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Críticas 1.430
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
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26 de julio de 2023 Sé el primero en valorar esta crítica
Una aventura de intriga, espionaje y arqueología al punto romántico (ahí entra Francisco Bas, que tomaría parte en la última etapa de Mariano Ozores) de una antropóloga (¡¡!!) que transporta un ídolo polinesio de la fertilidad desencadenando persecuciones -de habitación, no nos emocionemos con la acción-, y desencuentros en paños menores con huecos para preludios sentimentales pelín descafeinados en el aeropuerto:
- ¿Sabe que es usted muy guapa?
- Sí.
- ¿Ah, lo sabe?
- Claro, de vez en cuando me miro al espejo".
Antonio Ozores oficia de cupido belvedere y liante entre Francisco Bas y el principal reclamo de la función: Vaitiare Hirshon (con duelos entre Vaitiare y Emma Ozores por lucir tipo con picardías).
Vaitiare, como fenómeno musical y televisivo del momento (o ex del rey de los memes en este periodo del año) goza de un número de pop tropical muy hijo de una década recién inaugurada, y a lo largo de la cual, posteriormente, la estrella protagonista llegaría a desarrollar una modesta aunque bastante prolífica carrera interpretativa como actriz secundaria -de 'Matrimonio con hijos' a 'U. S. Marshals'- retirándose poco después de pasarse (muchísimo más destapada) por la adaptación televisiva 'Stargate SG1' donde fue pareja, dentro y fuera de la ficción, del futuro padre de su hija, Michael Shanks -el que sustituía a James Spader disimulando los músculos-.
Antonio Ozores derrocha groove gutural mediante su psicotrónico playback a los coros en el mejor número musical de Vaitiare cantando la ultrapegadiza IF YOU'RE BAD. Bromas autorreferenciales tampoco faltan compartiendo planos con Emma:
"¡Yo me pego a la sargento como si fuese su padre!".
En lo tocante a idiomas se defiende en castellano, en el suyo propio, hace lo que puede con el francés y se le escapa un "Ai, Fill meu!" burjasotense. Políglota es poco.
Un encargo distraído y entretenido, de esos casos en los que la presentación de Antonio Ozores vendiendo la moto es todavía mejor que el contenido si acabas encontrándotela por youtube... ¡Bienvenidos a 1990!
7 de junio de 2023 Sé el primero en valorar esta crítica
No hay argumento, y tampoco lo necesita. A estas alturas Torrente se ha convertido en una vaca a ordeñar por el foco mediático para auténticas celebridades y aspirantes a famosos compartiendo planos en pantalla.
Por fortuna la mugre regresa con fuerza, tanto por medio de la escatología -el cameo de Carmen de Mairena- como por parte de la citada nómina de invitados que propicia, entre otras, una oportunidad de contemplar al ya consagrado Yon González batiéndose en refriegas contra dos influencers de extrarradio -John Cobra y el desaparecido Batu- en la cárcel.
Por otra parte, Segura se trae también un ratito de vuelta a lo más rescatable del anterior episodio -con la excepción de Silvia Gambino- : Enrique Villen y Javier Gutiérrez.
El personaje televisivo Kiko Rivera "Paquirrín" a su lado no parece un actor tan nefasto si se le compara con Belén Esteban soltando a trompicones líneas cortas de diálogo con planos brevísimos (es de suponer que para poder memorizarlas). Pero imagino que la descripción a la que mejor se ajustan ambos es a la que haría Guillermo del Toro al ser invitado por Segura, recién terminada, a ver la película:
"¿Quién es ese tipo? No es que actúe mal, es que no sabe respirar" (sobre Kiko Rivera)
"¿Pero esto qué es?" (sobre Belén Esteban)
El cantante Francisco debuta como actor en una inmersiva transformación como el villano Román Rocamora, un mafiosillo de poca monta valenciano, y no sé si tiene más delito que le doblen la voz o que lo haga otro actor no profesional, Pepe Navarro.
Juanito Navarro se despedía del cine (y del oficio, por desgracia) como tocaba: con las botas y la escopeta puestas. Tres tantos de lo mismo ocurriría con el gran Tony LeBlanc reencarnándose en el enésimo tío desaparecido o desconocido del ex policía falangista.
Y a todo esto, Navarro se va defendiendo la honra y decencia del vicio durante la cena frente a tres generaciones de su familia postiza: una debutante Calma Segura, la "vecinita" Erika Sánchez Franco (creo que todavía tengo su FHM) y como anfitriona Emma Ozores.
Lo único que mejora con cada nueva entrega (eso no quita que éste sea un repunte de calidad moderado respecto a la anterior) son las secuencias de acción, los F/X y las persecuciones.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El numerito musical final carcelario tambien compensa parte del tedio que provoca el agotador uso del 3D, que jamás logra ser tan estimulante como el mero hecho de que Joselito y, en un papelito que crecería, Fernando Esteso regresasen al cine tras 20 años de sequía del segundo y un anecdótico cameo del primero en 'Spanish Movie' (2009, Javier Ruiz Caldera).
Poco más que contar. El tema principal que canta David Bisbal es generosamente pegadizo. Y por cierto: hoy ardería Troya con ese videoclip plagado de seguratas semidesnudas y embadurnadas en aceite, pegaditas, refocigando y restregándose con el almeriense.
Una más, santo tomás. Habría sido mejor tercera parte que la propia tercera parte.
