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Críticas ordenadas por utilidad
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4,0
155
6
30 de marzo de 2025
30 de marzo de 2025
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Leo la sinopsis:" dos jóvenes parejas deciden acudir a un extraño lugar dónde el sexo tiene vital importancia". Valeee... ¡empieza bien! . Y sigo con: "se dan cuenta de que la cama donde pretenden efectuar esos gratificantes ejercicios (¿Pérez Reverte ha escrito esta sinopsis??) quiere ser la verdadera protagonista". Y sí, aquí es cuando saco el GIF de Fry de Futurama agitando un manojo de billetes... ¡Shut up and take my money!.
Puede que meterte en una cama maldecida por un amuleto ancestral que hace movidas chungas no implique el mismo placer que un viscoelástico de Lo Monaco, pero el descanso que te ofrece es eterno.
Lo bonito del gore canadiense, como del australiano del que he dado un ejemplo más reciente en este perfil, es que te la trae al pairo no conocer absolutamente a nadie del reparto -y en este caso, desde el año 2016, supongo que eso no va a cambiar- sino saber anticipadamente que el truco está en desconectar, irónicamente, mientras un puñado de modelos de Calvin Klein incautos y con las hormonas revueltas son absolutamente incapaces de llegar al estado REM.
Si eres de los que hubiesen querido que '1408' (2007, Mikael Hafstrom) tuviese metido pie y medio en el espíritu gamberro de 'Cabin Fever' (2002, Eli Roth) o 'The Cabin in the Woods' (2012, Drew Goddard) deberías girar la llave, aguantar entera la noche en esta ratonera y pasar muchísimos menos minutos deshaciendo las sábanas que acordándote de 'Frequency' (2000, Gregory Hoblit) o la franquicia 'Saw'. Aunque siempre tienes la opción de recuperar las "camas de la muerte" de 1977 o 2002. Ninguna de ellas es una superproducción, demos gracias.
En Amazon anda ésta. Y viene con una moraleja ecologista implícita: fabricar camas con madera de árboles donde despellejan, torturan y ahorcan a la gente puede ser perjudicial para coger el sueño... o coger sin más.
Puede que meterte en una cama maldecida por un amuleto ancestral que hace movidas chungas no implique el mismo placer que un viscoelástico de Lo Monaco, pero el descanso que te ofrece es eterno.
Lo bonito del gore canadiense, como del australiano del que he dado un ejemplo más reciente en este perfil, es que te la trae al pairo no conocer absolutamente a nadie del reparto -y en este caso, desde el año 2016, supongo que eso no va a cambiar- sino saber anticipadamente que el truco está en desconectar, irónicamente, mientras un puñado de modelos de Calvin Klein incautos y con las hormonas revueltas son absolutamente incapaces de llegar al estado REM.
Si eres de los que hubiesen querido que '1408' (2007, Mikael Hafstrom) tuviese metido pie y medio en el espíritu gamberro de 'Cabin Fever' (2002, Eli Roth) o 'The Cabin in the Woods' (2012, Drew Goddard) deberías girar la llave, aguantar entera la noche en esta ratonera y pasar muchísimos menos minutos deshaciendo las sábanas que acordándote de 'Frequency' (2000, Gregory Hoblit) o la franquicia 'Saw'. Aunque siempre tienes la opción de recuperar las "camas de la muerte" de 1977 o 2002. Ninguna de ellas es una superproducción, demos gracias.
En Amazon anda ésta. Y viene con una moraleja ecologista implícita: fabricar camas con madera de árboles donde despellejan, torturan y ahorcan a la gente puede ser perjudicial para coger el sueño... o coger sin más.

5,2
2.049
7
12 de agosto de 2024
12 de agosto de 2024
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Superpolis, Superpolicías, Superpoderosos, Super....bueno en España los traductores saɓían (y alguna más de las que les quedaban en la manga) que estos dos son ya como dos superhéroes, y era de dominio público internacional su condición de esbirros inseparables a la fuerza.
De hecho Hill y Spencer tenían más que plena conciencia del grado de iconos que ostentaban, tanto que la premisa era lo de menos y no escocía, ni a ellos, ni al público ni mucho menos a su gurú de cabecera E. B. Clucher a los mandos de la pachanga, jugar siempre la mismas cartas: otra vez el buscavidas pícaro se topa con el camionero de malas pulgas. Uno busca meterse en líos, o bien los líos acostumbran a encontrarlo. El otro solamente quiere que le dejen comer -le han echado de la cárcel por lo caro que es alimentarle- y echar la siesta tranquilo. Y lo que ocurre después lleva al efecto bola de nieve con un lío provocando otro. Lo más novedoso es oír a Bud ofreciéndose, sólo al principio, a llevar a Hill a donde quiera en su camión "prestado" por voluntad propia.
