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Documental

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6
5 de noviembre de 2023
5 de noviembre de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es muy particular. La única película que puedo pensar que se le asemeje es “El muelle”. Pero esta película tiene mucho más de story board. Aquí los planos son los que uno esperaría si la película fuera convencional. Pero todos son cuadros. De alguna manera sirve para darse cuenta de que muchas veces el cine no tiene una idea de cuadro muy distinta a la de la pintura.
Se permite hacer paneos, primeros planos. En los momentos más dinámicos es casi animación. Un mismo personaje aparece en posturas distintas reaccionando a lo que se narra. Por ejemplo, Caifás cambia su expresión cuando Jesucristo confiesa su naturaleza divina.
La narración es bastante rutinaria aunque realizada con destreza. Mantiene un buen ritmo. De toda la prédica de Jesucristo elige contarnos la parábola del hijo pródigo, probablemente la que sea más narrativa.
El momento de estática más llamativa es en el que la turba manda a Jesús a la cruz. Ahí la película se centra en las pinturas negras de Goya para hacer más grotesca la muchedumbre judía. Muchas de estas obras no son religiosas, lo cual pone de relieve la magia del montaje. Aquí la música también juega un papel muy importante.
Antes de que comience la película un rótulo nos avisa que la mayoría de las pinturas que vamos a ver están realizadas por pintores españoles. Excusa los autores extranjeros diciendo que sus cuadros son patrimonio de España. Más le valiera a la reputación de la pintura española no haberse visto involucrada con algunas de las terribles pinturas que se muestran, sobre todo en lo que a Jesús de niño se refiere.
El ritmo se usa con sorprendente habilidad. No es que sea muy novedoso en términos cinematográficos; lo sorprendente es que con imagen fija se consiga ese dinamismo. La película se pausa cuando Jesús muere en la cruz. Aquí es evidente qué permite a la película detenerse: la voz narradora se calla. La música se detiene. Por lo general en las historias de Cristo el epílogo de la resurrección es lo que más pesado se me hace. Pero en este caso todavía se habla de lo que hicieron los apóstoles y consigue mantener mi interés.
Se permite hacer paneos, primeros planos. En los momentos más dinámicos es casi animación. Un mismo personaje aparece en posturas distintas reaccionando a lo que se narra. Por ejemplo, Caifás cambia su expresión cuando Jesucristo confiesa su naturaleza divina.
La narración es bastante rutinaria aunque realizada con destreza. Mantiene un buen ritmo. De toda la prédica de Jesucristo elige contarnos la parábola del hijo pródigo, probablemente la que sea más narrativa.
El momento de estática más llamativa es en el que la turba manda a Jesús a la cruz. Ahí la película se centra en las pinturas negras de Goya para hacer más grotesca la muchedumbre judía. Muchas de estas obras no son religiosas, lo cual pone de relieve la magia del montaje. Aquí la música también juega un papel muy importante.
Antes de que comience la película un rótulo nos avisa que la mayoría de las pinturas que vamos a ver están realizadas por pintores españoles. Excusa los autores extranjeros diciendo que sus cuadros son patrimonio de España. Más le valiera a la reputación de la pintura española no haberse visto involucrada con algunas de las terribles pinturas que se muestran, sobre todo en lo que a Jesús de niño se refiere.
El ritmo se usa con sorprendente habilidad. No es que sea muy novedoso en términos cinematográficos; lo sorprendente es que con imagen fija se consiga ese dinamismo. La película se pausa cuando Jesús muere en la cruz. Aquí es evidente qué permite a la película detenerse: la voz narradora se calla. La música se detiene. Por lo general en las historias de Cristo el epílogo de la resurrección es lo que más pesado se me hace. Pero en este caso todavía se habla de lo que hicieron los apóstoles y consigue mantener mi interés.

5,8
67.234
6
27 de mayo de 2020
27 de mayo de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
En muchos sentidos esta película es una traducción del cine americano en general y neoyorkino en particular de Woody Allen. El gran protagonista es la relación de pareja. Supongo que inspirado de forma idílica por España se permite hacer una película más distendida de lo que acostumbra. Quizás no a lo largo de toda su carrera pero sí seguro en los últimos años.
