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6,1
981
5
12 de septiembre de 2024
12 de septiembre de 2024
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ésta es la historia de un tipo que cometió dos asesinatos y que rebatió el testimonio de los testigos declarando que todos los franceses eran racistas y lo perseguían por ser judío. Os suena? Criminales que se escudan en la coartada del antisemitismo. Como vemos un tema de rabiosa actualidad.
Las películas sobre juicios, por su idiosincrasia, tienen muchos adeptos. Pero ésta no engancha. No hay intriga. La realidad de los hechos parece establecida desde el principio. Son numerosos los testigos, incluso que llegaron a tener contacto físico con el agresor, que identifican al acusado sin duda alguna. Desconociendo, por supuesto, su presunta religión o etnia. Pero curiosamente el director y el guionista toma partido por el reo, y la película pretende ser una denuncia del supuesto racismo de la sociedad francesa de los 70.
El protagonista, por otra parte, no provoca ninguna simpatía. Narcisista, cínico, bravucón e histriónico. Ninguna compasión por las víctimas. Se dedica durante el juicio a vociferar soflamas bastantes estúpidas. El principal argumento de su defensa, aparte de su condición de judío, es que sus padres fueron unos supuestos héroes de la resistencia. Como todos los franceses, por otra parte. Preguntémosles a cualquiera de ellos por si nos cabe alguna duda.
Antes del final de la película, uno está deseando que acabe el panfleto y se condene al payaso.
Las películas sobre juicios, por su idiosincrasia, tienen muchos adeptos. Pero ésta no engancha. No hay intriga. La realidad de los hechos parece establecida desde el principio. Son numerosos los testigos, incluso que llegaron a tener contacto físico con el agresor, que identifican al acusado sin duda alguna. Desconociendo, por supuesto, su presunta religión o etnia. Pero curiosamente el director y el guionista toma partido por el reo, y la película pretende ser una denuncia del supuesto racismo de la sociedad francesa de los 70.
El protagonista, por otra parte, no provoca ninguna simpatía. Narcisista, cínico, bravucón e histriónico. Ninguna compasión por las víctimas. Se dedica durante el juicio a vociferar soflamas bastantes estúpidas. El principal argumento de su defensa, aparte de su condición de judío, es que sus padres fueron unos supuestos héroes de la resistencia. Como todos los franceses, por otra parte. Preguntémosles a cualquiera de ellos por si nos cabe alguna duda.
Antes del final de la película, uno está deseando que acabe el panfleto y se condene al payaso.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Inexplicablemente, o no, la izquierda francesa de la época se tomó en serio los argumentos del acusado y destacados intelectuales de renombre llevaron a cabo una campaña de prensa y movilizaciones (también esto desgraciadamente nos suena) que parece logró intimidar los jueces e inclinó la balanza por el atracador confeso y más que probable asesino el cual fue absuelto y salió en libertad. Muy pocos años después su carrera delictiva le llevó a convertirse en traficante de armas para la banda terrorista ETA y fue por esto asesinado por los GAL. Triste final para una triste vida. Más le hubiera valido que en su día se hubiera hecho justicia.
En definitiva, no muy recomendable. Me ha parecido un poco convincente panfleto. Sólo es interesante como testimonio de los tiempos en que una izquierda muy desorientada coqueteaba con el terrorismo.
Un aspecto positivo: la actuación del actor protagonista.
En definitiva, no muy recomendable. Me ha parecido un poco convincente panfleto. Sólo es interesante como testimonio de los tiempos en que una izquierda muy desorientada coqueteaba con el terrorismo.
Un aspecto positivo: la actuación del actor protagonista.

5,3
727
8
20 de diciembre de 2017
20 de diciembre de 2017
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una buena película familiar para ver con los niños en Navidad. Por su temática y estilo no es original, no puede serlo, pero está contada con sencillez, ritmo y sin pretensiones. Seguramente esto timo

6,4
588
8
2 de junio de 2022
2 de junio de 2022
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una descomunal estatua es trasladada desde el puerto y colocada en las inmediaciones de una vivienda familiar. Es el comienzo de la pesadilla de la familia Badri.
Costa Brava, Libano nos recuerda inevitablemente a Alcarrás, pero también, en otros aspectos, a Verano 1993. Es notable la similitud entre la sensibilidad de la directora española y la libanesa. La misma mirada cariñosa y respetuosa sobre los protagonistas y sus relaciones, el mismo acercamiento al mundo de la infancia con esa atenta observación de sus gestos, que tanto en las películas españolas como en la que nos ocupa, se encarna en una niña. La misma empatía para descubrir la tristeza y soledad que, con frecuencia, envuelven a esa tan idealizada etapa. La misma finura en reflejar los sentimientos de los personajes narrando, con sencillez de documental, una vida cotidiana en la que poco o nada ocurre. El mismo entorno rural que es un protagonista más.