22 de febrero de 2023 Sé el primero en valorar esta crítica
¿Tu moto chupa demasiado caldo? Pues ésta, si le dejas... ¡te chupa la sangre! Si con los dos o tres minutos que bastaron a Stephen Hopkins para darle un último paseo a Danny Hassel en "motofreddy" en la 5° pesadilla te bastó para fantasear con qué habría dado de sí 'Christine' (1983, John Carpenter) sobre dos ruedas, ésta es una ocasión idónea para aprender mecánica eucarística avanzada con Anthony Daniels practicándole un exorcismo a una motocicleta poseída por el espíritu diabólico al que ha invocado un brujo asesinado por motoristas callejeros... ¿y a quién no le ha ocurrido lo mismo yendo al trabajo en mitad de la carretera? Daniels cambiaba la armadura dorada de C3PO por el hábito, el rosario y las llaves inglesas bendecidas para librar a dos desprevenidos tórtolos: la bailarina esclavizada por Jabba el Hutt en 'El retorno del Jedi', Amanda Noar, y su pareja real Neil Morrissey. Puede que haber protagonizado esta chorrada juntos sea mejor que cualquier vídeo de bodas y se lo agradecerían amigos y familiares para no dormirse en sus reuniones.
Viendo el resto de la filmografía de Dirk Campbell -dedicado casi exclusivamente a dirigir teleseries infantiles o preescolares- queda claro que no iba para artesano "del género", y que iba a quedarse sin caldo demasiado rápido. O tal vez nunca lo tuvo habida cuenta de que la broma tarda en arrancar casi tanto como la propia burra chupasangre: se trata de una Norton, obviamente, que esto es sofisticado gore británico.
Tarda demasiado en rugir, y tampoco lo hace con excesiva fiereza. Como soy fan de 'La Pantera Rosa' he aguantado un poco más para reencontrarme con Burt Kwok.
7 de enero de 2023 Sé el primero en valorar esta crítica
No sería exagerado calificar como revulsivo -tanto para la carrera del hombre delante de la cámara como para el que está detrás- a esta primera colaboración (de 2) entre Mark Dacascos y Christophe Gans, tanto como para atreverme a situarla en el podio -por resultado artístico y relevancia- en la trayectoria de ambos y en comparación global con la historia de las adaptaciones de mangas para el cine angloparlante -pese a las consabidas y previsibles licencias que toman, a partir de la obra original de Kazuo Koike y Ryoichi Ikegami, el escritor Thierry Cazals, el propio Gans y el ex socio creativo de Tarantino, Roger Avary en la coescritura del guión-.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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Sangre, venganza, yakuzas y el culín de Dacascos situado entre la espada, la piedra y la brujería mistica -literalmente- con Byron Mann ('Street Fighter: La última batalla') décadas antes de enfrentarse a él en Netflix en la -¡qué raro!- cancelada 'Wu Assassins'.
Al muso bessoniano y francoturco Tcheky Karyo y Rae Dawn Chong ('Commando') les cae en suerte ser un par de detectives bajo el fuego cruzado -menos cruzado que provocado para uno concretamente- entre dragones desde que el verdugo (Mark Dacascos) se transforma en protector de la testigo inoportuna que le encomiendan liquidar -la modelo, actriz y futura esposa de Dacascos, Julie Condra-.
Pienso exactamente lo mismo de 'Crying Freeman' que de 'El Pacto de los Lobos': tal vez sean los mejores trabajos, juntos o por separado, de Christophe Gans y Mark Dacascos.
Lástima que no coincidan más, maxime teniendo en cuenta que uno está practicamente inactivo desde hace años y el otro instalado en el ostracismo de la serie B o Z (salvo papeles de villano en algún blockbuster, pero muy puntualmente).
¡Y qué veinte último minutos, joder! Si es que ya lo decía Miguel Bosé: "los chicos no lloran, tienen que pelear".
22 de diciembre de 2022 Sé el primero en valorar esta crítica
Pongamos que a su director y guionista le hubiese dado por terminar 'American Gigoló' con un final distinto, no parcial sino del todo amargo con la esposa del senador que vuelve al lado de su marido durante la estancia en prisión de su empotrador. Partiendo de dicha premisa echémosle a lo que viniese luego unas vengativas gotas de Max Cady ('El cabo del miedo / del terror) a Joseph Fiennes bajo ese filtro del atractivo seductor/acosador con ojillos desnortados de atractivo seductor/acosador que Chen Kaige reciclaría en 'Killing me softly' unos dos años después.
Otro pastiche (no era el único del director) cuajado de traiciones, desengaños amorosos y ese carro de consabidas venganzas -rebuscadas, por supuesto- en los límites de la credibilidad, obedeciendo al canon y clichés dentro de un subgénero que Schrader ha manejado siempre con tanto brío como Adrian Lynne o Brian de Palma, pero sin encallarse y en salteadas incursiones con cuentagotas.
Angelo Badalamenti es el encargado de subrayar la pasión y la torridez cuando entran en escena -sobre todo en los créditos- a golpe de instrumentos de viento.
Ostensiblemente superior a algunos de los thrillers eróticos firmados por Schrader en el pasado para los lucimientos de Richard Gere o Willem Dafoe, con un Ray Liotta extremadamente Ray Liotta que compensa la sobreactuación involuntariamente cómica acostumbrada en el más regulero de los Hermanos Fiennes.
Un thriller pasable que, nos guste o no, servía para recordarnos que el Schrader de los juguetes con giros demenciales seguía ahí y merecía ser reivindicado en 1999.
Y qué narices, por lo tremenda que está en cada plano Gretchen Mol (haga lo que haga, pero especialmente al salir del agua).
Nota personal: puedo suponer que 'Forever Mine' no ganó un Oscar al Mejor Maquillaje.
Demencial pero estimulante.
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