Los personajes aristocráticos que solemos ver en Nueva York los vemos aquí en Barcelona. Hay algo impostado en esta película. Simplemente por ser algo que tenemos más cerca lo vemos como más ajeno. Esa bohemia que se crea para Javier Bardem se nos hace rara en un español. Casi nos parecería más natural en un parisino. De hecho los planos elevados de la ciudad desde el Tibidabo o desde el Museo de Arte Contemporáneo no hacen un gran favor a Barcelona. Parece que el director le exige a la ciudad una claridad que no se corresponde con la bruma real.
Hay una cierta mirada hacia España como un lugar más bien legendario. Por algún motivo Woody Allen decide que el jazz está demasiado ligado a su Nueva York y priva a Barcelona de esos ritmos a contratiempo. Recurre a música de guitarra. No sé si un público que no conozca las melodías lo notará pero la música es enormemente repetitiva: Albéniz y Paco de Lucía y no muy bien interpretados.
Los personajes aristocráticos que solemos ver en Nueva York los vemos aquí en Barcelona. Hay algo impostado en esta película. Simplemente por ser algo que tenemos más cerca lo vemos como más ajeno. Esa bohemia que se crea para Javier Bardem se nos hace rara en un español. Casi nos parecería más natural en un parisino. De hecho los planos elevados de la ciudad desde el Tibidabo o desde el Museo de Arte Contemporáneo no hacen un gran favor a Barcelona. Parece que el director le exige a la ciudad una claridad que no se corresponde con la bruma real.
Hay una cierta mirada hacia España como un lugar más bien legendario. Por algún motivo Woody Allen decide que el jazz está demasiado ligado a su Nueva York y priva a Barcelona de esos ritmos a contratiempo. Recurre a música de guitarra. No sé si un público que no conozca las melodías lo notará pero la música es enormemente repetitiva: Albéniz y Paco de Lucía y no muy bien interpretados.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La infidelidad es un tema recurrente en el cine de Woody Allen. En esta película no se trata tanto la infidelidad como la no exclusividad en las relaciones. El tema está tratado con poca profundidad. Localizar la película en Barcelona y en verano le permite darle un tono casi irreal. Como si todo fuera una mera fantasía. Una exploración más que sucesos reales. Así se explica que la primera relación de Cristina, María Elena y Juan ocurra con una fluidez que no nos terminamos de creer.
A pesar de todo se consigue una relación con mucha fuerza narrativa. María Elena es un personaje con muchos problemas mentales sin tratar. Quizás sea sólo por lo ibérico del personaje pero nos recuerda a las películas más desquiciadas de Almodóvar. Por otro lado que los actores sean matrimonio en la vida real le da cierto poder a cuanto ocurre en pantalla. El momento en el que se cierra el triángulo amoroso con el beso entre Scarlett Johansson y Penélope Cruz es muy potente. Sobre todo por ser pilares de la interpretación como son. Es cierto que ese momento en la habitación de revelado fotográfico tiene un gran componente fetichista, pero creo que hay un trasfondo.
La ruptura de esta relación también tiene una sutileza importante. Cuando Cristina abandona la casa donde viven los tres la reacción de Penélope Cruz es muy intensa. En este punto uno podría pensar que lo único que se está viviendo en esa casa es una suerte de experimentación carnal. Pero ahí vemos que no: realmente hay sentimientos sinceros fluyendo entre los tres.
La película termina con la misma sensación que dejan unas vacaciones. Después de haberse divertido hay que volver a la rutina. Todo lo que ocurre en Barcelona no se queda en Barcelona: deja huella en ambas chicas. Quién más ha complicado su vida es la que vuelve con las ideas más claras. Pero aquí hay un detalle delicado: Cristina está más conforme que Vicky, pero no más que cuando empezó el verano. Un desbarajuste de este estilo no te enseña nada; de hecho puede perturbarte de la forma que perturba a Vicky, que deja Barcelona sin tener un sexo saciante con Juan y con un matrimonio debilitado.