Libano es también la historia de una pérdida. Como en Verano de 1993 y en Alcarrás. En la primera es la pérdida de la madre, en la segunda la de un modo de vida familiar. En este caso un sueño es arrancado repentina y brutalmente. El sueño de unos jóvenes idealistas de vivir lejos de la insalubridad, la corrupción y el horror que suponía la vida en Beirut (la hija mayor estuvo a punto de morir de neumonía, el padre fue despertado una vez por una explosión). La familia huye para construirse su pequeño refugio en el campo, donde cultivan sus propios alimentos, disfrutan de la paz del entorno natural, lejos de los afanes y luchas políticas de su anterior vida e intentan criar a sus hijas a resguardo de la toxicidad (física y espiritual) de la sociedad contemporánea. Las niñas son educadas en casa y no tienen acceso a internet. Casi que el padre intenta reconstruir un paraíso original en el que aislar y proteger a su familia. Su afán de protección llega a ser agobiante para los otros: “eres un fascista”, le grita su madre; “¿quién te ha pedido que nos protejas?” le reprocha la esposa.
Costa Brava, Libano nos recuerda inevitablemente a Alcarrás, pero también, en otros aspectos, a Verano 1993. Es notable la similitud entre la sensibilidad de la directora española y la libanesa. La misma mirada cariñosa y respetuosa sobre los protagonistas y sus relaciones, el mismo acercamiento al mundo de la infancia con esa atenta observación de sus gestos, que tanto en las películas españolas como en la que nos ocupa, se encarna en una niña. La misma empatía para descubrir la tristeza y soledad que, con frecuencia, envuelven a esa tan idealizada etapa. La misma finura en reflejar los sentimientos de los personajes narrando, con sencillez de documental, una vida cotidiana en la que poco o nada ocurre. El mismo entorno rural que es un protagonista más.
Libano es también la historia de una pérdida. Como en Verano de 1993 y en Alcarrás. En la primera es la pérdida de la madre, en la segunda la de un modo de vida familiar. En este caso un sueño es arrancado repentina y brutalmente. El sueño de unos jóvenes idealistas de vivir lejos de la insalubridad, la corrupción y el horror que suponía la vida en Beirut (la hija mayor estuvo a punto de morir de neumonía, el padre fue despertado una vez por una explosión). La familia huye para construirse su pequeño refugio en el campo, donde cultivan sus propios alimentos, disfrutan de la paz del entorno natural, lejos de los afanes y luchas políticas de su anterior vida e intentan criar a sus hijas a resguardo de la toxicidad (física y espiritual) de la sociedad contemporánea. Las niñas son educadas en casa y no tienen acceso a internet. Casi que el padre intenta reconstruir un paraíso original en el que aislar y proteger a su familia. Su afán de protección llega a ser agobiante para los otros: “eres un fascista”, le grita su madre; “¿quién te ha pedido que nos protejas?” le reprocha la esposa.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
A pesar de ello la armonía familiar prevalece hasta que irrumpe en sus vidas el poder político, representado por la horrorosa estatua, y la paz y la alegría del grupo familiar son destruidas paulatinamente. “Han echado basura en mi verde jardín”, dice Silvio Rodríguez en su canción. Literalmente. Toneladas de basura son arrojadas a las puertas de la casa de los Badri. Se cuelan en su jardín de forma invasiva. El cabeza de familia intenta desesperado preservar su hogar levantando inútiles diques. Pero inevitablemente el entorno idílico se convierte en un basurero que contamina también las relaciones humanas hasta el punto que la familia termina separándose.
Líbano es una metáfora. La metáfora de cómo la prepotencia y la corrupción del poder ahoga y destruye los más puros sueños de las personas. Las estatuas son derribadas. Los políticos pasan, pero la violencia que acarrean a las vidas de criaturas inocentes e indefensas permanece. Como lo hacen las toneladas de basura que arruinan para siempre el pequeño paraíso que unos jóvenes padres construyeron con amor y esfuerzo para que sus hijas crecieran apreciando lo limpio, lo bueno y lo bello.
Líbano es una metáfora. La metáfora de cómo la prepotencia y la corrupción del poder ahoga y destruye los más puros sueños de las personas. Las estatuas son derribadas. Los políticos pasan, pero la violencia que acarrean a las vidas de criaturas inocentes e indefensas permanece. Como lo hacen las toneladas de basura que arruinan para siempre el pequeño paraíso que unos jóvenes padres construyeron con amor y esfuerzo para que sus hijas crecieran apreciando lo limpio, lo bueno y lo bello.
16 de enero de 2025
16 de enero de 2025
6 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
No me gustó la película. Un recorrido por los años juveniles de una muchacha napolitana. Enmarcado en los hermosos paisajes de la costa de su ciudad natal. Quizá esto sea, a mi modo de ver, lo único que del film merezca la pena: la fotografía, y tal vez la música.