Lo de menos es que vayan en vaqueros y gorras de visera, en traje y con un sombrero tejano, que los tomen por un par de estafadores o agentes secretos haciéndole de recaderos (nuevamente) al gran Lebowski David Haddleston, en patines, chupando asfalto a pata o en camión o conduciendo un megacochazo con un becerro vivo detrás y lo que queda de otro adulto delante, viéndoselas contra karatekas o moteros, solos o con ayuda cetácea. Una genialidad el gag del camarero ciego, por cierto. Además Bud es capaz de aprender a pilotar un helicóptero con muchísimo más velocidad que Tom Cruise.
De hecho Hill y Spencer tenían más que plena conciencia del grado de iconos que ostentaban, tanto que la premisa era lo de menos y no escocía, ni a ellos, ni al público ni mucho menos a su gurú de cabecera E. B. Clucher a los mandos de la pachanga, jugar siempre la mismas cartas: otra vez el buscavidas pícaro se topa con el camionero de malas pulgas. Uno busca meterse en líos, o bien los líos acostumbran a encontrarlo. El otro solamente quiere que le dejen comer -le han echado de la cárcel por lo caro que es alimentarle- y echar la siesta tranquilo. Y lo que ocurre después lleva al efecto bola de nieve con un lío provocando otro. Lo más novedoso es oír a Bud ofreciéndose, sólo al principio, a llevar a Hill a donde quiera en su camión "prestado" por voluntad propia.
Lo de menos es que vayan en vaqueros y gorras de visera, en traje y con un sombrero tejano, que los tomen por un par de estafadores o agentes secretos haciéndole de recaderos (nuevamente) al gran Lebowski David Haddleston, en patines, chupando asfalto a pata o en camión o conduciendo un megacochazo con un becerro vivo detrás y lo que queda de otro adulto delante, viéndoselas contra karatekas o moteros, solos o con ayuda cetácea. Una genialidad el gag del camarero ciego, por cierto. Además Bud es capaz de aprender a pilotar un helicóptero con muchísimo más velocidad que Tom Cruise.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Lástima, y lo digo a riesgo asumido de chafaros el buen rollo que prevalece en mis críticas sobre esta pareja, que la nota añeja tenga que saltar a costa de los reparos del fratelli Terence a medirse con los puños contra la villana consorte -junto al habitual Ricardo Pizzuti y un megalómano Buffy Dee- especialista, wrestler y "klingon" Faith Minton, relegándola a unos azotes de Bud tras darle una somanta de tollinas a Hill que, creo, Minton le habría propinado igualmente de haberse defendido:
"¡Eh, no peleo con mujeres! ¡Grandullón ayúdame, regálale unas flores!".
Los venecianos sí promueven el espíritu olímpico.
"¡Eh, no peleo con mujeres! ¡Grandullón ayúdame, regálale unas flores!".
Los venecianos sí promueven el espíritu olímpico.

5,0
3.115
10
22 de julio de 2024
22 de julio de 2024
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Digamos que 'Banana Joe' aúna tres películas: una de las de Bud conduciendo un camión, barco, lo que sea que no le obligue a forzar las piernas para desplazarse (le conviene el descanso para luego romper omelettes humanas de enemigos encima suyo). Luego viene la de Bud montando su particular 'La ciudad no es para mí' o un 'Tarzan en Nueva York', o bien cualesquiera ejemplo de pez fuera del agua adjudicable al marinero de agua dulce ajeno a "la civilización". Y pasado el interceso, Bud siempre regresa a su hogar para seguir abriendo melones, los de comer y los de los que quieren llevarse unas galletas. Casi le dan más problemas los burócratas "más lentos que la gente normal, salvo cuando hay que cobrar impuestos" (o aceptar sobornos) para poder agenciarse una licencia de transportista y salvar su pueblo si no se distrae embobándose con los gorgoritos de la imponente modelo alemana Marina Langner:
" - ¿Por qué me miras así? ¿es que nunca habías visto antes a una mujer?
- ¡Quiero tener un hijo contigo!"
¿Qué tiene de particular, pues? No solo es la primera película en la que Bud Spencer y Steno se olvidan de Piedone y optan por una comedia satírica y desenfadada -a las que el director no era precisamente ajeno, al contrario- sino la única colaboración entre ambos que no se ciñe al género policiaco.
