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Críticas 94
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
10
5 de abril de 2010
16 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde que ví por primera vez Ciudadano Kane, hace ya unos cuantos años siempre me fascinó, era junto a "El Apartamento" una de mis dos películas favoritas. Viendo el cine de Orson Welles aprendí a amar el cine y a hacerme preguntas como, ¿Porque ese movimiento de cámara?, ¿Porqué iluminar así? ¿Porqué aún no he leído a Shakespeare? Por esa identificación personal con Welles y esa profunda admiración decidí una y otra vez retrasar la fecha en la que viera la película que se llevó el Oscar que por rotunda lógica debía haberse llevado la historia de "Rosebud".

Y descubrí porqué.

Nada más empezar advertí en ese narrador hablando de su infancia, sobre planos generales de un pequeño pueblo minero de Gales, que estaba ante una obra maestra. Según iba avanzando la historia, la absoluta tormenta de emociones y el caudal infinito de sanos y bellos sentimientos me iba encogiendo el corazón, por más que lo intentaba me era imposible escapar a tanta y tan exquisita emoción; a la media hora supe que era la película más emocionante que había visto en mi vida y que sus personajes permanecerían en mi memoria para siempre.

El aspecto técnico de la película es brillante de principio a fín, es una narración a modo de flashback que ofrece la visión de Huw, un niño de unos 10 años, hijo menor de la familia protagonista, sobre como era su infancia y su familia. Los planos generales del pueblo, con ese movimiento de cámara pausado, la fotografía en blanco y negro, la música que por lo general está basada en canciones populares y de la que participan constantemente los personajes, o la dirección de Ford son absolutamente impecables.

Pero lo realmente importante es cómo consigue el director hacernos sentir lo que sienten sus personajes, lo que siente esa familia de mineros. La idea fundamental son los valores de la familia, lo que siente una madre al ver que sus hijos se marchan y quizá no vuelvan, un padre que cada día arriesga su vida en la mina junto a sus hijos, poniéndose en contra de un pueblo entero por tener diferentes formas de pensar. Brillante la relación entre el predicador interpretado por Pidgeon y el niño Huw (Roddy McDowall), así como la relación entre los personajes de Pidgeon y O´Hara que ratifican ese dicho de "Una mirada vale más que mil palabras".Los papeles de Donald Crisp y Sara Allwood representan de alguna forma ese amor que cualquier persona siente por sus padres y/o hijos, con una Sara Allwood que bien podría haber ganado el Oscar como lo hiciera Donald Crisp, aunque quizá hizo algo igual que él, dejar un personaje maravilloso en la inmortalidad del celuloide.

Una película que describe la felicidad, el alma humana y la infancia, de una forma mucho más aclaratoria y concisa que cientos de teorías filosóficas.

Los valores éticos, morales y sociales se pueden discutir, que Ford fué un genio, no.
19 de noviembre de 2011
17 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Analizando la filmografía de Christopher Smith en su totalidad, encuentro en Triangle la zona más compleja, interesante y original, de este barco de los terrores que navega en el género, por todas las vertientes posibles, amarrando su fragata del horror en laberintos urbanos o en apocalipsis medievales, no siempre con la misma fortuna, pero en ocasiones acercándonos a un terror altamente disfrutable. En el caso que nos ocupa, una narración inteligente y seductoramente kafkiana nos atenaza con viajes en el tiempo, malsanos y enfermizos y con un guión modestamente barroco que activará nuestras neuronas mientras sufrimos complacidos tan violentas fantasías.

El director nacido en Bristol escribe y dirige esta obra extraña en su contenido y netamente “Mainstream” en sus formas, de excelentes resultados, narrándonos la terrorífica aventura de un grupo de amigos que decide realizar una excursión marítima y tras encontrarse una espantosa tormenta, se ven en la necesidad de abordar un navío que casualmente pasaba por allí. Las sorpresas serán tan intrigantes como salvajes.

Que me recuerde en ciertos momentos a “El Resplandor”, me produce instantáneamente una agradable sensación de empatía. Esos cortes musicales de Swing, un comedor preparado para fiestas y cenas multitudinarias y la absoluta soledad de este presunto barco fantasma me evoca irremediablemente al Sr. Torrance y sus copas de bourbon en el abisal Overlook. Amén de "Los Crono crímenes".