Por lo demás una película vacía, como vacía es la vida, y el interior de la protagonista. Una joven de gran belleza y supuestamente gran inteligencia, que se reduce a su capacidad de tener una respuesta rápida e ingeniosa en toda ocasión. Claro, que en este caso sería muy oportuna la afirmación de Delacroix:
“Las personas mediocres tienen una respuesta para todo y no se sorprenden de nada”.
Sí, porque mediocre es la vida de Parthenope. Su belleza física la hace muy atractiva y ella aprovecha esta fascinación para tener escarceos sexuales, que no amorosos, con hombres y mujeres. En ocasiones sólo por interés. Es fría y nada empática con los sentimientos que puede provocar en los demás y que ella parece incapaz de sentir. Juega con la seducción porque le gusta gustar sin importarle la suerte o sentimientos de los otros. Su narcisismo sólo provoca desgracia en su exterior y tristeza y soledad en su interior.
Me recordó La Gran Belleza, película que sí disfruté y considero que tiene más profundidad, elegancia y lirismo. Sobre todo no muestra tanta abyección ni de forma tan complaciente. Exhibicionismo sexual, incesto, profanación del lugar sagrado icónico para los napolitanos,…Es que a Sorrentino le deleita la depravación o sólo pretende provocar? En todo caso es un tipo de “arte” que no me interesa. Sin esas escenas habría puntuado mejor a su obra, en consideración a sus méritos artísticos, que los tiene. Pero personalmente me siento incapaz de separar ambos aspectos.
Por lo demás una película vacía, como vacía es la vida, y el interior de la protagonista. Una joven de gran belleza y supuestamente gran inteligencia, que se reduce a su capacidad de tener una respuesta rápida e ingeniosa en toda ocasión. Claro, que en este caso sería muy oportuna la afirmación de Delacroix:
“Las personas mediocres tienen una respuesta para todo y no se sorprenden de nada”.
Sí, porque mediocre es la vida de Parthenope. Su belleza física la hace muy atractiva y ella aprovecha esta fascinación para tener escarceos sexuales, que no amorosos, con hombres y mujeres. En ocasiones sólo por interés. Es fría y nada empática con los sentimientos que puede provocar en los demás y que ella parece incapaz de sentir. Juega con la seducción porque le gusta gustar sin importarle la suerte o sentimientos de los otros. Su narcisismo sólo provoca desgracia en su exterior y tristeza y soledad en su interior.
Me recordó La Gran Belleza, película que sí disfruté y considero que tiene más profundidad, elegancia y lirismo. Sobre todo no muestra tanta abyección ni de forma tan complaciente. Exhibicionismo sexual, incesto, profanación del lugar sagrado icónico para los napolitanos,…Es que a Sorrentino le deleita la depravación o sólo pretende provocar? En todo caso es un tipo de “arte” que no me interesa. Sin esas escenas habría puntuado mejor a su obra, en consideración a sus méritos artísticos, que los tiene. Pero personalmente me siento incapaz de separar ambos aspectos.
3 de octubre de 2024
3 de octubre de 2024
Sé el primero en valorar esta crítica
Considero que éste es un buen thriller que consigue la finalidad del género: mantener la tensión.
Se caracteriza por una atmósfera triste y sombría, muy lograda, a cuya creación contribuye la buena banda sonora que pone un adecuado contrapunto angustioso a las escenas de acción.
Inevitablemente hay violencia en el film, pero creo que es la justa y nunca se busca recrearse en ella.
Se trata de una clásica historia de venganza: un padre intenta vengar la muerte de su hijo manteniendo un juego del ratón y el gato con los policías que investigan el asesinato. El tema en sí no es muy original. Una historia que hemos visto en el cine en múltiples ocasiones. Lo que caracteriza a este film es el tono lírico, melancólico que lo impregna y que hace que la acción pierda relevancia y en ocasiones se priorice mostrar el sentimiento de pérdida del protagonista
Se caracteriza por una atmósfera triste y sombría, muy lograda, a cuya creación contribuye la buena banda sonora que pone un adecuado contrapunto angustioso a las escenas de acción.
Inevitablemente hay violencia en el film, pero creo que es la justa y nunca se busca recrearse en ella.
Se trata de una clásica historia de venganza: un padre intenta vengar la muerte de su hijo manteniendo un juego del ratón y el gato con los policías que investigan el asesinato. El tema en sí no es muy original. Una historia que hemos visto en el cine en múltiples ocasiones. Lo que caracteriza a este film es el tono lírico, melancólico que lo impregna y que hace que la acción pierda relevancia y en ocasiones se priorice mostrar el sentimiento de pérdida del protagonista
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