Definitivamente, a falta de pimienta en el cine francés; a falta de grandes novedades en el cine norteamericano; a falta de presupuesto en tantos otros países, Corea viene dando lecciones fundamentales de buen cine. Podría decir que, junto a Estados Unidos, Alemania, Inglaterra y China, Corea entra a top five de productores de grande grandioso cine. Para la muestra esta singular película, The Yellow Sea, que tiene el uso de muy buenos elementos para desconcertarnos con su agilidad y también su sutileza.

La verdad es que una buena historia, bien contada, con personajes edificantes, con relatos mágicos que engrandecen el alma, no tiene precio. Intouchables es un valor agregado y distinto del cine francés. Viene a compensar las demasías, los excesos, las tristezas de un cine que siempre quiere posar de original y creativo y que lo único que hace es voltear las recetas a ver si sale un producto bueno. Tal vez impactante, sí; pero, ¿bueno? Ese es siempre el problema del cine francés.
Con Intouchables se ve que las fórmulas clásicas siempre serán muy útiles para narrar grandes historias de amor, de amistad, de superación, de felicidad. Parece de Hollywood, claro, pero es que en Hollywood también saben de cine.

Vi esta película en el momento preciso. Como el protagonista, trataba de definir quiénes debían o no estar cerca de mi vida. Muchas veces, en el malestar de una cultura que gracias a las redes sociales nos convence que todo es un placer y que estamos llenos de amigos, nos olvidamos de la crudeza de la realidad: la soledad y los verdaderos amigos. A veces estos no son los que te dan "me gusta" en tus fotografías del Facebook.
50/50 no es solo una manera de ver una probabilidad acerca de lo que es la vida en condiciones de una enfermedad, es también una forma de asumir lo que pasa con las relaciones, sus insoportables patadas en el trasero y los abrazos que solo un amigo sincero puede dar.

NEDS es una película llena de sobresaltos. De principio a fin, el filme nos subyuga el ánimo queriendo ser un particular retrato de una sociedad que, en sus ínfulas de juventud y poder revolucionario, es parte fundamental de todas las ciudades del mundo contemporáneo: la de los jóvenes "matonzuelos" del colegio, de la esquina, del parque. Seguro pueden salir muchas y muy buenas referencias a flote para ahondar en las comparaciones y los detalles de NEDS, no obstante este filme tiene la suficiente originalidad como para ubicarse en un plano muy alto de lo que es la narración de un fenómeno social de nuestra historia. Hay que verla para aplaudir el cine británico, un cine que, como el alemán, hace lo mejor de Europa en la actualidad; hay que verla por los jóvenes actores, sobre todo por Conor McCarron.

Hay algo de ironía en el filme y eso es lo que me convence de que no sea tan mala como muchos sugieren. Seguro, estamos de acuerdo en que Adam Sandler ha hecho mejores cosas y está en capacidad de hacer aún más. Jack and Jill no es una obra maestra ni nada parecido; sin embargo, Al Pacino aparece para, haciéndole el juego a Sandler, burlarse un poco de su propio nombre, de la aventura de hacerse el famoso y reconocido. Así, él es lo más destacado: un Don Quijote que encuentra a Dulcinea en Jill y que fecunda la pantalla de su tragicomedia.