A pesar de todo se consigue una relación con mucha fuerza narrativa. María Elena es un personaje con muchos problemas mentales sin tratar. Quizás sea sólo por lo ibérico del personaje pero nos recuerda a las películas más desquiciadas de Almodóvar. Por otro lado que los actores sean matrimonio en la vida real le da cierto poder a cuanto ocurre en pantalla. El momento en el que se cierra el triángulo amoroso con el beso entre Scarlett Johansson y Penélope Cruz es muy potente. Sobre todo por ser pilares de la interpretación como son. Es cierto que ese momento en la habitación de revelado fotográfico tiene un gran componente fetichista, pero creo que hay un trasfondo.
La ruptura de esta relación también tiene una sutileza importante. Cuando Cristina abandona la casa donde viven los tres la reacción de Penélope Cruz es muy intensa. En este punto uno podría pensar que lo único que se está viviendo en esa casa es una suerte de experimentación carnal. Pero ahí vemos que no: realmente hay sentimientos sinceros fluyendo entre los tres.
La película termina con la misma sensación que dejan unas vacaciones. Después de haberse divertido hay que volver a la rutina. Todo lo que ocurre en Barcelona no se queda en Barcelona: deja huella en ambas chicas. Quién más ha complicado su vida es la que vuelve con las ideas más claras. Pero aquí hay un detalle delicado: Cristina está más conforme que Vicky, pero no más que cuando empezó el verano. Un desbarajuste de este estilo no te enseña nada; de hecho puede perturbarte de la forma que perturba a Vicky, que deja Barcelona sin tener un sexo saciante con Juan y con un matrimonio debilitado.

4,9
47
7
13 de diciembre de 2024
13 de diciembre de 2024
Sé el primero en valorar esta crítica
El texto es el protagonista de la película. Una líder política de extrema derecha decide montar una representación teatral en la que expone el discurso de la derecha. Lo fuerte de la película es que, aunque comete las mismas falacias que la extrema derecha real, el discurso está muy bien escrito, sin exceso. Tomando los argumentos del adversario. Se citan incluso tropos del discurso leninista: Libertad, ¿para qué? O incluso se permite decir que ellos son el nuevo fantasma que recorre Europa.
Hay un elemento que me resulta interesantísimo y fascinante. Nunca sabemos hasta qué punto la extrema derecha triunfa en esa Valencia que se nos presenta. No sabemos medir el alcance del fenómeno que esta mujer representa, como digo la película gira toda en torno al discurso de Marina. A su contenido, sí, pero sobre todo al texto. En cualquier caso la película nunca permitirá que podamos ver en ella una especie de mesías. Se le pone al lado a un personaje mucho más terrenal, al que es una maravilla ver en pantalla. Un vestuario sobrio, una figura calmada, altísima, con gran presencia en el escenario: se le pone al lado a Jorge Picó. Es el escritor del texto y es quien va guiando a Marina a la hora de interpretarlo. Hay momentos en los que están más distanciados, pero hay otros, juntos apoyados en el piano, en los que podemos ver la cara de Marina y vemos la espalda de Jorge. Lo delicioso de este momento es que vemos el titiritero. No es que Marina esté exactamente recibiendo clase de interpretación (no por lo menos en esta escena); es que podemos ver cómo ella es quien recita el texto, ella puede estar todo lo convencida de ese ideario, pero todo el efectismo del discurso lo lleva un profesional en la materia.
Jorge Picó tiene un momento muy fascinante en el que la cámara está fija enfocando el fondo negro del escenario. Como el formato de la película es 4:3, no podemos distinguir bien dónde termina el cuadro y empiezan las franjas negras de la pantalla. Por ello es muy divertido ver cómo aparece una figura como Jorge, tan opuesta estéticamente a Marina, por el mismo lado del cuadro por el que ella acaba de desaparecer y recitando la continuación del texto que ella está diciendo.
