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6,5
53.676
8
13 de febrero de 2013
13 de febrero de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gracias al cansino y húmedo tiempo que nos está regalando este 2013 hoy he podido descubrir una de esas pocas películas que consiguen hacerte llorar de pura risa. Una de esas películas que hacen que durante una hora y media te creas un poquito más feliz y que te ayudan a olvidar que al otro lado de la ventana desluce un día gris y oscuro y que estás muy hasta las narices de ese frío que pela y de todas esas personas que deambulan sin licencia para conducir sus paraguas.
La criatura:“Quemar después de leer”.Casi cinco añazos. Los papás: Joel y Ethan Cohen, genios y figuras, más allá del bien y del mal y capaces de convertir un martes con pocas expectativas en casi-casi un punto de inflexión en tu vida (xagerá...).
Qué bueno poder reírnos de esa estupidez humana, la nuestra, genética, innata... Y qué bueno poder hacerlo desde casa, donde el pause se convierte en aliado para que puedas descojonarte libremente y sin prisas, sin perderte ni una coma de los diálogos y dándote un tiempo para secarte las lágrimas.
Muchas escenas de esta película siembran en mi la sospecha de que tras la cara no amable de John Malkovich se esconde una deidad de apariencia humana. Huelga decir que su interpretación, como todas, es magistral. Destaca también un Brad Pitt hiperactivo y adicto al chicle que de divertido se le perdona hasta que esté un pelín sobreactuado. Tampoco le voy a negar felicitaciones al señor del Nespresso, a quien le queda como un guante su papel de mezquino. Y ya para rematar una Frances McDormand totalmente divertida,exquisita y dulcemente idiota.
Los hermanos Coen retozan en las profundidades del absurdo para regalarnos un enredo de ingenio, escenas brutales e imágenes imborrables. Y como resultado una película original y muy digna, aunque es obvio que esta no es su obra más seria ni la más laureada.
La criatura:“Quemar después de leer”.Casi cinco añazos. Los papás: Joel y Ethan Cohen, genios y figuras, más allá del bien y del mal y capaces de convertir un martes con pocas expectativas en casi-casi un punto de inflexión en tu vida (xagerá...).
Qué bueno poder reírnos de esa estupidez humana, la nuestra, genética, innata... Y qué bueno poder hacerlo desde casa, donde el pause se convierte en aliado para que puedas descojonarte libremente y sin prisas, sin perderte ni una coma de los diálogos y dándote un tiempo para secarte las lágrimas.
Muchas escenas de esta película siembran en mi la sospecha de que tras la cara no amable de John Malkovich se esconde una deidad de apariencia humana. Huelga decir que su interpretación, como todas, es magistral. Destaca también un Brad Pitt hiperactivo y adicto al chicle que de divertido se le perdona hasta que esté un pelín sobreactuado. Tampoco le voy a negar felicitaciones al señor del Nespresso, a quien le queda como un guante su papel de mezquino. Y ya para rematar una Frances McDormand totalmente divertida,exquisita y dulcemente idiota.
Los hermanos Coen retozan en las profundidades del absurdo para regalarnos un enredo de ingenio, escenas brutales e imágenes imborrables. Y como resultado una película original y muy digna, aunque es obvio que esta no es su obra más seria ni la más laureada.

7,9
120.119
9
2 de febrero de 2013
2 de febrero de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡¡Lo ha vuelto a hacer!! Tanto tiempo esperando... Casi tres horas de película que se me han pasado volando.
Excesiva en su justa medida, un derroche de imaginación, con mucha ironía y humor a raudales, sangre, mucha sangre y, cómo no, venganzaaa... ¡Ese es mi Quentin!
Están todos o casi todos los sellos de la casa, no más de los que cabían: diálogos tan largos como "imprescindibles", sólo a veces disparatados, una música absolutamente precisa y para siempre ya inolvidable, planos de esos que se graban en la retina y sangre, jijijiji, montones de sangre. No podían faltar ni el cameo del dire (sigue actuando de pena y está un "poquito" más gordo) ni la aparición de los pies de la chica, para esta ocasión muy sutilmente.