Por todo esto diré que no es un largometraje especialmente original. Aparte de utilizar elementos tan paradigmáticos del género, como las tormentas, barcos que aparecen de la nada o simplemente personajes jóvenes, bellos y asquerosamente ortodoxos que por otro lado nunca termina de desarrollar en cuanto a motivaciones o caracteres, pero toda esta fidelidad al género y a lo comercial, no enturbia el verdadero valor de la producción, el guión.

Firmado por el propio director, va entrelazando con una elegancia salvaje y sobre todo dejando claro, que siente la mirada del espectador como una mirada inteligente, toda una serie de ideas triviales que había ido soltando sin dar importancia, para convertirlas en algo profundamente importante, en un alud de artesanía narrativa espectacular y de un trabajo de Raccord arriesgado donde la continuidad no es siempre fácil de seguir. Este buen trabajo de montaje que disfruta de su complejidad con una espectacular concordancia en sus escenas es la segunda clave para que la cinta funcione tan bien.

Todo ese engranaje formal, se pone en marcha sobre una idea magnífica que toma su sentido como una crónica Kafkiana. Una realidad o una pesadilla que se repite una y otra vez hasta la saciedad, sin poder despertar, donde las líneas temporales se van alargando para hacer del componente dramático un verdadero aliado del propio terror. Aparte la clara influencia, de mi admirado y amado mito de Sísifo, como una parte fundamental del ADN de la cinta.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El trabajo de casting ha acertado a la hora de elegir a la protagonista de la misma forma que ha errado a la hora de elegir los secundarios. Creo que en el cine moderno en general se ha perdido la virtud que tenía el cine clásico a la hora crear personajes secundarios y de darle su merecida importancia dentro de la película, con actores que merezcan de una u otra forma la pena. Melissa George, que tuvo la suerte, precisamente, de interpretar un secundario en Mullholland Drive (Mulholland Dr. 2001) consigue que me crea esta terrible entelequia, a base de rostros desencajados muy realistas y un serio trabajo dramático, que habla de una profunda preparación del personaje, aparte simplemente de dejarse llevar por la quimérica invención de Smith.

En cuanto a la dirección de fotografía, no podemos explayarnos en exceso, por la simple idea de que trata de ser del todo comercial. Juega la baza de la luminosidad como signo identificativo, pero carece de creatividad y no termina de cumplir esa premisa, hoy por hoy bastante utilizada, de crear un bello contraste entre una oscura historia y esa diafanidad, en la fotografía. Ejemplo paradigmático de esta idea sería la maravillosa obra de arte titulada “¿Quién puede matar a un niño”? (1976), del genial Narciso Ibañez Serrador.

La música de Christian Henson tiene sus buenos momentos. Por lo general siempre en segundo plano, pero con aciertos considerables, con temas corales de influencia muy escandinava o una preciosa canción de cuna sarcásticamente terrible con las que cumple con la ambientación sonora sin llegar a deslumbrar.

La mezcla de géneros es uno de los mejores puntos de partida, a la hora de pretender realizar una película que logre innovar en cualquier sentido y “Triangle” cumple a la perfección con esta premisa, sobrevolando al menos por un tiempo cuatro géneros distintos: Terror, Thriller, Ciencia Ficción e Intriga. La capacidad de Smith, a la hora de absorber influencias y de tomarse el proyecto con una mentalidad abierta a cosas ajenas al género o incluso al cine, hace de ella su más arriesgada y cualitativa producción. Logra enmarcarse en un terreno extraño, ajeno a las corrientes principales de terror, gracias a dejarse influenciar por ideas complejas y muy interesantes, cuya mejor virtud es su gran guión, convirtiéndose en una cinta que de haber sido concebida con una intención más sórdida en sus formas, habría sido catalogada por los correspondientes jueces cinematográficos, dentro de esa falsa categoría denominada, de culto.
12 de octubre de 2010
15 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Jennie", se estrenó en Estados Unidos, el 22 de Abril de 1949. Se encargó de dirigirla William Dieterle que ya había triunfado con cintas como "Esmeralda la Zíngara" bajo la tutela del afamado productor David O. Selznick. Recibió un Oscar a los Mejores efectos especiales y el premio al Mejor actor para Joseph Cotten, en el Festival de Venecia. Jennifer Jones sería la protagonista que acompañara al siempre magistral Cotten, en esta nubosa y delirante fábula.

