No es una idea completamente original, ya que me recuerda mucho a "The Hidden" (Oculto) (1987). La novedad es que la historia del cambiaformas se explica en primera persona. Y su motivación cambia cuando se enamora. Una especie de "Complejo de Edipo" proyectado en Julia que acaba siendo el motor de su existencia y el principal motivo de su supervivencia a pesar de su hastío vital.

Resulta curioso también como esta motivación favorece la comunicación: él va conociéndola con apariencias diferentes, pero cada vez que se encuentra con ella, conecta con bastante rapidez.

Especulando un poco, tal vez la historia sea una especie de reflejo de nuestras vidas hasta que asumimos que nos hemos hecho viejos. Queremos ser almas libres, pero necesitamos la sociedad. Nos refugiamos en los "narcóticos" o nos evadimos cuando el control social (pareja, familia, policía) nos agobia. Cuando tenemos un objetivo estamos dispuestos a cambiar incluso de apariencia, hasta el punto que no sabemos ni quién somos. Cuando estamos mal por dentro (culpa, remordimiento) nos afecta también por fuera. Nos tenemos que ir reinventando una y otra vez, con todos los perjuicios que provocamos a los demás, hasta que, una vez dejas de tener objetivos, te das cuenta que te has hecho mayor y acabas sentado en un banco de un parque.

El cúmulo de despropósitos es considerable, amén de los Deus ex-machina inverosímiles. Por poner algún ejemplo de la "profundidad filosófica" de la historia: es sorprendente que, en un mundo en ruinas, donde la prioridad sea sobrevivir, tras 3 años haya personas con preocupaciones estéticas como llevar gafas (sin graduar, para parecer listo), llevar brackets (no hay apenas comida, ni medicamentos contra infecciones, pero hay que tener unos dientes hermosos) o hacerse el musculitos ante el espejo cuando eres un tirillas desnutrido (la lluvia mata a la gente, pero no el narcisismo). Es de risa. O una despreocupación por la muerte de gente (como consecuencia de decisiones estúpidas) y, en cambio, se haga un drama por cosas sin apenas importancia. Se supone que las situaciones difíciles ponen a prueba a las personas y las hace aprender y a madurar (aquí, no es el caso, se pierde CI a medida que avanza la historia). Por momentos, parece que el guión lo haya escrito algún hijo pre-adolescente de alguien de Producción para describir sus fantasías sobre un mundo apocalíptico.

Más allá del problema del "vampirismo", la película puede interpretarse como la agonía y sufrimiento que debe padecer una familia, sobretodo una madre, cuando debe criar a un hijo "problemático", como en los casos reales en los que un niño desarrolla tempranamente un trastorno mental grave o sufre algún tipo de psicopatía infantil. Una realidad que debe ser muy dura. Digamos que el hecho que el hijo "le chupe la sangre" a la madre equivaldría a un comportamiento violento, tóxico, conflictivo o problemático a ciertas edades, que le "quitaría energía o vida" a quién esté cerca.

Al final, la trama del árbol y del contagio del perro es más un mcguffin que un elemento decisivo. Sea natural o sobrenatural, la causa u origen del problema no acaba siendo tan importante como lidiar con ese mismo problema, día a día, aún sospechando que la situación difícilmente va a mejorar y probablemente sea algo crónico. Si a esto le sumamos una personalidad inmadura, con baja autoestima, ahogo ante la responsabilidad, adicciones, con problemas de comunicación... todo ello afrontándolo en solitario y en secreto (la verdad avergüenza), pues es normal que una persona llegue al limite y comience a hacer barbaridades.

Aunque lo más terrorífico para la madre es tener que afrontar el sacrificio final, por el bien de la familia (la suya y la del padre del niño), a pesar de todas las chaladuras desesperadas cometidas para evitarlo.

Cuesta creer que los "villanos" puedan llegar prácticamente hasta la puerta de la casa, ubicada en medio de una silenciosa nada, con una caravana con luces claramente visibles de noche y...que ninguna de las tres protas se diera cuenta que tenían visita. Además, la casa tiene un toque muy tétrico e inquietante, no da mucho pie a la relajación: ¿cómo se puede bajar tanto la guardia, en un hogar nuevo que parece un museo del terror?.