Buena película de animación (divertida, positiva, entrañable a ratos) pero lejos de la magia PIXAR.

Dentro de la animación actual, me parece la primera que sobresale de la medianía acostumbrada y que da un paso más: en guión, originalidad, guiños, etc. Se queda a medio camino entre "las del montón" y los genios de PIXAR.

Parece que Ridley Scott busca de nuevo el género épico de la mano de Rusell Crowe, binomio que funcionó tan bien con Gladiator.

Por eso mismo, por dejar el listón tan alto, los que admiramos a este director no nos conformamos con una película que supera con holguras el aprobado alto.

Muchas series de la infancia han quedado en nuestra mente en un lugar de destacado. Quizá no sea por su guión, actores, calidad técnica, etc. sino por todos los momentos buenos que se encuentran alrededor de esa serie (que veías un día sí y otro también) y por esa época en concreto.

La película intenta recuperar el ambiente y los guiños de la serie, pero quizá por lo idealizada que está, no pasa de ser un buen equipo suplente.

No voy a negar que los que hemos leído -y disfrutado- de las historias de Sir Arthur Conan Doyle teníamos una imagen un poco distinta del Holmes que nos presenta Guy Ritchie.

Precisamente, toma del autor los aspectos que a mi juicio son los más difíciles reflejar en cine: el cinismo de Holmes, su amistad con Watson, un método deductivo ajeno a todo el mundo (excepto a Holmes) y que sólo se esclarece al final, etc.

En esta película prima tanto la acción como la deducción, complementándose con suave ironía y a ratos humor, para hacer una gran producción con un final inesperado.

Típica película de acción comercial para pasar el rato.

Basada en hechos reales, mantiene bien la tensión de cómo parar un tren que parece imparable. Una película más de acción, que no sobresale en nada en especial, que tiene el lujazo de contar con actores de la talla de Denzel Washington y que entretiene... que no es poco.