Las bananas son ricas en calcio, que sirve para fortalecer los huesos y mantenerlos en su sitio. Lo peligroso es cuando enfadas al gigante barbudo que las transporta.
Y no olvides la moraleja: que seas un estafador no es razón para que no puedas ser banquero. Tan cierto como que no existe Perico de los Palotes.
" - ¿Por qué me miras así? ¿es que nunca habías visto antes a una mujer?
- ¡Quiero tener un hijo contigo!"
¿Qué tiene de particular, pues? No solo es la primera película en la que Bud Spencer y Steno se olvidan de Piedone y optan por una comedia satírica y desenfadada -a las que el director no era precisamente ajeno, al contrario- sino la única colaboración entre ambos que no se ciñe al género policiaco.
Las bananas son ricas en calcio, que sirve para fortalecer los huesos y mantenerlos en su sitio. Lo peligroso es cuando enfadas al gigante barbudo que las transporta.
Y no olvides la moraleja: que seas un estafador no es razón para que no puedas ser banquero. Tan cierto como que no existe Perico de los Palotes.

6,3
1.420
10
25 de junio de 2024
25 de junio de 2024
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Más que una secuela espiritual es casi una hermana, una prolongación, una película gemela que polariza un mito terrorífico, como en 'Season of the witch', al disertar, homologando terror fantástico a miedos reales, transformándolo en un tratado sobre la paranoia, la salud mental y la esquizofrenia disfrazando de creencia convencida en su protagonista -la primera colaboración de John Amplas con el director- una lenta pero progresiva conversión a la locura del que cree haberse vuelto un auténtico vampiro. Vivir con un tío que se cree un cazador de nosferatus tampoco contribuye a que pueda preservar su cordura, sobreviviendo a una fe en la superchería y una hostilidad que te recuerdan sospechosamente a la soportada por quien padece una dependencia socialmente demonizada. Todos nos olemos que esto no va de vampirismo, ¿no?
Como algo menos de un lustro atrás, a Romero tanto le da lo que es real o no, sigue siendo capaz de mantenerte en vilo agarrado al sillón a partir de un miedo ¿irreal? que no se olvida de flirtear con el erotismo malsano y sádico, suplementado con brutalidad y obsesión entre el sonido del trueno nocturno y agorafóbicos juegos interiores de sombras y luz o blanco y negro.
No sé si 'The Addiction' (1995, Abel Ferrara) tendría la misma cadencia visual y argumental de no existir 'Martin' (1977, George A. Romero), francamente.
Un manual de cómo rodar una formidable película de horror psicológico sin necesidad de enseñar (nunca mejor dicho) los colmillos tanto como otro tipo de herramientas perforadoras.
Por cierto, que el cartel no te engañe: Tom "Savina" no es pariente lejano de ningún cantautor de Úbeda, pero si intercambias la "A" por la "I" al final serás testigo del comienzo de una hermosa amistad con el artesano de los F/X interpretando a una persona absolutamente normal y corriente (no se acostumbraría a eso) zalameando a la actriz y compañera de por vida de Romero, Christine Forrest.
¡Dile NO a la sangre! Sé un ciudadano decente.
Como algo menos de un lustro atrás, a Romero tanto le da lo que es real o no, sigue siendo capaz de mantenerte en vilo agarrado al sillón a partir de un miedo ¿irreal? que no se olvida de flirtear con el erotismo malsano y sádico, suplementado con brutalidad y obsesión entre el sonido del trueno nocturno y agorafóbicos juegos interiores de sombras y luz o blanco y negro.
No sé si 'The Addiction' (1995, Abel Ferrara) tendría la misma cadencia visual y argumental de no existir 'Martin' (1977, George A. Romero), francamente.
Un manual de cómo rodar una formidable película de horror psicológico sin necesidad de enseñar (nunca mejor dicho) los colmillos tanto como otro tipo de herramientas perforadoras.
Por cierto, que el cartel no te engañe: Tom "Savina" no es pariente lejano de ningún cantautor de Úbeda, pero si intercambias la "A" por la "I" al final serás testigo del comienzo de una hermosa amistad con el artesano de los F/X interpretando a una persona absolutamente normal y corriente (no se acostumbraría a eso) zalameando a la actriz y compañera de por vida de Romero, Christine Forrest.
¡Dile NO a la sangre! Sé un ciudadano decente.
