruzada como algo personal o, en menor término, queriendo vivir sus aventuras, si pueden llamarse así. A su altura sólo está Sho Kasamatsu encarnando a Sato, un personaje inolvidable, ambiguo, complejo, lleno de aristas y con una mochila, se intuye, martirizadora. Les acompañan dos policías, uno honesto y otro corrupto, que condimentan la historia y, son ellos cuatro, los que compendian lo más lustroso de "Tokyo Vice" en cuanto a personajes se refiere.
En todo lo demás, es un producto impecable: ese Tokio de fondo, casi siempre de noche, con la calle oscura únicamente iluminada por los múltiples letreros luminosos; la redacción del periódico; o el lujoso antro de mala vida. Quizás eché de menos una banda sonora más categórica, ya que la historia daba para eso, para muestra el momento de los BackStreet Boys, pero por lo demás, "Tokyo Vice" es una serie artística y técnicamente envidiable. Lástima de su ausencia de conclusión.
Actualización: una vez vista la segunda temporada, debo tragarme mis palabras. Esta segunda tanda mejora a la primera y convierte a "Tokyo Vice" en una de las series más interesantes, adultas e inmersivas de la actualidad, con un buen gusto majestuoso para con todo, cuyo surtido de personajes es lustroso y las tramas, quizás prototípicas, están tratadas y narradas con un buen gusto que casan a la perfección en el conjunto. Importan y emocionan. Una serie de altura, la que haría Scorsese si Scorsese hiciese series. Y es una oportunidad para conocer la cultura japonesa.
4
6 de diciembre de 2022
6 de diciembre de 2022
38 de 55 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nadie con un mínimo de cultura audiovisual podría esperar de "From" algo lúcido o brillante, sólo con la construcción de unos personajes estereotipados, un guión más básico que el mecanismo de un chupete o una trama que se antoja de difícil resolución ya se vislumbra que esto no era más que un pasatiempos bastante vulgar.
Pues oye, aún con eso, "From" me ha decepcionado. No porque esperase algo mejor, sino porque esperaba algo, simplemente. Una mínima explicación sobre el misterio que envuelve a diez episodios que protagonizan tan rocambolesca situación, pero se conoce que lo único que sus creadores nos resuelven es que habrá segunda temporada, olé sus narices. Segunda temporada que no veré, por supuesto, no tanto por rabia sino porque me ha quedado meridianamente claro que aquí no hay nada que contar.
Lo único sobresaliente de esta serie es la canción de su cabecera, y lo único notable es la casa victoriana, bastante parecida a mi hogar soñado, y también cómo logra mantener la intriga, aunque sea de la forma más tosca posible, todo sea dicho. Soy de los que no se engancha a cualquier cosa y con "From" tuve la curiosidad de ver qué sucedía en ese lugar. Algo es algo.
Pero lo demás es terriblemente mediocre, desde los actores, que pocos se salvan de la quema, quizás Eion Bailey, Elizabeth Saunders y el pequeño Simon Webster; hasta el propio guión y la construcción de las escenas, muy decepcionantes y algunas de ellas prescindibles; pasando también por los personajes... Algo va mal cuando son más los que te irritan que los que te despiertan alguna simpatía, y algo va muy mal cuando todos, sin excepción, son lo que se suponen, por no hablar de que la mayoría de sus reacciones, vistas por perspectiva, son complemente absurdas*(1).
No diría que "From" es una pérdida de tiempo absoluta, está cerca pero no diría tanto, puesto que su desarrollo es fácil de seguir y moderadamente entretenido, pero no se la recomendaría a nadie porque no recomiendo estafas, y una serie sin final ni sin una triste pista es una puñetera estafa.
Pues oye, aún con eso, "From" me ha decepcionado. No porque esperase algo mejor, sino porque esperaba algo, simplemente. Una mínima explicación sobre el misterio que envuelve a diez episodios que protagonizan tan rocambolesca situación, pero se conoce que lo único que sus creadores nos resuelven es que habrá segunda temporada, olé sus narices. Segunda temporada que no veré, por supuesto, no tanto por rabia sino porque me ha quedado meridianamente claro que aquí no hay nada que contar.
Lo único sobresaliente de esta serie es la canción de su cabecera, y lo único notable es la casa victoriana, bastante parecida a mi hogar soñado, y también cómo logra mantener la intriga, aunque sea de la forma más tosca posible, todo sea dicho. Soy de los que no se engancha a cualquier cosa y con "From" tuve la curiosidad de ver qué sucedía en ese lugar. Algo es algo.
Pero lo demás es terriblemente mediocre, desde los actores, que pocos se salvan de la quema, quizás Eion Bailey, Elizabeth Saunders y el pequeño Simon Webster; hasta el propio guión y la construcción de las escenas, muy decepcionantes y algunas de ellas prescindibles; pasando también por los personajes... Algo va mal cuando son más los que te irritan que los que te despiertan alguna simpatía, y algo va muy mal cuando todos, sin excepción, son lo que se suponen, por no hablar de que la mayoría de sus reacciones, vistas por perspectiva, son complemente absurdas*(1).
