Una tragicomedia con el mundo del espectáculo como protagonista. Trata de seguir la senda de "Lenny" o "Broadway Danny Rose", de describir un estilo de vida sacrificado y la mayoría de las veces frustrante, pero se pierde en la sensiblería.

Los actores me parecen graciosos, pero el guión, los monólogos que ponen en sus bocas, son malillos. Me hubiera gustado ver a los personajes diciendo las paridas que sólo en España –y quizás en Argentina– se nos ocurren. No soy precisamente patriotero, pero creo que si hay algo en lo que destacamos, si hay algo de lo que podemos presumir y de lo que el resto del mundo debería aprender, es de nuestra alegre forma de ver la vida, siempre desde una perspectiva "cachonda", irreverente, SIN LÍMITE. Esto lo digo porque soy aficionado al stand-up comedy y he tenido ocasión de comparar muchos de los buenos monólogos que están haciendo furor aquí con otros extranjeros (la mayoría los he visto en versión original), y ni Eddie Murphy, ni Richard Prior, ni Seinfeld, ni Will Ferrer, ni el colombiano Andrés López, ni mucho menos Bob Hope o Bill Cosby, me han parecido tan graciosos como lo que aquí tenemos. Hasta ahora, extranjeros conocidos (porque "desconocidos" sudamericanos los hay muy buenos, como podemos ver en la PARAMOUNT los que tenemos la suerte de poder pagarla), sólo me han sorprendido Woody Allen y Billy Crystal.
¡En España das una patada a una piedra y salen diez monologuistas!

Quien quiera aprender a hacer un musical que no resulte forzado y que ofrezca, además, comedia y drama de calidad, que estudie bien esta película.

PD: sí es cierto que sobra el final.

Quitando un par de ideas interesantes, como lo de una vida sexual tan ajetreada y enredada que lleva al joven Brantley a tirarse a su propia tía, el resto es una comedia romántica muy blandita que abusa de los tópicos y que no encuentra en el histérico Michael J. Fox al complemento ideal.
Es totalmente inverosímil lo de la suplantación, y aún lo es más lo de que el joven recién salido de la universidad sea tan competente. Es incluso estúpido.
Pero lo peor es la sucesión continua y abusiva de escenas al ritmo de la cancioncita pop o del tema clásico de turno.

Yo no soy un entusiasta del cine musical, pero esta película ofrece alicientes más allá de ese género. Para empezar, mezcla otros dos: el carcelario y el judicial, aderezando en todo momento con una comedia crítica (exagerando lo que es el circo que muchas veces supone un juicio) que consiguió arrancarme unas cuantas carcajadas.

Aprovechan los números musicales para ir contándonos cosas, con lo que no se hacen aburridos. La música no puede ser mejor, las letras están bien y las coreografías son muy sensuales.

Lo que menos me ha gustado a sido la Zellweger, aunque tampoco lo hace de pena. Veo que no soy el único que opina así.

Es Kaufman un guionista que me gusta, al que no se puede tachar, de momento, de previsible. Me parece uno de los mejores por su originalidad, pero no por su profesionalidad. El defecto que tiene es que le gusta ser demasiado protagonista, le gusta imprimir su sello a cualquier precio. Esta vez debía estar pasado de rosca cuando se sentó a escribir.

Lo mejor de esta película, para mí, son las escenas del difícil intento por integrar al hombre salvaje. Sé que es muy elemental y que habrá gente a la que le resulte desagradable, pero yo no pude evitar reír cuando se lanza, ansioso, contra todo reclamo sexual que se le cruza.