Si algo nos dice esta película es que el amor es una fuerza arrolladora. Nada lo puede parar por muchos impedimentos morales que se le pongan. Un film que refleja y denuncia una realidad evidente, pero no aceptada o reconocida por todo el mundo. Más que realismo, lo que destaca es una naturalidad que, por momentos, emociona por sus sentimientos a flor de piel, gracias a una puesta en escena sobria pero con un lenguaje profundo en sus imágenes.

Toda una sorpresa.

Qué manera de echar a perder un reparto tan exquisito y un argumento tan interesante. El ascenso del fascismo y los traumas postbélicos de la primera contienda mundial son explorados por David O. Russell mediante una comedia surrealista, sin gracia y de manera caótica. Además, nos lo muestra en más de 130 interminables minutos donde el espectador sólo ve algo de recompensa en la parte final con la aparición del personaje de Robert De Niro, y uno empieza a entender de qué va la película.

Totalmente prescindible.

Al salir del cine se me venía a la mente una película sudafricana protagonizada por Peter Weller en el año 2007 (Safari sangriento fue su título en España). Comparte un argumento muy similar con esta de Idris Elba, aunque aquella con el actor de Robocop era mucho más modesta en presupuesto y mejor de lo que se dijo en su momento.
La puesta en escena de lo nuevo de Kormákur -con esos largos planos secuencia- consigue un verismo aterrador que dinamiza muy bien ciertas secuencias, echándose de menos un tratamiento más serio de guión para mostrar la hondura y la importancia de algunos personajes. Al final, termina siendo un buen film de aventuras, lastrado por el intento del director de mostrar también los problemas de la familia en la sociedad actual.

Incomprensible que un período tan amplio como la Guerra Fría esté condensada en sólo seis episodios. La parte que se lleva más protagonismo es la guerra de Vietnam, pasando muy de pasada por otros acontecimientos tan importantes o más.

Regular, las anteriores entregas están mucho mejor.

Una película modesta en su planteamiento, pero muy grande en su alcance emocional. Una reflexión sobre muchos temas, sobre todo la familia y el papel social que cumple, y la importancia que tiene al configurar a los individuos más allá de los lazos de sangre. Una pequeña obra maestra que sorprende a todo el que se acerca a ella.