No diría que "From" es una pérdida de tiempo absoluta, está cerca pero no diría tanto, puesto que su desarrollo es fácil de seguir y moderadamente entretenido, pero no se la recomendaría a nadie porque no recomiendo estafas, y una serie sin final ni sin una triste pista es una puñetera estafa.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
*(1) Cuando los protagonistas llegan al pueblo nadie les advierte ni les dice nada, simplemente les dejan que vayan dando vueltas y se coman la cabeza. Sé que es una táctica para que el espectador también se sorprenda poco a poco, pero es cutre, cutre...

7,1
29.416
8
24 de octubre de 2021
24 de octubre de 2021
34 de 48 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tomé consciencia de que estaba ante una obra soberbia cuando me debatía acerca de la naturaleza de Julio Blanco. ¿Un abnegado jefe o un tipo sin escrúpulos? Caray, sabía que debía de ser lo segundo pero estaba empatizando con ese pobre hombre al que todo se le iba complicando. Ese es el éxito de una película que no desbarra en ningún momento, pese a ser una sátira sin complejos.
En términos plenamente ortodoxos, "El buen patrón" es una excelente comedia, y lo es porque empieza, como todas las buenas comedias, de forma discreta y pausada. De hecho, me planteé si no me iba a zampar el tostón del siglo, teniendo en cuenta el tropiezo que el director tuvo con "Loving Pablo"... Afortunadamente, León de Aranoa regresa a la majestuosidad de "Un día perfecto", con su misma sencillez y fluidez, basando su poder en el guión, las actuaciones, la puesta en escena y el ritmo in crescendo. El director se vale de un momento muy concreto en la vida de este patrón y, como lo hace de forma franca, no resulta tramposo que todo le suceda al mismo tiempo. "El buen patrón" es una olla a presión que, como las buenas comedias (valga la redundancia), siempre va hacia arriba, terminando en todo lo alto, con un protagonista taquicárdico y nosotros con él.
¿Qué decir de Javier Bardem? Pues que su retrato podría adjuntarse a la definición de actor en el diccionario. Como ocurre con Robin Williams o Marlon Brando, sus personajes son suyos y sólo suyos y, en el caso concreto de Bardem, tan opuestos que parece imposible que Julio Blanco y Ramón Sampedro o Anton Chigurh pertenezcan al mismo dueño. Es asombroso cómo cuida memeces (que no lo son para nada) como la forma de hablar, de andar o de mirar en cada uno de sus trabajos. Junto a él, ayudan al éxito general un tronchante Fernando Albizu, un desasosegante Celso Bugallo y una rabiosamente verosímil Sonia Almarcha, cuya "mujer de" es clavada a muchas "mujeres de" que he conocido.
A modo de conclusión, agradezco profundamente lo bien que me lo he pasado en la sala de cine y, más aún, lo importante de su mensaje que, aunque puede quedar postergado ante el ingenio de la obra y la pomposidad de su actor, es imperioso.
En términos plenamente ortodoxos, "El buen patrón" es una excelente comedia, y lo es porque empieza, como todas las buenas comedias, de forma discreta y pausada. De hecho, me planteé si no me iba a zampar el tostón del siglo, teniendo en cuenta el tropiezo que el director tuvo con "Loving Pablo"... Afortunadamente, León de Aranoa regresa a la majestuosidad de "Un día perfecto", con su misma sencillez y fluidez, basando su poder en el guión, las actuaciones, la puesta en escena y el ritmo in crescendo. El director se vale de un momento muy concreto en la vida de este patrón y, como lo hace de forma franca, no resulta tramposo que todo le suceda al mismo tiempo. "El buen patrón" es una olla a presión que, como las buenas comedias (valga la redundancia), siempre va hacia arriba, terminando en todo lo alto, con un protagonista taquicárdico y nosotros con él.
¿Qué decir de Javier Bardem? Pues que su retrato podría adjuntarse a la definición de actor en el diccionario. Como ocurre con Robin Williams o Marlon Brando, sus personajes son suyos y sólo suyos y, en el caso concreto de Bardem, tan opuestos que parece imposible que Julio Blanco y Ramón Sampedro o Anton Chigurh pertenezcan al mismo dueño. Es asombroso cómo cuida memeces (que no lo son para nada) como la forma de hablar, de andar o de mirar en cada uno de sus trabajos. Junto a él, ayudan al éxito general un tronchante Fernando Albizu, un desasosegante Celso Bugallo y una rabiosamente verosímil Sonia Almarcha, cuya "mujer de" es clavada a muchas "mujeres de" que he conocido.
A modo de conclusión, agradezco profundamente lo bien que me lo he pasado en la sala de cine y, más aún, lo importante de su mensaje que, aunque puede quedar postergado ante el ingenio de la obra y la pomposidad de su actor, es imperioso.
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