Con respecto a las ideas que se plantean la verdad es que no están expuestas con mucha profundidad o no en toda su complejidad. La premisa de la película no exige este tratamiento. Pero sí están expuestas sin grandes delirios, apelando a sentimientos pero nunca visceralmente. Se insiste mucho en que la derecha simplemente tiene una forma de ver el mundo basada en la naturaleza. Casi diría que el énfasis que Claudia Faci hace en la palabra natural me parece demasiado subrayado en ocasiones.
Principalmente se trata el tema de la inmigración, de la redistribución social y del feminismo. Hay otros temas típicos de la derecha y que aquí sólo están sugeridos. De esa manera se puede permitir que ella declare a su nosotros como pro vida sin necesidad de escribir el texto complicado alrededor de este asunto. Sí me gusta que use la palabra nosotros porque de esta manera se muestra que la famosa confrontación social que tanto se acusa a la izquierda de generar, tiene una causa identitaria al otro lado del espectro político. Ella se reclama como representante de la clase trabajadora. Nunca expresado así ¡por Dios! En su lugar apela más al discurso de la España que madruga. Después veremos un montaje de esos esforzados trabajadores a los que ella dice representar siendo totalmente ajenos a ese espectáculo político. Por ser justos con la verdad, la izquierda también tiende a presentarse como la solución a los problemas de la clase obrera mientras ésta se distancia más y más de esa clase política.
Quizás el momento en el que más nos cansamos de la película sea aquel de la fábula. El típico ejemplo de que la solidaridad es caridad obligada. Se apela a narrativas de cigarras y de hormigas. No lo he cronometrado, es posible que pase más tiempo hablando de inmigración que de este asunto. Pero el tema de la fábula es algo estanco. Somos conscientes de que estamos en una narración y sabemos más o menos cómo va a acabar. Además la luz y la dinámica sobre el escenario está muy diferenciado cuando cuenta el cuento del resto del discurso. Por último hay una breve interrupción en esta narración por lo que todo esto se alarga. Sí, tenemos algo muy distinto al resto de la película, que hay interpretación gestual, hay cambio de personajes…
Hay un elemento que me resulta interesantísimo y fascinante. Nunca sabemos hasta qué punto la extrema derecha triunfa en esa Valencia que se nos presenta. No sabemos medir el alcance del fenómeno que esta mujer representa, como digo la película gira toda en torno al discurso de Marina. A su contenido, sí, pero sobre todo al texto. En cualquier caso la película nunca permitirá que podamos ver en ella una especie de mesías. Se le pone al lado a un personaje mucho más terrenal, al que es una maravilla ver en pantalla. Un vestuario sobrio, una figura calmada, altísima, con gran presencia en el escenario: se le pone al lado a Jorge Picó. Es el escritor del texto y es quien va guiando a Marina a la hora de interpretarlo. Hay momentos en los que están más distanciados, pero hay otros, juntos apoyados en el piano, en los que podemos ver la cara de Marina y vemos la espalda de Jorge. Lo delicioso de este momento es que vemos el titiritero. No es que Marina esté exactamente recibiendo clase de interpretación (no por lo menos en esta escena); es que podemos ver cómo ella es quien recita el texto, ella puede estar todo lo convencida de ese ideario, pero todo el efectismo del discurso lo lleva un profesional en la materia.
Jorge Picó tiene un momento muy fascinante en el que la cámara está fija enfocando el fondo negro del escenario. Como el formato de la película es 4:3, no podemos distinguir bien dónde termina el cuadro y empiezan las franjas negras de la pantalla. Por ello es muy divertido ver cómo aparece una figura como Jorge, tan opuesta estéticamente a Marina, por el mismo lado del cuadro por el que ella acaba de desaparecer y recitando la continuación del texto que ella está diciendo.
Con respecto a las ideas que se plantean la verdad es que no están expuestas con mucha profundidad o no en toda su complejidad. La premisa de la película no exige este tratamiento. Pero sí están expuestas sin grandes delirios, apelando a sentimientos pero nunca visceralmente. Se insiste mucho en que la derecha simplemente tiene una forma de ver el mundo basada en la naturaleza. Casi diría que el énfasis que Claudia Faci hace en la palabra natural me parece demasiado subrayado en ocasiones.