Pólvora, un poco de gore y parodia y, en mitad de un buen tiroteo, yo aprieto los puños y le gritó a Django: ¡A dos manooos, ahora, ahoraa, ahoraaa! Y Django que me oye le echa mano al otro revólver y ¡traca! que el clímax se apodera de mí e hipnotizada por la metralla a mansalva que contemplan mis ojos creo que mi asiento comienza a levitar y no puedo pensar más que ¡Te amo Quentin! ¡Te amo! Y a todo esto mi acompañante como que me mira por el rabillo del ojo y lo flipa un poco.
Foxx está increíble, elegante y so sexy pero es que Christoph Waltz ( bueno en esta ocasión) está soberbio, está... está... PERSONAJAZO. Y mención especial para Leo que, le pese a quien le pese, demuestra una vez más que es de los más grandes. ¡Ah bueno! Y mi Samuel L. Jackson que está para comérselo en su papel de negro, cretino y cojo. Me ha caído en gracia también Don Johnson, que ataviado "casualmente" de blanco nos recuerda que el forzoso paso del tiempo no se apiada ni del mismísimo Sonny Crockett.
Ya, al final, me ha costado descubrir que los ojos de la bandolera que aparece menos de seis segundos, creo, repartidos en dos escenas son los de Zöe Bell (asombrosa Death Proof).
Y eso. Que de nota. No sé si atreverme a decir que es tan o más buena que Pulp Fiction, sería una osadía por mi parte y en estos momentos no tengo el cuerpo como para que me lapiden así que, por el momento, dejemos que Django Desencadenado madure en el tiempo...
Ayyy... qué grande es el cine...
Excesiva en su justa medida, un derroche de imaginación, con mucha ironía y humor a raudales, sangre, mucha sangre y, cómo no, venganzaaa... ¡Ese es mi Quentin!
Están todos o casi todos los sellos de la casa, no más de los que cabían: diálogos tan largos como "imprescindibles", sólo a veces disparatados, una música absolutamente precisa y para siempre ya inolvidable, planos de esos que se graban en la retina y sangre, jijijiji, montones de sangre. No podían faltar ni el cameo del dire (sigue actuando de pena y está un "poquito" más gordo) ni la aparición de los pies de la chica, para esta ocasión muy sutilmente.
Pólvora, un poco de gore y parodia y, en mitad de un buen tiroteo, yo aprieto los puños y le gritó a Django: ¡A dos manooos, ahora, ahoraa, ahoraaa! Y Django que me oye le echa mano al otro revólver y ¡traca! que el clímax se apodera de mí e hipnotizada por la metralla a mansalva que contemplan mis ojos creo que mi asiento comienza a levitar y no puedo pensar más que ¡Te amo Quentin! ¡Te amo! Y a todo esto mi acompañante como que me mira por el rabillo del ojo y lo flipa un poco.
Foxx está increíble, elegante y so sexy pero es que Christoph Waltz ( bueno en esta ocasión) está soberbio, está... está... PERSONAJAZO. Y mención especial para Leo que, le pese a quien le pese, demuestra una vez más que es de los más grandes. ¡Ah bueno! Y mi Samuel L. Jackson que está para comérselo en su papel de negro, cretino y cojo. Me ha caído en gracia también Don Johnson, que ataviado "casualmente" de blanco nos recuerda que el forzoso paso del tiempo no se apiada ni del mismísimo Sonny Crockett.
Ya, al final, me ha costado descubrir que los ojos de la bandolera que aparece menos de seis segundos, creo, repartidos en dos escenas son los de Zöe Bell (asombrosa Death Proof).
Y eso. Que de nota. No sé si atreverme a decir que es tan o más buena que Pulp Fiction, sería una osadía por mi parte y en estos momentos no tengo el cuerpo como para que me lapiden así que, por el momento, dejemos que Django Desencadenado madure en el tiempo...
Ayyy... qué grande es el cine...