10
22 de abril de 2024
22 de abril de 2024
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Perder tu hogar, el dinero, la familia, ser abandonada casi a tu suerte, sufrir vejaciones, levantarse, llorar, levantarse de nuevo, ser secuestrada, aguantar más vejaciones, tal vez enamorarte (eso puede doler más) sufrir, sufrir y sufrir repetidas veces cada vez que intentas hacer lo correcto y tropezarte con gente "de bien" como Akim Tamiroff ('¿Por quién doblan las campanas?'), Jack Palance haciendo lo suyo, Luís Ciges adelantándose al look de Johnny Ramone o la oscarizada Mercedes "Pazuzu" McCambridge e incluso el propio Jess engalanado con plumas y turbante.
'Justine' describe la pérdida de los privilegios y la caída de la nobleza exponiendo a una de sus cachorras a la crueldad ensañada y sucia de quienes no la conocen, contra los desheredados del calor humano, los lujos y la seguridad que proporciona la alta cuna (aunque el daño no siempre provenga necesariamente de los harapientos) tal como alienta en la sombra un degenerado Klaus Kinski: no digo él (o sí) sino su personificación de un Marques de Sade que va moviendo los hilos de la imaginación desde su celda, exiliado de la realidad en prisión.
Recuerdo una entrevista en el making off de un dvd en el que el tío Jess rememoraba cómo, antes de darle luz verde al proyecto, le impusieron que Romina Power debía ser la estigmatizada (social, aunque poco le falta para ser beatificable) heroína, porque era el momento de catapultar al estrellato a los hijos e hijas de las grandes estrellas del Hollywood dorado y, relatándolo a la cámara, Jess se preguntaba poco menos que "qué coñ* significaba eso y qué coñ* le importaba a él". Agenciarse un millón de dólares (presupuesto algo mayor a los que acostumbraban las películas de Franco) tenía un precio que implicaba readaptar el guión sin la protagonista prevista, Rosemary Dexter, relegada a un rol secundario como cortesana y maestra de la universidad de la vida.
Yo tampoco sé la respuesta a esa pregunta, pero nunca una elección de casting que no parte del propio director fue tan propicia para darle una cara, y sobre todo cuerpo, a la encarnación de una mártir del dolor, del desamor y lujuriosas herramientas de placer para otros (u otras) a costa de su accidentado destino, ostensiblemente peor que el de su hermana -la musa de Franco Maria Rohm- que aprenderá que ser peor persona que la papanatas de su hermana le saldrá más a cuenta... como nos lo enseñó Gemma Cuervo en 'El Mundo sigue' (1965, Fernando Fernán Gómez).
En fin. Qué bonito es salir y conocer gente.
'Justine' describe la pérdida de los privilegios y la caída de la nobleza exponiendo a una de sus cachorras a la crueldad ensañada y sucia de quienes no la conocen, contra los desheredados del calor humano, los lujos y la seguridad que proporciona la alta cuna (aunque el daño no siempre provenga necesariamente de los harapientos) tal como alienta en la sombra un degenerado Klaus Kinski: no digo él (o sí) sino su personificación de un Marques de Sade que va moviendo los hilos de la imaginación desde su celda, exiliado de la realidad en prisión.
Recuerdo una entrevista en el making off de un dvd en el que el tío Jess rememoraba cómo, antes de darle luz verde al proyecto, le impusieron que Romina Power debía ser la estigmatizada (social, aunque poco le falta para ser beatificable) heroína, porque era el momento de catapultar al estrellato a los hijos e hijas de las grandes estrellas del Hollywood dorado y, relatándolo a la cámara, Jess se preguntaba poco menos que "qué coñ* significaba eso y qué coñ* le importaba a él". Agenciarse un millón de dólares (presupuesto algo mayor a los que acostumbraban las películas de Franco) tenía un precio que implicaba readaptar el guión sin la protagonista prevista, Rosemary Dexter, relegada a un rol secundario como cortesana y maestra de la universidad de la vida.
Yo tampoco sé la respuesta a esa pregunta, pero nunca una elección de casting que no parte del propio director fue tan propicia para darle una cara, y sobre todo cuerpo, a la encarnación de una mártir del dolor, del desamor y lujuriosas herramientas de placer para otros (u otras) a costa de su accidentado destino, ostensiblemente peor que el de su hermana -la musa de Franco Maria Rohm- que aprenderá que ser peor persona que la papanatas de su hermana le saldrá más a cuenta... como nos lo enseñó Gemma Cuervo en 'El Mundo sigue' (1965, Fernando Fernán Gómez).
En fin. Qué bonito es salir y conocer gente.
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