Principalmente se trata el tema de la inmigración, de la redistribución social y del feminismo. Hay otros temas típicos de la derecha y que aquí sólo están sugeridos. De esa manera se puede permitir que ella declare a su nosotros como pro vida sin necesidad de escribir el texto complicado alrededor de este asunto. Sí me gusta que use la palabra nosotros porque de esta manera se muestra que la famosa confrontación social que tanto se acusa a la izquierda de generar, tiene una causa identitaria al otro lado del espectro político. Ella se reclama como representante de la clase trabajadora. Nunca expresado así ¡por Dios! En su lugar apela más al discurso de la España que madruga. Después veremos un montaje de esos esforzados trabajadores a los que ella dice representar siendo totalmente ajenos a ese espectáculo político. Por ser justos con la verdad, la izquierda también tiende a presentarse como la solución a los problemas de la clase obrera mientras ésta se distancia más y más de esa clase política.
Quizás el momento en el que más nos cansamos de la película sea aquel de la fábula. El típico ejemplo de que la solidaridad es caridad obligada. Se apela a narrativas de cigarras y de hormigas. No lo he cronometrado, es posible que pase más tiempo hablando de inmigración que de este asunto. Pero el tema de la fábula es algo estanco. Somos conscientes de que estamos en una narración y sabemos más o menos cómo va a acabar. Además la luz y la dinámica sobre el escenario está muy diferenciado cuando cuenta el cuento del resto del discurso. Por último hay una breve interrupción en esta narración por lo que todo esto se alarga. Sí, tenemos algo muy distinto al resto de la película, que hay interpretación gestual, hay cambio de personajes…
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La película termina con un apoteosis que revela el carácter fascista escondido detrás de la reacción que solo reivindica cosas naturales. Es divertido que el piano de repente evoque “El novio de la muerte”. También me gusta que se reivindique como un movimiento ofensivo. De igual modo que me gustó aquel plano en el que Marina va en coche, unos peatones la reconocen y la llaman fascista. Lo que hace el conductor es bajarse del coche para amenazar violentamente a los transeúntes. Es paradójico que se acabe gritando ese ¡Viva la muerte! cuando se ha incluido una soflama provida en el discurso previo.
3
19 de noviembre de 2023
19 de noviembre de 2023
Sé el primero en valorar esta crítica
Lo peor que tiene es su trama. Los primeros minutos son divertidos. Ocurren cosas bastante descacharrantes. Creo que una película suficientemente corta se habría sostenido con este tono. Sin embargo, empiezan a aparecer unos conflictos que tampoco terminamos de entender y que no nos interesan demasiado. Un pacto con el diablo, el escultor que debe hacer las veces de relojero… Todo esto ocupa mucho tiempo y la película lo narra seriamente.
Hay pequeños elementos durante casi todo el metraje que siguen recordando el carácter punk de la película. Como el soez niño encargado de decirnos cuántos días quedan para la inauguración del reloj. También el ser que es una bola peluda con patas y ojos. Admiro que la película use este bicho sin intención de explicarnos nada y sin que aporte nada a la trama.
Toda la estética de la película es fea. La impresión general es que la luz es terrible. Como de una animación por ordenador muy antigua. Claro, llama la atención ver animación pobre viniendo de República Checa dada su tradición en el cine de animación. Sin embargo, sí se ve una clara decisión de diseño en los edificios deformados como en “El gabinete del Doctor Caligari”. También en los personajes. Narices grandes, cabezas desproporcionadas, un cura con una cara que recuerda a un escroto… Ello por no mencionar a Katy.
Katy es sin duda la apuesta fuerte de la película. La idea de introducir en una película, a priori, infantil un personaje con unos pechos tan desmesurados. En general toda ella es voluptuosa; aunque no es el único personaje femenino de grandes pechos. Sus pechos no son accidentales ya que de ellos extrae los clavos que son parte fundamental en la trama. Lo que resulta delirante y divertido es cuando de su escote extrae una lechuga del mismo tamaño que sus senos.