Nace con un aire de obra menor, de historia intimista, pero la unión entre O. Selznick y Dieterle la convierte en algo muy grande. O. Selznick, con su visión ampulosa del cine le aporta magnificencia y Dieterle con una brillante dirección le otorga la suficiente intimidad y credibilidad.

Narra la historia de un pintor arruinado y sin inspiración, qué sagazmente instigado por un marchante, descubre que su pintura no tiene éxito porque carece de alma. Así decide vagar por Central Park en busca de inspiración, cuando conoce a una niña vestida con ropas antiguas. Una niña que esconde un gran secreto...

Con este argumento romántico, gótico y onírico, se nos dibuja una maravillosa historia sobre el amor, la libertad y el alma del ser humano. Está repleta de virtudes.

La primera es el reparto; el inefable virtuoso J. Cotten, protagonista en infinitud de películas y actor de suma importancia para gente como Welles o Hitchcock, encarna al pintor protagonista y una vez más, con esa exquisita interpretación basada en la educación y el saber estar, me vuelve a convencer de todo lo que veo. Cotten tenía la gran virtud de saber transmitir hasta las últimas consecuencias cada uno de sus personajes. La protagonista Jennifer Jones, interpreta a esa mujer con absoluto rigor y dulzura. Los personajes secundarios están magistralmente interpretados por Ethel Barrymore, Sir Cecil Kellawey y Lilian Gish.

Otro punto importante es la fotografía, de la que se encargó Joseph August. Realizada en blanco y negro, adquiere unos matices y una texturas bellísimas, que le aportan esa magia y ese color a cuento de hadas del que habla el guión. Podríamos decir que la fotografía tiene mucho que ver con la de Ciudadano Kane, en esencia. Utiliza el sepia y el color para dar énfasis a ciertas escenas.

El guión nace de una historia muy inverosimil, pero posee la gran virtud que necesita el cine, hacer creíble lo increíble. El tiempo y el espacio, el pasado, el presente, lo posible y lo imposible, la vida y la muerte, se unen todos en esta bella encrucijada, para hacer una historia romántica y onírica inolvidable.

La música capta también ese halo de misterio. Se decidió introducir el "Preludio a la siesta de un fauno" de Debussy como leiv motiv, para las misteriosas apariciones de Jennie. La música es de Dimitri Tionkim, ("Horizontes Perdidos") y la canción que canta Jennie, es de un joven Bernard Hermann.

Una delicia de película y obra de culto donde las haya.
2 de octubre de 2010
14 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Resulta agradable disfrutar de cine negro moderno, dada la escasez de películas de este género en el cine actual, películas como ésta se convierten en pequeñas gotas de esperanza, que reavivan aquel espíritu de los años 30 y 40 del que soy un ávido admirador.

La última seducción se rodó en Irvington y New York en 1993 y 1994 y se estrenó en España el 30 de Marzo de 1995. Se trata de la primera película escrita por Steve Barancik y fué dirigida por John Dahl del que se pueden destacar sus trabajos en dirección de series como Dexter. Ganó numerosos premios entre los que destacan el premio New Generation 1994 de la Asociación de Críticos de Los Ángeles a John Dahl, Premio 1994 a la mejor actriz de la Asociación de Críticos de Nueva York y el Premio de la Crítica en Cognac 1994.

Dahl, ferviente admirador del cine negro crea una historia que supone un claro homenaje a Barbara Stanwyck y a "Perdición" de Billy Wilder. Con la inestimable interpretación de Linda Fiorentino, en el papel protagonista, crea una "femme fatal" que sostiene toda la esencia de la película. A parte de una cita propiamente dicha de la doble indemnización, título original de la película de Wilder, basa todo el argumento en este personaje y en las indemnizaciones por los seguros de vida. Fiorentino a parte de lucir palmito, crea un personaje despiadado, exento de valores, con una habilidad pasmosa para jugar con la voluntad de los hombres que se mueven a su alrededor.