6,9
25.591
7
23 de febrero de 2013
23 de febrero de 2013
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo primero he de advertirte ya que si buscas en esta película el típico y a la vez efectivo melodrama americano estás a tiempo de dar un paso atrás. Tampoco culpes a Cindy por no actuar como lo haría Allie, porque ten claro que ni Ryan Gosling es Noah ni esta historia tiene que ver con el Diario de Noah, pero absolutamente nada que ver.
Esta cinta es cruda, cercana y sin contemplaciones. El director, Cianfrance, narra el comienzo y presente de un matrimonio cualquiera y lo hace con una naturalidad y un realismo tan extremo que por raro que parezca llega a asustar. A través de los momentos más afables consigue dibujar en el espectador sonrisas abreviadas, sonrisas que desaparecen en esas escenas más duras donde los sentimientos se hacen tan familiares que pueden sentirse en las tripas. Profundiza a la perfección en la realidad sin la necesidad de recurrir a lo grotesco y consigue, de esta forma, crear una empatía increíble en el espectador. La armonía es perfecta, nada es tan dulce como para empalagar ni tan duro como para crear ardor.
Michelle Williams consiguió la nominación al Óscar por esta magnífica interpretación y es que hay que añadir que Blue Valentine llega con cierto retraso a España, teniendo en cuenta que su estreno en EEUU fue en 2010. Michelle encarna un personaje sin vida, apático y rebosante de frustración, y lo hace de tal manera que más que creíble lo hace palpable. Ryan Gosling, por su parte, independientemente de los excelentes resultados de su caracterización, obra un derroche de talento descomunal, evidenciando por qué es el actor del momento.
En Blue Valentine se dan cita sentimientos que a todos nos son familiares: la ilusión, el enamoramiento, los flechazos, el abandono, los sueños, la desilusión, el desgaste... y de alguna manera nos hurga las entrañas, nos encuentra y nos hace reflexionar.
Me ha llegado, me ha atrapado y me ha convencido. Merece la pena. Mucho.
Esta cinta es cruda, cercana y sin contemplaciones. El director, Cianfrance, narra el comienzo y presente de un matrimonio cualquiera y lo hace con una naturalidad y un realismo tan extremo que por raro que parezca llega a asustar. A través de los momentos más afables consigue dibujar en el espectador sonrisas abreviadas, sonrisas que desaparecen en esas escenas más duras donde los sentimientos se hacen tan familiares que pueden sentirse en las tripas. Profundiza a la perfección en la realidad sin la necesidad de recurrir a lo grotesco y consigue, de esta forma, crear una empatía increíble en el espectador. La armonía es perfecta, nada es tan dulce como para empalagar ni tan duro como para crear ardor.
Michelle Williams consiguió la nominación al Óscar por esta magnífica interpretación y es que hay que añadir que Blue Valentine llega con cierto retraso a España, teniendo en cuenta que su estreno en EEUU fue en 2010. Michelle encarna un personaje sin vida, apático y rebosante de frustración, y lo hace de tal manera que más que creíble lo hace palpable. Ryan Gosling, por su parte, independientemente de los excelentes resultados de su caracterización, obra un derroche de talento descomunal, evidenciando por qué es el actor del momento.
En Blue Valentine se dan cita sentimientos que a todos nos son familiares: la ilusión, el enamoramiento, los flechazos, el abandono, los sueños, la desilusión, el desgaste... y de alguna manera nos hurga las entrañas, nos encuentra y nos hace reflexionar.
Me ha llegado, me ha atrapado y me ha convencido. Merece la pena. Mucho.

6,3
23.243
7
26 de febrero de 2013
26 de febrero de 2013
Sé el primero en valorar esta crítica
Siete psicópatas es casi la perfecta sátira y a la vez exaltación del proceso creativo de un guión, de las películas de acción y de los cuantiosos clichés que entrañan.
A partir de aquí Martin McDonagh nos trae una película con un argumento ingenioso, atractivo y no pocas veces hilarante. Fascina como partiendo del bloqueo mental del protagonista el guión va abasteciéndose de personajes que se yuxtaponen con la realidad hasta finalizar un guión que prácticamente se escribe sólo. Y en esos saltos guión-realidad es cuando McDonagh implica al espectador en un juego que le da un ritmo vertiginoso especialmente en la primera hora a la película. Destaca también la manera en que traza a través de estos saltos a los personajes, dibujándolos poco a poco hasta que en un final inteligente adquieren forma y se encuentran frente a frente.