Con respecto a la cabra es un personaje muy extraño. Tiene unas ubres con una cinemática algo incómoda. Como también resulta incómoda la manera en la que comparte lecho con el hombre protagonista. La cabra tiene conversaciones como si fuera un personaje humano, pero a la vez sirve al hombre como si fuera su animal, pero también siente celos como si fuera su pareja sentimental… Raro e incómodo.
Hay pequeños elementos durante casi todo el metraje que siguen recordando el carácter punk de la película. Como el soez niño encargado de decirnos cuántos días quedan para la inauguración del reloj. También el ser que es una bola peluda con patas y ojos. Admiro que la película use este bicho sin intención de explicarnos nada y sin que aporte nada a la trama.
Toda la estética de la película es fea. La impresión general es que la luz es terrible. Como de una animación por ordenador muy antigua. Claro, llama la atención ver animación pobre viniendo de República Checa dada su tradición en el cine de animación. Sin embargo, sí se ve una clara decisión de diseño en los edificios deformados como en “El gabinete del Doctor Caligari”. También en los personajes. Narices grandes, cabezas desproporcionadas, un cura con una cara que recuerda a un escroto… Ello por no mencionar a Katy.
Katy es sin duda la apuesta fuerte de la película. La idea de introducir en una película, a priori, infantil un personaje con unos pechos tan desmesurados. En general toda ella es voluptuosa; aunque no es el único personaje femenino de grandes pechos. Sus pechos no son accidentales ya que de ellos extrae los clavos que son parte fundamental en la trama. Lo que resulta delirante y divertido es cuando de su escote extrae una lechuga del mismo tamaño que sus senos.
Con respecto a la cabra es un personaje muy extraño. Tiene unas ubres con una cinemática algo incómoda. Como también resulta incómoda la manera en la que comparte lecho con el hombre protagonista. La cabra tiene conversaciones como si fuera un personaje humano, pero a la vez sirve al hombre como si fuera su animal, pero también siente celos como si fuera su pareja sentimental… Raro e incómodo.
10 de junio de 2022
10 de junio de 2022
Sé el primero en valorar esta crítica
Como mucho es divertida la premisa. En los primeros minutos hay momentos hasta divertidos. Pero no tanto por virtud del guión sino por incredulidad nuestra al ver el descaro con el que se plantea. Una línea que tiene bastante gracia es la serie de diarios de bitácora. Según avanza la película va perdiendo gracia, pero sigue siendo ocurrente.
En última instancia lo que propone estéticamente es muy parecido a los videoclips con yates llenos de mujeres en bikini. En esta película no son bikini lo que llevan, pero igualmente son trajes muy cortos. Así vemos una escena en la que vamos viendo cama por cama cómo se despierta toda la tripulación. Todas duermen desnudas; se despiertan con cuidado de taparse los pechos con la sábana y la cámara se dedica a recorrer sus piernas. De hecho cuando el capitán del barco intenta reprimir el motín grita:
—Yo os doy de comer y os visto
—¿Que las viste? Contesta el hombre seductor a bordo.
Aunque la película tenga un tufo bastante casposo, supongo que en su día era reivindicativa en cierto sentido. Está el problema de que la única forma que tienen las chicas de saciarse es con un hombre. El hecho de que estén todas ansiosas no es motivo suficiente para caer en el lesbianismo. Pero admito que habría sido sorprendente que la película hubiera derivado por estos derroteros. Como digo, supongo que resultaba liberadora en el sentido de que era un alegato para la libertad sexual de la mujer. Pero se plantea como si las mujeres fueran seres caprichosos, indomables…
El barco es casi un harem, pero no uno del que disfrute el capitán. Por lo que a nosotros respecta él es un puritano. Nunca podemos llegar a pensar que tenga ningún contacto carnal con ellas. Y, a pesar de que el uniforme del que las provee sea tan exhibicionista, tampoco parece que él las quiera ver. Lo único que sí queda claro es que a él le gusta mandar. Es decir las exige sumisión. Cuando tiene a todas las chicas en formación ante él la escena acaba con un saludo fascista. Esta imagen ha helado al público de la sala de cine.