La figura del marido, interpretado por Pullman es al mismo tiempo un personaje muy negro, un doctor que trafica con medicamentos que contienen cocaína. Su interpretación es lúcida y aunque corta, abre y cierra el argumento dejando una historia redonda. Pullman me parece un actor muy apropiado para este papel por su aire de actor de cine independiente, por ese tono introspectivo de su interpretación y por saber dotar al personaje de cierto aire de locura.

La idea principal de esta película es ese homenaje al cine negro. Me parece muy teórica en ese sentido, ya que muestra con habilidad casi todas sus características, posee una historia lúgubre y metropolitana, el personaje de la femme fatal y una intriga con giros inesperados muy bien entrelazada, lo que habla bien de Barancik como guionista. En contraposición a la forma clásica del género tenemos una fotografía cálida y clara, con colores suaves, que aunque se maneja bien en escenas nocturnas, es antagónica a la típica del género negro. A parte no hace ningún guiño al expresionismo alemán, que aunque complicado me habría parecido un gran acierto.

La B.S.O. de Joseph Vitarelli me parece excelente ya que utiliza con acierto el género más apropiado para el caso que es el jazz, es cálida y agradable, muy en concordancia con la fotografía.

Se agredece que de vez en cuando aparezca alguien a darse un oscuro paseo por el género más interesante a mi humilde parecer.
El hombre de la cámara
Documental
Unión Soviética (URSS)1929
8,1
6.457
Documental
9
14 de abril de 2010
14 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta cinta es puro virtuosismo, es como el cerebro de Kasparov en plena partida, como el pensamiento de un médico en el paritorio, o como el rostro de Euclídes al culminar su libro "Los elementos".

Un documental que nos regala una visión general de San Petersburgo, a base de pinceladas, como si de Dalí se tratase, que nos va mostrando la vida en la ciudad. Es un sinfín de escenas cotidianas, con un ritmo endiablado y de una maestría que la convierte en una de esas películas imborrables.

La idea de Vertov era realizar un análisis marxista de las relaciones sociales, mediante el montaje.

Comencé a verla con cierta predisposición negativa, con curiosidad pero pensando en aquello de "que acabe pronto". Pues sí, acaba pronto, desde el primer minuto te engancha de tal manera que se hace extremadamente vivaz, divertida y corta.

El interés radica en tres puntos:

1.- El propio interés de las imágenes, que nos ofrecen con detalle esa visión constructivista y futurista que tenía Vertov, esa cámara se convierte en nuestro propio ojo, un ojo que a modo de intuición e inspiración, nos va mostrando la realidad. Sería, metafóricamente, como si ese proceso mental necesario para entender el mundo que nos rodea, del que habla el constructivismo, nos lo aportara la cámara y nosotros disfrutaramos de la visión de ese mundo ya interpretado. Es interesante como Vertov, nos muestra constantemente escenas en las que aparece su operador de cámara grabando la realidad a su alrededor, con la idea de reafirmar la propia idea de realidad, de documental, y no ficción. Su objetivo era mostrar "la verdad" cinematográfica.

2.- Esa idea de constructivismo y futurismo le debe mucho al montaje, parte fundamental para Vertov, es en mi opinión un trabajo de montaje que como tal, resulta casi insuperable. A base de cortos retazos, como digo, nos hace ese análisis global pero extensamente detallado de todas las actividades de la ciudad. Es vertiginoso y voraz, lo que nos lleva a la tercera parte que es la música.

3.- Con sublimes partituras clásicas en manos de Pierre Henry, Nigel Humberstone, Konstantin Listov y Michael Nyman en la versión restaurada, nos ofrece esa fascinante sensación de rapidez, vertigo y audacia, que en simbiosis absoluta con el montaje hace un global que le proporciona un uso del ritmo exquisito. En la versión original la música era de la Cinematic Orchestra.

Para englobar un poco la obra, decir que Vertov hizo cine de vanguardia con nacionalidad soviética entre 1918 y 1934, casi todas sus obras tienen un cariz experimental, que nació en Polonia y que esta película esta muy en línea con otras de la época como "Berlín, Sinfonía de una gran ciudad, de Walter Ruttmann.

Como cine, es una auténtica obra maestra. El tema político para los políticos, yo sólo soy un cinéfilo.
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