Woody Allen busca en esta película rejuvenecerse y conquistar de la manera en la que nunca supo, o mejor dicho, pudo. Su musa ya no cae por esas bromas de doble sentido y connotación intelectual, y ahora busca un hombre con poderío, soberbia y clase.

En mi opinión esta película se divide en dos partes; una primera donde prima la conquista, y una segunda donde predomina la confusión e inseguridad.

La primera de sus conquistas es sencilla y llevadera, pero dejando entrever esas cualidades seductoras, con diálogos breves pero directos. La segunda, y mas importante, es compleja y en principio inalcanzable, de ahí su atractivo. Allen no oculta en ningún momento sus intenciones, y deja claro que las conquistas van a ser exitosas, sin embargo es el proceso de seducción lo que define esta gran película. El director neoyorquino no hace de este proceso algo demasiado complicado en absoluto, donde no son necesarias grandes palabras, ni siquiera interesantes tópicos de conversación, simplemente esa autoridad e imposición que todo hombre debería tener. Ambas conquistas le proporcionan algo distinto, pero solo aquella en la que destaca el dialogo sin tapujos, directo y pasional produce esa sensación en el espectador de tensión y éxito en cuanto a la conquista, antes siquiera de que esta haya culminado.

Estos diálogos, junto con los saltos en el tiempo tan bien llevados, resaltando lo meramente esencial, y la armonía de la opera con la sucesión de acontecimientos, son en mi opinión, lo que hacen que la primera parte de la película sea una autentica genialidad.

Sin embargo, la segunda parte, donde al personaje vive en un mundo de indecisión, entre dos bandos, sin saber muy bien por cual inclinarse, es desde mi perspectiva la misma confusión que sufre Allen a la hora de decidir como lidiar con la situación que tan bien había planteado. La manera en la que Allen decide resolver las conquistas me parece algo precipitado, aunque bien enlazada con la línea de pensamientos que expone a lo largo de la película sobre el azar y la fortuna.

En definitiva, esta obra representa un golpe en la mesa de Woody Allen, dando inicio a una nueva etapa como director, pero sobre todo como escritor, donde el dialogo sigue siendo uno de los ingredientes principales, pero la manera de marinarlo es completamente distinto.

Interesante Thriller político interpretado por un reparto estelar, el cual genera unas expectativas que superan con creces el resultado final. Esta película no va a aportar nada nuevo ni al genero al que pertenece, ni al conocimiento del espectador sobre política, por escaso que sea. Entretenimiento, tal vez, pero a que precio? Giros en el guión, ya no solo evidentes, si no anunciados en el trailer; conversaciones en clave que confunden al espectador sobre situaciones obvias; un desenlace poco morboso, rápido, fácil; … pues bueno, vale, si salen Hoffmann, Gosling y Clooney, me la veo, pero una vez, y gracias.

Vale que Lars von Trier es un autentico genio detrás de la cámara, y que con total seguridad, consigue representar todos los sentimientos y sensaciones que pretende transmitir, pero hay que destacar, que en una película donde la lentitud es una de las características principales (sin ser positiva o negativa), es inviable tener unos personajes tan abstractos y poco profundos. Abunda de situaciones sin sentido y de acontecimientos puntuales irrelevantes, y de la primera mitad de la película, sobra prácticamente todo. La poca relación e influencia entre los sucesos acontecidos durante la primera hora de película, con el resto, hacen que el director se pierda en su propia melancolía.
A destacar de la película, la actuación secundaria, o principal, según como se mire, de Charlotte Gainsbourg, y la capacidad de infundir la angustia entre el espectador con un dialogo mas bien flojo...