Las actuaciones musicales tienen aires estadounidenses: swing, jazz y soul. Así la sobrina del capitán canta una canción acerca de que es una colegiala inocente. Lo cierto es que esta escena es de vergüenza ajena absoluta. Primero por el erotismo infantilizante, para el cual la actriz ya está demasiado crecida. Pero en segundo lugar el pastiche que es la imitación del estilo americano. Esto lo veremos después con los bailes de claqué. El asunto es que el baile que vemos aquí es bueno, pero no es lo acrobático que sí viene del cine estadounidense de la época. A la fuerza uno compara y esta película pierde estrepitosamente.
¡Las actuaciones! En general son lamentables. Pero en particular la sobrina del capitán es artificial y carece totalmente de dinamismo. Este fallo precisamente nos deja alguna escena curiosa de ver. Tenemos así un montaje en el que las chicas de la tripulación la interrogan acerca de qué hace en ese barco. Se intercalan planos de ellas hablando a cámara con la sobrina sorprendiéndose. Pero en el plano de ella hay algunos fotogramas antes de que reaccione, el efecto es de enorme extrañamiento.
En última instancia lo que propone estéticamente es muy parecido a los videoclips con yates llenos de mujeres en bikini. En esta película no son bikini lo que llevan, pero igualmente son trajes muy cortos. Así vemos una escena en la que vamos viendo cama por cama cómo se despierta toda la tripulación. Todas duermen desnudas; se despiertan con cuidado de taparse los pechos con la sábana y la cámara se dedica a recorrer sus piernas. De hecho cuando el capitán del barco intenta reprimir el motín grita:
—Yo os doy de comer y os visto
—¿Que las viste? Contesta el hombre seductor a bordo.
Aunque la película tenga un tufo bastante casposo, supongo que en su día era reivindicativa en cierto sentido. Está el problema de que la única forma que tienen las chicas de saciarse es con un hombre. El hecho de que estén todas ansiosas no es motivo suficiente para caer en el lesbianismo. Pero admito que habría sido sorprendente que la película hubiera derivado por estos derroteros. Como digo, supongo que resultaba liberadora en el sentido de que era un alegato para la libertad sexual de la mujer. Pero se plantea como si las mujeres fueran seres caprichosos, indomables…
El barco es casi un harem, pero no uno del que disfrute el capitán. Por lo que a nosotros respecta él es un puritano. Nunca podemos llegar a pensar que tenga ningún contacto carnal con ellas. Y, a pesar de que el uniforme del que las provee sea tan exhibicionista, tampoco parece que él las quiera ver. Lo único que sí queda claro es que a él le gusta mandar. Es decir las exige sumisión. Cuando tiene a todas las chicas en formación ante él la escena acaba con un saludo fascista. Esta imagen ha helado al público de la sala de cine.
Las actuaciones musicales tienen aires estadounidenses: swing, jazz y soul. Así la sobrina del capitán canta una canción acerca de que es una colegiala inocente. Lo cierto es que esta escena es de vergüenza ajena absoluta. Primero por el erotismo infantilizante, para el cual la actriz ya está demasiado crecida. Pero en segundo lugar el pastiche que es la imitación del estilo americano. Esto lo veremos después con los bailes de claqué. El asunto es que el baile que vemos aquí es bueno, pero no es lo acrobático que sí viene del cine estadounidense de la época. A la fuerza uno compara y esta película pierde estrepitosamente.
¡Las actuaciones! En general son lamentables. Pero en particular la sobrina del capitán es artificial y carece totalmente de dinamismo. Este fallo precisamente nos deja alguna escena curiosa de ver. Tenemos así un montaje en el que las chicas de la tripulación la interrogan acerca de qué hace en ese barco. Se intercalan planos de ellas hablando a cámara con la sobrina sorprendiéndose. Pero en el plano de ella hay algunos fotogramas antes de que reaccione, el efecto es de enorme extrañamiento.
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