El reparto le da aún más credibilidad a la película. Intachable el papel delirante de Sam Rockwell y apabullante el talento de Christopher Walken que es capaz de destacar hasta estando dormido (véase escena). No olvidaré la intervención de Tom Waits que aunque se me hizo breve la encuentro irreemplazable. Por otro lado me ha decepcionado un Colin Farrell que a pesar de su condición de protagonista me ha resultado remendón, aburrido, totalmente prescindible y, junto a las presencias de Rockwell y Walken, invisible . Tampoco me ha entusiasmado excesivamente Woody Harrelson quien teniéndolo todo a favor no termina de bordar el personaje. Si nos preguntamos en qué lugar queda relegado el papel de las actrices el propio guión nos contesta alegando que en estas películas de acción "es un tiempo difícil para las mujeres", así que nada que añadir.
En resumen, esta historia de asesinos iracundos e idiotas a tiempo completo, convence. Como convencen los diálogos (algunos inteligentes), la música correcta, el humor negro, el carisma de los personajes y esa irrisoria irreverencia por la vida humana.
Y para no machacar con las demasiado evidentes influencias con que ejerce Mc Donagh, sólo decir que sí, las he sentido y prefiero verlas como parte de esa sátira y al mismo tiempo homenaje a este cine de acción. Apuntando solamente que en ese posible intento por pertenecer a un género su trabajo puede pecar a veces de impersonal y repetitivo, así que espero que para su tercer largometraje encuentre su propio estilo y nos sorprenda con una cinta repleta de aportaciones, fresca y absolutamente genuina.
http://mimalauva.blogspot.com.es/
A partir de aquí Martin McDonagh nos trae una película con un argumento ingenioso, atractivo y no pocas veces hilarante. Fascina como partiendo del bloqueo mental del protagonista el guión va abasteciéndose de personajes que se yuxtaponen con la realidad hasta finalizar un guión que prácticamente se escribe sólo. Y en esos saltos guión-realidad es cuando McDonagh implica al espectador en un juego que le da un ritmo vertiginoso especialmente en la primera hora a la película. Destaca también la manera en que traza a través de estos saltos a los personajes, dibujándolos poco a poco hasta que en un final inteligente adquieren forma y se encuentran frente a frente.
El reparto le da aún más credibilidad a la película. Intachable el papel delirante de Sam Rockwell y apabullante el talento de Christopher Walken que es capaz de destacar hasta estando dormido (véase escena). No olvidaré la intervención de Tom Waits que aunque se me hizo breve la encuentro irreemplazable. Por otro lado me ha decepcionado un Colin Farrell que a pesar de su condición de protagonista me ha resultado remendón, aburrido, totalmente prescindible y, junto a las presencias de Rockwell y Walken, invisible . Tampoco me ha entusiasmado excesivamente Woody Harrelson quien teniéndolo todo a favor no termina de bordar el personaje. Si nos preguntamos en qué lugar queda relegado el papel de las actrices el propio guión nos contesta alegando que en estas películas de acción "es un tiempo difícil para las mujeres", así que nada que añadir.
En resumen, esta historia de asesinos iracundos e idiotas a tiempo completo, convence. Como convencen los diálogos (algunos inteligentes), la música correcta, el humor negro, el carisma de los personajes y esa irrisoria irreverencia por la vida humana.
