Curiosamente al ir a Blockbuster te topas con varios filmes cubanos, que desde mi particular punto de vista el cine de está nación se encuentra etiquetado por sus temáticas de corte socio-político; se polarizan los puntos de vista de sus creativos: los que defienden el sistema político imperante vs aquéllos que lo señalan como obsoleto e injusto. Creo que por eso existe por mi parte resistencia por conocer más de los habitantes de la isla.

De cuatro cintas que llevo vistas, considero que hasta el momento ésta es la mejor; desde el enfoque del habitante golpeado por la pobreza, discriminado y hasta cierto punto engañado. El doble discurso es empleado por muchos de sus personajes, tópicos del tercer mundo que te recuerdan con familiaridad situaciones de nuestros países (Hispanos) que no excluyen a la Cuba de Fidel Castro. Es un filme de y con personas que anhelan los privilegios del capitalismo; pero que también se les olvidan las obligaciones y las sorpresas que depara el destino, en países donde la libertad (como la llaman) no es suficiente para la plenitud y el bienestar. Es una cuestión recurrente en habitantes de países azotados por la pobreza, que se reitera por la opresión del gobierno castrista y despótico.

Cada país tiene tópicos particulares, Cuba no es la excepción. Considero que para el avance de cada industria cinematográfica se necesita variedad y evitar el constante estancamiento para recuperar credibilidad.

El horror es un género extraviado en el cine hispano, pocos son los exponentes que han logrado ser coherentes entre lo que proponen y el mensaje final. "La casa del fin de los tiempos" se presenta con buena fotografía, pero adolece en el resto de los otros componentes, actuaciones forzadas, una pésima caracterización y sobre todo la trama con giros mal establecidos. No propicia el interés y se desboca hacia el absurdo irremediable.

Con indicios de un cine venezolano extrañamente aclamado que no termina por resarcirse.

Viernes 5 de marzo, 5:30 pm, Multicinemas Torres Lindavista. Se continúa explorando la forma de sorprender al público asiduo a este género, así como aquél que no se especializa en él; hoy esa búsqueda alcanza a los pequeñines que como “innovación” les han dado el rol antagónico con particularidad sanguinaria, que toman cualquier objeto y comienzan a matar sin un argumento sólido, la situación más criticable, creo yo.

Indudablemente ante películas como la presente, la tensión como espectador existe, pero eso no hace una película buena; se necesita de mucho más para decir que es por lo menos interesante. Hay ejercicios igual de chafas que generan la misma tensión (El proyecto de la Bruja de Blair) y no les han puesto una categoría mayor en la escala filmatera.

A parte de inverosímil, fue ridícula y sumamente cuestionable; por algo este guión fue ignorado (afortunadamente) por la saga inglesa del exterminio iniciada por Danny Boyle.

¿Qué pasa con el terror inglés? Van dos o tres que no inspiran más que te salgas de la sala (tal y como ocurrió con algunos asistentes) o bien terminarla con mucho esfuerzo de voluntad.

El terror oriental se ha estancado con guiones curiosamente muy parecidos al de The grudge (AKA La maldición), y no entrega innovaciones, sino variantes. Por cuestiones de mercadotecnia y publicidad se le vende al público este tipo de obras como: más aterrorizante que “La Maldición” cuando no logra superar a la autentica en lo mínimo. Esto no fue únicamente en el caso de Shutter, también para Two sisters (AKA Los poseídos), la cual más que terror siempre se ubico como un género más apegado al suspenso.

“Están entre nosotros” es lenta, caracterizaciones apropiadas al terror actual, algunas variantes y un final inesperado (lo más rescatable), pero definitivamente no considero que sea un filme interesante, sino como pasable (de acuerdo a los parámetros de Filmaffinity), ya que no aporta absolutamente algo y convirtiendose así en una más del género.

Difícil para los asiáticos el poder vencer el fenómeno causado por El aro y La Maldición, que hacen la apertura a mercados occidentales en el género de terror. Creó que los directores Tailandeses pueden dar más y no apegarse a las fórmulas que funcionan en otros lugares.

Serial conformado por 39 episodios y centrado en la vida de un líder comunitario capaz de manifestar el descontento vecinal y movilizar multitudes —de ser necesario—, todo con el afán de conseguir la atención de las autoridades y así solucionar cada demanda que por más básica que sea, el "Gitano", hace la labor colosal para que sean resueltas en el menor tiempo posible.

Lo anterior da un personaje, a simple vista carismático, encargado de mediar con un abanico de personalidades capaces de trasgredir las normas para subir o permanecer en puestos de poder, donde el acceso al presupuesto representa "guita" fácil, y se convierta en el autentico fin de los burócratas ahí retratados. Pero del lado cotidiano nos podemos topar con la monserga social, desde una anciana bravucona incapaz de entablar dialogo, hasta hermanos tan atroces cuando de intereses se trata.

La insuficiencia argumental es irrebatible y de buenas intenciones está hecho el camino al infierno, por un contexto desaprovechado por guionistas y directores al momento de sincronizarlo con aquéllo por contar y diluido en tortuosas escenas de gritos y majaderías una y otra vez para desalentar a la audiencia de manera tardía ya por ahí del capítulo 25. La hostilidad del personaje central para nada razonada, no hay moralejas y mucho menos reflexiones de un sistema tan corrompido como la política —por más comunitaria que la hayan planteado.

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