Y para no machacar con las demasiado evidentes influencias con que ejerce Mc Donagh, sólo decir que sí, las he sentido y prefiero verlas como parte de esa sátira y al mismo tiempo homenaje a este cine de acción. Apuntando solamente que en ese posible intento por pertenecer a un género su trabajo puede pecar a veces de impersonal y repetitivo, así que espero que para su tercer largometraje encuentre su propio estilo y nos sorprenda con una cinta repleta de aportaciones, fresca y absolutamente genuina.
http://mimalauva.blogspot.com.es/
7
5 de febrero de 2013
5 de febrero de 2013
Sé el primero en valorar esta crítica
Comenzaré entonando el mea culpa al presentarme ante esta película sin más información que la correspondiente a Ben Affleck en su papel de protagonista, director y hasta productor de la cinta. Lo mío fue casi, casi lo que conocemos como una cita a ciegas. Y es lo que tiene el ser joven, y me atrevería a decir inculta, pues a los 20 minutos de película me encontraba fascinada por un guión absolutamente original y creativo. ¿Cómo alguien habría inventado tremenda trama? No hace falta detallar la escandalosa hostia que me he dado al caer de mi nube y descubrir que estaba ante un hecho real y documentado. Inmediatamente y sin poder yo evitarlo mi opinión sobre la película cayó al menos en dos puntos. Seré idiota...
Lo más llamativo de Argo es la precisión de Ben Affleck, aportando el humor necesario a esta historia impregnada obligatoriamente de dramatismo. De hecho, quizás estos momentos irónicos y relajados sean con los que me quedo. Por supuesto subrayo por esto la imprescindible participación de Alain Arkin y John Goodman. Así, destaca la escena de la aparición en pantalla de este último que es fastuosa, tanto que te invade ese sentimiento esperanzador de que estás ante una película importante.
He percibido, muy a mi pesar, ciertos atisbos de inseguridad por parte de Ben Affleck en su afán de rellenar la película con planos dignos y muy de la época, demasiadas florituras, demasiados y muy explícitos detalles que en su intento de meterte en la historia consigue todo lo contrario, recordarte permanentemente que estás viendo una película. A esta evasión a la realidad ayudan el vestuario y la caracterización desmesurada. A veces lo mucho se queda en nada.
Me he quedado con la sensación de un intento por parte de Ben Affleck de imitar a los grandes, a quienes conoce y admira, está bien que lo intente pero no sé si ha estado a la altura. Esos empeños de "mira lo que sé hacer" han alargado la trama haciéndola a veces aburrida. Eres joven, Ben y tienes un futuro prometedor de eso no cabe duda, eso sí, siempre, óyeme bien, siempre detrás de la cámara.
En resumen, una película que aspira a clásico y a la que ya han bautizado como peliculón. Yo me quedo en que es un buen intento de alguien que ama el buen cine, tiene mucho talento y le queda mucho que aprender. P'alante Ben, p'alante.
Lo más llamativo de Argo es la precisión de Ben Affleck, aportando el humor necesario a esta historia impregnada obligatoriamente de dramatismo. De hecho, quizás estos momentos irónicos y relajados sean con los que me quedo. Por supuesto subrayo por esto la imprescindible participación de Alain Arkin y John Goodman. Así, destaca la escena de la aparición en pantalla de este último que es fastuosa, tanto que te invade ese sentimiento esperanzador de que estás ante una película importante.
He percibido, muy a mi pesar, ciertos atisbos de inseguridad por parte de Ben Affleck en su afán de rellenar la película con planos dignos y muy de la época, demasiadas florituras, demasiados y muy explícitos detalles que en su intento de meterte en la historia consigue todo lo contrario, recordarte permanentemente que estás viendo una película. A esta evasión a la realidad ayudan el vestuario y la caracterización desmesurada. A veces lo mucho se queda en nada.
Me he quedado con la sensación de un intento por parte de Ben Affleck de imitar a los grandes, a quienes conoce y admira, está bien que lo intente pero no sé si ha estado a la altura. Esos empeños de "mira lo que sé hacer" han alargado la trama haciéndola a veces aburrida. Eres joven, Ben y tienes un futuro prometedor de eso no cabe duda, eso sí, siempre, óyeme bien, siempre detrás de la cámara.
En resumen, una película que aspira a clásico y a la que ya han bautizado como peliculón. Yo me quedo en que es un buen intento de alguien que ama el buen cine, tiene mucho talento y le queda mucho que aprender. P'alante Ben, p'alante.
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